CAPITULO 8. UNA FUENTE PERMANENTE DE ALEGRIA
Me dormí y soñaba que la vida no era más que alegría.
Me desperté y vi que la vida no era más que servir.
Serví y vi que el servir era alegría.
(Rabindranath Tagore)
Cuando el alma está presente uno vive cada día plenamente, si el alma se expresa en la mayor parte de tus acciones tu existencia no puede ser sino naturalmente plena y feliz. Aprender a vivir con el alma presente es un arte, es vivir cada día con especial significación, siempre estamos tratando de vivir todas las cosas al mismo tiempo, las penas, las alegrías, las tristezas, la felicidad y el amor, y en ese afán nos perdemos la belleza que encierra cada momento. La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días (Bejamin Franklin).
La alegría es la expresión mas natural y sana de nuestra alma, solo debemos dejar que se pueda expresar y nos sentiremos llenos de vida y felices. No se necesita mucha cantidad, hay días que un poquito de alegría ya vale por una tonelada, ya que por más frágil que un hombre sea, la alegría lo vuelve fuerte.
Debemos tener presente que si exagerásemos nuestras alegrías, como hacemos con nuestras penas, nuestros problemas perderían importancia. Si quieres comprender la palabra felicidad, tienes que entenderla como recompensa y no como fin. Ser feliz es hacer de cada minuto, un momento especial.
Y por cada día que vivimos con todas esas mochilas que tanto nos pesan, dejamos de disfrutar la vida, la cual se supone deberíamos vivir en plenitud y en armonía. Ese día del que debiéramos disfrutar es hoy.
Es necesario dejar las sombras del pasado y espera pacientemente el futuro, todo llega, nada queda detenido, no vivas en forma apresurada pues así sólo vivirás con tristezas ya que no dejarás paso a la felicidad.
Es clave aprender a vivir este día.-No habrá otro igual-Nuestras mochilas siempre están y estarán en nuestras vidas, ya es hora de deshacerse de las mochilas de recuerdos y del dolor que en su momento te dejaron con el corazón destrozado. Hay que saber tirarla a un lugar donde no la podamos volver a encontrar. O a su defecto, guardarlas en el fondo de tu corazón, porque no se puede vivir sin pasado pero de ti depende que ese pasado lo tomes como experiencia y no lo hagas parte de tu vida hoy mismo.
Una recomendación es que te olvides de lo que quedó atrás y no fue grato para tu vida. ¿Para qué recordarle hoy? ¿Qué ganas con ello? Mejor guárdalo como en un rincón del alma… porque cuando piensas en ello duele y aún lo sientes en tu piel. ¡Olvídalo, eso fue ayer!
En nuestro interior siempre llevaremos mochilas en las que guardamos alegrías, ilusiones, penas y todos los sentimientos que nuestro corazón un día albergó. Algunas son bonitas y llenas de amor, pero al fin y al cabo también son mochilas y también pesan. Y entre una mochila y la otra, vivimos la vida agobiados por el ayer, miedosos por el futuro, con demasiado peso para nuestras vidas.
Debemos aprender a soltar, a dejar que nuestro día a día pueda ser vivido de a poco y lentamente, con una cosa a la vez. Si le agregamos amor a las cosas que hacemos, ser feliz será un resultado natural de nuestra existencia. Como decía Facundo Cabral “Haz solo lo que amas y seras feliz. El que hace lo que ama, esta benditamente coronado al éxito, que llegara cuando deba de llegar, porque lo que debe ser, sera y llegara naturalemente”.
Si hoy estás feliz disfruta de ello, no temas, sólo vívelo, ya tendrás tiempo de buscar soluciones si algo sale mal; no te agobies pensando en el futuro. Lo que suceda el día de mañana es desconocido y eso puede asustar, pero hoy vives el día de hoy. Disfruta del día que estás viviendo hoy y entrega todo el amor que puedas dar, como decía Leonard Cohen “El amor no tiene cura, pero es la cura para todos los males”.
No llevemos todas nuestras cargas a la vez, no mires la carga del pasado ni la del mañana, porque te harán sufrir, nadie sabe qué no traerá el mañana, ¿para que sufrir por ello?
Las cosas del pasado no la podemos cambiar, pero podemos aprender de ellas, sirven como lección de vida. Nuestras experiencias nos enseñan, y pueden servirnos en el futuro así como en el día de hoy.
¿Y el mañana? Quien sabe qué será del futuro. Nadie conoce el día del mañana. Aun no se ha escrito, no se sabe como será, así que mejor no te angusties por el mañana, vive un día a la vez, serás más feliz así, y tus cargas serán más livianas. En esto consiste en vivir desde el fondo del alma.
Lo único que debe contar para ti es el día de hoy, vívelo, es tu día, no habrá otro igual. Habrá días mejores o peores pero nunca uno igual –No te lo pierdas-¿Para qué llevar todas nuestras cargas en un día?Para nuestro bien, existe el día y la noche, gracias a lo que podemos recobrar nuestras fuerzas para poder enfrentar el mañana que también será un día nuevo e irrepetible. Esto lo sabían muy bien los maestros del zen. Sólo tenemos un día en nuestras vidas- hagamos de nuestro hoy la más grandes y maravilla posible, soñemos, seamos felices, riamos y si sufrimos hagámoslo con la clara convicción que lo vamos a superar porque sólo así aprenderemos a vivir la vida, Día a día, paso a paso.
Lo que no podemos hacer es pretender vivir una semana o un año a la vez, vivamos mejor el día de hoy. Como nos indican las enseñanzas de la filosofía Zen, el pasado ya no existe, el mañana aun no es, solo el ahora es real, el “aquí y el ahora” de la filosofía oriental es el “vivir el día a día” de nuestro mundo occidental. Esto último es especialmente relevante si consideramos que en tan solo un minuto se puede cambiar el destino de la vida. Nadie tiene la vida asegurada, no es eterna y es frágil. Sin embargo, en general, uno vive como si la vida fuese eterna, siempre hay planes pendientes, proyectos que desarrollar, lugares que conocer, hijos y nietos que ver crecer. ¿Qué se le puede decir a una persona que recibe repentinamente la terrible noticia de que su vida ha llegado a un fin, que tiene una enfermedad terminal, que con suerte podrá vivir un par de meses o años más? De repente se le apagó la luz de su vida, sin explicación, sin piedad, sin esperanza. ¡Qué doloroso resulta!. La vida es un regalo que no sabemos cuanto tiempo nos dura, por lo que es mejor aprovecharla al máximo mientras podemos, nunca se sabe cuando es demasiado tarde.
Algunas sencillas recomendaciones para cultivar la alegría y el amor de vivir son aprende a sonreír a la vida que ella sonreirá a ti. Acuérdese siempre de que la felicidad no se encuentra, pero se construye día a día. Busca ser feliz hoy, pues no sabes que te reserva el día de mañana.
Como decía LiangTzu “No hay un camino para la felicidad. La felicidad es el camino!Si quieres ser feliz mañana, inténtalo hoy mismo”. Así, aprovecha todos los momentos que tienes. Los aprovechas más si tienes alguien especial para compartir, especial lo suficiente para pasar el tiempo... Y recuerde que el tiempo no espera a nadie. Como dice un antiguo proverbio chino “Un hombre feliz es como un barco que navega con viento favorable”.
También otros personajes celebres han acuñado expresiones que nos enseñan esto que es tan simple y valioso pero que olvidamos muy seguido; el vivir cada día plenamente. Por ejemplo Charles Chaplin solía decir “Estoy siempre alegre, esa es la manera de solucionar los problemas de la vida”, Benjamín Franklin en cambio a menudo decía “La alegría es piedra filosofal que todo lo convierte en oro”, mientras que William Shakespeare afirmaba que “Es más fácil obtener lo que se desea con una sonrisa que con la punta de la espada”, y también Víctor Hugo señalo en alguna oportunidad que “La sonrisa es el sol que ahuyenta al invierno del rostro humano”. Según parece el reír o sonreír es un acto natural de aquellas personas que han sabido encontrar la alegría en el interior de su alma. Sonreír a diario y a menudo en cada situación por compleja que esta pueda resultar es una virtud de quienes viven la vida desde el temple de su alma. Un ejemplo claro del poder de nuestras sonrisas está en que no podemos estar enojados mucho tiempo con alguien que nos hace reír. Y si vemos pasar delante de nosotros a un viejo amigo sin sonreír es posible que haya sido el día en que más necesito una sonrisa nuestra.
La búsqueda de la felicidad es personal, y no un modelo que podamos dar a los otros. La felicidad a veces, es una bendición, pero generalmente es una conquista. La felicidad no está en el fin de la jornada y sí, en cada curva del camino que recorremos para encontrarla. Debemos darnos cuenta que no hay deber que descuidemos tanto como el deber de ser felices, por eso el único fracaso posible en nuestras vidas es el no saber ser feliz.