1 Confiere especial importancia al comportamiento como factor asociado a lo cursi E. TIERNO GALVÁN, "Aparición y desarrollo de nuevas perspectivas de valoración social en el siglo XIX: lo cursi", p. 86-106, p.87-88, donde advierte que lo cursi tiene pleno sentido en el ámbito social y forma parte de los ingredientes de la conducta, apreciando que "en el fondo comportarse es manejar, y el manejo el modo más matizado de convivir en sociedad". De ahí se nace la idea de que el concepto de lo cursi, generado en el mundo hispánico, tiene más que ver con una forma de ser o de vestir que con otras manifestaciones creativas. Sin embargo, y admitida su importancia otorgada al ámbito y al manejo, el sentido (o el sentir) de lo cursi no se agota en el campo de las conductas.
2 Rastrear el origen del término desde el análisis filológico es un ejercicio interesante que se plantea A. ENRIGUE, en "Notas para una historia de lo cursi", Letras Libres, septiembre 2001, pp. 44-48. Según la documentación que aporta en su trabajo, la primera constancia escrita del término se podría situar en 1865, en un Cancionero Popular de Emilio Lafuerte, siendo incorporado con rapidez al Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que ya lo contenía en su edición de 1869. Sin embargo, y a partir de las investigaciones realizadas por Joan Corominas, se refiere también a una raíz anterior que establece el nexo con Kursi, un término árabe marroquí adoptado en Andalucía, que significa silla y que se vincularía a cátedra o trono (Chair). Se indica de este modo la dimensión pedante o resabiada de lo cursi. No voy a entrar a debatir ni esta ni otras interpretaciones sobre el origen del término. Remito al artículo de Enrigue, donde algunas son directamente consideradas fruto de la invención literaria y la fructífera imaginación de diversos autores.
3 Entre lo fundamental véase el ensayo de L. GIESZ, Phänomenologie des Kitsches, Rothe Verlag, Heidelberg, 1960, G. DORFLES, Il Kitsch, antologia del cattivo gusto, Mazzotta, Milano, 1968 (traducido por Lumen, Barcelona, 1973), IDEM, Las oscilaciones del gusto. El arte de hoy entre la tecnocracia y el consumismo, ed. Lumen, Barcelona, 1974; A. MOLES, El Kitsch, Paidós, Barcelona, 1990 (Psychologie du Kitsch, l'art du bonheur, Paris, 1971). También "la estructura del mal gusto", de U. ECO, en Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas, Ed. Lumen, Barcelona, 1968, p. 79-151.
4 Citado por A. ENRIGUE, ob. cit., p. 46.
5 U. ECO, ob. cit., p. 84.
6 "Y esto quiere decir que detrás de lo que resulta visible en él no hay nada más que su reverso hecho de insignificancia", P. SALABERT, De la creatividad y el neo-Kitsch. Meditaciones postmodernas, Vinten Editor, Montevideo (Uruguay), 1993, p. 30. Esta "insignificancia" tiene múltiples consecuencias. Comparto las tesis de Pere Salabert cuando argumenta que el Kitsch nos lleva a la constatación antes que al ver, y desmantela la "perplejidad", "hace del sentimiento un sentimentalismo". En todo caso, deberemos comprobar si todos los caminos nos llevan a la misma Roma.
7 La edición del Diccionario de la R. A. De la Lengua, la de 1869, considera que cursi es la "persona que presume de fina y elegante sin serlo" y "lo que con apariencia de elegancia o riqueza es ridículo y de mal gusto". En 1984 se añade, como ya señalara Enrigue, "a aquellos artistas y escritores, y obras, que en vano pretenden mostrar refinamiento expresivo o sentimientos elevados".
8 La proyección del mal gusto en el Kitsch alemán, se correspondería también al poncif francés y al corny americano, como señala X. RUBERT DE VENTÓS, ob. cit., p. 208, que valora sus ideales estéticos como aquellos que se vinculan a una época que considera lo bello a partir de la originalidad y la novedad. Es curioso, e interesante, que llegue a afirmar que lo cursi está en nuestra mirada y que, en sí, no existe. La reflexión siguiente es bastante obvia.
9 Álvaro ENRIGUE, ob. cit., p. 45.
10 De enfermedad contagiosa se califica la cursilería en la obra de R. ORTEGA Y FRÍAS, La gente cursi. Novela de costumbres ridículas, 1872, citado por A. ENRIGUE, ob. cit., p. 45.
11 M. RIVIÈRE, Lo cursi y el poder de la moda, Espasa Calpe, 1998.
12 X. RUBERT DE VENTÓS, "Aproximación a lo cursi", en Teoría de la sensibilidad, Barcelona, 1969, pp. 205-213.
13 En el fluir del gusto no se puede pasar por alto la importancia que van a tener las audiencias, su discriminación, su contraposición y estratificaciones. Remito a los estudios de G. DORFLES, ob. cit., quien también remarca dos constantes del tema, dificultad y facilidad, asociadas respectivamente a novedad (lo desconocido) y a tradición (lo conocido). De todos modos, y antes de avanzar mucho más por esta vía, habría que preguntarse si esta equivalencia bipolar es siempre valida y absoluta.
14 El origen peninsular del término, los problemas y consecuencias que derivan de su traducción, han sido comentados en diversas ocasiones. V. MOLINA FOIX, en "Nostalgia de lo cursi", El País, 27 de agosto de 2011, afirma que el adjetivo cursi no se puede traducir. Si toda traducción conlleva problemas, en este caso, se acentúan más que en otros.
15 Un ensayo global sobre la cursilería, descrita en el ámbito literario peninsular hispánico, se halla en N. M. VALIS, The Culture of cursilería. Bad, taste, Kitsch, and class in modern Spain, Duke University Press, 2002 (La Cultura de la Cursilería: mal Gusto, Clase y Kitsch en la España Moderna, Ed. Antonio Machado libros, 2010). Debo esta referencia bibliográfica a Aleix Cort, a quien deseo agradecer tanto esta aportación específica como otras que no concreto y que, sin embargo, me han sido muy útiles para la realización de este trabajo.
16 E. TIERNO GALVÁN, ob. cit., p. 90-92, relaciona el origen del término cursi con la letra cursiva llegada de Inglaterra al tiempo que establece su inmediata vinculación con el nacimiento de una burguesía española y con sus afanes miméticos por aparentar ser lo que no era y adoptar los modelos de la nobleza y del clero. La relación con la caligrafía parece superada en otros trabajos pero queda la orientación sobre el papel del término a mediados del siglo XIX y sus precedentes dieciochescos, derivados de comportamientos que remiten a aquellos otros países donde no se acuñó un término idéntico.
17 El "pompier" en Francia y el "biedermeier style" en Alemania configurarían alternativas solidarias al concepto de cursilería en España, mientras el término Kitsch habría tenido una entrada mucho más tardía (N. M. VALIS, ob. cit., p. 15-16).
18 En algunos casos se establecen claras limitaciones. Se afirma que no existe lo cursi en determinadas civilizaciones o culturas, y que lo cursi tiene exclusivo calado occidental. Me temo que todavía quede por hacer mucho trabajo de campo, aunque, lo indígena o lo popular, en estado puro, se puedan escapar a la idea del aparentar básico o de la apropiación indebida, requeridos por lo cursi. Es evidente que opinar desde fuera es siempre un peligro y que pueden barajarse también otros conceptos.
19 Se trata de un comentario destacado por O. HAHN, "Julio Herrera y Reissig o el indiscreto encanto de lo cursi", p. 1-5 (www. cervantesvirtual.com/obra-visor/julio-herrera-y-reissig-o-el indiscreto-encanc…)
20 No cabe duda que el trasvase en factible en ambos sentidos. Sobre lo cursi en América latina: M. E. HERNÁNDEZ, "El buen gusto y el mal gusto aquí entre nos", II Jornadas de la Sección de Estudios Venezolanos de Latin American Studies Association (LASA). Caracas, mayo 2008, pp. 1-14
21 A. E. ROLAND, "Lo cursi, el estilo finisecular y el 900", Imago mundi. Revista de Historia de la cultura, n.5, 1955, pp. 65-78.
22 El mismo autor define una trans-sensibilidad que favorece la vigilancia y diluye la idea de estilo personal (C. FAJARDO FAJARDO, "El abismo presentido (cartografías de las sensibilidades de fin de siglo)", Espéculo. Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, n. 13, 1999, pp. 1-9, p. 4). Pueden verse entre otras aproximaciones a la futilidad de la comunicación contemporánea de masas: J. G. BALLARD, "El espectro en el festín", en Guía del usuario para el nuevo milenio, Ed. Minotauro, Barcelona, 2002, p. 73. F. CASTRO FLÓREZ, "Je-Je-Je-Je. [Cuatro notas divagatorias para acercarme a la obra de Rorro Berjano]",http://www.rorroberjano.com/documentos/ criticas/ Critica_Castro_Flores_Fernando. Pdf.
23 Tomado del poema de J. GUILLEN, "Poesía eres tú", del libro Clamor. Tiempo de historia (1949-1963), recogido en La poesía de Jorge Guillén. Antología, selecciones de poesía española, Barcelona, 1975, p.170. El poema recupera la idea de Gustavo Adolfo Bécquer en el poema ¿Qué es poesía? (¿Qué es poesía? --dices mientras clavas // en mi pupila tu pupila azul. //¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas? // Poesía... eres tú). Guillén concluye en el suyo: "Poesía…¿Quién? (Bécquer mago:// Todas nos sonríen.) ¡Ninguna!". La sonrisa es un efecto fundamental en que la pregunta de Bécquer, retomada por Guillen, nos facilita el paso a lo cursi entronizado, aquel "que prendería a blonda y bruna" de los que lo comentan, lo desean o lo ensalzan.
24 C. MORENO HERNÁNDEZ, "Lo cursi y lo grotesco: Algunos aspectos del romanticismo español", Revista Hispánica Moderna, Año 48, No. 1 (Jun., 1995), pp. 7-18. Published by: University of Pennsylvania Press. Article Stable URL: http://www.jstor.org/stable/30203842
25 E. TIERNO GALVÁN, ob. cit., p.97-99.
26 En otros casos se ve en la ironía una forma de vaciado. Sobre sus otras dimensiones, derivaciones y aplicaciones: V. JANKÉLÉVITCH, L'ironie, Flamarion, París, 1964.
27 F. DUQUE, "Tres maneras de estar a la contra", Bajo palabra. Revista de Filosofía, II Època, n.4 (2009), pp. 161-166, p. 161-162,
28 IDEM., pp. 163-165.
29 Pere Salabert apunta a la existencia de un Kitsch-cursi (cercano al Kitsch mal gusto) un Kitsch mercantil y un mito-Kitsch, ob. cit., p. 86.
30 No queda lejos de estas ideas el planteamiento de J. VALERA, Las ilusiones del doctor Faustino, Obras completas, edición Aguilar, Madrid, 1934 (1875), p. 192, cuando dice que "La esencia de eso que llamamos cursi está en el exagerado temor de parecerlo", véase Álvaro Enrigue, ob. cit., p. 46, donde se concluye algo que me parece de buena lógica, aunque el engaño este servido: "lo cursi según Valera, en lugar de entrañar una enfermedad, registraba un tipo novedoso de gusto y un problema de excesiva concentración en la apariencia: nadie puede ser esencialmente cursi si lo definitivo en la cursilería es sólo "parecer"".
31 En Ramón Gómez de la Serna la cursilería se concibe como transgresión estética que se extiende por doquier. Juega el gusto como principio fundamental que destensa el concepto de sus connotaciones negativas más evidentes. Se vuelve sobre la idea de que "de gustos no hay nada escrito".
32 En todo existen grados. Sobre la máxima brillantez de lo cursi en Rubén Darío: F. KONG ARÁNGUIZ, "Lo azul y lo brillante. La cursilería nómade del joven Darío", Mopocho. Revista de Humanidades, primer semestre de 2011, n. 69, pp. 198-207, aunque su visión de lo cursi en España, a mi parecer, es demasiado limitada y, en términos generales, poco precisa.
33 Incluso en algunos lugares se considera que trae mala suerte: "La cursilería parece ser para algunos un asunto tan grave que se toca con lo que en Venezuela llamamos la pava: en este caso lo cursi trae mala suerte", M. E. HERNÁNDEZ, ob. cit., p. 6. Sobre el mal asociado al Kitsch y también sobre otros aspectos notorios relacionados con el estímulo de efectos véase H. BROCH, "Notas sobre el problema de lo Kitsch", en Kitsch, vanguardia y arte por el arte, Ed. Tusquets, Barcelona, 1970, p. 30 (la versión alemana (1955) es citada por U. Eco, ob. cit., p 84).
34 Véase el catálogo de la exposición del 2008-2009, E. GEUNA et L. LE BON; Jeff Koons Château de Versailles, editions X. Barral, 2008 (http://www.jeffkoonsversailles.com/en/). Véase también la página: http://www.jeffkoons.com/site/index.html
35 Un punto de vista distinto lo ofrece X. ANTICH, "Cursis todavía", La Vanguardia, 10 de abril de 2010.
36 A. ENRIGUE, ob. cit., p. 45.
36 Para algunas singulares ramificaciones de lo Kitsch remito a los análisis de P. SALABERT, ob. cit, capítulo 4. "Celebraciones de la Nada. Gadgets y neo-Kitsch", pp. 156-201, donde se atiende al Kitsch como valor puro y se desarrolla una interesante construcción sobre el Kitsch como arte y el neo-Kitsch como algo que se expone a la plena luz del día. El Kitsch puede revertir, como el amor, en una dimensión fantásmatica, que depara el desengaño o en una Nada monumentalizada, signo de su necesidad (IDEM, p. 169-187).
37 Para la comparación entre vanguardia y Kitsch, U. ECO, Apocalípticos e Integrados…, pp. 81-92.
38 Es sabido que una parte de la Vanguardia del siglo XX se enfrentó al ornamento con gran intensidad pero, finalmente, no pudo quedarse al margen de la capacidad ornamental del arte. Vid. R. JENSEN y P. CONWAY, Ornamentalismo, Nueva York, 1982; O. JOSÉ PINHEIRO y L. FARINELLI PANTALEÃO, "Ornamentalismo: o espírito das artes e do design no contesto dopos-modernismo",(http://www.anpap.org.br/Anais/2011/pdf/chtca/ olympio_jose_pinheiro.pdf)
39 G. DORFLES, ya lo comentaba en las Oscilaciones del gusto… en el capítulo "Estilo y moda (el ejemplo del "Liberty")", pp. 59-68.
40 P. NERUDA, "Sobre una poesía sin purezas", Caballo verde para la poesía, n. l, octubre de 1935, p. 5. Edición facsímil en 1974. Destacado por O. HAHN, ob. cit., p. 1-5.
41 U. ECO, ob. cit., p. 92-102.
42 Otros clásicos del tema son citados por G. DORFLES, Las oscilaciones del gusto…, p. 29, nota 4, especialmente ocupado e interesado por el tema de la estratificación del gusto en función de las distintas clases sociales y contextos históricos.
43 Se dice que, cuando la cursilería es consciente, merece el rango de la extravagancia, virtud carísima a la biografía literaria de nuestro siglo, en Álvaro Enrigue, ob. cit., p. 47. Ahora bien, la calidad o capacidad de ser extravagante no siempre colinda con lo cursi.
44 También podríamos hablar de la estética Lalique o de las hadas y paisajes de Arhur Rackham, como fuentes de otras singulares derivaciones. En la misma línea se nos ocurren otros muchos "modelos".
45 The Art of Jim : An American Original, Art Lover Products, 1997 (FIG. 5).
46 Uno de los autores que se plantea los caminos múltiples de lo cursi y que está dispuesto, además, a catalogarlos de algún modo, es E. TIERNO GALVÁN ob. cit., p.103. Ahora bien, más que la intensidad de la cursilería lo que parece querer medir son sus dimensiones, sus modos operativos. Describe seis posibilidades: a) Lo cursi en cuanto rancio (démodé).
b) Lo cursi en cuanto «quiero y no puedo».
c) Lo cursi en cuanto afectación o remilgo.
d) Lo cursi en cuanto snobismo.
e) Lo cursi en cuanto inadaptación, advenedizos. f) Lo cursi en cuanto ostentación o postín.
47 Se trata del título de una novela del escritor Federico Carlos Sainz de Robles y Correa, editada en Madrid en 1928 y que llegaba precedida por Mario en el foso de los leones de 1925.
48 Sobre el concepto de obra abierta remito al texto clásico de Umberto Eco. (U. ECO, Opera aperta, Milano, Bompiani, 1962).
49 X. RUBERT DE VENTÓS, ob. cit., p. 207.
50 R. GÓMEZ DE LA SERNA, Lo cursi y otros ensayos, 1934 (primera edición), existe una segunda edición revisada por el autor. Sobre el tema puede verse: A. MARTÍNEZ-COLLADO, La complejidad de lo moderno, Ramón y el arte nuevo, Cuenca, 1997.
(http://books.google.es/books?hl=en&lr=&id=pFBTjLOOyBUC&oi=fnd&pg
=PA7&dq=cursi+EN+EL+ARTE&ots=TNxNuu_f0U&sig=iG89Jc0mFGVSN-hBxMyYOicvUts&redir_esc=y#v=onepage&q=cursi%20EN%20EL%20ARTE&f=false) lo sitúa en plena modernidad vinculado a las vanguardias del siglo XX y al rechazo ponderado del 98, cercano al creacionismo y, todavía más, al ultraísmo.
51 E. TIERNO GALVÁN, ob. cit., p. 96.
52 U. ECO, ob. cit., p. 100-101.
53 G. DORFLES, Las oscilaciones del gusto…, p. 28.
54 Sobre la confrontación de la vanguardia al concepto: N. CAPDEVILA-ARGÜELLES y R. A. QUANCE, "Caballeros y damas en crisis: el amor en tiempos de vanguardia", Journal of Iberian and Latin American Studies, vol. 16, Taylor & Francis, abril, 2010, pp. 1-6.
55 C. FAJARDO FAJARDO, "Estetización de la cultura ¿Pérdida del sentimiento sublime?. Espéculo, Revista de estudios literarios, Universidad Complutense de Madrid, n. 16, 2000, pp. 1-8.
56 C. FAJARDO FAJARDO, "El abismo presentido…", p.1. Según Fajardo ya no seduce lo moderno como vanguardia, diferencia y ruptura y todo se da por exceso de información.
57 Un cursi no puede ser asimilado al snob, pero hoy podemos pensar la cursilería como una forma más de esnobismo, que se utiliza y reutiliza para convencer o acariciar al otro. Cfr. E. Tierno Galván, ob. cit., p. 99.
58 El papel de crítico se disuelve, pierde peso, si no acaba por integrarse en el juego, pero si se integra completamente es más que posible que su protagonismo también se disipe. Véase U. ECO, ob. cit., p. 100, en especial cuando comenta que "En un sentido o en otro, corresponde todavía al público medio el dictar las leyes, y el crítico aristocrático es victima de su propio juego".
59 Lo Kitsch es interpretado como un fraude perpetrado "no a nivel de los contenidos, sino al de la propia forma de comunicación" en U. ECO, ob. cit., p. 102.
60 F. DUQUE, "Tres maneras de estar a la contra", Bajo palabra. Revista de Filosofía, II Época, n.4 (2009), pp. 161-166, p. 162.
61 No hay colores cursis, estaremos todos de acuerdo, sin embargo hay una utilización cursi del color y algunos colores predominantes en lo cursi, sin atenuantes.
62 Para E. TIERNO GALVÁN, ob. cit., p. 97: "Lo cursi no es el deseo de lo mejor, sino la debilidad de lo mejor. Desde este punto de vista es lo cursi una caída, y el cursi un caído!".
63 H. BERGSON, Le rêve, suivi de un chapitre sur les rêves de R. L. Stevenson, París, 2007, p.72.
64 J. BAUDRILLARD, La ilusión y la desilusión estéticas, Ed. Monte Ávila. Caracas, 1997
65 Umberto Eco lo planteaba para el tema del Pop Art, en Apocalípticos e integrados…, p. 151, cuando los carteles de propaganda lo utilizan para provocar efectos y reconducir la vanguardia que había utilizado sus propias soluciones. El círculo se cierra.
66 Puede verse la argumentación con mayor detalle en C. FAJARDO FAJARDO, "El arte en el umbral. Estética y cultura de mercado", Conferencia presentada en el Primer encuentro Nacional en Artes y Ciencias del Lenguaje. Maestría Lingüística, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Tunja, 27 y 28 de noviembre de 2009, recogida en Cuadernos de Lingüística Hispánica, n.14, julio-diciembre, 2009, p. 23-34.
67 Z. BAUMAN, "Arte, ¿líquido?", ed. Sequitur, Madrid, 2007.
68 R. ALCOY, "Creadores de estilo en el arte medieval", Materia. Revista d'Art, n.1, 2001, pp. 71-107.
69 C. F. MANSILLA, "La estética de lo bello y la exaltación de la cultura popular", Arte, individuo y Sociedad, 2001, n.13, pp. 83-106, p. 95. Ch. BAUDELAIRE, "Le peintre de la vie moderne", en BAUDELAIRE, Oeuvres completes, Paris, 1976, vol. II, p. 695.
70 Mucho de lo expuesto por H. C. F. MANSILLA, ob. cit., pp. 83-106, me parece atractivo e, incluso, lo comparto en gran medida, pero partiría de una interpretación algo más abierta de lo que es verdadero arte o, al menos, de lo que es arte verdadero o de lo que es verdadero en arte.
71 H. C. F. MANSILLA, ob. cit., pp. 83-106, p. 104.
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