“El arte y los artistas buscan la manera cómo salir del laberinto de la historia, sin abandonar por ello sus esfuerzos por reconciliar al hombre con el mundo”.
J. Michell, Hipótesis para un arte posthistórico; Acto performativo, flujo y sentido.
En la actualidad, museos y monumentos históricos están haciéndonos contemplar el pasado a través de los ojos del artista, que nos presentan narraciones complejas aprovechando el poder del arte para evocar relatos. Sus instalaciones tienen la propiedad de activar energías latentes en las piezas descontextualizadas del museo, son capaces de involucrar a nuestros cuerpos en el sitio real donde sucedieron los hechos, y a nuestras mentes y emociones en otros espacios posibles.
El aumento de recursos multimedia permite insertar al objeto o monumento en instalaciones inmersivas, sistemas virtuales, avatares, diseños interactivos surgiendo proyectos que muestran un maridaje único entre tecnología, arte y usuarios deseosos de participar en tan singular acontecimiento. Estos múltiples entornos deben ser culturalmente sensibles y productivos para el público y permitir una reflexión crítica.
A pesar de tener muchas cosas en común, las interpretaciones de la historia que hacen los artistas para estas instituciones presentan algunas diferencias. En el museo, los creadores intervienen sobre objetos a los que tratan como ready-mades, manipulándolos para crear o revelar significados ocultos.
Algunos señalan que Andy Warhol fue el primer artista en experimentar con esta idea en 1970, cuando trasladó algunos objetos de la Galería Menil de Houston a la Escuela de Diseño de Rhode Island, donde éstos carecían de contexto y significado. Otras iniciativas notables fueron Décor 21 de Marcel Broodthaers, o la pieza Solomon R. Guggenheim Museum Board of Trustees de Hans Haacke.
Con el paso del tiempo las exposiciones han convertido a los museos en entidades de gran plasticidad. De hecho, Swicimsk ha dicho que “algunas exposiciones alcanzan la cualidad de arte… presentan rasgos dramáticos, líricos, de calma...” 22 Al apelar a la experiencia, los museos recurren a procesos de presentación propios del arte contemporáneo, y son cada vez más las instituciones que colaboran con los artistas para hacer de la exposición una obra creativa.
Cuando arte y museos de historia se unen son capaces de retroalimentarse. Por una parte, los creadores se convierten en conservadores visuales del mundo que les rodea aportando múltiples experiencias para generar nuevas reflexiones en torno al pasado; y por otra, estas instituciones de historia mutan en un modelo híbrido donde la experiencia no aparece segmentada. De esta manera, en torno al objeto surge una creación única que lo despoja progresivamente de su significado, quedando la composición subordinada al observador, que completa la obra con su propio acto de imaginación. Se podría decir que la visión artística proporciona una conexión visceral, pero también una confrontación con los restos materiales de la historia proporcionándonos herramientas para imaginar, reconocer y leer nuestro complejo presente haciendo uso de conceptos y tecnologías contemporáneas.
Desde 1995, el Eastern State Penitentiary Historic Site 23 viene realizando instalaciones anuales que usan gran variedad de medios técnicos tradicionales y emergentes en torno al concepto arte en las celdas. Aprovechando su potencial artístico como ruina, Julie Courtney and Todd Gilens solicitaron financiación para desarrollar este proyecto al National Endowment for the Arts. En 1995, se abrió al público como sitio histórico, invitando a los visitantes a conocer las prácticas penales del siglo XIX y estableciendo debates en torno a temas polémicos como la pena de muerte, la vacuidad de la vida en prisión, la memoria de las víctimas,... Seis nuevas propuestas se realizan cada año in situ aproximando al público temas complejos a través de una estética visual y sensorial nada desdeñable proporcionada por el carácter inquietante de los objetos de prisión expuestos.
Yankee Remix 24 fue una colaboración entre el Museo de Arte Contemporáneo de Massachusetts (MASS MoCA), y la Sociedad Histórica New England / SPNEA. Esta sociedad histórica relacionada con los tiempos coloniales, conserva más de 120.000 artefactos y medio millón de fotografías almacenadas. En un intento por adquirir mayor visibilidad, planteó un proyecto conjunto al MassMoCA en 2003, que se resolvió con una exposición de arte contemporáneo en la que los creadores presentaron piezas cuya temática giró en torno al colonialismo, el contacto cultural, la raza, el género, la representación y la memoria. 25 Este museo ya había trabajado anteriormente con Ron Kuivila, en el collage visual y auditivo Visitations, un encargo de la institución que intentó revitalizar el espacio de una fábrica abandonada con sonidos y voces de su pasado industrial. La instalación representaba en términos generales el paso de la sociedad manufacturera a la sociedad de la información.
En España, Estratos. Proyecto de Arte Contemporáneo, es una exposición que se expande por Murcia en diferentes sedes durante el 2008. Comisariada por Bourriaud, en ella están presentes las huellas del pasado de la ciudad. Los artistas participantes mostraron temas de interés para la historia y la arqueología. Mark Dion, reprodujo en el Museo Arqueológico una celda de la Prisión Provincial, vistiendo su interior con muebles rescatados de la enfermería y objetos fabricados por reclusos; Joachim Koester participó con su instalación Tarantism; la propuesta patética e irónica de Allan McCollum consistió en cuarenta y cinco reproducciones del Perro de Pompeya, dispuestas en nueve peanas; las fotografías sobre estructuras industriales antiguas de Bern y Hilla Becher,...
Interesante e inquisitiva es la propuesta de Fabiola Hanna 26 que pudo verse en el Museum of Art and History de Santa Cruz: We Are History: A People’s History of Lebanon. Para entender la obra, hemos de retroceder hasta el Líbano de 1997, cuando el gobierno renovó los libros escolares de todas las materias, excepto la historia. Esto suponía que los chicos seguían estudiando esta materia usando libros de 1969, con lo cual el periodo poscolonial permanecía oculto. Hanna reúne voces anónimas orales de libaneses contemporáneos para reconstruir una historia inexistente en los textos oficiales, utilizando para ello testimonios en primera persona. Todo ello se presenta a través de una interfaz digital que genera su propio ritmo narrativo a partir de dichas historias, y que se halla disponible tanto en el espacio físico como a través de la red. 27
En el caso de los monumentos, las instalaciones audiovisuales están directamente relacionadas con los centros de documentación y los archivos. El arte basado en la representación histórica en la práctica contemporánea experimentó cierto auge en la década de los años setenta. En un principio estas obras se toparon con la dificultad de mostrar un mundo mediatizado por la prensa fotográfica, el cine y la televisión. Pero pronto, las estrategias de apropiación de las imágenes de archivo abrieron otro campo, que hizo de la representación histórica un tema central.
Son muchos los que han realizado performances y proyecciones sobre edificios históricos preexistentes para devolver al espectador información sobre sus propios contextos, revelando en sus proyectos fotografías de archivos que han permitido restaurar las conexiones entre la historia y el lugar donde ésta aconteció, en un proceso que los ha llevado de lo material a lo inmaterial. En algunos casos la pieza digital se transforma en un objeto sincronizado capaz de sintonizar con centenares de conciencias. Se convierte en un objeto de poder que puede crear conexiones espaciotemporales entre personas que comparten experiencias comunes. Son imágenes que seducen, que ayudan a construir nuestra subjetividad a través de discursos interpretativos plurales y perceptibles tanto intelectual como emocionalmente.
El precedente inmediato de estas acciones podría encontrarse obras como Monumentos de Claes Oldenburg, Litografías del War Memorial de Robert Morris, Proclamation of Intent for COMMENNOR de Robert Filliou o Untitled de Bas Jan Ader, que durante los setenta analizaron críticamente las formas tradicionales de conmemoración histórica a través de sus monumentos.
Estas obras invitan a los espectadores a pensar en el pasado, a establecer conexiones entre eventos, personajes y lugares, reavivan recuerdos y reexaminan las formas en que se presenta en la cultura en general. Por ese motivo, no han pasado desapercibidas para las instituciones de la memoria, que han encargado a los creadores el diseño de instalaciones y obras específicas.
Los ejemplos son numerosos y variados. Por un lado, Krzysztof Wodiczko 28 es un autor prolífico. En 1998 creó para el proyecto VITA BREVIS (Boston) una pieza efímera proyectada sobre un obelisco, Bunker Hill Monument, que era una reflexión sobre la violencia, la libertad y la tiranía.
Mary Ellen Strom y Ann Carlson idearon una pieza para el Myrna Loy Center, que en sí misma es una metáfora. GeyserLand (2003) se llevó a cabo con un ferrocarril de Montana, en las proximidades del Parque Nacional de Yellowstone. El público que subía al vagón experimentaba este trabajo durante una hora como si fuera un turista. Mientras el tren se movía, podían ver proyecciones a través de las ventanas, representaciones en vivo, escuchaban voces,... Una especie de tableau vivant exterior creado con imágenes de archivo que mantiene una versión virtual.29 Geyser era una atracción conceptual, un viaje real, una escultura viviente y una obra multi-dimensional que indagaba en torno al ferrocarril como instrumento de colonización e icono de modernidad.
Las ventanas como pantallas hacia otros mundos es una idea muy recurrente en el arte. Nueve ventanas de la fachada principal del castillo de Exeter sirvieron de escenario para esta instalación de Rose Bond,30 inaugurando el Festival de Animación de 2010 en la ciudad. Broadside, que exigió una labor de investigación en los archivos de la ciudad, cuestionaba la premisa de que la justicia fuera igual para todos los ciudadanos. La presentación es rigurosamente adecuada a este espacio, que fue el antiguo Tribunal de la Corona inglesa.
Otra experiencia de sitio que usó las ventanas como pantalla de la historia fue Llwybr y Ceirw (Camino de los Ciervos, 2008) 31 en Llanrwst, Gales. La ciudad, célebre por solicitar en 1947 un asiento en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas alegando un estatus especial de microestado, remontaba sus pretensiones a un hecho acaecido en el siglo XV. Llanrwst, bastión de rebeldes, fue quemada hasta los cimientos por el ejército real, quedando desierta. Durante años tan solo los ciervos fueron vistos pastando en la plaza. Este es el origen de la instalación realizada por Mari Elain Gwent y Megan Broadmeadow.
Tanto museos como sitios históricos, se metamorfosean en el escenario de una performance que revive la historia –real o imaginada- mediante una interacción con el espectador. Pero para que estas imágenes evocadoras y efímeras no sean transitorias, necesitan estar cargadas de cierto valor simbólico que permitan nuevas conexiones abstractas. Llegados a este punto, estos sitios no sólo son capaces de educar y entretener, sino que ejercen un efecto balsámico frente a esa historia acelerada de la que hablaba Nora, e inspiran.
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