Tras establecer el marco teórico de la Ortografía de la puntuación, pasaremos a estudiar cómo es tratado este tema en los manuales de Lengua Castellana y Literatura de la ESO. En principio, deberían instruir a partir de unas reglas mínimas en todos por igual, pero, como veremos a continuación, tanto los contenidos que tratan, como los mecanismos que utilizan para ello son bastante dispares.
Los libros de texto de Lengua Castellana y Literatura de la Editorial Oxford (serie trama) trata los contenidos concernientes a la puntuación en diversas unidades. Se hace un repaso de los siguientes signos de puntuación: la coma, el punto, el punto y coma y los puntos suspensivos. El tratamiento que se hace de los distintos signos es bastante superficial y escaso, especialmente en el manual de 4. º, que recordemos que es el último curso de la Educación Secundaria Obligatoria. En cuanto al signo de la coma, tan sólo recoge cuatro usos1 : para separar los elementos de una enumeración, para separar el vocativo del resto del enunciado, para delimitar incisos o aclaraciones y para indicar la ausencia de un verbo. Sin embargo, no incluye usos de la coma como los siguientes:
- Aposiciones explicativas. Ejemplo: Ese ministro norteamericano, hombre de gran poder y riqueza, fue asesinado el año pasado por un grupo terrorista.
- Proposiciones adjetivas explicativas. Ejemplo: Mi hermano, que es cirujano en ese hospital, ha realizó diez trasplantes de corazón el año pasado.
Considero fundamental el estudio de estos usos de la coma, puesto que en el currículo de 4.º de E.S.O. se establece como contenidos fundamentales el estudio de distintas tipologías oracionales, por ejemplo, las oraciones coordinadas, por lo que es necesario que el/la alumno/a conozca que los nexos que enlazan las oraciones coordinadas explicativas van entre comas. Igualmente otro contenido a aprender por el alumnado de dicho curso, son las distintas variedades de oraciones compuestas. Puesto que, normalmente nos centramos en el análisis sintáctico de estas estructuras oracionales, es fundamental, para un correcto análisis que el alumno sepa acotar una aposición explicativa o una proposición adjetiva explicativa (recordemos, además, que esta última modalidad tan sólo se diferencia, en muchas ocasiones, de las proposiciones adjetivas especificativas, en que aquellas van entre comas).
Asimismo, puesto que otro tipo de proposiciones subordinadas que se estudian en este curso son las adverbiales, sería necesario que el libro de texto recogiera que, cuando una oración concesiva, condicional, temporal, etc., va en primer lugar, ha de separarse de la principal mediante comas.
Por otra parte, los usos que se citan sobre el punto son los de punto y seguido, punto y aparte y punto y final2 , que se corresponde con los que se proponen en el presente trabajo.
En cuanto al punto y coma solo se recogen dos usos: separar enunciados independientes pero que mantienen una relación semántica y para separar términos de una enumeración en la que ya aparecen comas.
Sobre el uso de los puntos suspensivos solo se recoge el uso de que indican que una enumeración está abierta o incompleta.
Otro de los signos de puntuación que se estudian en este manual son los usos de los dos puntos, que son las que especifico a continuación:
Cada una de estas normas se recoge con sus ejemplos pertinentes.
El siguiente signo que se estudia son las comillas, estableciendo sólo dos usos fundamentales:
En cuanto a los signos de entonación, la información que aparece de los mismos, es bastante deficiente e incompleta, pues tan sólo se especifica que los signos de interrogación y exclamación se escriben al principio y al final de las oraciones interrogativas y exclamativas.
Por último, este apartado de ortografía recuerda el empleo de la raya, limitándose a tres usos:
Para finalizar, el manual hace un repaso de los paréntesis y los corchetes. Se establecen dos usos para cada uno de estos signos, En el caso de los paréntesis, destaca que los casos más habituales son:
Por otra parte, los corchetes se emplean en los siguientes casos (siempre según el libro de texto):
Los manuales de esta editorial estudian algunos signos de puntuación recogidos bajo el título de Signos que limitan enunciados, es decir, con los que se indican el final de un enunciado, y son los siguientes: el punto, los signos de interrogación, los signos de exclamación y los puntos suspensivos. Recordemos que en el presente trabajo preferimos clasificar la interrogación y la exclamación bajo lo que denominamos “signos de entonación”.
Concretamente el libro de texto de 4. º hace las siguientes aclaraciones:
El punto marca el final de un enunciado en el que se afirma o niega algo.
El signo de cierre de interrogación (?) señala el final de un enunciado en el que se hace una pregunta directa, que se inicia con un signo de apretura de interrogación.
El signo de cierre de exclamación ( ! ) señala el final de un enunciado en el que hay una exclamación, que se inicia con un signo de apertura de exclamación.
Los puntos suspensivos (…) se usan al final de un enunciado que se deja incompleto.
En otro apartado se estudian los dos puntos y las comillas, indicando que se emplean habitualmente en los diálogos para introducir y delimitar las palabras de otras personas. Además, destacan también otros usos:
En cuanto a los dos puntos, se emplea para los siguientes casos:
a) Para introducir una enumeración anunciada.
b) Para introducir una explicación, una consecuencia o un resumen.
c) Para introducir las palabras de otra persona.
El empleo de las comillas, queda limitado a cuatro usos:
a) Para reproducir textualmente las palabras de una persona.
b) Para indicar que una palabra tiene un sentido irónico o distinto del habitual.
c) Para encerrar el título de un artículo, un cuento, etc.
d) Para destacar una palabra o expresión extranjera o un apodo o seudónimo.
La raya y el paréntesis son otros de los signos el objeto de estudio, ya que los restantes temas prestan atención a la ortografía de las grafías. Ambos signos aparecen relacionados por su función, que es la de acotar información.
Se establecen dos usos en el empleo de la raya:
Los paréntesis se emplean:
El tratamiento que en este manual se hace de los distintos signos de puntuación es, a mi juicio, bastante incompleto y poco común. Veamos por qué afirmo lo anterior.
En primer lugar, cuando se estudia el punto, lo hace a través de una noticia periodística, sobre la que se van señalando los distintos tipos de punto. La idea en un principio es bastante original, pero creo que mejoraría si, a la vez que se indican el punto y seguido, punto y aparte y punto final, se definieran con más precisión de la que se hace en el manual. Además tampoco se hace referencia a otros usos del punto.
En el estudio de la coma, hace una diferenciación poco usual: coma sencilla, que se define como la que se coloca entre dos elementos y se emplea, por ejemplo, en las enumeraciones; y coma doble, que se coloca al principio y al final de un elemento, por ejemplo, para separar un vocativo. Esta distinción me parece innecesaria y creo que esta terminología dificulta la comprensión del uso de la coma por parte del alumnado.
En cuanto al resto de los signos de puntuación que se estudian en estos manuales (puntos suspensivos, dos puntos, signos de interrogación y de admiración…) son tratados de forma liviana, citando los principales usos y sin mencionar excepciones y usos menos comunes.
Este manual también recuerda al alumnado que después de punto y coma, como regla general, no se escribe mayúscula, al igual que después de los dos puntos, pero introduce las siguientes excepciones:
Sin embargo, se olvida de decir que también se escribe mayúscula en los documentos de expone-solicita.
La novedad de esta editorial está en que, por un lado, incluye las tradicionales actividades de ortografía y, por otro, incorpora dos dictados: uno en CD. para escuchar y realizar en clase o en casa y otro interactivo, que se realiza a través de una página web de la editorial, librosvivos.net.
Es, quizá, uno de los manuales más completos en cuanto al tratamiento teórico que se hace de la ortografía de la puntuación. Se estudian la mayoría de los signos de puntuación y se hace de manera bastante exhaustiva.
En el estudio de la coma, por ejemplo, recoge siete usos de la misma, mientras que la mayoría de los manuales normalmente, sólo contemplan tres o cuatro. Además, recuerda dos casos significativos en los que no se debe emplear la coma: entre el sujeto y el predicado, salvo cuando media entre ellos una pausa, y ni delante ni detrás de la conjunción que, excepto si se intercala un inciso.
El punto se define de forma clara y precisa en este manual, indicando los tres tipos que existen: punto y seguido, punto y aparte y punto y final. Aporta, además, unas observaciones importantes sobre el uso del punto, que son las siguientes:
Como en los casos anteriores, el manual va recogiendo los principales usos del punto y coma, los dos puntos, los puntos suspensivos, los signos de interrogación y de exclamación, etc., añadiendo siempre observaciones aclaratorias en torno a cada uno de los signos. El estudio de los mismos se completa con la propuesta de ejercicios de aplicación.
Posiblemente, el punto débil de este manual sea precisamente la propuesta de actividades que lleva incluida, puesto que son escasas y, en ocasiones, poco representativas de los signos estudiados. Además, no incluye actividades interactivas, que suelen ser bastante motivadoras para el alumnado.
Los libros de esta editorial prestan especial atención a los siguientes signos ortográficos: el punto, los dos puntos, los puntos suspensivos, la coma, el punto y coma, los signos de interrogación y exclamación, etc., mientras que el resto de signos de puntuación están escasamente tratados, o incluso, ni siquiera son mencionados.
En cuanto al empleo del punto, el libro hace referencia a los tres tipos de puntos que existen (punto y seguido, punto y aparte y punto y final). Seguidamente se estudia el empleo del punto en las abreviaturas o las iniciales de un nombre propio, pero incluyendo también algunas excepciones tales como “evitar el uso del punto en los elementos químicos o en los puntos cardinales”. Esta última observación no se recoge en la mayoría de los manuales.
Acerca del empleo de los puntos suspensivos y los dos puntos se recopilan la mayoría de los usos, cada uno de ellos acompañado de ejemplos significativos.
El estudio que se hace del empleo de la coma es bastante exhaustivo, recogiendo la mayor parte de los usos de la misma; además, el apartado se completa destacando usos de la coma que debemos evitar porque son incorrectos, tales como usar coma entre el sujeto y el verbo.
No hay nada destacable acerca del resto de los signos de puntuación en este manual. Por el contrario, quisiera apuntar que, aunque los contenidos teóricos de esta editorial son bastante acertados, no se puede decir lo mismo de las actividades prácticas. En primer lugar, las actividades son muy escasas y no se pueden aplicar a través de las mismas cada una de las reglas estudiadas. En ocasiones, son poco representativas de los contenidos estudiados y, por último, algunas de ellas se basan en la corrección de errores, que a veces pueden ser contraproducentes, ya que tendemos a fijar en nuestra memoria lo que vemos escrito (de ahí que la lectura sea un buen recurso para mejorar nuestra ortografía), y si realizamos actividades con errores, a posteriori podemos incurrir en ellos.
Por último, quiero destacar la ausencia total de actividades interactivas relacionadas con la ortografía de la puntuación.
Después de estudiar detenidamente el tratamiento que se hace de la ortografía de la puntuación en los manuales que, habitualmente, son más empleados en los centros educativos para impartir la asignatura de Lengua Castellana y Literatura, se han detectado ciertas ventajas y deficiencias en el empleo de los libros de las editoriales anteriormente comentadas.
Entre sus ventajas podríamos destacar que la mayoría de ellos presentan una metodología clara y sencilla cuando exponen los contenidos relacionados con la ortografía de la puntuación. Suelen recoger los principales usos de los signos estudiados en cada momento, sin embargo, pocos manuales exponen, por ejemplo, los usos no lingüísticos de algunos signos como el punto, la coma o los dos puntos. Aquí podríamos estar ante una importante deficiencia, puesto que es conveniente que el alumnado conozca tanto los usos lingüísticos como los no lingüísticos de los signos.
De esta manera, podríamos destacar que, en primer lugar, las reglas ofrecidas en los manuales poseen pocas excepciones y, por tanto, son aplicables a un gran número de términos. De esta manera, el no conocer las excepciones puede hacer que los alumnos y alumnas incurran en el error.
En segundo lugar, aunque las actividades de los manuales suelen ser representativas de los contenidos tratados, suelen ser escasas, monótonas y aburridas, puesto que la mayoría de ellas son muy mecánicas, basándose en la aplicación pasiva de una determinada regla. Por otra parte, tienen poca presencia las actividades interactivas, que podrían contrarrestar esa monotonía anterior, ya que estas actividades permiten una realización más rápida y la posibilidad de compartir archivos entre el alumnado. Además, estas actividades facilitan la autocorrección del alumno, evitándose las largas y tediosas horas de corrección en el aula.
En muchos manuales (Oxford, SM, etc.), los apartados dedicados a la ortografía de la puntuación se completan con la realización de un dictado. En los nuevos métodos y manuales se viene poniendo en tela de juicio la necesidad del dictado en la enseñanza de la ortografía (vid. Ruiz de Francisco, 1994: 80; Tena, 1999; Camps et al., 2004: 78). Algunas de las críticas que se le hacen se relacionan con su escasa productividad didáctica y su naturaleza sancionadora:
a) parte de la falta o el error del alumno para después ejercer su corrección,
b) el alumno debe adivinar la forma correcta de los diferentes usos de la ortografía de la puntuación,
c) las imágenes incorrectas escritas se fijan en la memoria y después de corregirlas siguen produciendo interferencias entre las imágenes correctas e incorrectas,
d) la corrección puede afectar negativamente a la motivación del sujeto (idea de fracaso),
e) son textos elegidos al azar, en ocasiones extraídos artificialmente de obras literarias, sin relación con las necesidades del aprendizaje.
f) copiar lo que una persona dicta no es un acto frecuente ni de uso cotidiano en nuestra sociedad.
No obstante, compartimos la afirmación de Mesanza López (1987) que acepta esta práctica en su modalidad tradicional como una herramienta para comprobar el rendimiento ortográfico de los estudiantes, pero pone de manifiesto que no es suficiente para la enseñanza de la ortografía, debido principalmente a que este no es su cometido.
Por último, queremos destacar que, mientras que los signos de puntuación y entonación (el punto, la coma, el punto y coma, los puntos suspensivos, la interrogación, la exclamación, etc.) ocupan un lugar privilegiado en la mayoría de los manuales de Lengua Castellana y Literatura, los signos auxiliares de puntuación son tratados escasamente y con evidente descuido, mientras que otros signos ortográficos ni siquiera tienen cabida, puesto que se omiten a lo largo de toda la etapa de la E.S.O. y no se estudian en los manuales. Por tanto, es lógico que algunos signos como el asterisco, la barra, las llaves, el apóstrofo, etc., sean signos prácticamente desconocidos por el alumnado, si el profesorado se centra única y exclusivamente en los contenidos aportados por los libros de texto y no aporta un material adicional para el estudio de dichos signos auxiliares.
1 Véanse los principales usos que se proponen en el apartado 2.1.1.2.
2 Véase sobre el uso del punto el apartado 2.1.1.1.
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