Tras detectar los principales errores cometidos por los alumnos en torno a la ortografía de la puntuación, decidimos iniciar un proceso de intervención en el aula para mejorar los resultados. Para ello, mostraremos a continuación el siguiente plan de trabajo: metodología, recursos materiales y didácticos, temporalización de los contenidos y las unidades didácticos, donde se distribuyen los contenidos a estudiar. Dentro de cada una de estas unidades, aparecen detalladas las actividades con las que, posteriormente, trabajaríamos en el aula.
Para continuar con nuestra investigación propusimos una metodología que fuera activa y participativa, en la que el alumnado tuviera un papel protagonista, intentando evitar los roles pasivos y fomentando la implicación. Para ello, combinamos las partes teóricas en la enseñanza de la ortografía de la puntuación (las cuales, aunque eran más pasivas, no eran prescindibles), con la realización de las actividades, a las que siempre se les dedicaba más tiempo.
En cuanto a las exposiciones teóricas, cuya presencia es esencial, se realizarían de la forma más clara, breve y ordenada posibles, con la terminología adecuada, y se irían alternando y ejemplificando con las actividades correspondientes, de forma que la teoría se ilumine, siempre que sea posible, la práctica. Trataremos de mostrar así, de modo repetido, cómo la teoría se justifica y explica en la práctica correspondiente. Además, esa alternancia entre teoría y práctica nos permite aligerar la posible pesadez de las explicaciones teóricas y evitar la pasividad que la mera escucha supone. Procuraremos, para buscar la participación, que las exposiciones teóricas se hagan preferentemente en forma dialogada, es decir, que a lo largo de la explicación se provoque las intervenciones de los alumnos, planteándoles preguntas, dudas, sugerencias, etc.
Entre las actividades realizadas se distinguen varios tipos:
En primer lugar, se han establecido unos objetivos que han de alcanzarse: como observaremos en el apartado siguiente, las ocho unidades didácticas en la cuales se encuentran repartidos los contenidos estudiados sobre la puntuación, constan de unos objetivos, que establecen las metas que pretendemos conseguir. Así, un objetivo primordial que buscaríamos a través de la realización de dictados radica en mejorar la capacidad de comprensión y expresión escrita (recordemos que los signos de puntuación y entonación son esenciales en un texto para mejorar su comprensión y evitar ambigüedades); del alumnado y, de esta manera, se vayan afianzando en el uso correcto de la lengua. Por ello, el docente debe fijar, previamente a los ejercicios de dictado, aquellos objetivos específicos que con su realización han de lograrse y que, trasvasando el marco estrictamente ortográfico, pueden referirse a cualquier aspecto de la ortografía de la puntuación, aunque transversalmente también estaremos repasando la ortografía de las distintas grafías.
Elegimos el texto del dictado en función de su naturaleza y estructura.Importancia capital tiene la elección de los textos que servirán para realizar los ejercicios de dictado. Y, para dichaelección, podrían tomarse en consideración, entre otros, los siguientes criterios selectivos:
Sin embargo, dichas actividades no se han realizado de forma aleatoria, sino que han seguido una exhaustiva programación para llevarlas a la práctica. Partiendo de los contenidos que eran objeto de estudio, es decir, la ortografía de la puntuación, elaboramos ocho unidades didácticas. Cada unidad didáctica se organizaba en torno a los siguientes elementos curriculares: objetivos (distinguiendo entre generales y específicos de la unidad didáctica), contenidos de aprendizaje (conceptuales, procedimentales y actitudinales), un corpus de actividades, abundantes y variadas, para satisfacer a las distintas necesidades de los alumnos y las cuestiones propuestas para explotar didácticamente los materiales. Además, en cada unidad didáctica se alternarán las actividades realizadas en clase o en casa, con otras interactivas, realizadas en el aula de informática o en el aula del grupo con los ordenadores portátiles. Al final de cada unidad, se realizaban lecturas dramatizadas, en las que se intenta mejorar la entonación de los textos que, como sabemos, está directamente relacionada con los signos de puntuación y entonación.
Puesto que consideramos esencial como mecanismo de un buen aprendizaje la realización de las actividades, hemos centrado todo nuestro interés en la selección de las actividades que integran las ocho unidades didácticas de nuestro trabajo. Dichas actividades, además, están agrupadas según las siguientes tipologías:
En cuanto a la evaluación, será evaluado todo el proceso de enseñanza aprendizaje. Comenzaremos evaluando los objetivos propuestos, para observar si se han logrado de manera satisfactoria o si, por el contrario, no se han alcanzado. Si fuera así, intentaríamos introducir las modificaciones oportunas para lograr la consecución de dichos objetivos. Tras concluir el proceso, el alumnado también realizaría una autoevaluación del alumnado, que posteriormente analizaremos.
En cuanto a los recursos didácticos utilizados durante esta investigación, que son propiamente con los que cuenta el centro educativo, podemos enumerar los siguientes: pizarra, conexión a Internet, ordenadores, radio y CD (para la realización de algunos dictados), etc.
Los materiales didácticos, generalmente son los ordinarios: el libro de texto, el material fotocopiado proporcionado por la profesora (que complementa y extiende el contenido del libro de texto), información obtenida de sitios webs, y para finalizar, los acervos de libros que se hallan en la biblioteca del centro. Para intentar resumir los usos de los recursos y materiales mencionados, se observa que los más frecuentes, y “omnipresentes” a lo largo del curso, independientemente del proyecto que se desarrolle durante las clases asignadas, son tres: los resúmenes dictados por la profesora, las consultas esporádicas al libro de texto y la amalgama de fotocopias de actividades y contenidos teóricos en torno a la ortografía de la puntuación facilitadas por la docente.
El estudio se va a llevar a cabo durante una de las cuatro horas semanales en las que se imparte la asignatura de Lengua Castellana y Literatura. Las sesiones son de una hora. Hemos realizado la siguiente temporalización de los contenidos, los cuales están divididos en ocho unidades didácticas, las cuales intentaremos desplegar a lo largo de los dos últimos trimestres del curso 2009/2010. Durante del segundo trimestre desarrollaríamos las dos primeras unidades. Para el último trimestre tendríamos reservado el espacio para dedicarlo al resto de las unidades (seis).
Esta temporalización de los contenidos, no obstante, era flexible para adelantar o aplazar el desarrollo y estudio de las unidades didácticas en función de las necesidades de nuestros alumnos.
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