Rivera Espinosa, Ramón
A finales de los años sesenta entra en crisis la salud pública desarrollista que sustentaba que un efecto del crecimiento económico se traduciría en mejoramiento de las condiciones de salud, pero la realidad era otra. Un caso concreto se dio en México, Venezuela y Brasil que a pesar de los llamados milagros económicos la mortalidad infantil aumentaba. Apareciendo problemas que no habían sido de importancia como los accidentes de trabajo y las enfermedades crónicas degenerativos, manifestándose la creciente estratificación del sistema de salud como una expresión clasista, dibujándose una estructura con servicios diferenciales para cada una de las clases sociales.
Ahora, es necesaria la apertura a las propuestas de las organizaciones sociales y populares, reclamándose una investigación que se articule a las necesidades prácticas de los movimientos y grupos sociales a futuro, por lo que se cuestiona aquella investigación epidemiológica que solo se encierra en la comprensión académica del pasado y de las buenas intenciones a futuro, el conocimiento científico no solo deberá de tener eficacia objetiva sino subjetiva. En el terreno epistemológico se manifiesta una marcada deficiencia debido a la insuficiencia en el paradigma científico de la medicina dominante. Los investigadores encontraron, que la única manera de descifrar la salud-enfermedad era postulando el carácter social de la salud-enfermedad, y que siendo un proceso biológico asumiera también formas históricas específicas. También se necesitaba de una teoría social que pudiera proporcionar los elementos teórico-metodológicos. Se veía que se les daba énfasis a los aspectos biológicos, pero la corriente de la medicina social desde un principio les da una gran importancia a los aspectos sociales en el análisis de la salud- enfermedad, así que “el reto, entonces, consiste en construir un objeto científico que efectivamente permita dilucidar su articulación en los procesos sociales sin que pierda su especificidad propia.