Sonia Macías Lavín
Claudia L. Bernal Lozano
Las últimas décadas han sido testigo de los esfuerzos de diferentes sectores de la sociedad por impulsar la educación en y para la diversidad, múltiples miradas convergen en la misma necesidad, la de que la educación asuma su papel preponderante en la formación de ciudadanos, que promueva la cohesión social y forme para la democracia y la ciudadanía.
Este impulso viene derivado de cambios en la concepción de las diferencias humanas. El curso de la historia nos ha señalado un tránsito entre perspectivas de tipo esencialistas en las que las diferencias se veían como desviaciones de patrones considerados normales, hacia miradas que consideran la diversidad como singularidad, como resultado de trayectorias vitales en contextos diferenciados que buscan entender integralmente a los seres humanos en sus contextos.