LA MUJER EN LA OBRA PERIODÍSTICA DE EVA CANEL EN EL DIARIO DE LA MARINA (1918 – 1922)

LA MUJER EN LA OBRA PERIODÍSTICA DE EVA CANEL EN EL DIARIO DE LA MARINA (1918 – 1922)

José Antonio Ramírez Jiménez (CV)
Sergio Salazar San Martín

Universidad de Cienfuegos

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El Diario de la Marina y Eva Canel

En la isla se publicaron, en casi todas las poblaciones importantes, periódicos autonomistas. La existencia de varios periódicos diarios, servidores del poder español, caracterizó este período. Frente a ellos continuó la labor de la prensa española, intransigente y reaccionaria, desde diversos periódicos, sobre todo desde el Diario de la Marina. El periódico surge en 1844 como una sociedad anónima, desprendimiento de El Noticioso y Lucero, perdurando más de un siglo. A través de toda su larga trayectoria, el Diario de la Marina se destacó siempre por su tenaz defensa de los intereses anticubanos, por el espíritu reaccionario de su orientación y por el combate, abierto o solapado, a toda noble idea surgida del pueblo o con vistas a la mejoría de su situación.
Fue órgano de los Tribunales y de los intereses más reaccionarios de la colonia; y el de La Propaganda Literaria, empresa editora que desde 1875 dominó virtualmente el negocio de los textos escolares y entre 1868 y 1874, publicó los semanarios El Moro Muza, Don Junípero y Juan Palomo, instrumentos humorísticos del despotismo colonial. Dio realce en sus páginas, desde un inicio, a la propaganda comercial, presentándola atractivamente, lo que hizo posible que fabricantes, detallistas, comerciantes y profesionales llegasen a comprender que anunciarse era un buen negocio, representaba más ventas y más ganancias. En 1857 su tirada alcanzaba 7 500 ejemplares, fue asimismo uno de los primeros en mecanizar sus fases de impresión. Y también sobresalió por el uso que hizo de la caricatura política y de la ilustración.
Sus alegrías por el asesinato de los estudiantes de medicina, las muertes de Martí y Maceo y el genocidio de 300 000 cubanos por el sanguinario Valeriano Weyler, eran infames páginas del Diario de la Marina que de un golpe, con la sencilla acción de despojarse del título de órgano oficial de la metrópoli colonial, ese periódico pretendía sepultar en el olvido. A pocos, sin embargo, pudo engañar. Ya Martí lo había dicho muchos años antes «Diario de la Marina tiene desgracia, lo que él aconseja por bueno es justamente lo que todos (los cubanos) tenemos por más malo».
Cuando el 19 de mayo de 1895 cayó José Martí en Dos Ríos, Diario de la Marina escribió: «Ha caído para siempre Martí, el jefe civil, la cabeza pensante y delirante del movimiento separatista [...] Rudo, rudísimo es el golpe que acaba de sufrir la insurrección separatista y que, sin duda, precipitará el advenimiento de su término». Y concluía en esa nota diciendo: «Por la gloria, pues, de nuestras armas y por la trascendencia de ese resultado, enviamos a aquellos bravos (es decir, a los soldados españoles que dieron muerte a Martí), nuestro aplauso patriótico más entusiasta, y a la nación y al país nuestra modesta, pero calurosa enhorabuena».
De Antonio Maceo, por negro y por patriota, por su viril protesta en Baraguá, Diario de la Marina brindó con champán por su muerte, y escribió: «Júbilo ha producido en esta sociedad la desaparición de aquel por cuya sangre ha corrido tanta sangre inocente y generosa, y sobre cuyo nombre pesan tan horrendos y espantosos crímenes».
Al producirse la intervención militar norteamericana en Cuba el 1 de enero de 1899, había suprimido el subtítulo Órgano Oficial del Apostadero de La Habana, lo que motivó que días después los mismos oficiales españoles lo apedrearan, ya que entró al nuevo siglo con una casaca distinta: defendería los intereses de los nuevos dueños de Cuba, es decir, los norteamericanos.
Sus mensajes de bienestar y esperanzas para la patria, bajo la intervención militar norteamericana, y sus justificaciones en apoyo de la república neocolonial instalada a partir de 1902, indicaron prontamente que Diario de la Marina cambiaba sólo de ropaje, no de alma. El nuevo siglo no le perdonaría lo que había hecho y lo que le quedaba por hacer. Con el disfraz republicano, Diario de la Marina alababa en su edición del 21 de mayo de 1902 el orden observado por el pueblo en los festejos de la inauguración de la república formal de escudo y bandera, y aconsejaba: «Porque ahora a la democracia cubana conviene en que toda autoridad ha de venir de los Estados Unidos».
Tras haber pasado gran parte de su juventud haciéndose de un nombre y una reputación como escritora y periodista decide regresar a Cuba, país al cual ella amaba y esperaba que el mismo la recordara y le permitiera otra vez la estancia. Comenzaría de esa forma una nueva etapa en la obra periodística de Eva Canel. Además de las condiciones que provocaron su desarrollo intelectual y personal, fue necesaria la existencia en la Isla de una situación favorable para la recepción de su obra periodística.
En el año 1891 Eva Canel arriba a Cuba, una vez en la Isla trata de buscar empleo en dos periódicos cubanos, el Diario de la Marina y Unión Constitucional, pero sus respectivos directores se negaron a darle un puesto. Por ello, ese mismo año la periodista funda su propio semanario, al que llamó La Cotorra y que se caracterizaba por ser del tipo satírico y panfletario.
La llegada de Eva Canel al Diario de la Marina, ocurriría más de una década después. Tras haber sido la fundadora de varios periódicos y revistas por todo el continente americano lo cual le había garantizado un elevado renombre como escritora y periodista. Es entonces aceptada en su visita a Cuba en el año 1914 como escritora del Diario de la Marina1 que para ese entonces se encontraba bajo la dirección de Nicolás Rivero, asturiano igual que ella, y posteriormente desde 1919 fue dirigido por su hijo, José Ignacio Rivero. Este semanario se convertirá en una ventana periodística extensa en la obra de Eva Canel, pero limitará en gran medida sus escritos debido a las tendencias del periódico.
A pesar de haber sido sometida por varias complicaciones en su vida Eva Canel, una mujer viuda, sola y con un hijo ha hecho de sí misma una persona de gran renombre tanto en España como en Latinoamérica. Con su extenso trabajo en la fundación de periódicos y revistas en una gran cantidad de países, permitiéndole esto alcanzar una visión más profesional y seria de su trabajo como periodista. Trabajo que desarrollará arduamente una vez que arriba a Cuba. Y aunque en la Isla se asocia con varios periódicos su mayor colaboración, así como el grueso de sus artículos periodísticos se encuentran en el Diario de la Marina. En el cual abordará toda clase de temas, principalmente la mujer y sus derechos, existente en España y en sus excolonias americanas.

1 Ver anexo 3.