El primer bloque del marco teórico, “Mitos o falsas creencias sobre el TGD”, está centra por falsas creencias que el alumnado del Grado de Maestro/a puede tener acerca de los Trastornos Generalizados del Desarrollo. En este punto se aborda en primer lugar el mito y posteriormente se explica la parte teórica que corresponde para desmentirlo.
Este bloque se estructura de este modo dado que al inicio del programa, en la primera sesión, se administra al alumnado/a una pequeña evaluación para determinar sus niveles de conocimiento y sus actitudes acerca del TGD. Esta evaluación también está compuesta por mitos o falsas creencias que en las sesiones posteriores se van aclarando. Se trata de que el programa resulte lo más práctico posible y se desmientan y aclaren punto por punto los ítems que en un principio el alumnado ha contestado en la evaluación, se pretende así una mayor implicación del alumnado.
Posteriormente, en el bloque “Recursos para maestros/as” se exponen los recursos de derivación para hacer el diagnóstico y determinar los apoyos específicos del alumno/a y una serie de procedimientos y estrategias que se recomienda que los maestros/as tengan a su disposición por si en algún momento se encuentran con algún alumno/a de estas características en sus aulas.
MITOS O FALSAS CREENCIAS SOBRE EL TGD.
TGD es sinónimo de autismo y asperger.
Conceptualización: Trastorno Generalizado del Desarrollo (TGD)
En la clasificación actual el DSM-IV-TR (2002) incluye dentro de los TGD las siguientes categorías diagnósticas:
Por tanto, es necesario señalar que TGD no es un sinónimo de autismo ni de asperger, es más bien una categoría que engloba una gran cantidad de trastornos, entre ellos los dos citados.
Criterios para el diagnóstico del Trastorno Autista (TA) según el DSM-IV-TR
Criterios para el diagnóstico del Síndrome de Asperger (SA) según el DSM-IV-TR y Rivière.
Según el DSM-IV-TR el Síndrome de Asperger se caracteriza por la alteración en la primera y tercera área del Trastorno Autista (interacción social y patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados), en presencia de un lenguaje formal correcto.
Según Ángel Rivière (1996), uno de los principales expertos en la materia, nos ofrece una descripción detallada que suele considerarse acertada y más descriptiva que la que ofrecen los sistemas diagnósticos oficiales (DSM, CIE).
Trastorno cualitativo de la relación.
Incapacidad para relacionarse con sus iguales, falta de sensibilidad ante las señales sociales, falta de reciprocidad emocional, alteraciones en las pautas de expresividad no verbal, limitación importante para adaptar las conductas sociales según el contexto, dificultades para comprender las intenciones ajenas, y en especial, las dobles intenciones.
Ejemplos de la vida real:1
- Ausencia de reciprocidad social o emocional.
- Dificultad para negociar con iguales.
- Ansiedad social en situaciones de grupo.
- Dificultad para cambiar el “xip”.
- Quiere amigos pero desconoce las reglas.
- Frecuente diana de burla o ridiculización.
Inflexibilidad mental y comportamental.
Interés absorbente y excesivo por ciertos contenidos, presencia de rituales y/o actitudes perfeccionistas extremas que dan lugar a gran lentitud en la ejecución de las tareas. Preocupación por partes de objetos, acciones, situaciones o tareas, con gran dificultad para detectar las totalidades coherentes.
Ejemplos de la vida real:
Alteración de la expresión emocional y motora.
Limitaciones y anomalías en el uso de gestos, falta de correspondencia entre gestos expresivos y sus referentes, expresión corporal desmañada, torpeza motora en exámenes neuropsicólogicos.
Capacidad normal de inteligencia “impersonal”.
Las pruebas de evaluación estandarizada muestran una inteligencia normal (en algunas ocasiones superior a la media) pero su perfil cognitivo presenta con gran frecuencia picos muy altos en ciertas áreas, a la vez que en otras su puntuación es baja (todas las que tienen que ver con situaciones de índole social). Presentan a menudo habilidades inusuales en ciertas áreas.
Según la Asociación de Asperger de Asturias (2009) en cuanto a la prevalencia de SA en la población, los datos disponibles indican que es mucho más alta que el Trastorno Autista. Estudios recientes la sitúan en de 3 a 5 casos por cada 1.000 individuos. La proporción descrita de varones respecto a mujeres es de 4 a 1 (se prevé que esta proporción varíe cuando las características de las mujeres con SA estén mejor definidas).
Nueva conceptualización según el DSM-V
La propuesta de cambio para la revisión del DSM-V, viene a dar una respuesta a las dificultades para establecer diagnósticos diferenciales entre las categorías diagnósticas dentro de los TGD así como la evidencia clínica de que las alteraciones socio-comunicativas y el patrón de intereses y conductas repetitivos y estereotipados, se presenta a lo largo de un espectro de severidad y alteración. Los siguientes son los dos grandes cambios que propone el DSM-V sobre su predecesor:
Ambos cambios se evidencian de manera inmediata en el nuevo término, Trastornos del Espectro Autista en sustitución a Trastornos Generalizados del Desarrollo, lo que recoge mejor la diversidad del grupo de trastornos y tiene más utilidad clínica y educativa porque conecta mucho mejor con las necesidades de apoyo de las personas.
Un solo trastorno del espectro es un mejor reflejo del estado de los conocimientos sobre la patología y la presentación clínica. En esta nueva conceptualización, se elimina el Síndrome de Rett y el Trastorno Desintegrativo Infantil dentro de los Trastornos del Espectro Autista (TEA), y se unifican los actuales términos de Síndrome de Asperger, Trastorno Autista y Trastorno Generalizado del Desarrollo no especificado, en un solo término Trastorno del Espectro Autista.
Entre las diversas fundamentaciones que sustentan este cambio quizás la más fuerte es la que avala que el diagnóstico diferencial en el DSM-IV entre los diferentes subtipos del TGD es inconsistente a lo largo del tiempo y carecer de validez externa.
Un cambio positivo que ha logrado el consenso de todos los profesionales ha sido la posibilidad que dará el DSM-V de establecer que los TEA puedan ser diagnosticados junto con otras alteraciones o trastornos como el TDAH, trastorno del movimiento estereotipado, TOC u otros Trastornos Mentales como la ansiedad o la esquizofrenia. El trabajo clínico demuestra que el autismo puede estar presente junto con cualquier otro trastorno del desarrollo u otro trastorno mental, pudiendo cambiar el cuadro clínico de una persona a lo largo de los años (Wing, 2011).
La nueva propuesta define tres niveles de severidad 2 (divididos en 10 grados), dentro del trastorno que se establecerán de acuerdo a las competencias que la persona presente ante una variedad de dominios, teniendo en cuenta que no concurra ningún otro trastorno psiquiátrico comórbido y haciéndose necesario valorar otros factores como el nivel de desarrollo, la función adaptativa, la edad, etc.
De cualquier forma en este trabajo se hará referencia al trastorno entendido como el DSM-IV-TR indica. No se tendrán en cuenta los cambios que ya aparecen en el nuevo DSM-V puesto que esta versión todavía no está disponible en nuestro idioma.
2 En el Anexo V (Diapositivas Sesión 1) aparece un cuadro explicativo de los niveles de severidad.