A modo de conclusión se puede resaltar que incorporar la inclusión como principio rector requiere importantes cambios y una reorganización de los sistemas educativos y de la sociedad. Este proceso de cambio suele enfrentarse a varios desafíos, entre los que se encuentran, por lo general la modificación de: actitudes y opiniones discriminatorias; falta de comprensión; falta de las competencias necesarias; recursos limitados y una organización inadecuada (UNESCO, 2008).
Según la organización de las Naciones Unidas para la educación, la ciencia y la cultura (2008), en todos los países, los docentes son el recurso más poderoso, del sistema educativo. A medida que los sistemas se vuelven más inclusivos, el desarrollo profesional de los docentes adquiere especial importancia debido a los importantes nuevos retos a los que se enfrentan. De modo que este cambio obliga a que los profesionales de la educación estén más formados en educación para la diversidad para poder proporcionar a todo su alumnado una respuesta de calidad. “La educación inclusiva no puede convertirse en práctica sin las adecuadas estrategias de enseñanza y aprendizaje, y sin docentes comprometidos y competentes”, (UNESCO, 2008).
Ante este desafío, resulta fundamental cuidar al máximo la formación de los/as maestros/as que ahora se encontrarán con alumnos/as muy diversos en sus aulas. Concretamente está aumentando la prevalencia de niños/as con TGD, muchos de los cuales estarán incluidos dentro del aula ordinaria y será necesario, a parte de una buena formación por parte de los/as maestros/as, una actitud positiva hacia la inclusión, una sensibilización hacia este tipo de trastornos y una buena coordinación con el resto de profesionales que engloben al niño/a en cuestión.
La manera óptima de facilitar el funcionamiento del niño/a con SA en el colegio empieza con el adecuado conocimiento de las características del alumno por parte de todo el personal del centro (docente y no docente) quienes deben comprender que el niño/a tiene un trastorno del desarrollo, de naturaleza neurológica, que le va a hacer comportarse y responder de un modo distinto al de los demás alumnos. Este conocimiento llevará al respeto a sus diferencias y a que no sea tildado de manipulador, egoísta o maleducado (Trelles y Zardaín, 2009).
Según el Protocolo de coordinación de las actuaciones educativas y sanitarias para la detección e intervención temprana en los Trastornos del Espectro Autista (2012) la intervención educativa con este alumnado ha de estar orientada en su globalidad a responder de manera adecuada a las barreras para el aprendizaje y la participación de estos trastornos, y a conseguir la mejora de los aprendizajes necesarios para la comunicación, la interacción social y el desarrollo curricular. Es fundamental la elaboración de programas de intervención, y asegurar la coordinación necesaria entre todos los profesionales que posibilitarán la coherencia en el desarrollo de la respuesta educativa, intercambio de información sobre pautas a seguir, logros conseguidos, tareas a reforzar, etc., así como favorecer una estrecha y sistemática comunicación con la familia.
Por ello, en este trabajo se han presentado una serie de actividades para formar y sensibilizar a los/as alumnos/as del Grado de Maestro/a de la universidad con el fin de que si en algún momento se encuentran con algún alumno/as con estas características en sus aulas puedan proporcionarle un ambiente y unas estrategias adecuadas para él/ella. Es importante que el tutor se responsabilice de todo el alumnado y que coopere con el resto de profesionales, de manera que sean los maestros de Pedagogía Terapéutica los que entren en el aula y no sea el alumno/a el que tenga que desplazarse.
Con este programa se pretender llevar a cabo una primera evaluación, con la que se detecten falsas creencias y actitudes acerca del TGD y se proporciona una formación teórica basada en estos falsos mitos. El programa también engloba un apartado que se centra en las emociones y trata de sensibilizar al alumno/a para que mantenga una actitud positiva acerca de la inclusión educativa y el TGD. Por último se proponen recursos de derivación y de estrategias para llevar a cabo con los/as alumnos/as y se lleva a cabo una evaluación final en la que los asistentes, además de contestar a unas preguntas, podrá expresar su opinión acerca de todo lo visto durante el programa.
“Desde 1938, nos ha llamado la atención un número de niños, cuyas características difieren, de forma tan peculiar, de todo lo descrito hasta ahora, que cada caso merece y esperamos que alguna vez reciban una consideración detallada de sus fascinantes peculiaridades". Leo Kanner, 1943.
NUEVA PROPUESTA DE ACCIÓN
Como propuesta de actuación resultaría interesante impartir el programa con el colectivo para el que va dirigido y observar el efecto que este programa podría causar en ellos/as. En el caso de que así fuera se podría hacer un estudio en profundidad y se podrían plantear las siguientes preguntas:
Según lo que se observa actualmente existe una necesidad real de formación por parte de los colegios que acogen hoy en día a niños/as con necesidades educativas especiales. Con lo cual se considera de real importancia el llevar a cabo este tipo de programas formativos con maestros/as que posiblemente se encuentren en algún momento de su carrera profesional con alumnos/as con TGD de alto funcionamiento.
Otra posible vía de investigación podría ser respecto a la formación de las familias en las que existe un miembro con TGD, pues como ya se ha comentado, cualquier ámbito natural que rodee al afectado debe conocer y estar concienciado acerca de lo que conlleva este trastorno. Esto se podría hacer con la implantación de un programa similar a este en los AMPAS de los centros, e incluso podría llevarse a cabo en colegios e ir dirigido a los propios maestros/as.
Sería interesante también realizar algún programa similar dirigido a otros trastornos o características también poco conocidos por la sociedad en general y para los que se requiere de una formación adecuada por parte de los maestros/as para poder proporcionarles la respuesta que necesitan. Por ejemplo: Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDA-H); altas capacidades; dificultades en lectura y/o escritura, etc.
BIBLIOGRAFIA Y WEBGRAFÍA
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Riviere, A. (1996). La mirada mental (en colaboraci6n con M. Núñez), Buenos Aires: Aiqué.
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