El lenguaje es la facultad que tiene el ser humano para construir sentido y darle sentido a su realidad, el lenguaje permite que los seres humanos se relacionen en una comunidad, puedan dejar registro de su existencia y puedan conocer su historia. Así, el lenguaje posibilita la creación o construcción de sentidos hacia todo lo que constituye el mundo. Para dar sentido se requiere de signos, significantes y significados lingüísticos que hacen posible la comprensión de una realidad social, mediante los acuerdos sociales de llamar a cada objeto por el nombre que se le ha atribuido desde una lengua, es decir, desde un idioma (Calsamiglia y Tusón, 1999).
En las aulas, los estudiantes reciben clases de la lengua materna que los identifica. En este contexto colombiano, los estudiantes reciben clases formales de español. El propósito fundamental de las clases de español es que los estudiantes aprendan una serie de reglas funcionales, para hablar, escribir y leer de manera correcta una lengua determinada. Sin embargo, las horas de clases formales que reciben los alumnos en una institución educativa no son suficientes para garantizar que un estudiante sabe hablar, escribir y leer de manera correcta el español cuando se gradúa de bachiller. Ahora bien, si se presentan problemas en los aprendizajes de la lengua materna, en este caso, dificultades para el desarrollo de habilidades de lectura y escritura, se debe a la manera como se concibe la enseñanza de la lengua en las aulas de clase. Dado que, la lengua hace parte del lenguaje.
La lengua es el sistema de códigos establecidos por una comunidad para comunicarse de manera escrita u oral, mientras que, el lenguaje es la facultad que tiene el ser humano para crear dichos códigos, para interpretar códigos universales como la pintura, la arquitectura o cualquier expresión artística que va más allá de los códigos establecidos por un idioma. El lenguaje permite simbolizar la realidad de manera universal, comunicar e interpretar mediante la comprensión de signos y símbolos las realidades individuales de cada persona (Barriga y Hernández, 2010).
Una de las funciones principales del lenguaje es la importancia que tiene en los procesos de comunicación. En el contexto educativo, la comunicación entre docente y estudiante es entendida como el proceso mediante el cual el profesor y el estudiante intercambian información y evidencian sus conocimientos. No obstante, la comunicación no necesariamente es oral, también puede ser escrito, visual, gestual o virtual. Ahora bien, para que se logre la comunicación, se hace necesaria la comprensión tanto en el emisor como en el receptor. Para esto, se sugiere tener en cuenta el contexto en el que la conversación o el mensaje son emitidos. Dicho proceso de análisis del mensaje se llama interpretación (Serafini, 1994).
Interpretar, según los estudios de Berger y Luckman (2002), sobre lingüística en los últimos años, es dar sentido a un mensaje recibido por cualquier medio partiendo del contexto en el que se emitió el mensaje, aclarando que el contexto no es un lugar, un entorno pasivo dentro del cual los interlocutores intercambian información, sino un elemento dinámico que atribuye cualidades inferenciales que el ser humano puede utilizar en su búsqueda de la interpretación adecuada.
Las cualidades inferenciales son múltiples, éstas dependen del tipo de lenguaje que se utilice para comunicar: visual, auditivo, textual, multimodal, verbal, no verbal, entre otros. Dicha forma de expresar atribuye cualidades tanto en la forma como en lo que se emite, partiendo del medio de comunicación que utiliza el ser humano para comunicarse (Calsamiglia y Tusón, 1999). En este orden, la emisión de mensajes en el contexto de las nuevas tecnologías se entiende como comunicación virtual, entre las cuales se señalan todos los procesos de comunicación que se dan a través de internet; entre ellos las redes sociales (Piscitelli, Adaime, Binder, 2010).
En la actualidad, existe una ciencia que se encarga de analizar las posibilidades del uso del lenguaje en la comunicación virtual, se trata de la Ciberpragmática; la cual permite hacer un análisis pragmático a los mensajes emitidos en comunicaciones virtuales, en los que se sabe, no existen cualidades inferenciales tales como la entonación, el tono, el contacto físico o visual, entre otros. Así pues, la Ciberpragmática permite analizar en textos escritos tales como los chats, los correos electrónicos, los estados o muros del Facebook, cualidades inferenciales como la repetición de fonemas; dialecto visual, como el uso de emoticonos, composiciones tipográficas cuya unión forma diferentes expresiones de la cara (sonrisa = :-), (enfado = :-( ); uso exagerado de los signos de puntuación; para interpretar la intensión comunicativa en la comunicación virtual (Yus, 2010).
Tanto en la comunicación virtual como en la presencial, la comprensión, según Yus (2010), es el dominio que se adquiere sobre un objeto de aprendizaje, puede se un texto, un acontecimiento o una circunstancia; dicho dominio se logra al transformar los significados en información más comprensible para la persona. En ejercicios de lectura, se dice que un estudiante comprende una lectura cuando no se limita a repetir la información que leyó sino que utiliza sus propias palabras para darle sentido personal a la información que leyó. Para que un estudiante logre comprender un texto, una situación o una circunstancia, necesita interpretar la información que contiene, es decir, requiere identificar las ideas fundamentales de un texto o los componentes de una situación y relacionar entre sí dichas ideas o componentes para darles sentido a partir de los múltiples significados que puede tener una idea a partir del contexto que la determine. Por lo anterior, un texto o situación no tiene una sola interpretación, cada persona interpreta a partir de su propio contexto, lo que implica construir sentido a partir de las propias experiencias y esforzarse por comprender los puntos de vista de otras personas.
En este sentido, el proceso de interpretación que se da en la comunicación virtual, para este caso, en los chats, los muros o los estados de Facebook, requiere de una comprensión de textos que son escritos con mala ortografía, con emoticones en vez de letras y con signos de puntuación utilizados de una manera distinta a como lo plantean las reglas de puntuación; sin embargo, la comunicación entre el emisor y el receptor se da por los acuerdos a los que se han llegado en una escritura informal en un lenguaje que los niños y los jóvenes pueden interpretar más rápido que los adultos. Para esta investigación, es necesario identificar los signos y los significantes que dan sentido a la comunicación virtual, porque, aunque los estudiantes acuerden nuevos sentidos para usar de manera distinta los signos lingüísticos de lengua castellana; requieren de habilidades de lectura y de escritura para intercomunicarse.
Las competencias son un conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, comprensiones y disposiciones cognitivas, socio-afectivas y psicomotrices apropiadamente seleccionadas entre sí, para facilitar el desempeño eficaz y con sentido de una actividad en un contexto determinado, es decir, una persona es competente para alguna tarea cuando sabe usar sus conocimientos y los demuestra a través de una acción en el contexto apropiado (Tobón, 2004). De manera que, para ser competentes en algo se debe practicar, ya que es por el continuo desempeño, comprensión y realización de un trabajo que, una persona logra ser competente en el mismo. Sin embargo, las competencias no son observables directamente, es necesario inferirlas a través de los desempeños comunicativos (Dijk, 2001).
De acuerdo con Gutiérrez y Prieto (2007), las competencias se demuestran, no se definen; es decir, ellas son la demostración de saber ejecutar algún procedimiento, es igual a saber hacer en un contexto determinado. También, son la capacidad que tiene una persona para afrontar un problema y darle solución a partir de la utilización de varios saberes, demostrando autocontrol y responsabilidad en la toma de decisiones, esto es igual a saber ser. Para ser competente en algo se deben incluir conocimientos, habilidades y actitudes para desarrollar una tarea o para solucionar un problema de manera coherente en un contexto determinado, ya que la integración de saberes ocurre y es pertinente en un situación específica y para esto, hay que tomar decisiones.
Hoy en día, los currículos escolares plantean procesos de enseñanza aprendizaje basados en el desarrollo de competencias, como señala Monereo (2002), los currículos escolares se quedan en planteamientos innovadores basados en competencias pero no dejan de ser planteamientos porque en la práctica educativa no se evidencian los resultados del aprendizaje basado en competencias. Dado que, los trabajos en el aula se enfocan en definir registros de tareas o comportamientos discretos y fragmentados. Lo cual se muestra por la confusión que pueden tener los docentes respecto a qué son las competencias, a cómo enseñarlas y a cómo evaluarlas.
En el área de lenguaje se han definido dos competencias: la comunicativa y la textual, las cuales se reconocen como competencias básicas (Serafini, 1994). La competencia comunicativa, hace referencia a la pragmática del lenguaje, es decir, se orienta hacia un enfoque de los usos sociales del lenguaje en situaciones comunicativas encontrando posibilidades de producir enunciados coherentes con sujetos situados en un espacio social y cultural y en un tiempo determinado con necesidades de comunicación. La competencia textual se encarga de los aspectos estructurales del discurso, es decir, de la coherencia y cohesión de los enunciados y de los textos. En este sentido se habla del uso de conectores, intencionalidades discursivas, diversidad de textos y las reglas estructurales del lenguaje (Calsamiglia y Tusón, 1999).
El desarrollo de las competencias comunicativa y textual se logran cuando se tiene dominio de otras competencias tales como: la competencia gramatical o sintáctica, relacionada con la sintaxis, morfología, fonología y fonética; la competencia semántica, tiene que ver con el sentido que se le puede atribuir a una producción discursiva valiéndose de los significados y el léxico según el contexto en el que se emitió el mensaje; la competencia pragmática, se encarga de identificar las intenciones de los actos comunicativos según el emisor del mensaje y el contexto; la competencia enciclopédica, se refiere al uso de los conocimientos adquiridos; la competencia literaria, referente al conocimiento de obras de la literatura; la competencia poética, es el uso de la estética del lenguaje para crear mundos posibles mediante un estilo personal (Hymes, 1996).
El dominio de dichas competencias se evidencian a través del desempeño lingüístico: hablar, escuchar, escribir y leer, éstas son conocidas como las cuatro habilidades del lenguaje (Dijk, 1980).
Ahora bien, para las competencias comunicativa y textual existen tres competencias que contienen niveles para explicar y comprender cómo funciona el lenguaje, constituyen la base sobre la cual se forman los demás tipos de competencias y posibilitan analizar, comprender y resolver problemas de la vida cotidiana. Estas competencias se reconocen como las competencias cognitivas básicas (Dijk, 2001). Tales competencias son: la competencia interpretativa, es la capacidad del estudiante para dar sentido a los problemas que surgen de una situación. Para que el estudiante sea competente a nivel interpretativo debe demostrar que sabe explicar conceptos básicos, aplicar los conocimientos básicos en la vida cotidiana y construir conceptos a través de la consulta y la investigación. La competencia argumentativa, es la forma como el estudiante expone sus razones sobre un problema o una situación de la vida cotidiana. Para que el estudiante sea competente a nivel argumentativo debe plantear argumentos sobre temas polémicos y demostrar su veracidad a partir de su capacidad conceptual y práctica.
La competencia propositiva, permite la generación de hipótesis, establecimiento de conjeturas, encontrar posibles deducciones. Al desarrollar esta competencia, el estudiante estará en capacidad de proponer alternativas viables a la solución de problemas que le son planteados, (ver tabla 8). Para que el estudiante sea competente a nivel propositivo debe demostrar el desarrollo de proyectos individuales, generar hipótesis o nuevos conceptos y proponer soluciones o alternativas prácticas a situaciones de su vida cotidiana (Calsamiglia y Tusón, 1999).
Las tres acciones: interpretativa, argumentativa y propositiva, suponen movimientos de información para construir el sentido local del texto, el sentido global y el sentido del texto en relación con otros textos, (ver tabla 9). Dichas categorías son las que determinan los llamados componentes del lenguaje (Hymes, 1996).
Tabla 9.
Componentes del lenguaje (Hymes, 1996).
Componente |
Descripción |
Función semántica de la información local. |
Este grupo de preguntas indaga por la función que cumplen los elementos Micro textual y local en la construcción del sentido del texto. |
Configuración del sentido global del texto. |
Este grupo de preguntas indaga por el universo de sentido que cada texto propone de manera global, e invitan a realizar una lectura sintagmática y Paradigmática del texto, estableciendo relaciones entre lo dicho y lo sugerido. |
Del sentido del texto hacia otros textos. |
Este grupo de preguntas indaga por la relación existente entre lo dicho en el Texto y su relación con otros textos. |
Para esta investigación, es necesario hablar de cómo se desarrollan las competencias cognitivas básicas de los estudiantes de sexto grado, por ello se menciona que, durante las clases de español, los estudiantes desarrollan las competencias cognitivas básicas mediante la lectura y la escritura de textos. Para esto, el docente propone estrategias didácticas que motivan al estudiante a participar en el desarrollo de las clases, exposiciones, lluvias de ideas, dibujar, juego de personajes, dramatizar personajes de las historias que leen, entre otras. El problema es que no siempre se logran los objetivos plateados para la clase, debido a que los estudiantes no se impactan con estrategias didácticas en las que no se incluyen las herramientas TIC.