El neoliberalismo en México propiamente tiene su principal antecedente en 1965 cuando se suspende el programa Bracero (1932 – 1964) a cambio de implementar el programa de la industria maquiladora de exportación (PIME 1965 – 1991). En este se concierta la creación de una zona franca de 100 kilómetros longitudinales de la frontera con los Estados Unidos de América al interior del territorio nacional, lo que viene a contradecir el artículo 27 constitucional que restringe a extranjeros comprar terrenos en zonas aledañas a las fronteras, playas y litorales del país. El artículo dice así:
“… las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, corresponden originariamente a la Nación (…) Sólo los mexicanos por nacimiento o por naturalización y las sociedades mexicanas tienen derecho a adquirir el dominio de las tierras, aguas y sus accesiones (…) En una faja de cien kilómetros a lo largo de las fronteras y de cincuenta en las playas, por ningún motivo podrán los extranjeros adquirir el dominio directo sobre tierras y aguas”.
Recientemente el 24 de abril de 2013, este artículo se modifica permitiendo precisamente que extranjeros puedan ser propietarios de terrenos donde antes no se les permitía, bajo las siguientes condiciones (http://www.sopitas.com/site/217755-se-modifica-articulo-27-constitucional-extranjeros-podran-comprar-terrenos-en-playas-mexicanas/):
También destaca la iniciativa de México por adherirse al Acuerdo general sobre aranceles y comercio Latina (GATT) en 1976, cuestión que fue negada al país por instancia estadounidense, pues se argumenta que la economía mexicana tiene demasiados subsidios (dumping social) y no cuenta con la trasparencia de un sistema de precios naturales, que velen por términos de intercambio leales con sus socios comerciales. Situación que 10 años después da un giro de 180 grados puesto que, los Estados Unidos de América, por su propia iniciativa, inscriben a México en dicho acuerdo… desde luego ya con la visión de celebrar con el país un acuerdo de libre comercio, dentro de la óptica del Consenso de Washington.
También, por la misma época y bajo el gobierno de Miguel De La Madrid Hurtado (1982 – 1988), se establece con la Unión Americana el llamado Memorandum de comercio exterior, que conlleva el compromiso de México de iniciar paulatinamente medidas a favor de la apertura económica y la desregulación.
Es hasta la administración de Carlos Salinas de Gortari (1988 – 1994), que se emprenden reformas radicales y profundas en materia institucional legislativa para iniciar la reestructuración económica que vire el desarrollo de la economía nacional hacia un esquema contrario al que se viene dando desde tiempos del Gral. Lázaro Cárdenas Del Río (1934 -1940), conocido como endogenismo, que está basado en la demanda interna que sustenta el gasto de gobierno, principalmente. Este nuevo esquema que se le nombra como exogenismo parte de la demanda externa para el fomento del crecimiento, en especial de las exportaciones manufactureras y no petroleras. La ética de la administración pública parte de una nueva visión de las fuerzas del desarrollo, las que deben partir de la iniciativa privada (nacional como extranjera), a la que se le nombra como neoliberalismo.
A al menos tres décadas de haber implementado el neoliberalismo, los resultados no son los esperados. El crecimiento económico bajo esta nueva lógica sufre una abierta estagnación, es excluyente, divergente, no sustentable y polarizante. Los problemas nacionales se han profundizado, diversificado y llegan a una expresión de violencia que pone de manifiesto la incapacidad del Estado en poder llevar en orden el desarrollo nacional (Estado fallido).
Los teóricos leales a la tesis neoliberal sustentan que el neoliberalismo realmente no ha fallado, sino que no se han dado las condiciones necesarias para que este opere como es deseable. Por ello sugieren reformas constitucionales que vengan a crear el clima institucional propicio para que la reestructuración económica de los resultados deseados. En esto destaca como líder de dicha idea Carlos Salinas de Gortari. Interesante resulta leer sus dos últimas obras literarias donde marca esta idea:
Aparte del seguimiento de discurso y actuación política de este personaje llevado por articulistas de la revista Proceso que compendian en el libro “Salinas en proceso”.
El Pacto por México es precisamente el acuerdo dado por iniciativa del Ejecutivo nacional con las fuerzas políticas del país (partidos) para lograr reformas constitucionales profundas a cambio de las llamadas concertacesiones, lo que pone en evidencia que con dicho pacto lo que se aborta es la democracia en el país… fuera de los comicios las elecciones ya están previamente acordadas… “los dados están cargados”. Por eso es que este pacto se vuelve tan controvertido puesto que busca reivindicar lo que históricamente ya está reprobado (el liberalismo), como evidencia la ratificación de los grupos de poder e intereses que emergen de una dictadura cuyo fascismo entra en la lógica de la plutocracia, nacional como extranjera.