Luz María Ángela Moreno Tetlacuilo
Antonio Rafael Villa Romero
Nora Ibarra Araujo
Eduardo Vaquero Esqueda
Mauricio Castillo Silva
Nelly Yared Alvarado León
Laura Verónica Nájera Nava
Elsa Susana Guevara Ruiseñor1
Universidad Nacional Autónoma de México
El contexto. Este trabajo forma parte de un proyecto más amplio, en el que se involucraron estudiantes de primero a sexto año de la carrera de Médico Cirujano de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México. El propósito de la investigación es corroborar la existencia del ejercicio de violencia hacía y entre el estudiantado de medicina, y, desde una perspectiva de género estudiar el comportamiento de la misma hacía las y los estudiantes, en especial hacía las mujeres. En este texto se presenta la problemática de violencia de género que viven las alumnas y también los alumnos de medicina que se encuentran cursando el internado de pregrado2 . Éste último forma parte del curriculum de la carrera de medicina, es la práctica clínica que el alumnado realiza en el quinto año de la licenciatura, y, tiene entre sus objetivos la integración de los conocimientos que hasta ese momento los y las estudiantes han adquirido en los años previos.
Dicha práctica tiene una duración de un año y se realiza en diversos hospitales generales, tanto, públicos pertenecientes a las diferentes instituciones de salud (Secretaría de Salud, Instituto Mexicano del Seguro Social, Instituto de Seguridad al Servicio de los Trabajadores del Estado, Petróleos Mexicanos, entre otros) y también en instituciones privadas. De modo tal, que los y las estudiantes se incorporan al equipo médico, aunque, en la posición de menor jerarquía, en condiciones de desventaja y vulnerabilidad, pues, quedan bajo las ordenes de médicos/as adscritos/as y residentes3 , al interior de un sistema altamente jerarquizado. A la vez, que entran en relación con el resto del personal de salud y administrativo que labora en dichas instituciones.
Aunque, este ciclo escolar tiene carácter curricular, en realidad el alumnado tiene poca relación con su Facultad o escuela de medicina. Es importante señalar que el internado de pregrado es un requisito obligatorio para el estudiantado de medicina de todas las Escuelas y Facultades del país y también de otros países, además, en México este ciclo escolar se encuentra normado, no sólo por las instituciones de educativas, si no, también por la Secretaría de Salud que funge como un órgano rector, esto debido a la ausencia de hospitales universitarios propiamente dichos. En este ambiente altamente jerarquizado, la violencia contra el estudiantado es frecuente, y, aunque dicha violencia se ejerce contra hombres y mujeres, diversas investigaciones realizadas especialmente en países desarrollados, refieren que ésta es mayor hacía las mujeres, a continuación se describen algunos antecedentes que sirvieron de marco a la presente investigación.
Los antecedentes.
El ingreso de las mujeres a las instituciones de educación superior, ha modificado muchos de los roles tradicionales de hombres y mujeres en la sociedad, sin embargo, en los centros educativos se han reproducido también nuevas modalidades de los regímenes de género 4 (Mingo: 2006) que tiene un impacto decisivo en la vida académica de la institución. En el campo de la investigación sobre género y educación (Burke, 2007; Thorne, 1993; Davies, 1989) se señala la importancia de tomar en cuenta esta situación porque algunos de los efectos más importantes de estos regímenes de género son indirectos y difíciles de analizar, en la medida en que involucran un conjunto de prácticas que a primera vista no parecen estar relacionadas con el género, pero que tienden a imponer límites y condicionantes a las mujeres y a reforzar el carácter devaluado de la condición femenina. Consideradas cada una de estas prácticas por sí sola, se pudieran calificar como pequeñas molestias o asuntos triviales; sin embargo, su combinación cotidiana genera un clima frío y adquiere un importante efecto acumulativo con serias consecuencias en la trayectoria académica y una afectación seria al ejercicio de los derechos humanos de quien la vive, que suelen ser mujeres en su mayoría. Uno de los efectos más agudos de estos regímenes de género se expresa en las distintas formas de violencia que se ejercen de manera sutil o abierta en contra de las estudiantes.
Lo anteriormente expuesto se evidencia en la revisión de la literatura acerca de la situación de violencia que se ejerce en contra del estudiantado de medicina (hombres y mujeres), basado en una búsqueda de artículos publicados entre 1993 y 2009, que reportan los resultados de diversas investigaciones realizadas en poblaciones representativas de escuelas de medicina. Estos trabajos han mostrado que las estudiantes reciben más maltrato y discriminación por su género en comparación a sus pares hombres y que la tendencia no ha cambiado a través del tiempo, los datos aportados muestran, que, mientras la proporción de mujeres que reportaron violencia oscila en un rango que va de 30-66%, la proporción de hombres que reporta el problema va de 14-29%, siendo siempre mayor para las mujeres en todos los estudios (Moscarello, Margittai:1994; Bickel J: 2001; Carr et al: 2000). Además de que la violencia que sufren tanto los estudiantes como las estudiantes proviene generalmente de otros hombres. Las formas de violencia más referidas fueron: Discriminación de género, acoso y hostigamiento sexual, que se intensifica durante las rotaciones clínicas y es ejercido principalmente por los profesores (Bickel J, 2001; Schroen A.T.: 2004). Además, el estudio realizado por Nora et al en 14 escuelas de medicina en Estados Unidos encontró que los servicios con mayor prevalencia (estadísticamente significativa fueron cirugía y gineco-obstetricia para hombres y mujeres (p<.001), pero éstas últimas refirieron mayor violencia en los servicios de emergencias, medicina interna, neurología, especialidades hospitalarias y con mayor severidad en cirugía general, observándose una diferencia significativa (p<.001) Varios de estos estudios también han mostrado que la violencia se incrementa durante las rotaciones clínicas.
También, se ha demostrado que estos maltratos afectan seriamente el aprovechamiento escolar, diversos estudios demuestran que el maltrato de los estudiantes se refleja negativamente en la adquisición de conocimientos científicos y en el aprendizaje clínico. Además se ha observado que si bien los efectos de la violencia en hombres y mujeres pueden ser los mismos, en las mujeres, éstos son más traumáticos y con mayores consecuencias futuras; En cuanto a los efectos psicológicos, en esta misma investigación se observó que, las estudiantes reportaron mayor ansiedad, malestar, sufrimiento y estrés (39% vs 27%), manifestándose ésta como angustia, disminución del interés y entusiasmo en los estudios y con afectaciones más severas a su salud (Romito, Grassi, 2007; Carr et al).
En México y América Latina el problema ha sido escasamente documentado en especial desde la perspectiva de género. Esto a pesar de que existen múltiples relatos, no documentados pero ampliamente comentados en la comunidad médica y estudiantil, acerca del ejercicio de los diferentes tipos de discriminación hacía las estudiantes y las residentes, especialmente en las áreas tradicionalmente etiquetadas como masculinas, las áreas quirúrgicas principalmente, sin embargo, esto ha sido escasamente investigado.
Lo anterior nos dio la pauta para iniciar esta investigación cuyos objetivos son los siguientes: 1) Corroborar la existencia de violencia de género y sexismo hacia el alumnado de internado de pregrado de la Facultad de Medicina, UNAM, 2) Identificar los tipos de violencia y quiénes la ejercen; 3) Identificar los significados que el estudiantado da a la misma.
Metodología.
Se realizó un estudio exploratorio de corte cualitativo teniendo como referente el interaccionismo simbólico. La información se recolectó directamente de la voz de los y las estudiante a través de un grupo focal en el que participaron ocho estudiantes de internado de pregrado (6 hombres y dos mujeres) que se encontraban realizando el internado en diferentes hospitales e instituciones de salud (IMSS, ISSSTE, SS, SSDF), también se realizó una entrevista en profundidad a una médica interna de pregrado. La muestra se obtuvo por conveniencia con el apoyo del Departamento de Internado de la Facultad de Medicina quien invitó a las Jefaturas de Enseñanza de Hospitales del Distrito Federal. Previo a la entrevista se informó, a las y los participantes, los objetivos de la investigación y se obtuvo por escrito el consentimiento informado de cada participante. Las entrevistas tuvieron una duración promedio de 90 minutos, se grabaron y video grabaron previo consentimiento de las y los estudiantes; las entrevistas fueron transcritas y se codificaron mediante la teoría fundamentada. Las herramientas metodológicas para el análisis de estos resultados fueron la perspectiva de género y el análisis político de discurso con perspectiva feminista de la educación.
Los resultados.
En este trabajo la violencia se entenderá, de acuerdo con Izquierdo y Ramírez, como un proceso que implica el ejercicio de relaciones de poder de dominación/subordinación y opresión, ya sea entre grupos o entre personas, relaciones que son socialmente instituidas. Se trata de un proceso estructural sedimentado en un orden socio-cultural que lo legitima y que dota a las personas de las condiciones y las habilidades para ejercerla, lo refuerza y lo califica como un comportamiento deseable, es una práctica que se aprende a ejercer y a aceptar en las diversas instancias sociales. Es un proceso que tiene carácter histórico, lo que ha permitido la “desnaturalización” del mismo, en el caso de la violencia contra las mujeres, el surgimiento del movimiento feminista ha logrado que dicha violencia, que hasta ese momento se había “naturalizado”, se empiece a hacer visible y a desnaturalizar (Izquierdo: 1998, Ramírez: 2005).
En esta investigación se corroboró, a través de la voz de los y las estudiantes entrevistados/as, la existencia tanto de violencia de género como de otros tipos de violencia contra mujeres y hombres, aunque, ésta se ejerce con más frecuencia hacía las médicas internas, situación que les afecta emocionalmente y las orilla a la deserción, pues en gran medida, la violencia que se ejerce es de corte psicológico y verbal
Lo anterior refleja que dentro del orden social de los regímenes de género se ha subordinado a las mujeres, a las niñas y a los niños, al poder masculino, además de que, se ha normado el sometimiento y la opresión de ellas a ese poder, y, que dentro de este orden social se asigna a los hombres el ejercicio del control de las mujeres. Según Ramírez (2005), la sujeción, el control y la dominación de las mujeres por los hombres, ha sido aceptada y legitimada social e históricamente.
También desde el género se construyen, en cada sociedad, las expectativas acerca de lo que debe ser una mujer y lo que debe ser un hombre, el cumplimiento de esas expectativas es normada desde el género y la trasgresión de tales normas es sancionada socialmente. En el caso de las mujeres, estas sanciones pueden incluir la exclusión, la estigmatización, la discriminación e incluso la violencia generalmente ejercida por los hombres, aunque también por algunas mujeres siguiendo un mandato de los regímenes de género. Dentro de estas “transgresiones” se encuentra la incursión de las mujeres a los espacios públicos y tradicionalmente considerados masculinos, tal es el caso de la incursión de las mujeres al terreno de la medicina que fue etiquetado como masculino por muchos siglos, aunque, muchas han ingresado a las escuelas de medicina, aun persiste un velado rechazo y discriminación de género, que se puede manifestar como violencia docente (psicológica, sexual, física), exclusión, enseñanza de menor calidad y cantidad, entre otras. Lo anterior se manifiesta en la discriminación tanto directa como indirecta que sufren las médicas internas de pregrado y también las residentes, tal como lo refirieron las y los estudiantes entrevistados/as.
Otra forma de discriminación es el menor interés de los profesores para enseñar a las mujeres, como un reflejo de los regímenes de género en los que se considera que las mujeres no necesitan saber, porque, se van a casar y dedicar a las tareas domésticas y de cuidado, tareas menos valoradas. Circunstancia que Paradójicamente sus compañeros viven como un privilegio para ellas porque a ellos les exigen más. Lo que nos revela la sutileza de la discriminación de género
Hay otro servicio eee… este donde hay un oncólogo …con las mujeres …en las clases…si no las dan como él quiso ya ahí la deja, pero, si un hombre no las da como él quiso pues les hace que la repitan y los hace llegar a las cinco de la mañana para que den la clase correcta (Entrevista grupo focal. Alumno de internado)
Otra de las manifestaciones del sexismo que enfrentan las estudiantes es la descalificación y la intención de probar que tienen menor capacidad
Además, desde las normas de género se establece una doble moral sexual que favorece la apropiación y el control masculino sobre la sexualidad y el cuerpo femenino, de esta manera se legitima socialmente, aunque de forma velada, el ejercicio de la violencia sexual masculina sobre las mujeres, que puede incluir, hostigamiento, acoso, tocamientos, insinuaciones, hasta violación. Este permiso y derecho que la sociedad otorga a los hombres sobre las mujeres se observa en el hostigamiento sexual que sufren las internas, principalmente de parte de los médicos adscritos y en menor grado de los médicos residentes, experiencia que fue ampliamente referida por las y los entrevistados/as y que se presenta con mayor frecuencia en el servicio de cirugía. Afortunadamente algunas internas ejercen cierta resistencia.
De acuerdo con Bedolla (2003), el hostigamiento sexual se refiere a “cualquier tipo de acercamiento, asedio o presión de naturaleza sexual tanto física como verbal no deseada, en el contexto de una relación desigual de poder; derivado de la posibilidad de dar beneficios condicionados e imponer sanciones en donde están presentes las siguientes dimensiones”: a) Acciones sexuales no recíprocas… físicas y verbales,… no bienvenidas, repetitivas, vistas como premeditadas; b) coerción sexual, tiene que tiene el propósito de causar alguna forma de rechazo o proporcionar alguna ganancia a alguien si rechaza o admite las acciones sexuales propuestas en una relación asimétrica, con mayor acierto en los espacios laborales o educativos; c) sentimientos de desagrado … malestar, tristeza. Esta situación corresponde tanto al testimonio anterior como al siguiente, que afecta no sólo psicológicamente a las alumnas, sino que también afecta seriamente el progreso académico de las estudiantes como lo muestra el siguiente testimonio.
Es además un problema bastante generalizado que enfrentan las internas de pregrado en las diferentes instituciones donde ellas realizan el internado de pregrado.
Existe una tendencia a visibilizar sólo la violencia de los hombres en contra de las mujeres, sin embargo, se pasa por alto que ésta también puede provenir de las mujeres. En esta investigación se corroboró que la violencia no sólo la ejercen los médicos sino también lo hacen algunas médicas, las alumnas refieren no sólo violencia sino también falta de apoyo de parte de ellas.
Claramente se observa el ejercicio de violencia de género de parte de esta médica adscrita, lo que concuerda con lo señalado por izquierdo en cuanto la necesidad de tomar en consideración que algunas mujeres también ejercen violencia en contra de otras mujeres, además, esta violencia adquiere un componente de género porque la identidad y subjetividad femenina se constituyen al interior de un orden social de género, y, las mujeres interiorizamos el discurso patriarcal a través del cual establecemos nuestras relaciones con otras mujeres y con los hombres.
Por otro lado, las internas de pregrado no sólo enfrentan la discriminación y el sexismo de médicos y médicas sino también de algunas enfermeras y de algunos pacientes, quienes en muchas ocasiones no reconocen su investidura profesional
“Llega un paciente y te dice señorita … porqué, a los hombres si les dicen doctores y a las mujeres nos dicen señoritas…o las enfermeras o enfermeros llegan así es que la chica me fue a decir que” (Entrevista: alumna interna de pregrado. Grupo focal)
Además, en las entrevistas se señala la falta de solidaridad y el conflicto entre mujeres, especialmente de las enfermeras menos jóvenes. Esto nos refiere a lo que señala María Piussi, en cuanto, a que uno de los mecanismos del sistema patriarcal para sostener la dominación femenina es precisamente propiciar la separación y el antagonismo entre las mujeres.
Las jornadas extenuantes de trabajo más la violencia y el sexismo que viven las médicas internas de pregrado afectan su salud tanto física como mental
La violencia física y psicológica también se presenta durante este año de la carrera, aunque la primera es más frecuente hacía los médicos internos de pregrado, las médicas internas también la sufren. Además de que la violencia se presenta de manera crónica, lo que afecta seriamente su autoestima y su salud física y mental.
Afortunadamente no todo es negativo, en la entrevista grupal se relata la presencia de cierto empoderamiento de parte de las médicas internas, tal vez, como parte de los mecanismos de resistencia que señala Foucault en su tesis del poder
En resumen, en esta investigación se pudo corroborar la existencia de violencia hacía las médicas y los médicos durante el internado de pregrado, sin embargo, las médicas la sufren con más frecuencia. La violencia contra las estudiantes la ejercen principalmente los médicos adscritos; en menor grado los residentes (estudiantes de especialidad); algunas médicas, pacientes y personal de enfermería. Los tipos de violencia son principalmente, hostigamiento sexual, discriminación de género; inferiorización que se manifiesta por el poco reconocimiento a su saber e investidura profesional. La violencia verbal y psicológica son frecuentes; se relata trato diferencial a internas e internos de algunas enfermeras. Se refieren efectos en la salud física y mental. Los hombres reciben más violencia física. Se ubica la violencia como personal y se percibe cierta legitimación de la misma. Se observa institucionalización de la misma.
Conclusiones.
Los resultados de esta investigación coinciden con los resultados de otras investigaciones publicadas. También es importante señalar que en las entrevistas participaron sólo médicas y médicos internas/os de pregrado que se encuentran realizando el internado en la ciudad de México y las condiciones pueden variar para quienes están haciendo el internado en otras entidades federativas, por lo que consideramos necesario hacer un grupo focal en el que participen estudiantes que se encuentran en otras entidades federativas.
También es necesario señalar que esta violencia que se ejerce contra las estudiantes forma parte del curiculum oculto de la carrera de medicina y que forma parte de la forma tradicional de educar, “la letra con sangre entra”. Dentro de este curiculum oculto también se transmite la organización altamente jerarquizada del orden médico en las instituciones.
Aunque en las y los entrevistados hablan de acoso sexual, en realidad estamos ante una situación de hostigamiento sexual, pues ésta última es la que se ejerce desde la autoridad, y ese es el caso que aquí se presenta.
También se puede observar que la violencia contra las estudiantes también es ejercida por las médicas adscritas, lo que nos lleva a reflexionar en la necesidad de sensibilizar no sólo a los hombres, sino también a las mujeres. Pues hombres y mujeres obedecen al mismo orden de género que dicta las normas.
Visibilizar la violencia de género es un vehículo importante para desnaturalizar la violencia que por tanto tiempo se ha “naturalizado” y se ha mantenido oculta, aunque, apenas estamos comenzando y queda un largo camino por andar.
Esta investigación cualitativa constituye la base para realizar una encuesta en una muestra representativa de la Facultad de Medicina.
Bibliografía
Bickel Janet. Gender equity in undergraduate Medical Education: A status report. Journal of Women’s Health &Gender-Based Medicine 2001; 10(3):261-270.
Bedolla Miranda, P. El hostigamiento sexual, los y las universitarias. En: Bustos Romero O, Blázquez Graf N, eds. Qué dicen la académicas acerca de la UNAM. Primera edición. México: UNAM, 2003: 173-186.
Burke, Penny Jane (2007) “Men accessing education: masculinities, identifications and widening participation” British Journal of Sociology of Education, Vol. 28, Num 4, 411 – 424, July
Carr PL, Ash AS, Friedman RH, et al. Faculty perceptions of gender discrimination and sexual harassment in academic medicine. Ann Intern Med. 2000;132:889-896.
Davies, B. (1989) “The discursive production of male/female dualism in school settings”, Oxford Review of Education No. 15:229-241.
Foucault, M. La voluntad del saber. En: Historia de la Sexualidad. Vigesimotercera edición. México: Siglo veintiuno editores, 1996: p 194
Izquierdo, JM. Los órdenes de la violencia: Especie, Sexo y Género. En: Fisas, Vicenç, eds. El sexo de la violencia: Género y cultura de la violencia. Barcelona: Icaria, 1998: 1-21.
Mingo, Araceli (2006) ¿Quién mordió la manzana? Sexo. Origen Social y Desempeño en la Universidad, México: CESU-PUEG-F.C.E.
Moscarello R, Margittai K, Rossi M. Differences in abuse reported by female and male Canadian medical students. Can Med Assoc J. 1994; 150(3): 357-363.
Nora L, Mc Laughlin, Fosson Sue, et al. Gender discrimination and sexual harassment in medical education: Perspecives gained by a 14-school study. Academic Medicine. 2002; 77:1226-1234.
Piussi Ana María. La pedagogía de la diferencia sexual. Nuevas expectativas en Italia. En, Belausteguigoitia, Mingo A (Eds.) Géneros Prófugos. Feminismo y Educación. PAIDOS/PUEG UNAM, Colegio de la Paz Vizcaínas, México 1999, pp89-116.
Ramírez, J.C. Identificando los hilos para tejer madeja. En: Madejas entreveradas. Violencia, masculinidad y poder. Primera edición. México: Plaza y Valdés, 2005: 27-95
Romito P, Grassi M. Does violence affect one gender more than the other? The mental health impact of violence among male and female university students. Social Science and Medicine. 2007;65: 1222-1234.
Thorne, B. (1993) Gender Play: Girls and Boys in School, New Brunswick, NJ: Rutgers University Press.
Schoroen T. Anneke, Brownstein R. Michelle, Sheldon F. George. Women in Academic General Surgery. Academic Medicine, 2004;79(4):310-318
1 Programa de Estudios de Género y Salud, Facultad de Medicina UNAM, correo electrónico: luztetla@hotmail.com
2 Para los fines de esta investigación, la violencia de género se entenderá como: La violencia que se ejerce contra las personas derivada de los regímenes de género en cada sociedad. Como cualquier acto que lesione la dignidad o autoestima de las personas en el plano, físico, psicológico y sexual.
3 Son médicos y médicas que ya terminaron la licenciatura y que se encuentran realizando estudios de especialidad.
4 Los regímenes de género se refieren a las prácticas sociales mediante las cuales se constituyen diferentes masculinidades y feminidades entre docentes y estudiantes, se ordenan sus actos y capacidades en términos de prestigio y poder, al tiempo que se legitiman jerarquías (Mingo, 2006).