La equidad de género en el desorden de la violencia. Nuevos y viejos escenarios
La violencia socialmente construida contra las mujeres tiene diversos orígenes. En primer lugar, las mujeres han sido construidas como cuerpos apropiables, lo que implica la negación de las mujeres como sujetos racionales y su reducción a cuerpos apropiables dentro de la eroticidad masculina. De ahí que las mujeres compartan la característica de cuerpos antes que de seres humanos titulares de derechos.
En segundo lugar, la mirada del hombre coloca a la mujer en la situación de objeto deseado, puesto que no ser objeto del deseo masculino equivale a la desaparición del ámbito civilizatorio, el único capaz de otorgar legitimidad a la vida de las mujeres.
En tercer lugar, el ser de las mujeres se cumple en los otros en tanto otorgadores de sentido para la vida de las mujeres. Desde este punto de vista las mujeres tendrían una incompletud permanente incapaz de ser cumplida fuera de las disposiciones establecidas por la sociedad basada en valores masculinos: la conyugalidad y la maternidad.
En cuarto lugar, distintos ordenamientos establecen el disciplinamiento del cuerpo como parte de la violencia legítima, sin embargo, la violación y la muerte representan los puntos extremos de la violencia hacia las mujeres. En quinto lugar se piensa que las mujeres portan una animalidad y sensualidad de perfiles bestiales y demoniacos que puede hacer perder el lugar privilegiado que tiene el varón en la sociedad. Las sociedades occidentales contienen mecanismos de ideologización de las mujeres tendientes a lograr que las mujeres acepten y deseen el papel de reproducción asignado: la educación es parte de los mecanismos culturales que reproducen modelos de subordinación aprendidos familiarmente y son reafirmados por la escuela
La violencia legitimada hacia las mujeres conforma un mecanismo de dominación que justifica la discriminación, el sometimiento de las mujeres, la inferiorización permanente y anuncia la violencia física de exterminio practicada a principios del siglo XXI. Si en un principio la violencia legitimada tenía como propósito construir una ideología para mantener a las mujeres al interior del hogar en funciones de reproductora biológica, poco a poco esa ideología se convirtió en ideología dirigida a concientizar a los hombres de los peligros que representaban las mujeres fuera del hogar. La combinación entre la mujer dueña de su sensualidad y poseedora de saberes ancestrales desconocidos y prohibidos por el varón racional, la convirtieron en poderosa e invencible, de ahí que la violencia de exterminio se convierta en una práctica de sometimiento de las mujeres.
Comprender en profundidad el significado de violencia implica abarcar no solamente la que ocurre en el ámbito doméstico, familiar o conyugal sino abarcar las condiciones en que ocurre la violencia social ya que ambas formar parte de la misma institucionalización de la violencia contra las mujeres.La violencia contra las mujeres se encuentra estructurada en la sociedad como un proceso latente donde el actor se multiplica porque desaparece, está constituida por la desigualdad de oportunidades, la feminización de la pobreza, la prostitución de niñas y mujeres, el no reconocimiento del trabajo doméstico como trabajo, además de la ideología de la inferiorización de la mujer que conforma el sentido común.
El desorden de la violencia implica justificar la discriminación de las mujeres a partir de la conformación de una cultura basada en la inferiorización de éstas. Ya sea que los argumentos provengan de la tradición, la religión o la ciencia, porque al final de cuentas, están estructuradas para legitimar una división sexual del trabajo que desfavorece a las mujeres.
La violencia contra las mujeres tiene como finalidad excluirlas del poder, mantenerlas en un nivel de subordinación y opresión incapaz de ser resuelto dentro de la sociedad occidental porque se encuentra en la misma base del ordenamiento de la sociedad. De ahí la importancia de las discusiones teóricas y las investigaciones prácticas relacionadas con las posibilidades de la equidad de género en estas condiciones de violencia.
Porque la violencia no es una ni permanece para siempre. Cambia con los cambios tecnológicos y adquiere nuevos rostros cada vez que las mujeres dan pasos hacia delante. Por ello es preciso aguzar la mirada y tender un puente hacia el entendimiento de las constantes sociales en que ocurre actualmente.
El presente libro contiene textos que inicialmente fueron discutidos dentro del X Coloquio de la Red de Estudios de Género del Pacífico Mexicano que se llevó a cabo en Tepic, Nayarit en noviembre de 2012. Los textos fueron seleccionados con el criterio de presentar abordajes novedosos que dieran cuenta de las posibilidades de la equidad de género en el desorden de la violencia. El primer capítulo se denomina “Violencia social y delictiva” y estuvo coordinado por la Maestra Fabiola González Román; el segundo capítulo “Nuevos escenarios de la violencia” fue coordinado por la Dra. Laura Isabel Cayeros López; el tercer capítulo se relaciona con las “Masculinidades emergentes” el cual fue organizado por el Dr. Arturo Murillo Beltrán; el cuarto capítulo tuvo por nombre “Educar para la Paz” y estuvo bajo la coordinación de la Dra. María del Refugio Navarro; el quinto capítulo se denomina “Estrategias de comunicación no violenta” y fue organizado por la Maestra Dalinda Sandoval Acosta; el sexto capítulo se denominó “Migración regional, nacional, internacional y relaciones de género”, coordinado por la Dra. Elena Susana Pont Suárez. La coordinación general fue realizada por la Dra. Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara.
El libro permitió abrir un espacio para la discusión académica, la confrontación de resultados, el intercambio de opiniones, pero sobre todo, para realizar un balance del nivel de discusión de la temática de la violencia y la equidad de género.
Luchar contra la violencia hacia las mujeres es parte de la tarea contemporánea donde se tienen cada vez, mayores derechos pero también mayores atentados contra la integridad de las mujeres. Como dice Michelle Bachelet de ONU Mujeres: “Cada vez existe mayor conciencia sobre lo que la violencia contra las mujeres significa: una amenaza a la democracia, un obstáculo para conseguir la paz duradera, una carga en las economías nacionales y una violación de los derechos humanos. A medida que más y más personas crean que la violencia contra las mujeres es inaceptable y evitable, a medida que más y más agresores reciben su castigo, el cambio para poner fin a la violencia contra las mujeres se hace más real”.
Lourdes C. Pacheco Ladrón de Guevara, Laura I. Cayeros López, Fabiola González R., Arturo Murillo B., Ma. del Refugio Navarro, Elena Susana Pont y Dalinda Sandoval A.