SANTUARIOS, FIESTAS PATRONALES, PEREGRINACIONES Y TURISMO RELIGIOSO

SANTUARIOS, FIESTAS PATRONALES, PEREGRINACIONES Y TURISMO RELIGIOSO

Rogelio Martínez Cárdenas. Coordinador (CV)

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Turismo religioso en los Altos de Jalisco (México). Un estudio de caso


Rogelio Martínez Cárdenas


Resumen
El turismo por motivos religiosos ha estado asociado a la región alteña del estado de Jalisco, México, de manera particular a la población de San Juan de los Lagos desde el siglo XVII. Sin embargo, a partir de este nuevo siglo, los sitios de devoción ubicados en este espacio territorial se han incrementado debido a la canonización de algunos mártires surgidos en durante la guerra “cristera” realizada en México durante la década de los años 20’s del siglo anterior.
Debido a este reciente repunte en la afluencia de visitantes a esta zona del estado de Jalisco, las autoridades consideraron que su gran potencial turístico religioso pudiera ser el detonador para el desarrollo económico de esta zona geográfica. Para ello,  se ha creado una propuesta de ruta turística, al estilo del Camino de Santiago en España, donde la pretensión es que los peregrinos visiten los diferentes santuarios con que cuenta esta región y lograr que el beneficio económico que deja el turismo sea compartido por los diferentes municipios que integran la región de los Altos de Jalisco.
Palabras claves: Turismo religioso, Altos de Jalisco, Santuario, Turismo, Ruta turística

Introducción
La religión y el turismo han caminado juntos desde hace largo tiempo. El origen de esta relación se remonta a los hechos narrados en el libro Ve-eleh shemoth o libro del éxodo donde se cuenta la salida del pueblo judío del reino de Egipto guiados por Abraham en busca de la tierra prometida por Yahveh, este es el motivo por el cual se considera que Abraham es el primer peregrino y el viajero religioso por excelencia.
Hoy en día a diferencia del pueblo de Israel, el peregrinaje tiene motivaciones variadas, sin embargo, más allá de la razón que mueva al romero, podemos considerar que todo peregrino de alguna manera es también turista aun cuando él no se considere a sí mismo como tal. Para efectos prácticos, incurre en diversas acciones similares a las de cualquier turista tradicional. Esta es la razón por la cual se puede considerar que toda persona que abandona su lugar de residencia habitual para dirigirse a otro sitio sin importar el motivo por el cual se desplaza es un turista1 .
Esta concepción de turismo, ha sido objeto de muchos debates entre diferentes estudiosos del tema Timothy & Olsen, 2006; Cohen 1972, 1979, 1992 y 1998; MacCannell, 1973; Smith V. ; 1989 y 1992; Urry, 2002; Parrellada, 2009 ya que para varios de ellos, no es el comportamiento lo que define si es turista o no, lo fundamental para diferenciar si se trata de un peregrino o turista es el motivo por el cual se inicia el viaje. Sin embargo, independientemente de que se les denomine peregrinos o turistas, este tipo de visitante demanda una serie de bienes o servicios que le son ofrecidos por prestadores turísticos.
Ya sean peregrinos o turistas, la región de los Altos de Jalisco, México, ha sido objeto de visita por parte de éstos desde el siglo XVII época en que se da el primer milagro de la Virgen de San Juan de los Lagos.
Durante la época de la Colonia, con la finalidad de evangelizar a las nuevas tierras se pretendió que todas las poblaciones fundadas en la Nueva España tuvieran como santo patrón alguno de los santos consagrados por la Iglesia Católica. Por tal motivo, en el año de 1791 el Papa Pío VI dona a la parroquia de Santa María de los Lagos en la actual ciudad de Lagos de Moreno, Jalisco, México el cuerpo momificado de San Hermión, soldado romano martirizado en la época de la persecución de Dioclesiano en el año 303. A pesar de tan gran distinción hecha a los pobladores alteños por parte del Sumo Pontífice, la devoción popular hizo que el pueblo entregara su fe a una pequeña imagen mariana.
La historia cuenta, que esta efigie ni siquiera se encontraba puesta en el altar de la población de Santa María de los Lagos, sino que estaba arrumbada en una pequeña capilla de un pueblo llamado San Juan Mezquititlán (hoy día San Juan de los Lagos), del cual se decía era habitado por “indios”. A esta imagen, se le atribuye el milagro de devolver la vida a la hija de unos cirqueros que habían pernotado esa noche en el lugar, y la cual falleció al fallar una acrobacia consistente en efectuar un salto sobre una cama de cuchillos.
Desde el primer cuarto del siglo XVII empezaron a llegar peregrinos a visitar a la imagen milagrosa, no fue sino hasta tiempo después que la Iglesia le otorgara la advocación de la Virgen de la Concepción, aunque la devoción popular le ha asignado el nombre de la “Virgen de San Juan de los Lagos” o llamándola con cariño simple y llanamente “La Chaparrita”. Esta es la segunda imagen mariana más venerada en México, tras la de la virgen de Guadalupe, alcanzando los seis millones de visitantes al año.
Objetivos
Debido al interés de las autoridades de turismo en promover la región de los Altos de Jalisco y en particular a San Juan de los Lagos como un destino de turismo religioso, y no sólo un sitio de peregrinación, para lo cual ha desarrollado el producto turístico denominado “ruta cristera”. Mediante el presente trabajo se busca identificar las principales características socioeconómicas de los visitantes a San Juan de los Lagos para ver si el producto turístico “ruta cristera” a sido un factor en para la modificación del visitante tradicional a esta población.
Revisión de la literatura
Hablar de turismo y religión es hablar de los desplazamientos que realizan las personas de un sitio a otro con la finalidad de adentrarse en un lugar considerado sagrado. Su principal y peculiar característica es el hecho de pretender lograr alcanzar una cercanía del visitante con una divinidad que considera no puede ser alcanzada en cualquier sitio distinto al santuario.
Por lo tanto, la relación entre turismo y religión es tan antigua como lo son las peregrinaciones, sin embargo, su estudio es muy reciente y todavía existen muchos aspectos pendientes de ser revisados a profundidad, como lo menciona Dallen Timothy cuando dice:
The intersection of tourism and religion is a fascinating area. Within it we find such subjects as pilgrimage (both religious and “secular”), sacred space (and its management), and the meaning of journeying. Surprisingly to some, this area also provides access points to theoretical areas as identity creation, religious/spiritual function, and the spiritual supermarket. However, the field remains understudied, and the various paths from which further fields could be accessed have largely been left unmapped (Timothy & Olsen, 2006)
Hasta hace poco tiempo, hablar de desplazamientos por motivos religiosos era referirse básicamente a los viajes realizados por los peregrinos; siendo uno de los autores pioneros al respecto Victor Turner, quien en su publicación de 1973, titulada The Center out There: Pilgrim’s Goal realiza un profundo análisis acerca del peregrinaje, enfocándose en dos aspectos: su papel como rito de paso y como expresión de relaciones sociales.
Mi investigación hace especial énfasis en aquellos procesos de peregrinaje que se han consolidado en sistemas de peregrinaje como los que se encuentran en las más importantes religiones históricas: cristianismo, islamismo, judaísmo, hinduismo, budismo, confucianismo, taoísmo y sintoísmo.
Puesto que las peregrinaciones son fenómenos “liminales”, y aquí nos ocuparemos de los aspectos espaciales de su liminalidad, también expresan en sus relaciones sociales la calidad de communitas. Además, a través de la organización social de las peregrinaciones establecidas por mucho tiempo, la calidad de communitas se articula, en alguna medida, con la estructura social circundante.
A partir de mi inspección preliminar de información sobre peregrinaje, ahora me parece que mientras la situación completa acoge la aparición de la communitas existencial, la communitas normativa es la que constituye el vínculo social característico entre peregrinos y entre peregrinos y quienes les ofrecen ayuda y hospitalidad en su jornada sagrada. (Turner, 1973)
Años más tarde, Alan Morinis (1992) afirma que la peregrinación esta conformada de dos componentes indispensables. Por un lado el deseo de llegar a solucionar los problemas que aquejan a las personas y, por otro, la creencia de que existe un lugar donde habita una divinidad que puede hacer realidad ese deseo.
 Pilgrimage is born of desire and belief. The desire is for solution to problema of all kind within the human situation. The belief is that somewhere beyond the know world there exists a power that can make right the difficulties that appear so insoluble and intractable here and now. (Morinis, 1992).
Ian Reader (1993) en su libro Pilgrimage in popular culture, se refiere al hecho de que actualmente se presentan fenómenos similares al peregrinaje a lugares místicos, pero a sitios ya no de corte religioso, sino con un valor de tipo cultural o natural, así como a memoriales de guerra y hasta sedes deportivas, con lo que par este autor el estudio del peregrinaje debe ampliar sus horizontes.
James Preston (1992) ya se había referido a la diferencia que existe entre peregrinaje y viajes culturales, y argumenta para enfatizar esta diferencia que una peregrinación toma en cuenta la “circulation of people, ideas, symbols, experiences, and cash” (Preston, 1992). De esta manera, si aceptamos la tesis de Preston, podemos hablar de forma claramente diferenciada entre peregrinación y turismo religioso.
Así al enfocarnos en el turismo religioso y no a la peregrinación, debemos recurrir a la definición ya clásica que hace Nelson H.H. Graburn (1977) en su trabajo donde se refiere al turismo como, un viaje voluntario que no es de trabajo, es de recreación o de una forma de ocio enfocado a recobrar el bienestar individual para el regreso a la vida laboral.
En su artículo Toward a sociology of international tourism, Cohen (1972) plantea una primer tipología para la clasificación de los diferentes tipos de turismo. En primer lugar sitúa al turismo de masas, en su vertiente formal o institucionalizado que es aquel donde el turista viaja con paquetes pre-armados y su recorridos lo realiza a bordo de un autobús con un guía de turistas para visitar los principales sitios de interés de una población. En segundo lugar, se encuentra el turismo no organizado y realizado por iniciativa personal. Este tipo de turismo es similar al anterior, solamente que mantiene algo de control sobre sus recorridos.
En tercer lugar, también podemos hacer referencia a un turista que llama el explorador, que le gusta hospedarse en hoteles y trasladarse en transporte de buena calidad, pero no recurre a especialistas para organizar su viaje. Por r último, en cuarto lugar, está el vagabundo, que es el aventurero que se lanza en busca de conocer lugares pero sin ninguna clase de criterio de exigencia al transporte u hospedaje.
En su libro The tourist gaze, John Urry (2002) habla acerca la problemática que plantea el turismo para conciliar la idea preconcebida por el turista y lo que ofrece la industria turística, en virtud de que los turistas tienden a tener altas expectativas de lo que deberían recibir, buscan lo extraordinario y por lo tanto, se vuelve crítico la calidad de los servicios prestados.
The relationship between the tourist gaze and those industries that have been developed to meet that gaze is extremely problematic.
Initially, it should be noted that almost all the services provided to tourists have to be delivered at the time and place at which they are produced (see Urry, 1987). As a consequence the quality of the social interaction between the provider of the service, such as the waiter, flight attendant or hotel receptionist, and the consumers, is part of the 'product' being purchased by tourists. If aspects of that social interaction are unsatisfactory (the offhand waiter, the unsmiling flight attendant, or the rude receptionist), then what is purchased is in effect a different service product. The problem results from the fact that the production of such consumer services cannot be entirely carried out backstage, away from the gaze of tourists. They cannot help seeing some aspects of the industry which is attempting to serve them. But furthermore, tourists tend to have high expectations of what they should receive since 'going away' is an event endowed with particular significance.
People are looking for the extraordinary and hence will be exceptionally critical of services provided that appear to undermine such a quality. (Urry, 2002)
Scott McCabe (2005), su artículo Who is a tourist? realiza un muy buen análisis de varios de los trabajos publicados por Cohen y cita su trabajo de A Phenomenology of Tourist Experiences (1979) donde establece una nueva categorización de los turistas diferente a la de su artículo de 1972. Esta vez clasifica al turismo en: recreativo, donde el turista busca escapar de las tensiones de la vida diaria; turismo de distracción, donde se pretende romper con la monotonía de la cotidianidad y el turismo existencial, donde el turista busca principalmente tener una nueva experiencia, pero además que tenga autenticidad esa vivencia.
Tourism was conceived as a reversal of everyday activities but in itself is devoid of meaning. However, if tourism became central, the individual would become deviant (Cohen, 1979: 181). At one end of the spectrum of experiences, Cohen proposed, is the ‘recreational’ mode. The recreational tourist is attached to the centre of their own society, not alienated from it, and will aim to ‘recreate’ as a form of escape from the strains and stresses that attachment to the conformity of that centre creates. With the recreational tourist there is little quest for authenticity. The ‘diversionary’ mode of tourism is where the individual is not attached to the centre of their own society, life is monotonous and ‘meaningless’ and tourism provides an alternative to the bore- dom and routine of their own society but without any meaning itself. It is therefore purely diversionary. The third mode is the ‘experiential’ type. The experiential tourist is alienated from their own centre, is aware of their own alienation, and actively seeks meaning and authenticity in the life of others, or tourism. However, experiential tourists remain aware of their ‘otherness’ (p. 188) and therefore aware of their rightful place within their own society. In the ‘experimental’ mode of tourism, the individual does not adhere to the centre of his or her own society and looks for alternatives in many different forms. Finally, in the ‘existential’ mode of tourism the individual is completely alienated from their own society, seeks an alternative to it, embraces the other beyond the boundaries of their own world, and turns it into their ‘elective centre’ (p. 190). The existential tourist is deeply concerned with the authenticity of their experiences. (McCabe, 2005)
Ming Jeng Shen (2011) en su artículo The Effectts of globalized authenticity on souvenir cita varios de los trabajos desarrollados por MacCannell, otro de los autores clásicos en los estudios de turismo, en donde al igual que Cohen, hace referencia a la necesidad de las personas de vivir una experiencia autentica cuando deciden realizar un viaje.
MacCannell (1973) suggested “staged authenticity” to conclude the obviously inauthentic experience. Drawing on the notion of front stage and back stage from Goffman, a structural division of social hierarchy, MacCannell contended that the front stage, where host meeting guest and patron interacting with service providers, could be a “false reality” for show and performance, while the back stage a “real reality” for performers and showers (Goffman,1959; MacCannell, 1973, p.589-590). Therefore, he concluded that tourists, who were bored with their inauthentic life of routine work, were motivated to quest for genuine, spontaneous and authentic experience, to mingle with natives, to see the real life as it is, only failed to meet these motivations (MacCannell, 1973). (Shen, 2011)
Es precisamente esta idea de un turista existencial que proponen Cohen y MacCannell, lo que la industria turística ha visto como potencial para la generación de un segmento de mercado, al que se le ha denominado turismo religioso. El pretender utilizar el interés de las personas en vivir una experiencia mística con una divinidad, no es algo nuevo, como lo refiere (Esteve Secall, 2001) “la utilización del hecho religioso es una constante a lo largo de la historia, que subsistirá, no importa bajo qué tipo de espiritualidad ni de qué sistema económico”
El turismo religioso, [es] un fenómeno que comienza a tomar fuerza y contradice la tesis que profetizaba el fin de la religiosidad. En efecto, cada vez son más las personas que por promesas personales o agradecimientos forman parte de las procesiones religiosas en todo el mundo (Korstanje, 2006).
Mediante el turismo religioso se pretende hacer más rentable la economía de las poblaciones donde se ubican un santuario religioso, de tal forma que se ha de motivar al visitante para que permanezca  más tiempo en el lugar que el necesario para cumplir con su obligación autoimpuesta de enfrentamiento ante la divinidad. Pero este intento de mercantilizar los lugares asociados a la religión, deben cuidar de no rebasar la línea que divide una oferta turística atractiva e innovadora de una teatralización y conversión de la población en un gran parque temático religioso, y es que “al contrario de otras actividades económicas, en el turismo los ‘consumidores’ llegan hasta el lugar donde se encuentra el ‘producto’, por lo que hace que la actividad turística sea particularmente frágil y vulnerable a cambios que se produzcan en el entorno natural, cultural y económico.” (Toselli, 2004). 
De acuerdo con el documento Orientaciones para la Pastoral del Turismo del Consejo para la Pastoral  de los Emigrantes e Itinerantes (2001), la iglesia católica “volvió, en 1969, su atención pastoral al fenómeno turístico. En unos momentos en que el turismo se ofrecía como plataforma de muchas posibilidades para el progreso de las personas y de los pueblos”; de esta manera, un cuando se desarrolla toda una pastoral para el turismo existe un segmento de la misma iglesia católica que considera que el turismo en los sitios de fe, más que ayuda terminaría por banalizar el hecho religioso, como argumenta Parellada (2009).
¿Qué es el turismo religioso? ya que […] turismo, peregrinaciones y experiencia religiosa […] tienen una identidad propia, y que no se confunden entre ellas.
Dicho esto, ya tenemos una primera aproximación: el turismo religioso no es una peregrinación. Cosa distinta es que la peregrinación, como se ha dado en todos los siglos, haga uso de los medios y de los infraestructuras de este tiempo, que en nuestros lenguajes hemos dado el apelativo de medios e infraestructuras turísticas.
[El] turismo religioso, esconde ambivalencias internas y […] si no se pone atención, tiende subrepticiamente a modificar la práctica tradicional de las peregrinaciones y también el concepto del mismo Turismo (en mayúsculas). [Es] una realidad que va en aumento según constataba una de las principales conclusiones de la Conferencia Internacional sobre el Turismo, las religiones y el diálogo con las culturas de la OMT celebrada en octubre de 2007 en Córdoba (Parrellada, 2009).
A pesar de que personajes como Josep-Enric Parellada, OSB, Director del Departamento de Pastoral de Turismo, Santuarios y Peregrinaciones de la Conferencia Episcopal Española mencionan claramente que no existe confusión entre los términos de peregrinación y turismo,  hay sacerdotes que siguen refiriéndose al turismo religioso como sinónimo de peregrinación; como es el caso del encargado de los medio de comunicación social de la basílica de Zapopan, en Jalisco, México, quien se refiere al turismo religioso de la siguiente manera: “tiene una finalidad muy específica, conocer diferentes lugares, pero con una actitud y una disposición especial de ir al encuentro de los lugares de devoción, lugares de fe, no solo como aquel que llega como espectador, sino aquel que llega con la necesidad de vivir una experiencia de encuentro con Dios y una experiencia de fe” (Figueroa García, 2008). Una idea similar tiene el sacerdote Juan Carlos González Orozco, historiador de la basílica de San Juan de los Lagos para quien “el turismo religioso es el desplazamiento de personas hacia un centro, un lugar geográfico que las personas entienden como lugar santo, lugar de encuentro con Dios” (González Orozco, 2008).
Es tal la importancia que ha ido adquiriendo en las últimas décadas el turismo religioso, que el Vaticano, en su documento Orientaciones para la Pastoral de Turismo (2001), deja explicita la necesidad de vincularse con los diferentes actores del sector turismo, cuando plantea en uno de los objetivos de la pastoral de turismo “Impulsar la colaboración con las autoridades públicas y de la administración local, con las asociaciones de operadores y trabajadores, y con las demás organizaciones interesadas por el turismo”.
A diferencia de la peregrinación tradicional, hablar hoy día de turismo religioso implica referirse una serie de complementos que se ponen a disposición del visitante para su disfrute y consumo como son conciertos musicales, museos artísticos, históricos, servicios gastronómicos, de hospedaje, actividades comerciales diversas, de manera tal que el turista encuentra un atractivo para permanecer durante más tiempo en el lugar al que arribó en principio por motivo religioso, tal como lo describe Monseñor Andreatta  “El turismo religioso es una experiencia del hombre, que descubre un camino interior en contacto con varios santuarios en medio de un territorio, descubre la capacidad de amar, en su encuentro con el arte, la historia, la cultura, la religión también, las bellezas naturales de un territorio” (Andreatta, 2008).
Quizá la más clara diferenciación entre peregrino y turista religioso la ofrece Gemma Cánoves (2006) quien sitúa al turismo religioso como la intersección entre el peregrino y turista secular. Sin embargo, aun cuando el peregrino hace uso de los servicios e infraestructura turística, existe una diferencia fundamental entre el peregrino y el turista religioso, el primero sólo tiene una motivación de origen religioso, su interés es cumplir con promesa auto impuesta de llegar a presentarse ante el lugar sagrado, sin importar los medios o sufrimientos necesarios para alcanzar su objetivo.
Por lo tanto el turista espiritual a diferencia del peregrino, espera encontrar en el lugar visitado una serie de servicios que le permitan hacer de su estancia algo placentero y que le dejen un recuerdo positivo del lugar, no obstante, en su etapa de turista no desea sufrir sacrificios o mortificaciones corporales, por el contrario espera ser complacido y sobre todo encontrar algo que no puede encontrar en su lugar de origen,  que es la causa que motiva que el turista decida permanecer en el lugar visitado. Es decir, además de lo religioso busca una serie de atractivos de tipo artístico, histórico, cultural, social y comercial.
De esta manera, el turismo religioso es la respuesta natural ante un entorno “cada vez más tecnificado y agnóstico, supone la vuelta al encuentro con los dioses, con la naturaleza […] una nueva forma de hacer turismo religioso, en el que conviven en perfecta armonía religión y fiesta” (Mariscal Galeano, 2007)
Esta toma de identidad propia de este tipo de turismo asociado a la religión y que responde a una sociedad postmoderna en los términos que plantea (Houtart, 2007) “Primero: la postmodernidad se caracteriza por la invalidación de los grandes metarrelatos frente a la enorme diversidad de la realidad. Segundo: una multiplicidad de ideologías vividas a día sobre valores próximos” busca entre otras cosas romper con esta postmodernidad Hourtaria mediante “el ecumenismo [que] es de una tendencia  que se observa cada vez más en el turismo religioso. La otra tendencia que favorece el conocimiento de otras religiones y culturas es la del llamado turismo espiritual o de la espiritualidad” (Lanquar, 2007).
Y es que con el desarrollo de nuevos productos turísticos “los motivos religiosos suelen estar presentes, pero la visita puede igualmente convertirse en una estancia totalmente laica. Ello ha permitido aumentar el número de visitantes y laicizar el lugar (Cánoves Valiente, 2006).  Esta es la razón por la cual “los lugares sagrados se han transformado en puntos de encuentro de turistas, movidos por la peregrinación, la búsqueda de experiencias religiosas, la apreciación del lugar como espacio en sí y su significado cultural; y un sinfín de personas movidas por la curiosidad de lo sagrado” (Cánoves Valiente, 2006).
Hablar de turismo religioso no es hablar de peregrinación en el sentido tradicional, pero sí del patrimonio material e inmaterial asociado a un santuario y que motiva al turista a visitar ese lugar, puesto que es ello lo que le da la singularidad que motivará al visitante a permanecer más tiempo que tan sólo el necesario para su encuentro con lo divino, por ello:
El turismo religioso conforma una encrucijada de intereses, posibles conflictos, negociación, pero y también, de oportunidades para todo el mundo: lugareños y visitantes.
El patrimonio cultural, y según las definiciones oficiales y tradicionales de la UNESCO, se compone de los bienes muebles e inmuebles, monumentos, conjunto de construcciones, lugares de valor histórico y estético, sitios arqueológicos, libros, objetos y obras de arte. En últimas fechas se habla también del patrimonio inmaterial, intangible o efímero, conformado por teorías científicas y filosóficas, literatura, religión, ritos, historia oral, música, danza, costumbres, creencias, sistemas de conocimientos filosóficos y espirituales […] Como parte del patrimonio cultural consideramos aquí a las imágenes religiosas, templos, ciudades, creencias religiosas, celebraciones y devociones. Se trata del patrimonio cultural religioso (Fernández Poncela, 2010).
Por ello, podemos referirnos a todo ese conjunto de componentes materiales e inmateriales como un patrimonio comercial […] centrado en la venta y consumo para el visitante y el turista, incluido el peregrino. Se trata de un recurso económico donde empresarios hoteleros, transportistas, comerciantes y las autoridades políticas y religiosas locales toman cartas en el asunto. Hay recreación y espectáculo para consumo turístico (Santana, 1997), como lo había para el consumo identitario (García Canclini, 1993). Hay explotación comercial (Santana Talavera, 1997), pero y también oportunidades de desarrollo (Robles Salgado, 2004), posibilidad de ser rentable para la población receptora y “derrama económica” (Mariscal Galeano, 2007) y una apuesta para el territorio y las comunidades locales que puede llegar a ser positiva (Lanquar, 2007). Además de beneficiar al sector privado y a las autoridades políticas, puede ser fuente de ingresos para los habitantes del lugar (Ostrowsky, 2002), sin mencionar el sentirse reconocidas al pertenecer a un lugar considerado “importante” (Fernández Poncela, 2010).
Nota metodológica
Para el desarrollo de la investigación, se hizo un levantamiento de encuestas a los  visitantes de los santuarios de San Juan de los Lagos y Santa Ana de Guadalupe durante el periodo febrero – mayo de 2010; en total de levantaron 1,784 encuestas, las cuales fueron revisadas y depuradas para evitar utilizar información no consistente o incompleta. Después de la depuración pudieron ser utilizadas 1,500 encuestas que cubrían los requisitos de confiabilidad; de las cuales 1,000 correspondieron al santuario de San Juan de los Lagos y 500 a de Santa Ana de Guadalupe.
El hecho de haber realizado más encuestas en San Juan de los Lagos, es porque este santuario recibe una cantidad muy superior de visitantes al años que el santuario de Santa Ana de Guadalupe.
El cuestionario aplicado contenía 24 preguntas, y fue desarrollado con el objetivo de obtener una radiografía global del comportamiento del visitante, para lo cual se hicieron algunos cuestionamientos de tipo dicotómico, otros de opción múltiple, de respuestas múltiples, así como preguntas abiertas.
Para el procesamiento de datos, se utilizó tanto el programa Excel 2007 para Windows, como el SPSS versión 12 en español para Windows.
Resultados de investigación
A partir de la separación conceptual de turista religioso y peregrino y a la cual se ha hecho referencia anteriormente, surge el interés de las autoridades de turismo en promover la región de los Altos de Jalisco y en particular a San Juan de los Lagos como un destino de turismo religioso y no sólo un sitio de peregrinación, para lo cual ha desarrollado y promocionado el producto turístico denominado “ruta cristera” que incluye cuatro diferentes recorridos que pretenden hacer que los visitantes recorran una amplia zona de la región alteña, como se puede ver en el siguiente gráfico que aparece en el denominado pasaporte cristero.
Sin embargo, como resultado de la investigación realizada, se pone de manifiesto el poco impacto que éste producto ha tenido en los visitantes que acuden a San Juan de los Lagos, como lo demuestra la respuesta obtenida ante la pregunta hecha a los turistas acerca de si ha escuchado hablar de la ruta cristera.
La información aportada  sobre del conocimiento de la existencia de la “ruta cristera”, cuestiona fuertemente la probabilidad de éxito de este producto turístico. A continuación se mostrarán algunas de las principales características socioeconómicas de los visitantes a San Juan de los Lagos, resultantes del trabajo desarrollado en esa población, con la intención de tratar de entender el por qué el desinterés de los visitantes en esta apuesta mercadológica.
Procedencia de los visitantes
Con la intención de conocer la procedencia de los visitantes que arriban a la población de San Juan de los Lagos, se revisaron las estadísticas elaboradas por la Secretaria de Turismo del Estado de Jalisco para los años 2007, 2008, 2009 y 2010, obteniéndose los siguientes datos:
Cuadro 1
Procedencia de los visitantes
al santuario de San Juan de los Lagos
(Porcentaje)


ESTADO

2007

2008

2009

2010

EDO. DE MEXICO

32.78

26.72

28.33

30.92

DISTRITO FEDERAL

30.91

26.07

25.53

25.33

HIDALGO

6.32

5.88

6.55

6.40

JALISCO

4.25

5.15

3.34

6.09

NUEVO LEON

4.59

5.64

4.34

4.30

COAHUILA

3.97

3.98

3.17

3.10

QUERETARO

2.27

2.51

2.76

2.85

MICHOACAN

1.68

3.37

4.03

2.74

GUANAJUATO

1.41

3.03

3.55

2.68

SAN LUIS POTOSI

1.55

2.83

3.13

2.54

ZACATECAS

1.50

2.87

3.38

2.18

TAMAULIPAS

2.59

2.86

2.57

2.06

AGUASCALIENTES

0.81

2.32

2.82

1.95

PUEBLA

1.26

1.63

1.43

1.33

CHIHUAHUA

0.83

0.76

0.98

0.89

DURANGO

0.88

0.58

0.98

0.83

COLIMA

0.08

0.54

0.49

0.61

MORELOS

0.39

0.61

0.42

0.46

NAYARIT

0.09

0.61

0.52

0.39

TLAXCALA

0.55

0.23

0.46

0.39

BAJA CAL. NORTE

0.08

0.13

0.09

0.33

VERACRUZ

0.28

0.42

0.17

0.32

TABASCO

0.04

0.14

0.04

0.28

SINALOA

0.31

0.22

0.08

0.24

SONORA

0.11

0.14

0.15

0.20

GUERRERO

0.23

0.29

0.20

0.15

QUINTANA ROO

0.03

0.08

0.08

0.14

CHIAPAS

0.05

0.10

0.07

0.08

OAXACA

0.06

0.12

0.18

0.08

BAJA CAL. SUR

0.06

0.11

0.09

0.07

CAMPECHE

0.01

0.01

0.02

0.05

YUCATAN

0.03

0.04

0.04

0.03

    T  O  T  A  L

100.00

100.00

100.00

100.00

Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaria de Turismo del Estado de Jalisco
Durante el periodo de levantamiento de encuestas (febrero – mayo de 2010) se incluyó en el cuestionario una pregunta acerca del lugar de procedencia de los visitantes para contrastarlo con la información oficial, obteniendo diferencia en los datos, principalmente porque en la investigación no se consideró el número de integrantes en caso de acudir en peregrinación o grupos, sino que se lo importante era identificar la procedencia de cada grupo o visitante individual.
Bajo este criterio de contabilización, el mayor número de grupos o turistas visitantes proceden de los estados de Guanajuato, San Luis Potosí y Aguascalientes.
Al analizar el origen de los visitantes, es notoria la concordancia que guarda todavía con la región donde durante el siglo XVII, una réplica de la Virgen estuvo realizando recorridos con la intención de obtener recursos para la construcción del santuario donde hasta el día de hoy habita la imagen original. Por tal motivo, se puede afirmar que la devoción a la Virgen de la Concepción (conocida popularmente como Virgen de San Juan de los Lagos) está íntimamente relacionada con la actividad pastoral realizada, durante el siglo XVII, por la réplica de esta virgen, a la cual se le denominó Virgen del Contorno.
Motivación de visita a la población
Un hecho innegable es que el principal motivo de visita a la localidad es por cuestión religiosa. De allí, la intención de las autoridades de turismo y de los comerciantes de la localidad por  buscar el aprovechar este segmento de turismo religioso intentando hacer más rica la visita al turista, para que de esta manera se interese por permanecer más tiempo en la población y genere una mayor derrama económica en beneficio de los habitantes locales.
Como puede observarse en el Cuadro 3, el 96.5% de los encuestados respondieron que el motivo que los llevó a visitar San Juan de los Lagos es el factor religioso. Por lo cual la devoción a la Virgen de la Concepción, sigue siendo la principal ancla con que cuenta la población en términos de interés turístico.
Este hecho, genera que toda planificación, tanto urbana como turística, de San Juan de los Lagos, debe tener presente no sólo al habitante local, sino también al peregrino; personaje que ha sido elemento importante en el desarrollo de esta población por más de 300 años, al grado que cualquier historia que se haga de esta localidad debe girar en base a tres elementos inseparables: la Virgen de la Concepción, los peregrinos y la población local.
Es tan fuerte el aspecto religioso en San Juan de los Lagos, que cuando le preguntamos a los visitantes por qué motivo regresaría a esta población, el 67.2% respondió que por motivos religiosos y el 10.2% dijo que regresaría por “tradición”. Al interrogarles sobre qué entienden por “tradición” la respuesta mayoritaria consistió en indicar que se trataba de ir a visitar a la Virgen de la Concepción, ya no tanto por pedir o dar gracias por un favor recibido, sino por una práctica heredada que piensa mantener y transmitir a su hijos, lo que puede se entendido también como un motivo de carácter religioso.
Aquellos que contestaron que regresaría por el gusto de visitar la población fueron tan sólo el 14.4% de los encuestados, porcentaje que aun siendo bajo podemos considerar importante si pensamos que el 96.5% dijo en principio arribar por motivos religiosos. Este cambio en la intención del visitante por la cual regresar a San Juan de los Lagos, podemos interpretarla como el resultante de los esfuerzos hechos por la población local por ofrecer alternativas a los turistas más allá del factor devocional.
Organización del viaje por parte de los turistas
Otro de los aspectos muy reveladores del comportamiento del turista que visita el santuario de San Juan de los Lagos es la manera en como es que organiza su viaje. De acuerdo con lo expresado por los encuestados, el 86% de los visitantes organiza su viaje de manera personal o recurre a personas sin una formación en el área del turismo que se dedican a organizar viajes, mientras que el 11.1% dijo haber llegado participando en una peregrinación y tan sólo 4 turistas de los 1,000 encuestados recurrieron a una agencia de viajes.
Gasto realizado por los turistas
El consumo realizado por el visitante también es un indicador importante que se debe considerar al momento de hacer la planificación del producto turístico que se piensa ofrecer al visitante. De ahí la importancia de conocer el gasto promedio del turista, puesto que éste da una idea de la cantidad de dinero que esta dispuesto a gastar durante su viaje.
Como puede observarse, el gasto de la mayoría de los peregrinos está entre los $251 pesos y los $1,000 pesos. Hay que considerar que en este importe ya se incluye el costo del transporte, por lo que, el gasto realizado en la población por parte del turista no es muy elevado. Sin embargo, debido al gran número de visitantes que recibe al año la población, los ingresos económicos percibidos ascienden a una cantidad considerable.
Con respecto al tipo de artículos que son adquiridos por los visitantes de San Juan de los Lagos, los más demandados por los turistas son los dulces y la cajeta; productos típicos de la región y en su mayoría elaborados a base de leche, lo que resulta muy natural, dado que se trata de una región caracterizada por su alta producción de leche.
Además de los productos lácteos, también son muy requeridos por los peregrinos los artículos textiles y religiosos.
Es tal la importancia de la actividad comercial asociada al turismo religioso en San Juan de los Lagos, que solamente 140 de las 1,000 personas entrevistadas dijeron no haber adquirido ningún producto como se puede ver en el siguiente cuadro:
Estadía del visitante
Un hecho a destacarse es que aun cuando se trata de una tradición muy añeja el peregrinaje para visitar a esta imagen, no se ha creado un deseo por parte del peregrino de permanecer en la población, este hecho puede adjudicarse al nulo impacto que ha tenido la promoción turística de la región, ya que no ha dado el resultado esperado por las autoridades de turismo, puesto que la encuesta da como resultado que el 89.7% de los romeros tan sólo duran unas horas en su estancia, situación que limita en mucho la actividad turística local.
Esta razón ha dado como consecuencia que a pesar de contar con una oferta hotelera importante, la infraestructura turística con que ofrece la población sea pobre en calidad y servicio, ya que predominan las unidades rentables de 1 y 2 estrellas, además de las categorizadas en otras, que corresponden a albergues y sitios sin clasificar como puede observarse en la siguiente tabla.
Cuadro 6
Unidades rentables en
San Juan de los Lagos
(Números absolutos)


Categoría

2007

2008

2009

2010

5 estrellas

234

234

234

234

4 estrellas

415

461

415

415

3 estrellas

681

752

798

848

2 estrellas

450

584

584

595

1 estrella

959

912

912

910

Otras categorías

271

436

436

406

Total

3,010

3,379

3,379

3,408

Fuente: Elaboración propia con datos de la Secretaria de Turismo del Estado de Jalisco
Dado que uno de los principales problemas que enfrenta San Juan de los Lagos con el turismo, es la poca permanencia en el lugar de los visitantes, una de las preguntas que se hicieron a los peregrinos fue ¿Qué considera que debería ofrecer la población para que le interesara permanecer más tiempo en ella? Curiosamente, el 42.7% dijo que no era necesario hacer nada para que ellos quisieran quedarse durante más tiempo, mientras que el 29.4% mencionó que es necesario hacer modificaciones en la infraestructura con que cuenta la población y el 17.5% dijo que es necesario mejorar el servicio que se presta al turista.
Con respecto a la infraestructura, la principal queja fue referente a la falta de lugares para descanso por parte de los peregrinos y la siguiente fue hospedaje, a pesar de la gran oferta de cuartos para renta con que cuenta San Juan de los Lagos, los visitantes encuestados, consideraron que el servicio de hospedaje no reunía los requisitos necesarios en calidad y servicio. Otra queja recurrente fue la falta de sitios turísticos a donde acudir el visitante una vez que ha cumplido con su compromiso de tipo espiritual.
En lo relativo al servicio, la reproche más recurrente fue la mala calidad del mismo que ofrecen los prestadores turísticos de la población, muchos de los visitantes sienten que existe un abuso por parte de los comerciantes, dado que los precios que ofrecen son muy elevados y la atención que le brindan deja mucho que desear.
También es de destacar la continua queja por aspectos de seguridad, aun cuando se trata de una población que puede considerarse tranquila, debido a la multitud de personas que concurren a ella. En los periodos de mayor concentración de gente, existen problemas delincuenciales del tipo de robo de carteras, bolsas, etc.
Otro reclamo de los visitantes, fue la falta de información turística, reproche muy significativo dado que San Juan de los Lagos es sede de dos oficinas de turismo, una nivel estatal y otra de carácter municipal y ambas ubicadas a no mas de 50 metros de la basílica que alberga a la Virgen.
Al interrogar acerca de qué cosa es necesario mejorar en la población a todos aquellos visitantes que dicen que a San Juan de los Lagos no necesita ofrecer nada más para que tuvieran interés en permanecer más tiempo en la población, encontramos que su respuesta no difiere tanto de aquellos que dieron opiniones a la pregunta ¿Qué considera que debería ofrecer la población para que le interesara permanecer más tiempo en ella? Como puede observarse en el siguiente gráfico.
A pesar del trabajo que se viene realizando la Secretaría de Turismo en tratar de mejorar la atención al peregrino, los esfuerzos no han tenido un impacto importante en la percepción del visitante, puesto que la queja más recurrente sigue siendo la atención al turista, seguida de la infraestructura con que cuenta la ciudad y la falta de espacios de descanso para el visitante.
Y es que San Juan de los Lagos, a pesar de recibir visitantes desde el siglo XVII nunca desarrolló una infraestructura urbana adecuada para recibir un turismo de masa, puesto que las calles que dan acceso al santuario, son en su mayoría angostas y algunas de ellas incluso son pequeños callejones. A esto hay que aunar la enorme cantidad de puestos comerciales ubicados en el arroyo vehicular, situación que complica más si cabe el tránsito de vehículos en la actualidad y de personas en los días de gran afluencia de peregrinos.
Conclusiones
Hablar de los Altos de Jalisco, implica necesariamente hacer referencia a una tradición religiosa muy antigua consistente en realizar largas peregrinaciones con la finalidad de visitar a la Virgen de San Juan de los Lagos.
La mayoría de las poblaciones donde existen santuarios, reciben el gran cúmulo de visitantes en los días previos y posteriores a las fiestas patronales de la imagen que se venera en ese lugar. San Juan de los Lagos en cambio, se recibe visitantes a lo largo de todo el año, es decir, no sólo recibe romeros en periodos muy definidos, sino que arriban turistas religiosos lo que ha dado como resultado una actividad comercial muy importante para la localidad.
Este fenómeno ha generado un desarrollo de la población basado en el factor turístico religioso. En este sentido es destacable el hecho que a pesar de contar con una oferta hotelera muy importante, lo que hiciera parecer de primera impresión que existe una industria turística madura y consolidada en esta localidad, no es tal. Como resultado de la aplicación de entrevistas a los visitantes, encontramos que una de las mayores inconformidades de éstos, es la mala calidad del servicio que les prestan por parte de los prestadores de servicios turísticos y comerciales de la población.
Importante también, por el número de respuestas de los visitantes, resultó la queja referente a la mala infraestructura con que se cuenta, especialmente en lo relativo a la falta de espacios para el descanso de los peregrinos y la carencia  de sitios alternativos al santuarios que puedan ser visitado por el turista.
El consumo realizado por los peregrinos durante su estancia en San Juan de los Lagos, tiene un impacto considerable sobre la actividad económica de la población, puesto que el 86% de los visitantes realizan diferentes compras durante su estancia, teniendo el 64% de estos consumidores un gasto promedio de $625 diarios.
A pesar de los esfuerzos que ha venido haciendo la Secretaría de Turismo para mejorar la infraestructura turística de San Juan de los Lagos aun presenta varias deficiencias para dar una atención adecuada a turismo de masas que recibe durante todo el año y en especial en las fechas asociadas a festividades a relacionadas con Virgen como son el 15 de agosto (fiesta de la asunción de María), el 08 de diciembre (día de la Virgen de la Concepción) y el 02 de febrero (fiesta de la Candelaria).
Con base en los resultados de esta investigación, podemos afirmar que para poder maximizar el beneficio que el turismo religioso es capaz de dejar en una población, es necesario que la comunidad local se asuma asimismo en su función de prestadora de servicios al turista y no sólo vea en éste, un consumidor cautivo por la fe que profesa a la imagen religiosa con que cuenta la población.

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1 A lo lago de este trabajo, nos referiremos al concepto turista en los términos que los hace el artículo 3º de la Ley Federal de Turismo de México publicada en 1992
TURISTA: La persona que viaja desplazándose temporalmente fuera de su lugar de residencia habitual y que utilice alguno de los servicios turísticos a que se refiere esta Ley, sin perjuicio de lo dispuesto para efectos migratorios por la Ley General de Población