ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Leyes de salud.

Quizás la más conocida de las leyes de salud judías, sea la circuncisión o brit milah en hebreo, ya que representa el pacto mediante el cual el patriarca Abraham sella un compromiso con su creador, la obediencia a este mandamiento radica en la fe que el pueblo ha tenido a que todos los mandamientos obedecen a un propósito, sin embargo, desde la segunda guerra mundial se han comprobado beneficios importantes de esta práctica, pero además estudios recientes, han demostrado que es un medio eficaz para prevenir enfermedades de transmisión sexual, en un estudio publicado por Springer en octubre del 2006, se ha reportado sobre la base de datos epidemiológicos y clínicos, que la circuncisión podría tener un impacto significativo en la reducción de la transmisión de enfermedades sexuales y el propio VIH (Westercamp & Bailey, 2007).    
El judaísmo también plantea una dieta sana, en las leyes dietéticas denominadas Kasruth1 , mediante la cual se señalan los alimentos que los judíos pueden consumir, esta clasificación la encontramos principalmente en los libros de Levítico 11 y Deuteronomio 14, pero también en diversas parte de la Torah y la Tanaj, así como en la tradición oral. El kashrut clasifica los alimentos en tres categorías: Besarí: productos provenientes de la carne de animales, tanto mamíferos como aves; Jalaví: lácteos; Párve: neutro, es decir, se incluyen todos los alimentos que no entran en las categorías carne o lácteos, todas las frutas y los vegetales y los alimentos derivados sólo de esas fuentes, los huevos de ave, el pescado así como la sal y otros productos alimenticios no orgánicos (Shakhak, 2004), es común que en los empaques de muchos artículos, se aprecie el sello que permite a la comunidad judía identificar aquellos que son aptos para su consumo. Las prohibiciones no solo señalan animales aptos para el consumo, sino aún alimentos que son aptos por separado, pero que no se deben mezclar, como es el caso de la leche y la carne, algunos estudios sugieren que un alto consumo de frutas y verduras y una menor ingesta de grasas saturadas derivadas de las leyes kashrut, han sido asociadas a un menor riesgo de cáncer de próstata, en dicho estudio, las estadísticas colocaron a los judíos norteamericanos por debajo de los resultados comparados con los no judíos de raza blanca en el mismo país, por lo que la incidencia de dicha enfermedad entre judíos es menor, probablemente se pueda atribuir lo anterior a  las leyes dietéticas judías (Rodriguez, y otros, 2002).
Seguir las reglas de salud judías tiene beneficios para la salud, sin embargo como lo señalaba en las primeras líneas de este rubro, no es el motivo primordial que mueve al judío para obedecerlas, se obedecen por fe, así ha sido desde hace miles de años que se aplica la norma, hoy podemos darnos cuenta de los beneficios, pero se sigue obedeciendo por fe, con menor o mayor celo dependiendo de la rama del judaísmo que se profese.
Los beneficios de este tipo de dieta son de sobra conocidos, no me detendré a explicar médicamente sus bondades, la mayoría de la gente y sobre todo los médicos, entienden la importancia de no consumir carne de puerco ni mariscos, pero no es la finalidad por la cual no se consumen en el judaísmo esos alimentos. Hace algunos años en una reunión de trabajo, compartía la mesa con un amigo que profesa la religión denominada adventista del séptimo día, secta cristiana que respeta ciertas reglas del Kasruth, cuando el mesero nos ofreció un plato que contenía carne de puerco, ambos declinamos el platillo, cuando otro compañero nos preguntó la razón, él explicó ampliamente las ventajas de una dieta sin puerco y sin mariscos, así como los beneficios a la salud y una larga vida …, para el judío la respuesta es más simple, es un alimento prohibido, en mi caso dado que tengo algunos kilos de más, prefiero decir que comer puerco sería como practicar el canibalismo.