ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

ESBOZO DE LA HISTORIA DE ISRAEL

Carlos Ruz Saldívar (CV)
Universidad Veracruzana

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El estado moderno de Israel.

El Sionismo de Teodoro Herzl y la recuperación del hebreo como lengua de uso corriente por parte de Eliezer ben Yehuda, habían generado el sentimiento de cohesión necesario para pensar en formar la patria judía, ese sentimiento fue alentado en un principio por los británicos, ya que durante la primera guerra mundial requerían de apoyo para la toma de medio oriente, por lo que en noviembre de 1917, cuando aún no se veía con claridad el triunfo en la primera guerra mundial, Arthur Balfour, el secretario británico de asuntos exteriores, expresó que su país miraría con agrado la creación de un hogar nacional judío  (Messenger, 1989, pág. 10), sin embargo al terminar la guerra los británicos limitaron la llegada de judíos a Israel, pese a que la Liga de las Naciones no se oponía al establecimiento judío, fue la secuela de la gran guerra la que habría de dar el gran impulso que el Sionismo no había logrado.
La segunda guerra mundial, de la mano del nazismo generó una masacre de judíos que la razón no permite explicar, Alemania había sido con mucho el pueblo europeo más culto, por lo que entender cómo pudo caer en una barbarie de exterminio es difícil de explicar, pero los seres humanos sometidos a situaciones extremas tienen comportamientos inimaginables. A finales de 1918, una vez que Turquía había capitulado, los alemanes debieron firmar un armisticio ya que las condiciones no le eran favorecedoras, si bien las posiciones alemanas en Europa aún se mantenían y los soldados del frente alemán no se veían derrotados, con la pérdida de su aliado se perdió también el control en el Bósforo y los Dardanelos, por lo que se facilitaba el tráfico de mercancías a favor de sus enemigos, además de que sin tener que preocuparse por los turcos, los aliados podían concentrarse en el frente alemán, si a ello le sumamos la incorporación el año anterior de los Estado Unidos en la guerra, y el hecho de que la población civil estaba soportando los gastos de la guerra y se estaba empobreciendo, era fácil suponer que la derrota llegaría tarde o temprano, por lo que era lógico intentar la paz y así lo entendieron las autoridades alemanas, pero la firma del armisticio sumió al pueblo alemán en una pobreza y desanimo que no esperaban. No existe historiador serio, que no señale que las condiciones del tratado de Versalles1 fueron un abuso para el pueblo alemán, ya que les impusieron condiciones dañinas en contra de su población, aún tibios los cañones de las armas usadas en esa guerra y con el olor a pólvora, mentes críticas desde la academia alzaron la voz en 1919 y 1921, para señalar cuáles serían los resultados de ese tratado: Si los hombres de Estado que pretenden crear un nuevo mundo prescinden del espíritu de justicia y de templanza y solo tratan de satisfacer mezquinas pasiones; si en vez de trabajar para el apaciguamiento de los pueblos, fomentan y mantienen vivo el odio; la ruina social y económica de Europa será inevitable en plazo no lejano; la bancarrota europea un hecho ineludible…, el propio Keynes2 consideraba que debía revisarse el tratado de Versalles y señalaba:  Si admitimos, que no hay que conceder a Alemania, por lo menos durante una generación, la menor parte de prosperidad, y que nuestros recientes aliados son ángeles, y nuestros enemigos, alemanes, austriacos, húngaros, etcétera, hijos del demonio; si admitimos también que es necesario arruinar a Alemania año tras año, matar de hambre y agotamiento a sus hijos y rodearla de un círculo de enemigos, entonces rechazaremos todas las proposiciones contenidas en este capítulo (el de los remedios), y en particular las que permitirían a Alemania recobrar una parte de su prosperidad material anterior y proporcionar medios de existencia a su población industrial. … Si aspiramos deliberadamente al empobrecimiento de Europa Central, podemos predecir desde luego que el desquite no se hará esperar. Nada podrá retardar, entre las fuerzas de la reacción y las convulsiones desesperadas de la revolución, la lucha final ante la que se borrarán los horrores de la última guerra, que destruirá, cualquiera que sea el vencedor, la civilización y el progreso de nuestro tiempo (Oncken & Banús, Historia Universal. Historia de la guerra de 1914, 1921, págs. 6,456), quiero llamar la atención a quien lea estas líneas que la transcripción efectuada corresponde a un libro publicado en 1921 y la opinión de Keynes, corresponde al texto Les consequences économiques de la Paix (Keynes, 1919), que la Universidad de Quebec ha puesto en la web en formato electrónico3 ,  y que ambas opiniones fueron vertidas años antes del que el segundo conflicto mundial iniciara,lamentablemente la historia posterior demuestra que tales opiniones eran certeras, no porque fueran profetas o iluminados sino porque era fácil deducir lo que ocurriría, sumir al pueblo alemán en la humillación y la pobreza solo daría como resultado una revancha similar. Resulta inexplicable también, que países ajenos al conflicto como Bolivia, Brasil, Cuba, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú y el Uruguay, hubieran sido aliados en dicha guerra, solamente explicado por seguir el juego de los Estados Unidos, que había decidido intervenir militarmente al final del conflicto, así como económicamente al otorgar préstamos a los aliados.
La pobreza y la inflación se apoderaron de Alemania, ya que la deuda de guerra tan solo en monetario ascendía a la cantidad de 116,000 millones de marcos oro (Barroy Sánchez & Amaya Rojas, 2007, pág. 64), sin tomar en cuenta los territorios productivos que hubo que ceder, el reconocimiento de fronteras añejas que limitaban el territorio, el sostenimiento de las tropas de ocupación que tenían prioridad en el gasto público alemán, el embargo de sus bienes en otros países, así como desconocer denominaciones de origen a favor de los aliados y no cobrar impuestos por el tránsito de mercancías procedente de los llamados países aliados (Oncken & Banús, Historia Universal. Historia de la guerra de 1914, 1921, págs. 468 - 469). Por lo que no es de extrañarse que los alemanes tuvieran un presupuesto altamente deficitario, que no pudiera cubrir sus compromisos y el país viviera una inflación nunca antes vista, Diez dólares eran suficientes para adquirir una casa moderna, algo que fue aprovechado por los norteamericanos, que se lanzaron a comprar, mientras pudieron, grandes casas y terrenos, lo que exacerbó el chauvinismo alemán. En palabras de un ciudadano: Alemania era un cuerpo en descomposición sobre el cual se abatían presas desde todas las direcciones. La burguesía se proletarizó. La situación de desamparo en Alemania quedaba reflejada en el alto número de suicidios. Hacia 1932 las cifras cuadriplicaban las de Gran Bretaña y prácticamente doblaban las de Estados Unidos. La economía alemana se encontraba en bancarrota con una tasa de desempleo de seis millones que en realidad se acercaba más a los nueve millones. La producción industrial había sido reducida a los niveles de 1890 mientras que el comercio había disminuido a la mitad (Lozano, 2008, pág. 182). Para sumir más la crisis económica, ocurrió una intervención militar, en 1923 franceses y belgas invadieron el Ruhr, una de las zonas más industrializadas de Alemania como medida de presión para que ésta reiniciase los pagos que había suspendido unilateralmente. El gobierno alemán incitó a la resistencia pasiva y como compensación a los industriales alemanes que se habían visto obligados a paralizar su producción, se emitió gran cantidad de moneda. Los billetes puestos en circulación por el Estado hicieron subir los precios y la moneda sufrió un incremento de su valor nominal sin la menor correspondencia con su poder de compra real. En 1923 se llegaron a emitir billetes con un valor teórico de cientos de millones de marcos (Clases Historia, 2011), ante la crisis, políticamente el país se dividía entre el socialismo y los partidos de derecha, por lo que sumados los problemas económicos y el casi total desempleo, los jóvenes se unían a los partidos políticos que decían tener el cambio que Alemania necesitaba y estando ociosos, iniciaban enfrentamientos verbales y físicos que en nada contribuían a remediar las diferencias internas, lo cual era un fiel reflejo de lo que también ocurría en el parlamento alemán. En ese total caos se crea en 1918 un pequeño partido político, el partido Alemán del trabajo, que posteriormente en 1920, sería rebautizado como el Partido Nacionalsocialista Alemán del trabajo, mejor conocido como el partido nazi (Barroy Sánchez & Amaya Rojas, 2007, pág. 63), partido al cual se unió Hitler e inició su militancia ascendiendo poco a poco a la cúpula del partido, era al principio un partido insignificante pero con el discurso que el pueblo alemán quería oír, la reconstrucción de una Alemania fuerte, la creación de  fuentes de empleo y devolver la gloria nacional. En las elecciones de 1930 obtuvo un triunfo importante, la decisión del pueblo se basó en la promesa que ofrecía y no en saber la forma como lo lograría, inclusive obtuvo votos importantes en regiones en la cual ni siquiera existían delegaciones del partido, no habían logrado la mayoría pero cuando la crisis económica se recrudeció en 1933, los empresarios del país lo respaldaron para convertirlo en canciller, confiando que lo podrían manejar como un títere (Rees, 1997), pero se equivocaron, colocaron en el poder a un hombre antisemita que buscaba una revancha iracunda, más allá de la que Keynes había pronosticado y de la que el lector conoce las consecuencias, así como ciertos detalles de la segunda guerra mundial que se desencadenaría, por lo que solo me enfocaré a señalar un plano económico ligado con el exterminio judío.
Era claro que lo primero que el régimen nazi debía lograr, era detener la altísima inflación económica que sufría el pueblo alemán, pero cualquier plan económico requiere un tiempo para su implantación y otro más para ver los primeros resultados, los nazis no querían esperar. Al respecto, el historiador alemán Götz Aly, pone de relieve que el principal beneficio que los nazis buscaron con el exterminio judío, era de carácter económico: sus crímenes lejos de ser producto de la locura, respondían a una política fríamente planificada… Hitler, al igual que sus colaboradores, era consciente de que las privaciones de la población civil en la retaguardia habían precipitado la derrota de su país en la Primera Guerra Mundial. Para evitar que la situación se repitiera, compró a su pueblo con generosas medidas sociales. Como el gobierno de Berlín no estaba dispuesto a financiar la guerra con impuestos impopulares, tenían que ser otros los que pagaran las facturas.  El Tercer Reich aplicaba una versión del socialismo en que la mayor justicia social entre los alemanes tenía como reverso trágico la explotación de los pueblos destinados a ser sus esclavos (Mendoza, Marzo 2006, pág. 112), las hostilidades contra los judíos no iniciaron con el exterminio, sino con la confiscación de bienes a beneficio del Estado alemán, lo que proporcionaba ingresos gratuitos para armar, financiar las actividades del nuevo régimen e impulsar la actividad económica, creando una ilusión financiera que le confirmó en el poder, cuando la guerra inició, los nazis mantuvieron esa misma política con los judíos de los países ocupados, así como saqueando las arcas de los vencidos. Amén de lo anterior, también realizaron importantes inversiones, regularon el comercio e iniciaron un programa de inversión pública a efecto de paliar el temible desempleo, todo ello de la mano de Hjalmar Schacht 4, presidente del Reichsbank y posteriormente ministro de Economía, quien era un respetado financiero internacional debido a su papel protagonista en la creación de la nueva moneda tras la hiperinflación de 1923.
Es pertinente aclarar, que no todos los alemanes participaron de esa locura colectiva en contra de los judíos, pero quienes no lo hacían eran amenazados y denunciados como colaboradores judíos, los más osados intentaron tomar el poder derrocando a Hitler, como sucedió el 20 de julio de 1944, cuando un grupo de oficiales intentó asesinarlo cuando se encontraba en su cuartel general de Rastenburg, pero los opositores eran reprimidos y asesinados, de tal suerte que mediante el temor y la ignorancia del pueblo de los verdaderos valores de sus gobernantes, el régimen consolidó su poder.
No pretendo seguir narrando acontecimientos de esta segunda confrontación mundial, solamente quería explicar, si ello es posible, las razones de la barbarie en contra de los judíos, por lo menos desde la perspectiva alemana de la época, en algunos documentales de la BBC (Rees, 1997), donde se entrevistaron algunos sobrevivientes alemanes, la mayoría entendía que los judíos eran culpables de la situación económica porque la propaganda nazi así lo afirmaba, por lo que entonces encontraban el punto coyuntural para justificar la actuación de su gobierno y la propia, los entrevistados aparecen apenados, pero reconocer haber creído el mensaje de Hitler y haber sido manipulados por la información nazi, sobre todo porque de la noche a la mañana la situación económica se transformó. Al final de cuentas, durante la segunda guerra mundial, los alemanes demostraron que los seres humanos llevados al extremo, nos convertimos en lo que inicialmente éramos como raza, unos salvajes. Pero de esa barbarie no se libran los países que forzaron al tratado de Versalles, tienen una corresponsabilidad histórica imperdonable, aún aquellos que no lo firmaron pero ayudaron a confeccionarlo. A pesar de todo, es incomprensible lo ocurrido, pero después de la guerra y la liberación de los campos de exterminio y de concentración, el mundo europeo sumido en la pobreza vislumbrada por Keynes, se enfrentaba al problema de miles de judíos sin hogar y que deseaban hacer realidad el viejo deseo de regresar a Sion.
A la par de los acontecimientos de la guerra, en la tierra que hoy es Israel, se había venido dando una migración constante de judíos, pero con los conflictos de la guerra y el fin de la misma, la migración alcanzó proporciones mayores yel deseo de fundar la patria judía se acrecentó, los británicos controlaban el territorio y en 1936 establecieron cuotas de inmigración judía con tal de acallar los resentimientos árabes, pero ello solamente propició el descontento judío y no logró calmar a los árabes, poco a poco los británicos empezaban a perder el control de la zona, por lo que en 1937 recomendaron la división del territorio entre judíos y árabes, ellos conservarían Jerusalén y el puerto de Haifa, pero la propuesta no prosperó;  de nueva cuenta en 1939, prometieron la independencia de la zona, pero con el inicio de la segunda guerra mundial las promesas quedaron en solo eso. Con el inicio de la guerra, el movimiento sionista consideró necesario incrementar la inmigración y el desarrollo de la infraestructura económica del país, para salvar la mayor cantidad posible de judíos del infierno nazi en Europa, la renovada presencia judía en la Tierra tropezó con una oposición árabe militante, los dos pueblos consideraban al país como propio, los judíos en virtud de su conexión histórica y espiritual, y los árabes debido a su presencia centenaria en el país, producto de las invasiones que hemos narrado en este ensayo;  pero al parecer a los británicos no les importaba mucho el sufrimiento judío en Europa y continuaban imponiendo una cuota migratoria. Ante la indiferencia británica y las hostilidades de los árabes, los judíos iniciaron una lucha por lograr la independencia, los árabes también luchaban aunque no por la independencia, sino para atacar judíos, En los años cuarenta, los movimientos clandestinos judíos libraron una guerra anticolonial contra los británicos. Los árabes, entre tanto, estaban fundamentalmente interesados en combatir a los judíos más que en expulsar a los imperialistas británicos (Bard, 2006, pág. 16), en efecto, los judíos se habían organizados en grupos armados con dos intenciones claras, la primera de ellas lograr la independencia de los británicos y la segunda defenderse de los ataques árabes, uno de esos grupos, quizás el más extremista, era conocido como Combatientes por la Libertad de Israel, el cual era comandado por Abraham Stern, el otro grupo de importancia conocido como Organismo Militar Nacional, era dirigido por Menajem Beguin, quien ocuparía el cargo de primer ministro israelí entre 1977 – 1983, existía también otro grupo más moderado denominado Haganá (Messenger, 1989, págs. 12, 14), a la larga y considerando que los tres grupos tenían la misma finalidad terminaron uniéndose en pro de la independencia de Israel, por lo que en 1945 una vez terminada la segunda guerra mundial, los judíos hicieron poco menos que controlable la zona para los ingleses, cuando el 22 de julio de 1946 se concretó un ataque a instalaciones del comando inglés, donde resultaron 91 personas muertas y 45 heridas, los ingleses ya no querían saber nada de la zona, por lo que en abril de 1947 sometieron el asunto a las Naciones Unidas.
Si bien la asamblea de las Naciones Unidas recomendó la partición del país en dos zonas, una judía, otra árabe y Jerusalén bajo la administración de la O.N.U., solamente los judíos admitieron tal disposición y los árabes la rechazaron totalmente, cuando los representantes judíos David Horowitz y Abba Eban intentaron negociar con el Secretario de la Liga Árabe Azzam Pasha el 16 de septiembre de 1947. Pashá rechazó todo arreglo en los siguientes términos: El mundo árabe no está en disposición de llegar a un arreglo. Es probable, Sr. Horowitz, que su plan sea racional y lógico, pero el destino de las naciones no se decide por una lógica racional. Las naciones nunca conceden; luchan. Ustedes no lograrán nada por medios pacíficos o por arreglos. Tal vez puedan lograr algo, pero sólo por la fuerza de las armas. Nosotros intentaremos derrotarlos. No estoy seguro de que tendremos éxito, pero lo intentaremos. Pudimos expulsar a los cruzados; pero, por otra parte, perdimos España y Persia. Puede ser que perdamos Palestina. Pero es demasiado tarde para soluciones pacíficas (Bard, 2006, págs. 39 - 40), de igual manera, el 26 de abril de 1948 el rey Abdula de Transjordania manifestó: Todos nuestros esfuerzos por encontrar una solución pacífica al problema palestino han fracasado. El único camino que nos queda es la guerra. Tendré el placer y el honor de salvar a Palestina. (Bard, 2006, págs. 41-42).
La intransigencia árabe no permitió arreglo alguno, ya estaban decididos a iniciar una guerra y desaparecer Israel, las negociaciones diplomáticas no llevarían a nada, los judíos se prepararon a ganarse su territorio en los términos propuestos por los árabes, con la guerra. Aunque no existía arreglo que permitiría la división del territorio, de todas formas los ingleses se querían ir, así que las Naciones Unidas determinaron que el mandato británico terminaría el 15 de mayo de 1948 y que las tropas debían retirarse antes del 1 de agosto, ante la fatalidad de la fecha los judíos decidieron proclamar la independencia de Israel el 14 de mayo de 1948, pero los británicos ya no soportaron la situación y el 30 de junio de 1948 la evacuación había terminado, dejando una lucha entre árabes y judíos por el control del territorio, así como el arribo de casi 30,000 soldados enviados por la liga árabe, con el fin de eliminar a los judíos, conforme a la promesa realizada  (Messenger, 1989, pág. 15), aunque otras fuentes señalan que el número de soldados árabes era de 21,500 (Reader´s Digest México, S.A. de C.V., 1979, pág. 386), de todas formas los árabes eran soldados de un ejército regular que enfrentarían prácticamente a civiles, así que esperaban la salida de los ingleses para acabar con alrededor de 650,000 judíos que era la población calculada en ese entonces. 
Como señalaba en las líneas que anteceden el 14 de mayo de 1948, unos minutos antes de las cuatro, David Ben Gurión5 proclama el Estado de Israel en un museo de Tel Aviv, bajo el retrato de Theodor Herzl y con la música de Hatikva, el himno nacional judío (Ben Gurión, 1973, págs. 45 - 46), fue proclamado en el territorio otorgado por el plan de las Naciones Unidas, aboliendo como primera medida las leyes anti inmigratorias británicas que impedían desde hacía años la entrada legal de nuevos judíos a Palestina. El núcleo de la idea sionista aparece en la Declaración del establecimiento del Estado de Israel, que sostiene, entre otras cosas, que Eretz6 Israel fue la cuna del pueblo judío, que en dicha tierra se forjó su identidad espiritual, religiosa y política; que en dicha tierra se había logrado por primera vez su soberanía, creando valores culturales de significado nacional y universal y que había legado al mundo, el eterno Libro de los Libros. Luego de haber sido exiliado por la fuerza de su tierra, el pueblo le guardó fidelidad a la tierra durante toda su dispersión y jamás cesó de orar y esperar su retorno a ella para la restauración de su libertad política. La creación del Estado de Israel, planteaba para sus creadores una serie de conflictos que debían sortear antes de consolidar el régimen, en palabras del propio David Ben Gurión, el principal problema era el siguiente: Me incumbía de manera muy particular la defensa de la Yishuv 7, y esa responsabilidad me llenaba de aprensión. Aunque la Hagana estaba formada por hombres fieles y adiestrados en el manejo de las armas que habíamos podido obtener, no podía medirse con las fuerzas armadas de nuestros posibles enemigos. Si nos veíamos obligados a movilizar a todos los hombres aptos para el servicio, no habría suficientes armas para equiparlos. Carecíamos de armamento pesado, no teníamos armada y, sobre todo, carecíamos de fuerza aérea. Como he explicado, habíamos conseguido hacer algunos pedidos en Francia y Checoslovaquia de las armas más esenciales, el equipo y la maquinaria que necesitaban nuestros arsenales, y se habían hecho algunas entregas. La cuestión estribaba ahora en saber si lograríamos recibir otras entregas urgentes, a tiempo para enfrentarnos a un ataque árabe combinado  (Ben Gurión, 1973, pág. 36). Desde el nacimiento del Estado de Israel, los judíos debieron enfrentar el ataque árabe no solamente de los palestinos de la región, sino además de los estados vecinos que no deseaban renunciar al predominio árabe invasor que habían interrumpido los ingleses. Ben Gurión y su equipo decidieron responder a las agresiones árabes, organizaron destacamentos en toda la zona para proteger a los civiles y decidieron abrirse paso hacia Jerusalén, la operación la denominaron Nachshon, por el nombre del primer israelita que saltó a Yam suf en el éxodo de Egipto, las armas que se esperaban llegaron y los israelíes que estaban más organizados que los árabes, no solo lograron responder a las agresiones sino además tomaron la iniciativa como en una partida de ajedrez, los judíos actuaban unidos y luchaban no solo por territorio además estaba de por medio sus vidas y su propio futuro como pueblo, los árabes que habían llegado al conflicto tenían en cambio como meta, el exterminio judío. Los árabes se sentían confiados, tenían alistados su ejército y esperaban mantener una línea constante de pertrechos por si hiciera falta, y enfrentarían a 60,000 israelíes entre hombres y mujeres pobremente armados, en la noche del 14 al 15 de mayo, los egipcios entraron en operación por el desierto del Negev, pero subestimando el coraje y la fortaleza judía, pronto se darían cuenta de su error: una gran tropa se dirigió a las inmediaciones de un pequeño asentamiento judío llamado Nirim, cuyo armamento consistía en 17 fusiles, un fusil ametrallador ligero y cuatro subfusiles. Contra esta comuna, protegida por alambradas, los egipcios lanzaron un furioso ataque artillero, seguido del asalto frontal de varios centenares de infantes respaldados por cuatro tanques, vehículos blindados y artillería auto transportada. Los colonos judíos aguantaron el fuego hasta que los soldados egipcios se hallaron a su alcance. Entonces, mientras se aproximaban a las alambradas, los egipcios, que habían esperado una mínima resistencia, se vieron recibidos por un intenso fuego y emprendieron la huida. Una y otra vez volvieron al ataque, pero el resultado fue siempre el mismo (Reader´s Digest México, S.A. de C.V., 1979, pág. 386), el ejército egipcio atacaba una población civil escasamente armada, pero como lo demostrarían todas las batallas libradas, los judíos tenían la determinación de construir su Estado recuperando con su propia sangre, su territorio ancestral de las manos de los invasores árabes.
 Los israelitas atacaban y se defendían, pero la superioridad en armamento y las faltas del suministro de armas propias dejó en claro que la situación resultaba seriamente comprometedora, los israelitas se enfrentaban a seis ejércitos, cinco de la liga árabe: Egipto, Siria, Jordania, Líbano e Irak, así como a los propios Palestinos, el naciente Estado judío estaba a punto de perecer, pero en ese momento se encontraba un mediador de la Naciones Unidas, el conde Folke Bernadotte quien fungía como presidente de la Cruz Roja de Suecia, quien el 11 de junio logró concertar una tregua de cuatro semanas, en ella aprovecharon para salir los últimos soldados ingleses y los judíos inteligentemente, hicieron uso de sus buenos oficios y aprovecharon para acelerar la llegada de armas procedentes de Europa y  los Estados Unidos, cuando las hostilidades reanudaron el 8 de julio, Israel se encontraba preparado, los árabes no salían de su sorpresa y se veían superados en todos los frentes, los judíos realizaba efectivos contraataques debilitando poco a poco a sus enemigos, en una ofensiva de tan solo diez días, las tropas israelíes derrotaron a los ejércitos enemigos, liberaron Galilea y abrieron la antigua carretera de Jerusalén, sin embargo los árabes habían podido aislar a las fuerzas judías que ocupaban el Néguev, pero el 17 de julio lograron pactar una nueva tregua.
Esta tregua fue más larga y fue rota por el propio Israel, ocupando como táctica el factor sorpresa, en seis días lograron romper el cerco y unirse con las fuerzas aisladas que se encontraban en el Néguev, eliminando las posiciones árabes en la línea costera, en el norte tomaron Galilea y una parte de Líbano dejando a este país fuera de la contienda, en el sur, la lucha continuaba con los egipcios que pensaban que lograrían recuperar posiciones, pero una mejor estrategia los derrotó y los israelitas entraron en territorio egipcio en el Sinaí, Egipto estaba prácticamente derrotado y es probable que amenazaran a los ingleses con tomar el canal de  Suez y cerrar el tráfico marítimo, presionándolos para que salieran en su ayuda, por lo que se registraron choques entre la aviación israelí y la británica (Messenger, 1989, pág. 16), obligando a retroceder a los judíos y conceder un cese al fuego, las ambiciones inglesas de control del canal de Suez, fueron más fuertes que el humanismo, cuando los seis ejércitos árabes atacaron a los judíos, la comunidad internacional solo intervino diplomáticamente para conseguir una tregua, pero cuando Israel rompió las líneas egipcias la aviación inglesa salió en su ayuda, obligando a Israel a suspender el fuego y firmar un armisticio con Egipto el 24 de febrero de 1949, en marzo haría lo propio con Líbano, con Jordania en abril y en Julio con la belicosa Siria.
Quien se imagine que a los judíos les regalaron el territorio, se equivoca, los británicos salieron huyendo prácticamente del asedio sistemático y organizado de los grupos judíos, quienes además debieron enfrentar el intento de exterminio árabe, por lo que si alguien piensa que hubo un regalo no tiene idea de lo que habla, la creación del Estado de Israel se empieza a gestar no después de la segunda guerra mundial, sino desde la formación del movimiento sionista en el siglo XIX, que aspiró hacer frente a la situación de todos los judíos por medio de un retorno a la patria histórica de los judíos - la Tierra de Israel. El territorio fue adquirido como los propios árabes lo pidieron, por medio de la guerra, al triunfo israelí se expandieron las fronteras más allá de lo que la O.N.U. había señalado, pero debemos recordar que la liga árabe que hablaba en nombre de los palestinos no había aceptado la división, los ejércitos enviados fingían luchar en pro de los palestinos, pero la realidad es que cuando se firma el armisticio, Jordania incorporó la mayor parte del territorio palestino a sus propias fronteras (Barroy Sánchez & Amaya Rojas, 2007, pág. 100), (Reader´s Digest México, S.A. de C.V., 1979, pág. 387), manteniendo como rehenes a la población palestina en campos de concentración, realizando verdaderas masacres de los palestinos que aparentemente protegía y defendía, como se vería en la llamada operación Septiembre negro realizada el 16 de septiembre de 1970, cuando el rey Hussein 8 utilizó al ejército jordano en contra de la población palestina en los campos de refugiados originando una matanza (Barroy Sánchez & Amaya Rojas, 2007, pág. 118). Por su parte, los egipcios también tomaron una tajada del botín que para ellos significaba Palestina, se apoderaron de una zona denominada la franja de gaza y la anexaron a su territorio (Messenger, 1989, pág. 16), si bien posteriores enfrentamientos cambiarían las fronteras, quiero llamar la atención del lector con la siguiente pregunta: ¿no peleaban ambos países en pro de los palestinos?, las verdaderas razones siempre se esconden en una máscara de piedad que parece imperceptible, pero a la larga surge la verdad.
Israel, después de la guerra de 1948 – 1949 se consolidó como una nación independiente, no se puede negar que la diplomacia judía aún antes de la creación del Estado, hubiera jugado un papel importante para convencer a la Liga de las Naciones y posteriormente a las Naciones Unidas de la aprobación de la creación del Estado, pero dicha aprobación era un mero reconocimiento de lo que ya se había gestado, la existencia de grupos judíos que poblaban la tierra, la trabajaban, compraban terrenos a árabes absentistas y desarrollaban colonias agrícolas denominadas Kibbutz, plural  Kibutzim (Enciclopedia de la historia y la cultura del pueblo judío, 2009, pág. 237), la traducción de esta palabra, corresponde al nombre que en hebreo se da a un asentamiento colectivo, en principio es una comunidad rural de producción, situación que se había gestado desde 50 años antes a la fundación del Estado, por lo que al haber una población, una cultura, economía, normas de convivencia, un ejército, solo faltaba legalizar un gobierno y eso fue lo que ocurrió en 1948, solamente establecer un gobierno para controlar lo que ya existía. Se critica el uso de la fuerza armada en la defensa y conquista de un mayor territorio, pero ello se justifica en la propia sobrevivencia que tiene derecho todo ser humano y las naciones del mundo, Israel mantiene una posición militar superior a sus vecinos, pero en palabras de Shimon Perés9 ello es indispensable: es preciso disuadir a los árabes, demostrándoles que en caso de ataque no tienen ninguna posibilidad de vencer (Perés, 1973, pág. 617).    
Al tenor de las Teorías sobre la formación de los Estados debemos de considerar, que los fenómenos políticos que dan formación a los Estados antiguos, no son muy distintos a la formación de los Estados modernos, existe en ambos, los elementos característicos que le dan cohesión social: la costumbre, la religión, el idioma y un pensamiento común, pero lo más esencial y característico en la formación de los Estados ha sido el concepto de poder (Serra Rojas, 2005, pág. 56), mediante este, los grupos crean formas políticas rudimentarias que se van ensanchando con el transcurso del tiempo. Marcos Kaplan (Kaplan, 2011) nos ilustra, que la guerra es el rasgo predominante de los Estados tradicionales de todo tipo, que en mayor o menor grado despliegan rasgos militaristas;  es por consiguiente el poder militar, el característico en la formación de los Estados, haciendo sucumbir y borrando del mapa al Estado que se invadía. Lo anterior es rasgo común en la formación de todos los Estados antiguos, por ello existe en la Ciencia Política, el estudio de dicho fenómeno y la creación de la teoría del origen violento del Estado (Serra Rojas, 2005, pág. 60), por lo que no es de extrañarse, que algunos de los más distinguidos autores opinen en ese sentido, Franz Oppenheimer, ha afirmado: El Estado encuentra su nacimiento en la guerra (Montero Zendejas), por su parte Max Weber, señaló: El Estado es el monopolio de la fuerza en un territorio determinado (Salazar Ugarte), para Bobbio, es el monopolio de la fuerza, la condición fundamental, lógicamente necesaria, para que exista un Estado (Salazar Ugarte), con el uso de la fuerza, se gestaron todos los Estados antiguos: Los reinos egipcios, la unificación de los mismos, Babilonios, Persas, Griegos, Romanos, por decir algunos, por lo que el antiguo Israel no estuvo exento de ese origen violento, formándose entonces, mediante la conquista de la tierra que fluye leche y miel y la casi total eliminación de sus antiguos ocupantes. El tema del nacimiento violento del Estado se repite en el Estado moderno Israelí, su derecho a disponer de la tierra conquistada deriva no sólo del dominio de los antiguos moradores, sino además de un derecho ancestral a esa tierra que es y ha sido tradicionalmente su territorio. Es importante resaltar, que desde la salida de Egipto del pueblo de Israel, que los historiadores sitúan entre los siglos XV y XIII a.e.c. (Chouraqui, 2008, pág. 19) y que es difícil precisar sin generar controversia, la presencia judía en lo que hoy es Israel ha quedado plasmada en la historia universal, ha decir de Mitchell G. Bard, ningún historiador serio cuestiona ni los más de tres mil años de conexión judía con la tierra de Israel, ni la relación del actual pueblo judío con los antiguos hebreos y conquistadores de dicho territorio (Bard, 2006, pág. 10), tema que debe estar presente para entender algunos de los problemas actuales con el Estado de Israel y los Palestinos. 
Si bien la presencia y lucha por el territorio de Israel ha sido sangrienta, era común para todos los pueblos antiguos y tristemente también lo es para los modernos, como ejemplos podemos citar: la propia conquista de la Nueva España, la conquista de los Ingleses de los territorios del norte de América, la matanza y toma de los territorio por los Estados Unidos en contra de los indios norteamericanos, la invasión de territorios por ese mismo país en otras partes del mundo durante los siglos: XVIII, XIX, XX y el XXI, México (1836, 1847, 1914), Samoa (1889), Hawái (1893), Cuba (1898), Puerto Rico(1898), Colombia (1903, convirtiendo una parte, en el actual Panamá para dominar el canal del mismo nombre), Alemania (1945), Japón (1945, a quien le impusieron una Constitución afín a la suya), Corea (1950), Vietnam (1959), Granada (1983), Afganistán (1998), Irak (2003) y otros más que escapan a la memoria. Pero ese origen sangriento de la formación de los Estados y la toma de territorios, se repite en todas las partes del orbe y en el transcurso de la historia, por más que las Naciones Unidas sostengan que ello ya no es posible, lo mismo podemos decir de México en la toma de los territorios de los grupos indígenas, así como las recientes revueltas en Egipto, Libia y Siria en el 2011, que formarán nuevos gobiernos, por lo que podemos estar a favor o en contra del Estado judío de Israel, pero no podemos negar ni su posesión ancestral, ni su derecho de reconquista del territorio, y sobre todo el derecho a defenderse ante la negativa árabe de aceptar la partición propuesta por la O.N.U. el 29 de noviembre de 1947, que permitía la creación de un Estado Israelí y otro árabe. Por lo anteriormente señalado, en los términos de la Teoría de los Estados, Israel cumple cabalmente con todas las premisas para considerarlo un Estado, y tal situación es reconocida por la mayoría de los países del mundo.
Sin embargo la guerra realizada entre 1948 – 1949, no fue la única ni definió las fronteras actuales, otras guerras se gestarían a lo largo de los años, la del Canal de Suez iniciada en octubre de 1956, la guerra de los seis días en 1967 debido a que los egipcios impedían el paso del tráfico marítimo israelí por el estrecho de Tirán, por el que se accede al golfo de Aqaba desde el mar rojo, la guerra del Yom Kippur en octubre de 1973, la operación paz para Galilea de 1982, así como la constante lucha con los grupos terroristas, en todas ellas, Israel ha demostrado superioridad técnica y de estrategia, lo que le ha permitido salir airoso, pero no sin daños, en cualquier lucha armada es imposible decir que alguien ha ganado, cualquiera que sea el resultado siempre es una pérdida. Pese a la oposición árabe y su intervención militar en la zona, Israel ha consolidado su posición y mantenido fronteras fuertes, por lo que antiguos enemigos han firmado tratados de mutuo beneficio y de paz, en 1979 Israel lo firmó con Egipto, y en 1994 Jordania lo haría.
Desde la formación del Estado de Israel, existen voces que señalan que los pobladores originales son los palestinos, ¿eso es verdad?, ¿son los árabes que se llaman Palestinos los pobladores originales?, la respuesta a la primera pregunta es sí, los pobladores originales son los Palestinos, como lo explicaré en las líneas siguientes, pero la segunda pregunta tiene como respuesta un rotundo no, los cananeos no eran árabes, los árabes no son palestinos son simplemente árabes. Para explicar lo anterior, me permito reproducir una traducción de un fragmento de un artículo publicado por una revista especializada, donde se explica a detalle la primera de las aseveraciones:
La mayoría de la gente asume que el nombre de Palestina deriva de "La tierra de los filisteos" ( Peleshetim en la Biblia hebrea, ver Salmos 60:10 ; Isaías 14:29 , 31 ), por la palabra griega Palaistinêand y la palabra latina Palaestina . Pero hay evidencia, tanto filológico y geográfica, que cuestiona esta atribución tradicional. El nombre de Palestina, sorprendentemente, puede haberse originado en un juego de palabras en griego, para la traducción de "Israel" y la "tierra de los filisteos."
Consideremos primero el problema geográfico. El griego Palaistinê y la palabra latina Palaestina aparecen con frecuencia en la literatura antigua, pero en su mayor parte, parece que no se refieren a la tierra de los filisteos, sino a la Tierra de Israel.
Los filisteos llegaron a la costa oriental del Mediterráneo procedentes de Grecia o Chipre a través de Egipto a finales de la Edad del Bronce Tardío (aproximadamente en el siglo 13 a.e.c.). Sabemos esto porque la cultura de los filisteos tiene una estrecha afinidad con la cultura micénica contemporánea, en especial su cerámica. Las primeras referencias a los filisteos se encuentran en las inscripciones egipcias, donde son conocidos como Prst, uno de los varios pueblos del mar. Relieves egipcios representan filisteos en el casco distintivo, involucrado en una batalla naval a bordo de barcos que claramente difieren de las de los egipcios. 
Tan temprano como en las Historias de Heródoto, escrita en la segunda mitad del siglo V a.e.c., el término Palaistinê se usa para describir no sólo el área geográfica donde vivían los filisteos, sino toda la zona entre Fenicia y Egipto-en otras palabras, la Tierra de Israel. Herodoto, que viajó por la zona, habría tenido conocimiento de primera mano de la tierra y su gente. Sin embargo, él utilizó Palaistinê para referirse no a la tierra de los filisteos, sino a la Tierra de Israel. Su comprensión de la extensión geográfica de Palestina se refleja en su referencia a la población de Palaistinê como circuncidada. Sin embargo, los filisteos, como sabemos por la Biblia, no estaban circuncidados. Los israelitas, por supuesto, eran circuncidados. Herodoto parece haber conocido el pueblo judío y su historia, porque menciona la destrucción del ejército de Senaquerib por un acto de Dios. Esto sólo puede ser el mismo desastre natural que alivia Jerusalén del asedio asirio en finales del siglo VIII a.e.c. (ver 2 Reyes 19:35-36 ). 
Al igual que Herodoto, Aristóteles da la impresión de que cuando él usa el término Palestina, se está refiriendo a la Tierra de Israel. En su descripción del Mar Muerto, Aristóteles dice que se encuentra en Palestina.  La tierra de los filisteos, sin embargo, está separada del Mar Muerto, por las colinas y el desierto de Judea, ¡por lo tanto Aristóteles podría difícilmente haber tenido la intención de considerar que los dos se conectaban directamente! Él también parecía identificar la Tierra de Israel como Palestina.
Los escritores romanos continuaron utilizando el nombre Palaestina para toda la tierra de Israel, al igual que Heródoto y Aristóteles lo habían hecho. Al principio del primer siglo e.c. el poeta Ovidio escribe sobre "la fiesta del séptimo día que los sirios de Palestina observan," por el cual pudo haber significado la observancia del sábado por los judíos.  Otro poeta latino, Estacio, y el escritor Dión Crisóstomo utilizan "Palestina "y" Palestinia " en el mismo sentido. Crisóstomo, como Aristóteles antes de él, habla del Mar Muerto estando en el interior de Palestina. 
Del mismo modo, el filósofo judío Filón de Alejandría, que vivió a principios del siglo I e.c., en ocasiones utiliza el nombre de Palestina cuando se refiere a la Tierra de Israel de su tiempo.  Por ejemplo, señala que una proporción considerable de los palestinos de Siria está ocupada por población de la nación de los judíos.
El caso del historiador judío Josefo del primer siglo e.c. es particularmente interesante. En sus Antigüedades de los Judíos, él consistentemente se refiere a los filisteos como Palaistinoi. Esta es la primera identificación clara del nombre de Palestina con los filisteos. Josefo sin duda, cree que el nombre de Palestina era una transliteración del nombre semítico antiguo de los filisteos, pero igual él ocasionalmente usa Palaistinoi en el sentido más amplio. Menciona, por ejemplo, que Traconite y Damasco están "situados entre Palestina y Siria Coele [Siria propiamente dicha]."  En el final de sus Antigüedades de los Judios, señala que sus detalles que da cuenta "los hechos que acontecieron a nosotros Judios en Egipto, en Siria y en Palestina." Estas observaciones indican que Josefo era consciente de que Palestina tenía un significado geográfico que era mucho más ancha que la tierra de los filisteos.
Pasemos ahora al problema filológico. La primera traducción de la Biblia hebrea, al griego, que se conoce como la Septuaginta 10. El trabajo se realizó en Alejandría a principios del siglo III a.e.c. Si el griego Palaistinoi fuera derivado del hebreo Peleshet (tierra de los filisteos), se habría esperado que Peleshet aparecería en la Septuaginta como Palaistinoi. Los traductores de la Septuaginta tenía claramente esta palabra griega disponibles: Como hemos visto, fue utilizado anteriormente por Herodoto. Sin embargo, los traductores de la Septuaginta no han hecho uso de esa palabra. En su lugar, se refirieron a Pelishtim, el pueblo que llamamos filisteos, en lugar de una palabra como Palaistinê. 
Otro punto interesante: Los traductores de la Septuaginta tendían a traducir los topónimos en lugar de transcribirlos, especialmente cuando eran conocidos los nombres en griegos.(En la transliteración, Grecisms sería sustituido adecuadamente, como París se convierte en Parigi en italiano o Beijing alguna vez se convirtió en Pekín en Inglés). Así, por ejemplo, la Septuaginta traduce Yam Suf (el Mar Rojo) como Erythra Thalassa, palabra griega que significa "Mar Rojo". Del mismo modo, Mitzraim (Egipto) se hace no con una transliteración del hebreo, sino con la palabra griega Aigyptos. El colegio de traductores de la Septuaginta no hace lo mismo en el caso del hebreo Peleshet (la tierra) y Pelishtim (el pueblo) se indica por el hecho de que el término que se utiliza es, Philistieim , tiene una palabra semítica, en lugar de un griega. En otras palabras, Philistieim es un término transliterado del hebreo para el pueblo filisteo. Palaistinê y Palaistinoi por lo tanto, debe significar algo más.
Aunque se admite una similitud fonética entre Palaistinê y Peleshet, las desviaciones de esta simple ecuación se encuentran en la literatura antigua griega y latina que sugieren que vale la pena buscar una alternativa para la derivación de "Palestina".
Por sorprendente que parezca, yo diría que "Palestina" es el equivalente griego de "Israel".
La palabra Palaistinê es muy similar al griego palaistês, que significa "luchador", "rival" o "adversario". El nombre de Israel surgió del incidente en el que Jacob luchó con un ángel ( Génesis 32:25-27 ). Jacob recibió el nombre de Israel, porque "luchó (sarita) con el Señor (El). "En la Septuaginta, el verbo griego epalaien (luchó) se utiliza para describir la lucha de Jacob con el extranjero.  La similitud etimológica entre epalaien y Palaistinê plantea la posibilidad de que Palaistinê de alguna manera puede estar relacionada con el nombre de Israel a través de este episodio bíblico.
La lucha de Jacob con el ángel, lo cual explica el origen del nombre del pueblo y de la Tierra de Israel, que han tocado una fibra sensible entre los griegos, que entraron en contacto directo con los Judíos en el Cercano Oriente por lo menos desde el siglo VI a.e.c. griegos, muy versados ​​en las epopeyas de sus héroes, que han estado intrigados por la explicación bíblica del nombre de Israel, que se le transmite por Judíos, probablemente en forma anecdótica y casi seguro que en arameo, la lengua más hablada en el Cercano Oriente durante el período clásico temprano. El evento central de un concurso de lucha libre por el antecesor de este pueblo semita contra un adversario divino es probable que haya hecho una profunda impresión en ellos (Jacobson, May/Jun 2001).
Lo anteriormente transcrito, explica porque he señalado que los poblados originales de Israel son palestinos, ya que la palabra tiene una clara explicación en la traducción al griego de la biblia hebrea, si mucho tiempo después los árabes que viven en la zona se apropiaron del término, no tiene relevancia. Las evidencias históricas y arqueológicas que a lo largo de este ensayo hemos estudiado, permiten afirmar sin lugar a dudas, que los hebreos procedían de Canaán cuando llegaron a Egipto, que a su regreso alrededor del 1550 a.e.c., conquistaron toda la zona y afirmaron un reino, la presencia judía siempre ha existido en la zona, aceptando que hubo invasiones, asirias, babilónicas, medas, persas, griegos – macedonios, romanos, y que la presencia árabe en la zona llega tarde en la historia, hasta los años 636, 637 ó 638 de la era común, más de dos mil años después de los judíos y en calidad de invasores temporales, ya que los cruzados los expulsaron de la zona, por lo que la presencia árabe vuelve aparecer hasta los mamelucos en el 1291, si es que los podemos considerar árabes, pero también fueron expulsados por los Otomanos, que en realidad tampoco eran árabes, ya que por medio del Islam se identificaron como tal, pero la verdad es que tomaron prestado un nombre y una cultura que no les era propia, ¿con que grupos de invasores se identifican los actuales palestinos?, los verdaderos árabes del 636 no mantuvieron la presencia que pretenden los palestinos, podemos aceptar que los actuales palestinos pudieran tener cierta identificación con la dominación de los mamelucos, pero eso ocurrió tarde, muy tarde en la historia hasta el 1291, más de 2800 años después de la presencia judía, así que lejos de ser pobladores originales son invasores tardíos de una zona que se llama Israel.     

1 Tratado de Versalles (1919), acuerdo de paz firmado, tras la conclusión de la I Guerra Mundial, entre Alemania y las potencias aliadas vencedoras el 28 de junio de 1919 en la galería de los Espejos del palacio de Versalles, próximo a París. Fue negociado durante la conferencia de paz celebrada en Versalles, que comenzó el 18 de enero de 1919. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

2 John Maynard Keynes (1883-1946), economista británico. Sus ideas, sustrato de una nueva escuela de pensamiento económico denominada keynesianismo o “nueva ciencia económica”, influyeron de forma determinante en el diseño de las políticas económicas de muchos países desde la finalización de la II Guerra Mundial. Muchos economistas consideran que su principal obra, La teoría general sobre el empleo, el interés y el dinero (1936), es uno de los tratados teóricos más importantes del siglo XX. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

3 Nota del autor. Aunque existe una versión digital de la obra de Keynes, por efecto de traducción el texto transcrito ha sido tomado del libro de Oncken, conforme a la cita señalada.

4 Hjalmar Schacht (1877-1970), ministro de Economía de la Alemania de Adolf Hitler. Aunque nació en Tingleff (que actualmente pertenece a Dinamarca), Schacht se educó en Estados Unidos, pero se trasladó a Alemania en 1889, convirtiéndose en uno de los principales banqueros y financieros del país. Como comisario del Reich para Asuntos Monetarios (1923), estabilizó y revalorizó el marco, frenando la inflación existente durante la República de Weimar. En 1931 colaboró en la formación del llamado Frente Nacionalista de Harzburg, integrado por los nazis y el Partido Nacionalista alemán, que allanó el camino de Hitler hacia el poder. Durante el régimen nazi, como ministro de Economía (1934-1937) y presidente del Reichsbank (1933-1939), Schacht impulsó la economía alemana e hizo posible la política de rearme que precedió a la II Guerra Mundial. Sus relaciones con Hitler empeoraron durante la guerra, y en 1944 fue detenido por su presunta implicación en la intriga para asesinar al líder nazi. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

5 David Ben Gurión (1886-1973), político israelí, primer ministro (1948-1953; 1955-1963), dedicó su vida al establecimiento de una patria judía en Palestina y es considerado el padre del Estado de Israel. Ben Gurión, cuyo apellido original era Gruen, nació en la entonces ciudad rusa de Plonsk (actualmente, parte de Polonia), el 16 de octubre de 1886, hijo de un abogado y activista sionista. Con unos 14 años, fundó una sociedad juvenil sionista. Abandonó Polonia en 1906 para trabajar en una granja de un asentamiento judío de Palestina, que entonces se encontraba bajo control del Imperio otomano. En 1910, abandonó la granja para editar el periódico en hebreo de los trabajadores sionistas Achdut (‘Unidad’). Fuente: Microsoft Encarta 2008.

6 Nota del autor. La tierra.

7 La comunidad judía. Fuente: Microsoft Encarta 2008. 

8 Husayn I o Hussein I (1935-1999), rey de Jordania (1952-1999), Fuente: Microsoft Encarta 2008.

9 Simón Peres (1923- ), político israelí, primer ministro (1984-1986; 1995-1996), premio Nobel de la Paz en 1994. Nacido en Polonia, el 16 de agosto de 1923, Peres (su apellido original era Persky) se trasladó a Palestina con sus padres en 1934. Como protegido de David Ben Gurión, primer jefe de gobierno de Israel, ocupó diversos cargos gubernamentales antes de convertirse, en abril de 1977, en líder del Partido Laborista. Fuente: Microsoft Encarta 2008.

Realizada bajo los auspicios de Tolomeo II (285 – 246 a.e.c.) (Levine, 2011, pág. 242). Ver además nota al pie número 10.