Los persas después de la conquista de Babilonia, continuaron su expansión por toda la zona hasta el 529 a.e.c., fecha probable de la defunción de Ciro, a la muerte de este rey subió al trono Cambises quien gobernó del 529 al 521 a.e.c., con este nuevo monarca las cosas no cambiaron, en una sola batalla en el 525 a.e.c. lograron tomar Egipto (Armas, 2010, pág. 54), pero a partir del 522 el imperio persa sufrió su primera sacudida no por la mano de un enemigo externo, sino derivado de una rebelión en su propia estructura, ya que de regreso de Egipto le avisaron que Gaunata había usurpado el trono, proclamándose como Bardiya el hermano de Cambises, a quien éste ya había asesinado unos años antes, Cambises no llegó a reclamar el trono ya que en el camino o se suicido o fue traicionado, un oficial de su ejército Darío miembro de la familia real por línea colateral reclamó el trono y marcho hacia Media socavando la rebelión interna. Pero los problemas no habían acabado, en Babilonia un hijo de Nabonides se rebeló proclamándose rey y haciéndose llaman Nabucodonosor III, Darío invirtió algunos meses en derrocarlo y ejecutarlo. Al siguiente año otro hijo de Nabonides, que también se hacía llamar Nabucodonosor inició otra revuelta que duró algunos meses antes de ser vencido de nuevo por Darío, fueron dos años los que este monarca tuvo que invertir para consolidar su reino, pero ya en el 520 a.e.c. había conseguido dominar a todos los opositores, y es a partir de ese momento cuando inicia la campaña de relaciones públicas y financiamiento a los pueblos dominados para reconstruir sus templos, como en el caso de Judá en el 515 a.e.c., de la que he realizado la reseña (13) (Bright, 2003, págs. 475 - 476), movimiento estratégico importante que permitiría distraer a los pueblos dominados, darles cierto goce en sus creencias y libertad religiosa, consolidando el reino al darles una ocupación y los favores económicos para la reconstrucción, situación última que al parecer faltaba en el decreto de Ciro, la Tanaj en este aspecto menciona que Ciro devolvió del palacio de Nabucodonosor lo saqueado del templo, pero es probable que no aportara los fondos necesarios para la reconstrucción. Con esta política los persas logran la unidad y mantener el poder. Darío fue el más grande rey persa, y realizó un gran número de construcciones de manera directa o financiando a los pueblos conquistados, se dice que trazó el canal para unir el Nilo y el Mar Rojo, así como una red de carreteras para agilizar la comunicación del imperio, estableció un sistema fijo de acuñación de monedas, lo que catapultó el comercio solo en algo fracasó, la conquista de Grecia (Bright, 2003, págs. 482 - 484). Desde el 550 a.e.c., cuando los persas derrotan a los medos e hicieron suyo el imperio, la posterior conquista de Babilonia y de Egipto, los persas habían gozado de alrededor de 50 años de triunfos militares invictos, pero en el 499 a.e.c., Jonia, ayudada por Atenas y Eretria, se rebeló contra Persia y obtuvieron un triunfo inicial, Darío logró derrotarlos en el 493 y con el fin de cobrar venganza marchó contra la zona griega, sus emisarios pidieron muestras de sumisión a todas las ciudades-estado, casi todas aceptaron, excepto Esparta y Atenas que se negaron y mataron a los emisarios persas en señal de desafío, además de que la flota naval persa fue derrotada, Darío inicia formalmente las llamadas guerras médicas con una segunda expedición que partió en el 490 a.e.c., después de la conquista de la isla griega de Euboea, los griegos les propinan una nueva derrota en la popularmente conocida Maratón, de cuya leyenda nace la carrera de un poco más de 42 kilómetros que lleva su nombre, el ejercito de Darío se retira y ya no pudo reanudar dicho proyecto. Sus sucesores continúan la guerra, la cual concluyó en el 449 a.e.c. con la firma de la paz de Calias, que otorgó a Atenas el pleno dominio sobre el Egeo. La balanza se empezaba a mover a favor de la hegemonía de la zona griega, los sucesores de Darío no logran derrotar a Grecia y tienen que enfrentar una serie de rebeliones, principalmente en Egipto, de igual manera la lucha por el poder indica que los hermanos de la casa real se asesinaban, tanto para subir al trono, como para eliminar a sus hermanos como posibles herederos, la pérdida de valores en los reinos es el camino que conduce a un fin irremediable, la desaparición. Bright nos señala que bajo Artajerjes III Ocos (358-338), pareció que Persia se recobraba y recuperaba su poderío, este rey subió al trono sobre los cadáveres de todos sus hermanos, a quienes eliminó con tal de que no hubiera rivales en la sucesión. Todas las revueltas que hubo en el reino las eliminó despiadadamente, la ciudad de Sidón por ejemplo, la incendió con todos sus habitantes, marchó sobre Egipto y la logra reconquistar en el 343 a.e.c., pero el que a hierro mata a hierro muere, ya que fue envenenado en el 338, subiendo al trono su hijo Arses quien a los dos años en el 336, también fue envenenado y asesinado todos sus hijos. Subió al trono el nieto de un hermano de Artajerjes III, Darío III Codomano, quien enfrentaría a la Grecia – Macedonia. En el 358 el reino macedonio de Filipo sometió a todos los helenos bajo su dominio. En el 336, cuando subió al trono Darío III, Filipo fue asesinado, llegando al trono un conocido de todos Alexandro (Bright, 2003, pág. 525). Alexandro inició la guerra final contra Persia en la primavera del 334 a.e.c., derrotando cerca de Troya a un ejército Persa de 40,000 hombres, en su avance se encontró al ejército de Darío III a quien derrota en la batalla de Isos en el 333, pero el rey huye y se refugia en el fondo del Imperio, continuando su avance sobre Persia cruzó los legendarios ríos Tigris y el Éufrates, enfrentando nuevamente a Darío en la batalla de Arbela fechada el 1 de octubre del 331 a.e.c., donde derrotan prácticamente a todo el ejército Persa, Darío logra de nuevo salvar la vida pero al cabo de un año es asesinado por sus propios hombres. Después de eso se rinde Babilonia, Susa y a la mitad del invierno se dirigió a la capital Persa a Persépolis, la saqueó y posteriormente la quemó, quedando de esa forma completamente destruido el imperio Persa (Microsof Encarta 2008. 1993 - 2007, 2008).