Cabría hacerse la misma pregunta que Ernesto Che Guevara de la Serna se hiciera hace 49 años pero de otra manera: América Latina ¿excepción histórica o vanguardia en la lucha anticapitalista?, ¿o en la lucha antiimperialista? ¿o en la lucha anti-neoliberalismo?
Otras cinco preguntas parecerían pertinentes:
¿La viabilidad del neo desarrollismo de izquierda sería una versión renovada de la ilusión de la época del estado de bienestar de una burguesía nacional latinoamericana, que tome distancia del imperialismo estadounidense, que redistribuya ingresos, alivie la pobreza, alfabetice, realice una reforma agraria? ¿Sería la renovación de la tesis cepalina de un desarrollo basado en un mercado regional para el capital latinoamericano, con mercados internos alimentados con clases medias de alto padrón de consumo, una industria competitiva, generadora de impulsos de innovación tecnológica y de crecimiento sostenible, con un Estado capaz de redistribuir ingresos mediante una amplia base impositiva, con democracia, sin bolsones de creciente marginalidad y exclusión social? ¿Es viable la tesis de la transformación productiva con equidad social? ¿En cuales condiciones y durante cuánto tiempo sería viable esa tesis?
¿La viabilidad de un neo desarrollismo de derecha sería el retorno a los golpes de Estado (civiles o militares), a los Estados autoritarios, a las dictaduras de seguridad nacional, a los fascismos latinoamericanos?
En la historia latinoamericana reciente y pasada los intentos de reformar el espurio capitalismo periférico (parafraseando a Prebisch) terminaron ahogados en sangre por golpes de Estado instrumentados por las oligarquías latinoamericanas, los oligopolios trasnacionales y el patrocinio de las embajadas estadounidenses: la Colombia con Gaitán en 1952, la Guatemala con Jacobo Arbenz en 1954, el Paraguay de 1936 con Franco Ojeda y de 1954 con Federico Chávez, el Santo Domingo con Juan Bosch en 1961 y 1965, la Argentina con Juan Domingo Perón en 1955, el Brasil con Joao Goulart en 1961 y 1964, la Honduras del 2009 con Manuel Zelaya, una larga y casi interminable lista. Ninguno de esos procesos de reformas se proyectaba como anticapitalistas ni antiimperialistas ni mucho menos socialistas, sin embargo, fueron experiencias arrasadas.
No se mencionan acá ni la guerra “encubierta” mantenida durante toda la década de los años 80s contra el gobierno del Frente Sandinista en Nicaragua; ni el golpe de Estado en 1973 contra el gobierno de la Unidad Popular en Chile empujado por la transnacional ITT, el gobierno de los EUA, los sectores de la oligarquía chilena que percibían como amenazas las reformas del Gobierno de la Unidad Popular y los sectores más reaccionarios de las “constitucionalistas” fuerzas armadas chilenas; ni la invasión estadounidense contra la pequeña isla de Granada durante el gobierno de la Nueva Joya –organización miembro de la Internacional Socialista al igual que muchos de los actuales gobiernos en la Europa de la Unión Europea- presidido por Maurice Bishop; ni el quirúrgico ataque militar contra la guardia nacional panameña, rápida invasión, corta ocupación del país, secuestro del entonces Presidente de Panamá –el general Noriega- e imposición de nuevos gobernantes más dóciles que el antiguo e incómodo aliado.
Recientemente la Revista de la CEPAL publicó una entrevista inédita a Raúl Prebisch en la que su fundador ofrece un balance de los logros y deficiencias de la CEPAL2 y, lo que resulta más revelador e interesante, las innumerables presiones y escaramuzas de la oposición de los EUA a los diversos proyectos de la CEPAL entre 1949-1963. Pareciera que es la primera vez que uno de los cepalinos originales revela públicamente este tipo de tensiones. Pareciera que lo que faltara en la CEPAL es la consideración de los factores socio-políticos internos junto a los factores socio-políticos externos en lo referido a las políticas estadounidense hacia la América Latina y el Caribe -sobre todo las llamadas políticas de seguridad de los EUA. Sin embargo, quizás sería demasiado o injusto de esperar, ya que se trata de una agencia de la Organización de Naciones Unidas que los EUA intentaron infructuosamente de subsumir en la OEA –objetivo que no lograron por la oposición de Prebisch-, ya que para hacer honor a la verdad, la CEPAL de los años 50s y 60s del siglo XX de hecho realizó no pocos aportes.
Otra cuestión sería proyectar a la CEPAL y a la figura de Raúl Prebisch hacia el futuro y preguntarnos si aún tienen ideas o aspectos que aportar para el futuro de la América Latina y el Caribe. Indudablemente, la vida y obra de Prebisch y de los que con él formaron el equipo fundador de la CEPAL, evolucionaron a lo largo del tiempo. En cuanto a su proyección hacia el futuro de la América latina y el Caribe, todavía tendrían cosas que decirnos en la medida en que la región transite del neoliberalismo al neodesarrollismo/neocepalino. En cuanto al tránsito del neodesarrollismo/neocepalino al socialismo en el siglo XXI, seguramente encontraríamos muchas de sus limitaciones e insuficiencias, pero también podríamos encontrar algunas ideas para reflexionar.
“Nos tienen miedo porque no les tenemos miedo”.
Canción hondureña
1 Mario Seccareccia, Keynesianism and public investment: a left keynesian perspective on the role of goverment expenditures and debt, en: Studies in political economy, a socialist review #46, spring 1995, Ontario, 1995.
2 David Pollock, Daniel Kerner y Joseph L. Love “Entrevista inédita a Prebisch: logros y deficiencias de la CEPAL”, Revista de la CEPAL 75, Santiago de Chile, dic 2001.