La palabra “Racionalista” afirma que la Razón es el equivalente a la facultad de pen-sar y que es su-perior a la Emoción y a la Voluntad; por otra parte, también postula que la Razón es la única facultad que permite el acto de conocer. La corriente racionalista apareció ya en la Grecia antigua, en la que Parménides aparece como la culminación del culto a lo racional, al afirmar que la realidad mis-ma es racional y negar la existencia de todo aquello que fuera “racional”, tal como, v.g, el movimien-to, que en el mundo de Parménides no existe por no cumplir con el precepto de ser “completa-mente transparente a la razón, pues según el filósofo sólo es posible describir al ser inmóvil, indivisible y único que satisface las condiciones de la racionalidad. Platón fue otro de los representantes del racionalismo de la época, aunque su percepción fue más flexible con relación a las exigencias de la racional-dad de Parménides, pues en Platón los fenómenos ya son dignos de tomarse en cuenta co-mo partes de la realidad. Hubo también racionalistas-empirista en grados diferentes; tal el caso de Aristóteles, en cuya filosofía hay campo para el empirismo, aunque el racionalismo aristotélico es dominante. En la Edad Media, el racionalismo se mezcla con las corrientes místicas de la época, en la que el racionalismo como un acto de confianza en la razón humana con la ayuda de Dios.
Pero sería Renato Descartes, a comienzos del siglo XVII el que daría al racionalismo el carácter de filosofía universal que perdura hasta ahora, es decir, la intención de racionalizar completamente la realidad y llegar al concepto de “trascendentaliza-ción”. A este esfuerzo se le unieron filósofos tales como Leibniz y Kant. Por su parte, el racionalismo de la época llegó también al concepto de “absolutismo” con Hegel como su principal representante. Al presente, el racionalismo ya no es tomado como la expresión religiosa que haría de Dios la gran garantía de las verdades racionales, sino como la capacidad que permitirá al ser humano entender la oscuridad de lo que lo rodea; el instrumento fundamental de esa capacidad sería la Razón, aunque algu-nos racionalistas extremos han seguido con la tradición de divinizar la razón como los religiosos divinizan a sus dioses.
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