Como explicábamos anteriormente, la concepción dominante cataloga a los individuos en dos grandes categorías: los analfabetos y los alfabetizados. Sin embargo, tal como referíamos, no existen criterios que permitan evaluar -en forma categórica- cuándo un individuo puede considerarse analfabeto o plenamente alfabetizado.
En palabras de Paulo Freire, “no existen ignorantes ni sabios absolutos” (FREIRE, Paulo: 1999).
Por su parte, Pablo Latapi argumentaba que “Hay una forma muy amplia de posibles definiciones en relación con el conocimiento y dominio de la lectoescritura: desde quien sólo puede escribir con dificultad su nombre, hasta quien es capaz de redactar una carta; desde quien sólo alcanza a descifrar el nombre de una calle, hasta quien puede comprender un texto en lenguaje abstracto” (LATAPI, Pablo: 1986).
En París, el año 1957, la UNESCO señalaba: “La alfabetización es una característica adquirida por los individuos en grado diverso, desde el mínimo mensurable hasta un nivel superior indeterminado. Algunos individuos son más o menos alfabetos que otros, pero en realidad no se puede decir que las personas alfabetizadas y analfabetas sean dos grupos diferentes” (World iliteracy at mid-centq).
Estos diferentes grados deben ser estudiados como un conjunto de habilidades individuales, relativas al contexto social y cultural. En cada uno de los contextos se encontrarán personas con diferentes niveles de competencias, que corresponden a un perfil, cuyo estándar no está claramente definido.
Los diversos grados deben evaluarse respecto a los contextos de lectura y escritura, que con distinta intensidad y frecuencia relacionan a los individuos con situaciones en las cuales se requiere del dominio de la lectura y escritura. Estos contextos nos ayudarán a entender cuándo, dónde, por qué y quiénes viven diferentes grados de alfabetización.
Por su parte, nos encontramos con que el individuo poco alfabetizado debe hacer frente a un conjunto similar de problemas relacionados con el logro de alfabetización en muchos contextos distintos. Por ejemplo, en relación con la burocracia estatal: trámites en municipalidades, consultorios, policía, registro civil...; en relación con el trabajo: entender un contrato laboral, ser capaz de seguir instrucciones...; en relación con la urbanización: poder comprar en un supermercado, desplazarse en la ciudad, entender cuentas de servicios...; en relación con las instituciones educativas: hacer trámites de incorporación al sistema escolar, ayudar a los hijos en la escuela, comunicarse con los profesores...; en relación a los medios de comunicación, entender la información, relacionar lo implícito y lo explícito, comprender los códigos y símbolos que a través de ellos se socializan.
La aplicación de estos diagnósticos ha dado algunas pistas que permiten –de manera relativa- identificar diferentes competencias:
En nuestra concepción, no se puede definir el ser analfabeto o alfabetizado a partir de respuestas dicotómicas definidas por un sí o un no, sino en el largo proceso de aprendizaje que supone etapas y grados diferenciados.
La concepción de grados diferenciados de alfabetización ha tenido un escaso desarrollo teórico. Entre los aportes más significativos señalamos los de Daniel Wagner (1990), quien propone una clasificación operativa para identificar grados de alfabetización:
“ 1. Iletrado: es el individuo que no puede leer ni escribir una frase corta, en una lengua nacional significativa (oficial), que no puede reconocer palabras en señales y documentos en el contexto cotidiano, ni reconocer símbolos y señales públicas.
2. Escasamente letrado: es el individuo que no puede leer ni escribir una frase corta, en una lengua nacional significativa (oficial), pero puede reconocer palabras en signos y documentos en el contexto cotidiano y puede firmar su nombre y reconocer el significado de señales públicas.
3. Moderadamente letrado: puede, con alguna dificultad (comete muchos errores), leer, entender y escribir un texto corto en una lengua nacional significativa.
4. Altamente letrado: puede, con poca dificultad (pocos errores), leer y escribir en una lengua nacional significativa”.
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