Con el objetivo de desmantelar el carácter político e ideológico detrás de la implementación de la GIRH en la Cuenca; a continuación serán presentadas las diferentes preconcepciones que se encuentran tras las principales teorías de gestión de recursos naturales. Hemos clasificado estas teorías en tres apartados en los cuales se irán poniendo de manifiesto las discrepancias y el debate teórico existente entre los defensores de un u otro modelo de gestión. Esta clasificación bajo el enunciado de Principales teorías de gestión de recursos nos servirá para poder decidir si la GIRH en la Cuenca del Río Pangani en la práctica se trata de un enfoque orientado hacia el mercado, el estado o la comunidad. Acto seguido, trataremos de reflejar de qué forma se ha venido incorporando el enfoque GIRH a las políticas de gestión de agua en la Cuenca así como cuáles han sido sus objetivos, cuestiones que se tratan bajo el enunciado de Gestión Integrada de los Recursos Hídricos (GIRH) en la Cuenca del Río Pangani.
- Gestión orientada al estado.
Para muchas/os el concepto de gestión del agua tiene mucho que ver con lo que aquí etiquetamos como un enfoque orientado hacia el estado o tecnocrático. Este modelo de gestión tiene como premisa que el estado, mediante sus instituciones políticas y administrativas, debe y puede planear y asignar los escasos recursos de agua en el interés del bien común. Del mismo modo, el modelo (tecnocrático) se sostiene en una fuerte convicción, casi ideológica, de que el agua, los humanos y los grupos sociales pueden ser planeados y gestionados por expertos de forma que se generen soluciones óptimas. Un ejemplo de tal modelo tecnocrático de gestión es la llamada “Planificación Integrada de Cuenca de Río”, inspirada por el modelo de la Autoridad del Valle del Tennessee (TVA) asociado con las políticas New Deal de la época de la Gran Depresión de Estados Unidos (Barrow 1998).
Desde 1960 la planificación de cuencas de ríos ha sido aplicada en numerosos países africanos. Mientras que es popular en muchos países, sobre todo del Hemisferio Norte, los resultados de los proyectos a gran escala en África han sido frecuentemente bastante decepcionantes. Esto suele atribuirse a una serie de aspectos ligados al diseño y la implementación práctica. Es fácil pensar que el uso sistemático de las cuencas de río, traspasando fuertes fronteras sociales existentes (como grupos étnicos) y fronteras políticas y administrativas, mediante una base territorial para la planificación y acción medioambiental, puede conllevar importantes controversias políticas y prácticas. Incluso, debemos reconocer que el uso sistemático de fronteras ecológicas como unidades de planificación es una idea moderna con escasa precedencia histórica y lo que ha sido calificado como “la regla de la línea divisoria del agua” podría entrar en conflicto con los derechos democráticos básicos (Barrow 1998).
Más allá se encuentra la noción de que la participación y muchos aspectos democráticos de la gestión del agua pueden ser garantizados adecuadamente a través de la participación de las partes interesadas en las instituciones de las cuencas de río a varios niveles. Tal participación puede discurrir desde un momentáneo interés hasta serios intentos de iniciar una cooperación real. No obstante, este enfoque tecnocrático cae dentro de lo calificado como el clásico enfoque estático de arriba hacia abajo en el desarrollo rural y en la gestión medioambiental, enfoque de desarrollo desafiado en los noventa por los paradigmas de desarrollo neoliberales y populistas (Westler 2003).
- Gestión orientada al mercado.
El modelo basado en el mercado representa asimismo una crítica a los principios del modelo tecnocrático descrito arriba. Esta crítica se relaciona primordialmente con cuestiones sobre cómo y por quién, debería ser tomada las decisiones sobre la asignación de recursos. El enfoque de gestión del agua basado en el mercado engloba muchos de los temas más controvertidos ya que el enfoque sostiene el argumento de que “el agua tiene un valor económico en todos sus usos competentes y debería ser reconocida como un bien económico” como fue declarado en el cuarto principio de la Declaración de Dublín Sobre Agua y Desarrollo Sostenible (United Nations 1992). Tres de las principales motivaciones para cobrar por el agua son: (1) puede ser usada para recuperar el coste de suministro del servicio; (2) puede suponer un incentivo para el uso eficiente de recursos escasos de agua y; (3) las tasas de agua pueden ser usadas como beneficio para otros en la sociedad (Westler 2003).
El modelo de gestión orientado hacia el mercado se sustenta en el argumento neoliberal de que aunque los mercados puedan no ser perfectos, son sin duda mejores que burócratas y políticos a la hora de asignar recursos escasos. Respecto al sector del agua, el Banco Mundial (World Bank 2004) declara: “Como con cualquier cosa en la gestión del agua, la elección no es entre primer y segundo óptimo si no entre “imperfecto” e “incluso más imperfecto””. Ha sido defendido que el agua puede y debe tratarse junto con otros recursos naturales como el petróleo y por lo tanto debe ser comercializada de algún modo. Por ejemplo estableciendo derechos claros de propiedad de comercialización, un mercado para el agua puede ser establecido. En este modelo la gestión del agua trata básicamente sobre el desarrollo de un marco legal y el establecimiento de mercados funcionales de agua basados en, por ejemplo, derechos de agua comerciables (Dinar et al. 1997).
En este modelo, apenas queda espacio para que las autoridades de las cuencas de río puedan establecer prioridades o planear estratégicamente. El papel del estado subyace en facilitar y revisar que el mercado funcione, lo cual puede ser suficientemente desafiante en ocasiones. Esta visión del agua como bien susceptible de ser comercializado en un mercado también ha sido criticada por basarse en un enfoque reduccionista de lo que en realidad es un recurso multifacético y por ignorar los fuertes elementos y valores culturales y simbólicos asociados al agua. Otros (Gleick 1998, Metha 2000 y Petrella 2001) han discutido en contra de ofrecer a los inversores privados control sobre su “oro azul” y han clamado que el acceso al agua debería ser visto como un derecho humano, más en línea con las recomendaciones de las líneas prioritarias de la Conferencia de Mar del Plata de 1977.
- Gestión orientada a la comunidad.
El estático enfoque tecnocrático de la gestión del agua no solo ha sido retado por el modelo centrado en el mercado sino que también ha recibido crecientes críticas por las ideas populistas que llevan ganando terreno en el discurso general de desarrollo desde los años ochenta, cuando emergieron nuevos argumentos sobre la necesidad de una participación creciente de la comunidad en el desarrollo así como en la gestión de recursos naturales y surgieron críticas sobre la práctica de “profesionalismo normal” (tendencia conservadora que se refiere al pensamiento y los valores, métodos y comportamientos dominantes en una profesión). Desde entonces la “gestión de recursos basada en la comunidad” forma parte del vocabulario de la ayuda internacional al desarrollo. La idea de que las comunidades locales pueden gestionar recursos naturales, como el agua, de una forma sostenible se corresponde con el segundo principio de la Declaración de Dublín que indica que “El desarrollo y la gestión del agua debería bastarse en un enfoque de participación, involucrando usuarios, planificadores y diseñadores de políticas, a todos los niveles” (Dinar et al. 1997 y United Nations 1992).
En los últimos años, los conceptos de la gestión basada en la comunidad han sido promovidos con gran entusiasmo en muchos documentos de políticas de agua. No obstante, se ha señalado que dichos modelos se prestan a nociones idealistas y simplistas de la comunidad. Las calificadas como “construcciones imaginativas de instituciones locales, de comunidades o indígenas”, tienden a subestimar las particularidades políticas, históricas y ecológicas de las comunidades y sus instituciones. De hecho, en muchos de los documentos que defienden este enfoque, la idea de comunidad subyace en la cuestionable concepción de que las comunidades son socialmente homogéneas y toda su gente comparte normas y valores. Sin embargo, las comunidades pueden llegar a conflictos y puede haber sociedades realmente injustas, no necesariamente adecuadas para la gestión de recursos naturales (Dinar et al. 1997).
Conviene quizá matizar la anterior clasificación con una cita de Elinor Ostrom (1990, pág. 14, traducción propia): “Las instituciones son raramente o privadas o públicas, o del mercado o del estado. Muchas exitosas instituciones de gestión de recursos de propiedad común son ricas mezclas de lo semi-privado y lo semi-público, desafiando su clasificación en una estéril dicotomía”. No obstante, hemos tratado de diferenciar las principales características de cada uno de los modelos de gestión de agua en la siguiente tabla.
Tabla 2. Tres modelos de gestión del agua |
|||
Temas |
Gestión Comunidad |
Gestión Estado |
Gestión Mercado |
Agente principal |
Comunidad, sociedad civil, asociaciones de usuarios de agua |
Estado (ejecutivo), planificador, funcionario experto |
Mercado, judicial. |
“Propiedad” del agua |
Común con varios sistemas de derechos de uso |
Propiedad del estado |
Propiedad individual, empresas privadas. |
Mecanismo de asignación de agua |
Acceso al agua mediante participación/inversión en el proyecto, herencia o usufructo |
Acceso al agua a través de la asignación burocrática de licencias de agua sujeto de tarifas |
Acceso al agua a través de la compra de derechos en un mercado |
Movilización de recursos |
Trabajo y otras contribuciones de los grupos locales de usuarios |
Impuestos/tarifas de agua del Gobierno |
Tarifas de agua e inversiones privadas |
Formas de resolución de conflictos |
Sociedad civil: comités, escuchas, reuniones generales, los mayores del poblado |
Ejecutivo: junta directiva en representación de los “accionistas”. Decisiones de expertos |
Mercado/judicial: mercado, leyes judiciales |
Enfoque de escala/regional |
Poblado local, comunidad, cuenca |
Cuenca del Río |
Usuario individual |
Perspectiva profesional dominante |
Profesionales de ONGs, granjeros |
Hidrólogos/as, ingenieros, (economistas) |
Economistas |
Fuente: Lein y Tagseth, 2009 |
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