Ilustre patriota y pedagogo que participa en las luchas por la independencia de su patria. Nace en Manzanillo el 12 de noviembre de 1844, en una humilde casa de mampostería y tejas frente al actual correo de la ciudad., representa una de las cumbres de las letras hispanoamericanas del siglo XIX, por cuanto es considerado, junto a los colombianos Miguel Antonio Caro y Rufino José Cuervo, uno de los mejores gramáticos del Nuevo Mundo. Hijo de Encarnación Pérez (bayamesa) y Manuel Merchán (médico colombiano), cursa las primeras letras en su ciudad natal, y la inclinación por ellas se manifiesta tempranamente cuando aún sin cumplir los veinte años, realiza sus primeros colaboraciones en la publicación Eco de Manzanillo. En 1859, por decisión familiar inicia estudios religiosos en Santiago de Cuba donde obtiene las cuatro órdenes menores: ostiario, lector, acólito y exorcista. Consta que en agosto de 1864 cuando fallece la madre de Carlos Manuel de Céspedes, el Seminarista Merchán, junto al vicario Tomás Elipe y el Teniente Cura Coadjutor Antonio Hernández, acompañan como autoridades eclesiásticas el cadáver de la madre del futuro Padre de la Patria. Abandona los estudios religiosos entre 1865 y 1866 para retornar a su ciudad natal, donde ejerce el periodismo y el magisterio. En 1867 viaja a La Haban, donde ejerce como maestro en el colegio Santo Tomás. Allí da muestras de sus méritos pedagógicos, cuando en artículos de prensa se pronuncia en contra del castigo corporal como medio de enseñanza. No obstante el periodismo constituye para él instrumento por excelencia en su contribución al mejoramiento humano y a la independencia de Cuba. El 15 de noviembre de 1868, escasamente 46 días después de haberse iniciado la primera contienda independentista escribe su inmortal artículo Laboremus, donde, burlando la censura española, invita a laborar por la causa cubana. A partir de ese instante, todos los que en Cuba, estaban comprometidos con la causa independentista se les llama por las autoridades españolas como “laborantes”. Continúa publicando sus escritos en las páginas de La Verdad, de Néstor Ponce de León, y posteriormente funda y dirige El Tribuno, bisemanario del cual se editan 5 números y en el que se realizan radicales aseveraciones en pro de este ideario. Tal actitud le cuesta marchar al exilio en Estados Unidos donde prosigue su campaña por la independencia de su patria. En el rotativo La Revolución se publica su réplica a un escrito injurioso hacia nuestra y su pueblo, que aparece en The Times, lo que puede calificarse como una temprana vindicación de Cuba ante la sempiterna actitud de menosprecio de los gobernantes de esa nación hacia el pueblo de Cuba. Posteriormente viaja a Francia; donde colabora en varios periódicos; entra en contacto con Francisco Frías y Jacob, Conde de Pozos Dulces, y proporciona documentos a José Antonio Saco, que se encuentra enfrascado en la redacción de su antológica obra Historia de la Esclavitud. En 1874 se radica en Colombia, donde por un tiempo abraza las ideas del autonomismo que abandona al iniciarse la segunda gran contienda por nuestra independencia, el 24 de febrero de 1895. Escribe entonces su libro: Cuba: justificación de sus Guerras de Independencia. Funge como delegado en Colombia del PRC fundado por Martí. Finalizada la contienda, frustrada en sus principales objetivos por la nefasta intervención norteamericana en 1898, se le elige como Delegado a la Asamblea de Representantes de Santa Cruz del Sur, Marianao y el Cerro, que este rechaza al igual que una plaza de catedrático en La Universidad de La Habana. En los años iniciales de la república retorna a Cuba y visita por última vez su ciudad natal. El Presidente Tomás Estrada Palma lo nombra Embajador Plenipotenciario de Cuba en España y Francia, hasta que se ve impedido de ejercerlos al perder la razón. Fallece en Colombia, su segunda patria, el 19 de marzo de 1905. El 21 de diciembre de 1898, el Ayuntamiento de la ciudad designa con su nombre a la otrora calle Valcourt y 27 años después, el 20 de mayo de 1925, se inaugura en la esquina del parque Céspedes, en la intersección de las calles Maceo y Merchán, su estatua.
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