Reconocido pintor y profesor de artes plásticas. Nace el 7 de octubre de 1862, en el poblado de Sierra Morena (Corralillo), provincia de Villa Clara. Cuando a los cinco años queda huérfano de madre, Leopoldo y sus hermanos son enviados a la casa de su tía paterna en la Costa Brava, muy cerca de la frontera entre España y Francia. Por ser hijo de la cubana Isabel Guillén, quizá su ascendencia criolla le hizo amar los exuberantes paisajes de la isla y desde pequeño tratar de dejarlos plasmados, mientras que su padre, el comerciante de origen catalán Braudilio Romañach, insistía en que se dedicara a las relaciones económicas. Cuando el futuro artista retorna a Cuba, con sólo 14 años, su padre lo envía a Nueva York para estudiar Inglés y adentrarse en la actividad comercial. Luego de varios meses en Estados Unidos regresa al poblado de Caibarién, donde radica su padre quien empeñado en que se dedique al comercio lo envía a La Habana, con 400 tercios de tabaco en rama para venderlos, pero el joven aprovechó su estancia en la capital para visitar al maestro Miguel Melero, director de la Academia de Bellas Artes de San Alejandro, y suplicarle que lo dejara asistir a las clases de colorido, por lo que se despreocupa de la encomienda del padre. De retorno a su pueblo, Francisco Ducassi, un amigo aficionado al arte pictórico, lo alienta en sus pretensiones y desde su cargo como funcionario de la Aduana le gestiona exitosamente una beca que le permita estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Roma, en Italia. Allí es alumno de los pintores españoles Francisco Pradilla y Enrique Serra, y del eminente maestro Filippo Prosperi, director del plantel. Mientras estudia en Italia, es privado de la ayuda económica que recibía del gobierno español con el pretexto del inicio de la Guerra de Independencia, en 1895, aunque logra subsistir con la ayuda de la filantrópica cubana Marta Abreu de Estévez. Con el apoyo de ella y del abogado Raimundo Cabrera, logra una plaza como profesor de la Cátedra de Colorido en la Academia de Bellas Artes de San Alejandro. Posteriormente viaja a París, para perfeccionar la técnica pictórica. En esa época Romañach se dedica a pintar con afán y prepara dos importantes obras: Nido de Miseria, que se exhibe en el Ateneo de Santa Clara y La Convaleciente, perdida al hundirse el barco que la devolvía a la Isla tras ser premiada con medalla de oro en 1904, durante la Exposición Internacional de San Luis, en Estados Unidos. Por su quehacer artístico Romañach alcanzó numerosos galardones, por ejemplo, medalla de bronce en la “Exposición Universal de París”, 1900; medalla de oro la Exposición de San Luis, Missouri en 1904; medalla de plata en la Exposición de Búffalo, 1904; medalla de oro en Charleston; primer premio en Cuba, 1912; en Panamá, 1915 y Sevilla en 1929. Debido a todos estos resultados se le confirió el título de Miembro del Círculo Artístico Internacional de Roma, miembro de Número de la Academia Nacional de Artes y Letras de Cuba, la medalla de Honor del Círculo de Bellas Artes y la Cruz de la Orden de Carlos Manuel de Céspedes. Por sus logros fue nombrado Profesor Emérito de su Cátedra y Director Honoris Causa de la Escuela Nacional de Bellas Artes San Alejandro. Fallece en Cuba el 10 de septiembre de 1951.
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