El gobierno corporativo tiene sus fundamentos teóricos desde los primeros escritos afines a la administración de Adam Smith, sobre la economía y la organización industrial, y en los trabajos del management de Alfred Chandler Jr., época identificada con el inicio del capitalismo, la producción en masa, la aparición del gerente o manager, la división del trabajo, las primeras leyes empresariales, entre otros factores (Clark, 2005).
El estudio del gobierno corporativo se ha desarrollado a lo largo de diferentes épocas (Green, 2005), institucionalizándose en Estados Unidos como promotor de la economía capitalista (Le Joly y Moingeon, 2001; Pérez, 2003), adquiriendo un enorme impulso a raíz de los errores corporativos cometidos con numerosos fraudes –llamados delitos de cuello blanco– al inicio del nuevo milenio.
El antecedente remoto más propio del tema, coinciden la mayoría de los autores, es la obra de Berle y Means La moderna corporación y la propiedad privada (1932), en la cual plantean la separación de la propiedad y el control creando así la corporación “cuasi-pública”, la figura de manager profesional y los stockeholders.
Otra obra pionera frecuentemente citada es la “Teoría de la Agencia”, propuesta por Jensen y Meckling en su artículoTheory of the Firm: Managerial Behavior, Agency Costs and Ownership Structure (1976), realizando contribuciones en relación con la teoría de los derechos de propiedad, la agencia y las finanzas, para desarrollar una teoría de la estructura de la propiedad de la firma.
De acuerdo con Aoki (2004) el término gobierno corporativo comenzó a llamar la atención de los economistas a finales de los años ochenta y principios de los noventa, cuando los negocios estadounidenses se vieron amenazados por las compañías alemanas y japonesas, atribuyendo los problemas de competitividad a una visión corto-placista de los ejecutivos corporativos, quienes estaban sujetos a las presiones de los mercados financieros, mientras que su contraparte operaba una corporación de orientación bancaria-financiera y de gobierno.
Sobre la estructura de la teoría de juegos, el autor presenta un arreglo comparativo de gobierno corporativo, formulando el concepto considerando su dominio compuesto por tres tipos de jugadores estratégicos: el gerente o directivo, los inversores y los trabajadores. En su opinión, el gobierno corporativo es un conjunto de reglas autoimpuestas que regulan las alternativas de acción de esos jugadores contingentes sobre la evolución de sus estados.
El tema del gobierno de la empresa se desarrolla principalmente en el seno de la literatura financiera. La mayoría de las teorías micro del gobierno corporativo se inscriben en la perspectiva de contribuir a la eficiencia de la firma, reposando sobre la interpretación del darwinismo económico, donde según la metáfora del principio de selección natural, sólo los sistemas eficientes crean valor para la sobrevivencia de la empresa (Charreaux y Wirtz, 2006).
Según Lampel (2004) en la presente década, los grandes escándalos corporativos en organizaciones “de clase mundial” están modificando la forma como éstas deben ser dirigidas, propiciando el uso de un gobierno de mano dura, basado en reglas, mecanismos formales y estricta aplicación de le leyes, mientras el gobierno suave está basado en la lealtad, en la confianza, y en obligaciones informales, con entornos actuales no siempre favorables.
El resurgimiento del primero y la declinación del segundo, afirma el autor, puede hasta cierto punto ser un producto de la prensa. Parece haber una tendencia natural cuando el gobierno corporativo adopta una posición dura, para inculparlo como causa de la crisis.
En relación con la lente de análisis del gobierno corporativo, los autores parten del estudio de la estructura, los miembros, las leyes y recomendaciones, la ética, las inversiones y la gestión financiera, la creación de valor, las partes interesadas, las políticas, la estrategia, la globalización, las buenas prácticas de gobierno, la rendición de cuentas, y las inversiones socialmente responsables, entre otros.
Desde el enfoque de la estrategia, la organización incorpora en sus propósitos las expectativas que las personas tienen hacia ella y la influenza que pueden ejercer. Se identifican las siguientes cuatro tipos de expectativas, cada una de las cuales influye en los propósitos de la organización en algún grado (Johnson, Scholes y Whittington, 2006).
En el área del gobierno corporativo: a) la preocupación es a quién la organización debe servir, y b) cómo deberían ser determinados los propósitos organizacionales; c) en relación con la ética y el contexto cultural, la cuestión es qué propósitos deberían ser priorizados y porqué; y d) respecto de los stakeholders, el asunto es a quién la organización sirve.
La situación del gobierno corporativo y el papel de los consejos, se argumenta en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza, en el año 2008, continúan evolucionando. Al comienzo de la presente década se reveló que los fraudes corporativos habían pasado sin ser detectados por los pasivos consejos corporativos. Así mismo, durante varios años, la atención en Estados Unidos se enfocaba sobre las compensaciones de los ejecutivos, generosos pagos con pequeñas evidencias vinculadas al desempeño corporativo y contratos blindados que sumaban los premios por los fracasos.
Los nuevos brotes en los negocios de los consejos de directores, especialmente en las compañías de servicios financieros, son la incapacidad para manejar los riesgos financieros relacionados con las hipotecas secundarias. Varios acreedores norteamericanos de hipotecas han ido a la quiebra. Mayores dificultades han encontrado con la falta de pagos o las amenazas de falta de pago de los créditos, representando miles de millones de dólares de pérdidas, y llevando al país a una severa crisis financiera y a la recesión.
El episodio ha tenido hasta el momento varios costos en los puestos de trabajos de los CEO’s (Chef Executive Officer) y las críticas han sido dirigidas a los consejos y su falta de supervisión. Todavía hay reclamaciones acerca de la conducta de los consejos, quienes deben estar pendientes de los riesgos de la empresa, de la situación financiera y del equipo ejecutivo, y contar con planes de emergencia en el remoto caso que un nuevo CEO fuera necesitado.
Los expertos sugieren poner más atención sobre ese lado suave del gobierno y sobre las relaciones interpersonales de los directores, quizá utilizando técnicas para ayudar a “cuajar” a los directores de las diferentes áreas de la organización.
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