Círculo interior, o “inner circle” es un término para referirse a aquel núcleo de administradores a los que se atribuye que concentran el poder económico, y especialmente, que dan a la comunidad corporativa una dinámica de consenso, cierta unidad de acción, cierta disciplina y participación en las decisiones políticas. Useem lo definió, para los EEUU, como aquellos administradores que participan en dos o más CA, es decir, los administradores múltiples, que son los involucrados en los entrelazamientos de directorios y que también están presentes en los directorios (patronatos) de la red de entidades no-lucrativas (el entramado social que en los EEUU orienta los informes y decisiones políticas y está financiado básicamente por las empresas).
Hubo bastante discusión a propósito del papel de los entrelazamientos de directorios sobre el comportamiento de las empresas. Ciertamente, si la existencia de entrelazamientos entre los Consejos de Administración a través de administradores comunes no tiene ningún efecto sobre el comportamiento de las empresas ni le imprime ninguna característica especial a la trayectoria de la comunidad empresarial, todo el trabajo de estudio de las redes de administradores resultaría más bien estéril.
Este es el sentido de las controversias sobre la existencia de un “círculo interior” y su proyección, sea sobre la empresa, sea sobre la trayectoria y las estrategias seguidas por la comunidad empresarial y su influencia en la estructuración de la sociedad.
Así presenta Useem [1984] la existencia del círculo interior en los años 70s y 80s en los EEUU y en el RU:
“Enraizado en las redes corporativas a través de las participaciones en el capital y en los consejos de administración de las grandes compañías en los dos países, este grupo de administradores y altos ejecutivos le da coherencia y dirección a la política de los negocios. La mayor parte de los líderes de los negocios no son parte de lo que llamaré el círculo interior. Sus intereses se extienden poco más allá del bienestar inmediato de sus propias empresas. Pero aquellos pocos cuyas posiciones los hace sensibles al bienestar de una amplia gama de empresas han llegado a ejercer una voz en nombre de la totalidad de la comunidad de los negocios.
Los miembros centrales del círculo interior son los altos ejecutivos de las grandes compañías y los administradores de algunas otras grandes empresas que operan en diversos entornos. Aunque están definidos por sus posiciones en las empresas, los miembros del círculo interior constituyen una red distinta, semi-autónoma, que transciende la empresa, la región, el sector y otras líneas de falla que dividen políticamente a la comunidad empresarial” Useem, 1984, p. 3-4 (la traducción es mía)
Este círculo interior es uno de los ejes sobre los que pivota el “classwide principle”, “classwide business organizing” (organización empresarial con una prospectiva de clase) como una forma diferenciada específica de organización social de la comunidad empresarial, consistente en un conjunto de redes interrelacionadas, destacadamente círculos de conocidos, entrelazamientos de consejos de administración, redes de participaciones entre empresas, principales asociaciones empresariales, etc. Aparece como un subproducto no intencionado de la contratación de consejeros bien establecidos y forma un segmento con reglas no escritas, con relaciones informales, con límites imprecisos. Las motivaciones de las compañías para contratar consejeros múltiples serían tratar de “conseguir vías de exploración de los negocios” (business skan) [Useem, 1984, p. 58] que los capacita para actuar en el ámbito político más o menos en nombre de un consenso al que se llega con un contenido prospectivo de clase. Su poder se extendería al gobierno, a los partidos políticos, a las instituciones sin fines de lucro y a los medios de comunicación de masas. Están muy presentes en las principales asociaciones empresariales –en particular, para los EEUU en la Business Roundtable y para el RU en la CBI- y mantienen lazos estrechos con la clase alta. No actúa como “círculo interior”, sino más bien como redes que se van anudando en su interior. Proyectan hacia fuera del mundo de los negocios cuatro formas privilegiadas de intervención: a) Asesoramiento del gobierno; b) asistencia a las organizaciones sin fines de lucro; c) sostenimiento financiero a partidos y candidatos; d) llamamientos a la opinión publica a través de los medios de comunicación de masas.
Estos círculos fueron particularmente activos en los procesos en los que las comunidades empresariales confrontaron las regulaciones gubernamentales y las estrategias de los trabajadores tanto en los EEUU como en el RU en los años 80s.
Carroll estudió muy bien la estructura y la evolución de la red de interconexiones de directorios, entre los años 1996 y 2006 para las 500 mayores empresas globales, incluyendo los bancos transnacionales. Distingue dos segmentos entre los administradores múltiples: los administradores nacionales de la red de los G500 (los que pertenecen a consejos dentro del mismo país) y los administradores transnacionalistas, los que pertenecen a CA de más de un país.
Los administradores transnacionalistas de estas 500 empresas son 200 en 2006, aumentaron en los últimos años (eran 142 en 1996), y entre los años 1996 y 2006 se reforzó la centralidad del “Atlantico Norte” (EEUU y Europa) y descendió la de los japoneses. Esta elite transnacional de altos directivos es inclusiva (conecta el 98% de las G500), bien conectada y cohesionada, crece, aumenta su presencia en las redes nacionales y sirve de puente entre las redes empresariales nacionales. No es necesario insistir en que la formación y evolución de esta red global de transnacionalistas es el ápice del proceso de mundialización.
Roderic Ai Camp estudia las elites del poder en México centrándose en cinco redes: política, empresarial, intelectual, militar y religiosa. Cercano a Mann, solo que la red ideológica de Mann aparece en Ai Camp desagregada en dos redes separadas: las intelectuales y las religiosas.
Ai Camp llama la atención sobre que casi todos los estudios sobre formas de redes de elite entre empresas se centran en las organizaciones y los cargos formales, cuando él encuentra de importancia fundamental en México las relaciones informales tanto en la formación como en la impronta decisional de las elites, incluidas las elites de empresas. Para Ai Camp los “vínculos formales (…) no necesariamente explican el origen de la red1 ” (p. 77). No encuentra, para México hasta el año 2000, que las 5 redes tengan formas de solapamiento, es decir, que haya personas que pertenezcan a dos o mas sectores de la sociedad, sino que son esferas bien separadas, cada una en su ámbito. Para la esfera económica, los vínculos que forman la red que controla las decisiones fundamentales de la economía mexicana son, en primer lugar los familiares y solo en segundo lugar los entrelazamientos de directorios.
Al estudiar el círculo interior para la sociedad económica española encontramos que varios de los dirigentes de las mayores empresas solo pertenecían a un CA, luego quedaban fuera del “círculo interior” y las técnicas de redes no captaban bien en quien residía el poder. Esto nos obligó a afinar más métodos de estudio del poder, lo que resolvimos del siguiente modo: a) incluimos toda la red de administradores; b) incluimos la red de participaciones en el capital; c) agrupamos todos los administradores y accionistas en equipos, siguiendo el criterio de entender por equipo a un grupo de accionistas y sus administradores patrimoniales, con cierta prudencia. De ese modo las redes corporativas, en tanto que aproximaciones al tejido social del poder económico empresarial conseguían situarnos ante un paisaje donde el poder económico se iba reconociendo mucho más. Pero esto permite relativizar la idea de que el poder económico reside en el mero círculo interior.
De hecho, en la economía mexicana, si agrupamos toas las empresas del grupo Slim en una sola, el propio Slim –en quien reconocemos el atributo de un gran poder económico- aparecería en un solo consejo. Hay una razón adicional para estudiar más bien una secuencia de redes que desborde el círculo interior: los actuales inversores institucionales raramente nombran consejeros patrimoniales y sin embargo tienen participaciones significativas en muchas empresas cotizadas, asisten activamente a las juntas de accionistas y presionan de muchas formas para la conducción de las empresas trasnacionales y las orientaciones de las políticas públicas. Se sigue de todo esto que el que podemos llamar tejido social del poder económico consiste en una sintaxis de redes y de instancias. El círculo interior es una de ellas, muy importante, pero no la única.
El capítulo 4 de este libro se dedica concretamente al estudio del círculo interior de las redes empresariales de México. Se caracteriza por ser un entrelazamiento de CA con muchísimas interrelaciones, con consejeros que pertenecen a muchos CA, muy denso y centralizado y casi creemos ver que en la gran empresa mexicana un total de entre 219 y 374 consejeros múltiples centralizados por un núcleo de unos 45 consejeros parecen estar casi siempre de los dos lados de cualquier transacción económica. Esto, de ser cierto, debe ser valorado como un problema y cien años después de Louis Brandeis, requeriría una profunda reflexión jurídica.
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Pensamos que los principios que deben presidir esta posible reflexión jurídica sobre el poder deben ser: a) El poder debe ser ejercido en beneficio de todos los afectados por él, tal como lo propuso Russell, siguiendo en cierto grado a Berle y Means; b) considerar corrupción el uso del poder en provecho propio, tal como lo define Transparencia Internacional. Si el poder emana de los “esfuerzos del grupo humano para organizar la cooperación”, tal como lo ve Mann, el uso del poder en provecho propio debe ser regulado. Pensamos que si se aceptan estos dos principios damos un gran paso al frente en el abordaje del poder para las sociedades económica actuales.
1 “Se parte de la suposición que dos individuos que fungen en el mismo consejo de administración están vinculados, o potencialmente vinculados en una red de organización compartida. No obstante, el determinante real de sus vínculos con la red tal vez no fue que ambos fungieran como consejeros sino un contacto previo, informal o formal, a menudo propiciado por un mentor, gracias al cual ellos fueron elegidos para formar parte de dicho consejo” p. 77
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