Schröder volvió a ganar en las elecciones de septiembre del 2002. El SPD obtuvo 38,5%, empatados con su oponente, solo que ellos obtuvieron 251 escaños para el parlamento, mientras que la CDU/CSU obtuvo 248, de 603. Los verdes obtuvieron 55 escaños, así la coalición rojo-verde, llegó a 306 escaños, reteniendo la mayoría absoluta, para continuar gobernando.
En estas elecciones se vio el fruto de los cambios de estrategia del SPD, un ejemplo de ello fue el comportamiento del voto femenino:
Aunque se acentuaron los contrastes tradicionales de la antigua Alemania Occidental entre el norte, feudo del SPD, y el sur, feudo de la CDU-CSU, la principal novedad del voto fue su distribución de género, ya que las mujeres favorecieron por primera vez al SPD en detrimento de la CDU-CSU virtualmente por el mismo margen –aproximadamente el 4por100, por el que los hombres se inclinaron por los cristianodemócratas frente a los socialdemócratas.1
El 16 de octubre el SPD y Los Verdes renovaron su alianza y se plantearon una solución de compromiso, para enfrentar el déficit presupuestario. Para ello propusieron una pequeña elevación de los impuestos a los ciudadanos de rentas más altas y a las empresas, pusieron límites al endeudamiento, para provocar un aumento de los ingresos y un ahorro de los gastos. El 22 de octubre de 2002, el Bundestag aprobó al nuevo Gobierno, dando inicio al segundo mandato de la alianza rojo-verde. Las dos líneas políticas del reelecto gobierno fueron el rechazo a la guerra de Irak y la imposición de la Agenda 2010.
Con relación a la guerra de Irak, había en la población alemana un rechazo total a la misma; a fines del mes de noviembre Schröder volvió a tener un encontronazo con los EEUU, se negó a autorizar el uso de su territorio y su espacio aéreo y a contribuir con sus sistemas anti cohetes, sus vehículos blindados, sus equipos y especialistas en detección de armas químicas y bacteriológicas en la proyectada invasión, tampoco accedió a la participación de sus fuerzas policiales ni a contribuir con el financiamiento destinado a la reconstrucción de Irak. Sin embargo, esto no sirvió para frenar la estrepitosa caída de su popularidad. La economía alemana estaba en dificultades, con una tasa de crecimiento del 0,0 %, con un déficit público de 3,7% del PIB, aumentaron las deudas del estado al excederse del máximo del déficit fijado por la Comisión Europea, esta abrió un procedimiento para valorar la imposición de sanciones; el día 19 de noviembre el gobierno no soportó las presiones y en pocos días subieron los impuestos existentes, se crearon nuevos impuestos, se congelaron los salarios de los funcionarios públicos, se realizaron drásticos recortes de gastos y se eliminaron las desgravaciones fiscales. Schröder realizó una comparecencia televisiva y admitió que la situación económica del país era crítica, se desató una campaña mediática, pero esta vez no para seguir al canciller sino para atacarlo y desacreditarlo. A esto se sumaron los líderes de la CDU/CSU, un grupo de reconocidos catedráticos especializados en economía, economistas independientes, algunas personalidades de su partido de coalición y también compañeros de su propio partido, como es el caso de Oskar Lafontaine (abandonó el SPD el 24 de febrero del 2005) quien acusó al canciller por estar llevando el país a la ruina, con la aplicación de su recio programa neoliberal. Por su parte la formación CDU/CSU, llevó al parlamento una propuesta para investigar al canciller y determinar, si este ocultó al país la verdadera situación económica por la que estaba atravesando para no perder las elecciones. La población acusaba al gobierno de incumplir sus promesas electorales, las fisuras del gabinete salieron a la luz pública, cuando comenzaron a aparecer las opiniones contradictorias sobre el aumento de los impuestos. Los ministros se contradecían unos a otros, Schröder estaba en el candelero, no obstante a eso el canciller comunicó a la prensa, que los rumores sobre su dimisión no eran ciertos y que pretendía permanecer en su cargo.
El año 2003 llegó con un nuevo aumento del desempleo, 4,6 millones en todo el país para un 10,5 %; en febrero los resultados de las elecciones regionales para el SPD fueron funestos, el gobierno estaba en crisis y debía hacer algo sino tendría que convocar a elecciones adelantadas. Ante esta situación Schröder comenzó una campaña usando los lemas: Mutzur Veränderung (Valor para el cambio) y Deutschlandbewegtsich (Alemania se mueve), para promover su programa de reformas llamado Agenda 2010.
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