La literatura que aborda el proceso de elección de inversiones bajo el enfoque de las FCC sugiere como puntos centrales el estudio del exceso de confianza, la intuición, el aprendizaje y las relaciones sociales del RTD.
El exceso de confianza (EC) es uno de los mayores descubrimientos en este ámbito, el cual se define como una manifestación en la cual la gente sobreestima la confiabilidad de su conocimiento. Las personas muestran un mayor EC en ámbitos donde se autodeclaran como expertos. (De Bondt y Thaler, 1994).
En un trabajo pionero del campo, Statman y Tyebjee (1985) examinan el efecto del EC en el pronóstico de ingresos y costos en el cálculo del valor presente neto. Argumentan que puede resultar que se sobreestimen los ingresos, y se subestimen los costos esperados de un proyecto potencial. Por lo que este indicador se infla, lo cual resulta en que los RTD tomen malos proyectos.
Zacharakis y Shepherd (2001) consideran que el EC puede afectar la habilidad del RTD para evaluar planes de negocios. En particular puede sobreestimar los malos signos que recibe lo que puede llevar a un excesivo rechazo de proyectos potencialmente buenos. En contraparte, Heaton (2002) argumenta que el EC lleva a los ETD a sobreestimar el valor presente neto de los nuevos proyectos de inversión. Bajo esta lógica Malmendier y Tate (2005) mencionan que el EC puede resultar en distorsiones en las inversiones, dado que los RTD perciben los fondos externos como indebidamente costosos, de ahí que sobreinviertan con fondos internos y subinviertan cuando requieren financiamiento externo.
Malmendier, Tate y Yan (2005) sugieren que un RTD con EC puede sobreinvertir en proyectos pensando que son mejores de lo que realmente son. A través de la metodología de estudio de caso, encuentran que existe una fuerte relación entre esta variable y la inversión corporativa.
Por su parte, Klauss (2005) proporciona un análisis teórico y empírico que combina los efectos del EC y el arrepentimiento de las decisiones tomadas en varias etapas del proceso (etapa inicial de información, valoración del proyecto y abandono o continuación del mismo), es decir, el RTD va valorando en base a experiencias previas si la elección es la adecuada.
En este sentido, para Shefrin (2001), la preparación del RTD es importante, dado que por un EC puede tomar malas decisiones aunque él piensa que hace lo correcto, es decir, no es intencional.
Tradicionalmente hacia la década de los setenta, se distinguía irracionalidad de razonamiento en el proceso de toma de decisiones. La irracionalidad era identificada con emotividad. El trabajo de Kahneman y Tversky propuso la teoría de los dos sistemas: en el primero el enfoque se centra en operaciones mentales que son rápidas, sin esfuerzo, de asociación y a veces con carga emotiva, generalmente son habituales y son difíciles de modificar o controlar. Mientras que en el sistema dos, denominado de razonamiento, las operaciones mentales son conscientes, deliberadas, más lentas y evolucionan por asociación. Asimismo, entre sus hallazgos dan cuenta de que hay inconsistencias en la forma en que las personas toman decisiones, ya que pueden hacer elecciones irracionales teniendo buena información, sin embargo, esto es involuntario. Sus experimentos revelaron que los defectos e inconsistencias de lógica observados en decisiones financieras, no son la excepción sino la regla en el procesamiento cognitivo (Jeannot, 2004).
Shefrin (2001), sugiere que los RTD que son responsables de un fracaso son más retrospectivos que los que no han enfrentado fracasos, por lo que buscan en sus nuevas decisiones evidencia que confirme el carácter razonable de su decisión anterior. En este sentido, el RTD considera su experiencia personal. Asimismo, este autor menciona que tiene que ver más la “visibilidad”, es decir, que la posibilidad de que se refleje en hechos el fracaso de una decisión más que la cantidad de dinero involucrada. Esto afecta la tendencia de los RTD a ser retrospectivos o a extenderse en el nivel de los gastos, por lo tanto, es propenso a ser retrospectivo y/o irracional en los cursos de acción de sus decisiones.
Como antecedente, Hambrick y Mason (1984) argumentan que las características psicológicas y cognitivas de los ejecutivos son críticas en el proceso de decisión. Muestran como parte de su trasfondo funcional a la educación del RTD. Por su parte, Mullainathan y Thaler (2000) señalan que los individuos que son sistemáticos y consistentes, llegan a cometer los mismos errores y eventualmente aprenden de ese error.
Ekanem y Smallbone (2007) mencionan que en las Mipymes por lo general se utiliza la intuición y métodos informales en el proceso de decisión de inversión. Para estos autores este proceso se realiza en base al aprendizaje que usualmente es no intencional o accidental, es decir, se genera conocimiento por medio de un proceso de toma de decisiones a través de ensayo y error, el cual es temporal y contextual y puede tomar lugar a partir de las relaciones sociales de la organización que son cruciales.
De acuerdo a esta lógica, se define aprendizaje como aquellos “[…] procesos por los cuales las habilidades, conocimientos, hábitos y actitudes son adquiridos y alterados, de tal forma que el comportamiento es modificado” (Gibb, 1997: 15). El aprendizaje abarca tanto las habilidades como el conocimiento y es incorporado en el comportamiento o la intención de comportarse. Se utiliza esta definición de aprendizaje organizacional ya que tiene que ver con el comportamiento en la toma de decisiones, el cómo.
De acuerdo a los ganadores del Nobel de Economía 2002, es recomendable estudiar los procesos de decisión de las empresas, y en base a las equivocaciones detectadas, registrarlas y aprender de esos errores.
El aprendizaje involucra referentes y retroalimentación, por lo tanto, es un proceso de adaptación, en el cual tanto las redes sociales de la empresa como su ambiente pueden representar una fuente de aprendizaje.
Otro factor a considerar es el entorno en el que la organización desarrolla sus actividades. Ekanem y Smallbone (2007), hacen alusión a las barreras que enfrentan las empresas, específicamente a la naturaleza del riesgo y la incertidumbre del ambiente en el que se desenvuelve la organización.
De acuerdo a Arendt, Priem y Ndofor (2005), si el dinamismo del ambiente se incrementa, el RTD hará uso de sistemas de información informales así como de consejos de allegados para la toma de decisiones. En este sentido, los autores proponen la investigación cualitativa basada en el método de estudio de caso para comprender estos procesos.
Generalmente el RTD no se encuentra aislado en este proceso, ya que entra en juego el papel de otros actores tales como accionistas, instituciones de financiamiento, proveedores, clientes y empleados (De Bondt y Thaler, 1994).
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