El más genial ajedrecista cubano y uno de los mejores de todos los tiempos a nivel mundial. En su carrera acumuló un total de 302 victorias, 246 tablas y 35 derrotas. Nace el 19 de noviembre de 1888 en la instalación militar del Castillo del Príncipe, en La Habana, hijo del comandante del ejército español José María Capablanca y Doña María Graupera. Desde temprana edad revela su talento para el ajedrez, que aprende mirando jugar al padre, al cual derrotó en 1892, a la edad de cuatro años, noticia que se difundió por el mundo, siendo catalogado como el segundo niño prodigio, pues el primero había sido el norteamericano Paul Charles Morphy, el cual muere cuatro años antes del nacimiento de Capablanca. Concluye el bachillerato en el Instituto de Matanzas. Su familia no disponía de recursos económicos para sufragar sus estudios universitarios en el extranjero, no obstante sus buenos resultados académicos logrando que el acaudalado Ramón San Pelayo se dispusiera a financiar su formación. En el verano de 1904 es enviado a Nueva York para estudiar inglés y preparar su entrada a la Universidad de Columbia, donde ingresa en 1906 en la carrera de ingeniería Química. Sin embargo, permanentemente obsesionado por su pasión en el juego ciencia, solo cursa los dos primeros años. Le gustaba jugar ajedrez, pero no enseñarlo, excepción que hace con María Teresa Mora Iturralde, a la cual toma como discípula. Las pocas veces que testigos oculares lo vieron consultar libros de ajedrez es precisamente cuando se prepara para la docena de lecciones que le imparte a la gran maestra cubana; clases que incluían sesiones de apertura y finales. En septiembre de 1913 consigue su nombramiento como embajador por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba; lo que le permite seguir practicando de su pasión ajedrecística y realizar algunos viajes al exterior en busca de nuevos desafíos. En 1921 contrae matrimonio en la capital cubana. Divorciado en 1925, posteriormente se casa con una princesa rusa. La partida más antigua que se conserva de José Raúl data de la edad de cinco años y es jugada en el Club de Ajedrez de La Habana, el 17 de septiembre de 1893, frente a Ramón Iglesias, quien ofrece al niño la dama de ventaja. Contando siete años le gana una partida con igual hándicap al francés Tabernhaus, el cual estaba de visita en La Habana, quien años más tarde, cuando ya José Raúl gozaba de fama universal, acostumbraba bromear que era el único maestro que se había atrevido a darle la dama de ventaja a Capablanca. En 1900, el excepcional ajedrecista, ya se distingue en el escenario ajedrecístico cubano, cuando derrota al Maestro Juan Corzo y Príncipe. A partir de entonces toma parte en diversas competiciones, que le llevan a recorrer Europa y Estados Unidos. A los doce años, en 1900, ya es campeón de Cuba, y en 1911, Campeón Panamericano. A fines de 1908 y comienzos de 1909 recorre los Estados Unidos. En 1909 en encuentro con el gran maestro Frank J. Marshall, gana 8 partidas, entabla 14 y pierde una sola. Conquista el tercer premio compartido con Oscar Chajes, en el campeonato estadounidense de 1911, solo aventajado por Frank Marshall y gana el Premio a la brillantez y el título de maestro. También en este mismo año participa en el gran Torneo de San Sebastián, en España, superando a Rubinstein, Nimzowitch, Spielmann, Marshall, Janovski, Schelechter, Vidmar, Tarrasch y Berstein. En 1912, publica una revista de ajedrez en la Habana y visita Buenos Aires y Montevideo. Obtiene el tercer lugar en el Torneo de Nueva York en 1913, al derrotar a David Janowsky y a Oscar Chajes; y empatar contra Frank Marshall. En el Torneo de La Habana de 1913 se produce un penoso incidente al denunciar Capablanca una supuesta maniobra fraudulenta para beneficiar a Marshall, en la cual Jaffé había estado involucrado. El cubano afirma entonces a la prensa que no volvería a jugar en las competencias en que Jaffé participara. En 1915 comparte el primer lugar en el campeonato del estado de Nueva York. Su carrera cuenta además con victorias sobre Jacques Mieses, Enmanuel Lasker y otros grandes ajedrecistas de su tiempo. Capablanca entre 1918 y 1922 gana casi todas las partidas y torneos en los que participa. Es el único cubano que ha obtenido el título de Campeón mundial de ajedrez hasta la fecha. Capablanca recorre Europa acumulando éxitos. En Viena retó al Dr. Lasker para disputarle el campeonato del mundo, pero este le impuso condiciones inaceptables. La Primera Guerra Mundial paraliza la actividad ajedrecística en Europa. En 1919, terminada la contienda, gana el tradicional Torneo de Hastings, Inglaterra. En 1921 publica la obra Fundamentos del Ajedrez, así como obtiene la condición de Campeón mundial de Ajedrez en La Habana al derrotar al alemán Enmanuel Lasker, que conserva hasta 1927, cuando pierde ante el ruso-francés Alexander Alekhine, con un resultado que cierra con seis partidas ganadas por Alekhine, tres por Capablanca y 25 tablas. Aunque el nuevo campeón prometió que le daría la revancha en menos de dos años, esto resultó incumplido. El gran maestro gana Medalla de Oro entre los primeros tableros en la Olimpiada disputada en 1939 y participa en veintinueve torneos de gran nivel, de los cuales gana quince y en otros nueve termina segundo. En total, sumó 318 victorias, 249 empates y 34 derrotas. La última comparecencia oficial de Capablanca ocurre en las Olimpiadas de Ajedrez de la FIDE, celebradas en Buenos Aires, en 1939, donde ocupa el primer lugar del tablero del equipo Cuba, integrado además por los ajedrecistas Francisco Planas, Alberto López, Rafael Blanco, Miguel Alemán y María Teresa Mora, la cual años más tarde pasa a ser la primera maestra internacional cubana. Capablanca tuvo una vida relativamente breve y su final fue junto a un tablero de ajedrez. El 7 de Marzo de 1942, mientras observaba una partida de aficionados en el Club de Ajedrez de Manhattan situado justo frente al Central Park de Nueva York, cae desvanecido a causa de un derrame cerebral. Trasladado al Hospital Mount Sinaí, en estado de coma, del cual no pudo sobreponerse, fallece el 8 de marzo de 1942 a las 5:30 de la mañana. Posteriormente sus restos son trasladados a La Habana y sepultado con grandes honores en la Necrópolis de Colón, como él había solicitado, donde se levanta sobre su tumba un majestuoso Rey de mármol, obra del escultor Florencio Gelabert. En 1962, para homenajearlo se comienza a efectuar anualmente en Cuba, el clásico Torneo Internacional Capablanca In Memoriam. Asimismo, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) estableció el 19 de noviembre como día mundial del ajedrecista, en homenaje al campeón mundial cubano.
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