Nace el 23 de septiembre de 1877, en Puerto Príncipe, hija de don Agustín Cosío Serrano y doña Caridad de Cisneros y de la Torre, natural ambos de esta ciudad. El bautizo tuvo lugar el 16 de febrero de 1878 en la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad. Su matrimonio tuvo lugar el 30 de diciembre de 1873, en esa misma parroquia, de la que eran feligreses los contrayentes. A los seis años, Evangelina queda huérfana. A la muerte de la madre, la pequeña Evangelina queda bajo la tutoría de la familia de Rafael Canto, en Sagua la Grande, provincia de Santa Clara, hasta los 12 años. Posteriormente, reside con su padre en el ingenio Hormiguero, jurisdicción de Palmira, en dicha provincia. Al reiniciarse la lucha independentista, Agustín Cosío comienza a colaborar con la causa cubana. En enero de 1896, éste es detenido, acusado de infidente. Se le conduce a La Habana, donde es sometido a juicio sumario y deportado a Isla de Pinos, por 10 años. Dado lo precario de su salud, es autorizado a llevar con él a sus hijas Evangelina y Carmen (una quinceañera entonces). El comandante de la plaza de Isla de Pinos, coronel José Bérriz, primo del político español Práxedes Mateo Sagasta, repara de inmediato en la hermosa Evangelina e intenta inútilmente seducirla. La inutilidad del asedio amoroso del militar, determina que la camagüeyana fuese falsamente incluida en un plan de alzamiento en el territorio previsto para la noche del 26 de julio de 1896. Evangelina escapa y permanece escondida varios días en el campo. Delatada, es finalmente detenida y conducida a La Habana. En la capital cubana, es recluida en la Real Casa de San Juan Nepomuceno de Recogidas, convertida en cárcel de mujeres. Pronto descubrieron del hecho los reporteros del diario de William Randolph Hearst, New York Journal, que en reportajes bastante fantasiosos, prepararon una nueva historia de las atrocidades españolas en Cuba, que debían ser odiadas y vengadas por el pueblo estadounidense. Era el caso que Hearst había estado buscando. Lo manipularía para, cohesionando la opinión pública, reanimar el apoyo a la guerra y, a la par, incrementar la circulación de su periódico. “Rebautizada” como Evangelina Cisneros o Evangelina Betancourt Cosío y Cisneros, para facilitar la versión de que era sobrina de Salvador Cisneros Betancourt. La campaña del Journal se dirigió sobre todo a la mujer norteamericana. Como se esperaba, se incrementó la venta de ejemplares del periódico al amparo de un enorme titular: “The Whole Country Rising to the Rescue.” (Todo el país en pie para el rescate). Unas 15 mil mujeres de toda la sociedad estadounidense apoyaron la petición. En Washington se crea un Comité Pro Evangelina Cisneros, presidido por la Primera Dama, que dirige una petición al papa León XIII para que solicitara clemencia a María Cristina, reina regente de España. Reclamo al que nunca da respuesta la Corona española. Karl Decker, reportero en Washington, es enviado entonces por Hearst a La Habana para organizar un plan de rescate de Evangelina. Como resultado de un complicado plan, en el cual estuvo involucrado personal diplomático estadounidense acreditado en Cuba, en la noche del 7 de octubre de 1897 tiene lugar la evasión. Ya en la calle, un coche condujo a la joven a la casa de Carlos F. Carbonell, banquero cubano-estadounidense muy vinculado a Mr. Lee. Carbonell, la ocultó dos días y contribuyó a sacarla de contrabando en un vapor con destino a Nueva York. Disfrazada de varón y con el nombre Juan Sola, Evangelina abordó el paquebote estadounidense Seneca. A bordo la esperaba Mr. Walter B. Barker, funcionario del consulado estadounidense en Sagua la Grande. Meses más tarde en la residencia de Lee, en Richmond, Carbonell le propuso matrimonio a Evangelina. Se casaron en Baltimore en junio de 1898. El Journal fue, poco a poco, dando a conocer los detalles de la fuga. Siempre ansioso por autoproclamarse paradigma del “periodismo que actúa”, no tuvo límites en felicitarse a sí mismo del propagandizado rescate. Años después Evangelina regresa finalmente a Cuba y se establece con su esposo en La Habana. Enviuda en 1916 y dos años más tarde contrae segundas nupcias con el abogado Miguel Romero. Ésta fallece en la ciudad de La Habana el 22 de mayo de 1970. Es sepultada con honores militares, en correspondencia con el grado de capitana que le es otorgado por el Ejército Libertador de Cuba.
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