A medida que el proceso de descentralización fue avanzando, la participación ciudadana fue vista crecientemente como el mecanismo fundamental para afianzar los gobiernos locales en sus nuevas responsabilidades con respecto a la entrega de un conjunto de servicios públicos y al ejercicio del ¨buen gobierno¨.
En dicho marco, los municipios han ido adquiriendo mayor autonomía financiera, técnica y política. Junto con la transferencia de competencias, se han desarrollado mecanismos de participación ciudadana que contribuyen tanto a mejorar la gestión de los gobiernos locales como a profundizar la democracia.
En los países latinoamericanos se han impulsado leyes orgánicas de municipalidades, que reconocen las facultades legislativas, ejecutivas, judiciales y de contraloría de los municipios, las cuales reivindican reclamos históricos de los movimientos sociales comprometidos con las demandas de democratización y descentralización.
En Venezuela particularmente existen órganos de participación y distintos mecanismos y modalidades que permiten institucionalizar la participación ciudadana en la gestión de los gobiernos locales. Algunos de ellos son: 1. los cabildos abiertos, que informan públicamente sobre la gestión municipal y consideran temas solicitados por las asociaciones vecinales; 2. la consulta popular, para decidir sobre asuntos que interesen a los habitantes del municipio respectivo; 3. las juntas de acción comunal en cada barrio, las cuales pueden promover la conformación de empresas de economía social e impulsar programas de desarrollo comunitario, construir obras, e informar sobre la gestión municipal; 4. las juntas administradoras locales, reconocidas como órganos delegatorios de los Concejos Municipales, facultados para actuar en temas relacionados con la administración del área de su jurisdicción, con funciones de vigilancia y control de la prestación de los servicios municipales, y en otros asuntos tales como las recomendaciones y sugerencias sobre impuestos y contribuciones; (Cunill, 1991).
Estos órganos, mecanismos y modalidades de participación ciudadana en el desarrollo local, son instrumentos de movilización social y constituyen instancias de generación de una comprensión amplia de los problemas sociales. Son también canales de comunicación entre sociedad y Estado, y posibilitan la participación de la comunidad en la gestión local.
Se podría concluir que, es a partir de tales espacios que se elaboran los planes estratégicos locales, se mantiene un espacio permanente de participación democrática para que los actores sociales puedan asumir un papel más activo en las acciones de gobierno, a través de la creación de espacios de intercambio, diálogo y concertación, así como de la capacitación de los recursos humanos que intervienen en los procesos de desarrollo.
El enfoque de la gerencia social permite consolidar el nuevo modelo de gestión pública local. La gerencia social y las herramientas por ella utilizadas contribuyen a apuntalar los siguientes ejes: a) La planificación estratégica, que sirve para fortalecer el desarrollo institucional y alcanzar una gestión eficiente y eficaz; b) La concertación en la definición de las políticas; c). la definición de planes de desarrollo, que atiendan las especificidades de la localidad y apunten al desarrollo integral de la zona; y d). la elaboración de proyectos de desarrollo participativo.
En esta perspectiva, la gerencia social se propone asegurar que las políticas y programas sociales respondan de manera valiosa, pertinente, eficaz y eficiente a problemas importantes para la ciudadanía, promoviendo así el logro de un desarrollo social equitativo y sostenible.
Según Jaramillo, (1995) la gerencia social, es el intento de aplicación de las técnicas del management con el objeto de guiar y dirigir las organizaciones del sector social gubernamental y no gubernamental hacia el logro de su misión, sus objetivos y metas en un ambiente complejo, cambiante y de alta turbulencia.
La gerencia social como nuevo paradigma debe responder a las deficiencias estructurales que históricamente ha mostrado dicho sector tanto a nivel estructural-institucional como gerencial y de enfoque. El enfoque predominante pregona que el crecimiento económico automáticamente nos lleva al desarrollo social, sin embargo, la terca realidad nos señala cada vez con más fuerza, que el crecimiento económico por sí solo, no asegura el desarrollo social y que por lo tanto el crecimiento económico que no tenga como norte el desarrollo de ser humano, no solo es anti- ético, sino que carece de sentido.
La gerencia social es un proceso que libera e integra las energías y recursos de la organización social con la finalidad de sondear las oportunidades, facilitar el cambio, fomentar la innovación y alcanzan la máxima eficiencia y eficacia en la resolución de las necesidades sociales. A través de este enfoque se manifiesta la capacidad para lograr finalmente la excelencia organizacional en las instituciones de bienestar social, asegurando su proyección en el futuro con espíritu empresarial” (Jaramillo, 1995).
De lo expuesto se concluye, que el gerente social, es un gerente de políticas, programas y proyectos sociales, que debe contar con los conocimientos, herramientas, destrezas y habilidades políticas y técnicas que le permitan elevar la productividad de los recursos inteligentes de su organización para mejorar el desempeño de las políticas que dirige en términos de más y mejores resultados y de un mayor impacto en las poblaciones meta.
Asimismo para Jaramillo, el perfil de dicho gerente social debe ser el de un profesional comprometido con la solución de los problemas, con amplio conocimiento del sector social, preferiblemente con formación profesional de base en el área de ciencias sociales y con amplio dominio de las nuevas técnicas del management en general y del management en particular.
Por lo tanto para responder a un ambiente tan complejo y dinámico, el gerente social, debe conocer y aplicar los nuevos conocimientos organizativos de diseño organizacional y reingeniería de procesos, así como dominar las técnicas y metodologías de gestión de proyectos, ya que las organizaciones tienden a gestionarse mediante equipos de proyectos dirigidos por líderes. Los nuevos gerentes sociales deben desarrollar capacidades y habilidades de liderazgo y crear condiciones para que en su organización surjan líderes en todos los niveles organizacionales desde la cima estratégica hasta el núcleo operativo.
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