DISEÑO DE UNA RUTA TURÍSTICA DE INTERPRETACIÓN CULTURAL PARA LA PROMOCIÓN Y EL DESARROLLO LOCAL DE LA ETNIA ABORIGEN WARAO EN EL ESTADO DELTA AMACURO, VENEZUELA

María V. Rodríguez

Estructura Social y Política Warao

La sociedad Warao está constituida por grandes familias que mantienen lazos de parentesco, agrupándose en subtribus de carácter endogámico, en donde la autoridad de la mujer se refleja en el matriarcado.  Las mujeres se casan a los quince años y la familia o núcleo familiar se compone de la pareja y cinco a ocho hijos en promedio. Los Warao son monógamos, aunque algunos ancianos o líderes pueden tener más de una mujer (preferiblemente hermana de la primera). Se practican el levirato, es decir, que el cuñado puede casarse con la esposa de su hermano cuando ésta enviuda.
En la organización social de los Warao, el hombre al casarse adquiere obligaciones no sólo con su esposa, a quién tendrá que mantener, sino también tendrá el deber de construir la vivienda de los suegros y buscar los alimentos necesarios (caza, pesca y agricultura) para el sustento del nuevo núcleo familiar.  La esposa principal es formalmente la dueña de la casa, aunque el jefe de la casa sea el viejo suegro, generalmente es la mujer, en la pareja, quien administra la economía del hogar apropiándose y redistribuyendo la caza y la cosecha de su marido y yernos, los cuales viven y trabajan para la familia de su esposa hasta formar su propio hogar.
La educación se hace de una manera sutil y natural, sin obligaciones ni reprimendas. Los más jóvenes aprenden observando e imitando a los adultos según el sexo en sus diferentes tareas diarias, y asimilan las reglas morales y sociales escuchando los relatos y los mitos de los más ancianos, cuyas sanciones son la vergüenza y el rechazo de la comunidad.
Aunque desde hace muchos años la sociedad Warao ha tenido relación directa con la sociedad criolla o nacional, sobre todo al integrarse, en algunas tareas y a la vida económica nacional, los Warao han logrado mantener y difundir los valores fundamentales de su cultura y preservar su autonomía como grupo indígena.
Los líderes Warao no son sombrados, sino reconocidos por la comunidad, un jefe Warao es un hombre que ha demostrado tener una serie de habilidades y conocimientos, principalmente en lo relativo a lo espiritual, la naturaleza y el cultivo de las buenas relaciones entre los miembros de la comunidad. Se legitima cuando demuestra tener el apoyo familiar que requiere para probar que es generoso, justo y capaz de mantener el orden y la armonía.
A la hora en que surjan conflictos, el jefe será consultado por todos, pues habrá dejado ver que puede apaciguar a los involucrados y logrará hallar soluciones que satisfacen a todas las partes, no se impondrán decisiones del jefe, ni siquiera en los casos de conflictos. Así es como tradicionalmente se ejerce la autoridad en el mundo Warao, siempre orientada a la consecución del bien colectivo.  
El hombre que logra mantener a su lado los miembros de su familia, yernos, hermanos y cuñados, tienen mayores posibilidades de organizar frecuentes y abundantes fiestas, pues goza del aporte del trabajo de sus yernos, cuñados y hermanos. Además de demostrar su capacidad y posibilidades de compartir comida y bebida, lo cual prueba su generosidad, este hombre ha de orientar a la comunidad en el mantenimiento del sagrado equilibrio entre la raza humana, el ambiente y los espíritus.     
Hay otros métodos que ayudan a establecer rangos entre los  hombres, entre ellos se encuentran los bailes religiosos, en los cuales, a través de la evaluación del desempeño de cada prospecto, se le asigna a cada hombre un papel en la comunidad. Otro método, es la asignación de roles a cualquier hombre, tales como, constructor de curiaras, en donde hay que saber el momento y cómo ha de cortar el árbol.
Los Warao realizan una práctica de convivencia que  consiste en una conversación entre ancianos todas las mañanas, en este consejo, llamado “monikata”, se discuten asuntos importantes para la comunidad, donde se establecen algunos lineamientos para el desarrollo de las actividades diarias, tradicionalmente la discusión se hace desde los chinchorros, cada anciano escucha la opinión de su mujer y es portador de ellas ante los demás ancianos. No obstante, durante la monikata las mujeres y los jóvenes presentes, deben permanecer callados.        
En el ámbito político, en sus orígenes los Warao se encontraban orientados bajo la influencia de un hombre mayor y experimentado que en su idioma denominan: “aidamo”, “araobo” o “idamo”; cuyo significado es el jefe, el más anciano. Dicha autoridad cuenta con la ayuda del comisario o “arukari”; que significa el del rolo o el tolete y actúa como policía. El resto de las personas se denominan “nebú”, es decir, hombre de trabajo.
Sin embargo, en la actualidad, bajo la influencia de la colonización y de los criollos, los cargos políticos Warao están dirigidos por un anciano, quien ejerce el rol de gobernador, llamado “kobenahoro”; acompañado de un capitán denominado “kabitana”; y de un fiscal que se llama “bisikari”, además se designa el “yaota arotu”, que significa dueño del trabajo; estos representantes tienen como papeles principales la organización tanto del trabajo comunal como de los eventos culturales y tradicionales. Además, existe la figura del “dibatu”, quien interviene en las negociaciones entre conjuntos familiares y miembros de una misma comunidad. Estos títulos se asignan esencialmente a los hombres mientras que dentro del hogar, la autoridad y la organización es matriarcal.
Estos cargos políticos corresponden muchas veces con los oficios mágicos-religiosos de quienes actúan como los intermediarios entre los seres sobrenaturales y los seres humanos. Los Warao reconocen tres diferentes tipos de practicantes religiosos: el médico, el shaman y el sacerdote (shaman wisiratu). El primero cura las enfermedades originadas por la penetración de algún objeto material en el cuerpo. El segundo, cura al que sufre de enfermedades producidas por la introducción en el cuerpo de tóxicos generados por plantas y animales. El tercero se encarga de curar al espíritu de afecciones ocasionadas por una entidad metafísica o por posesión del espíritu de un antepasado. Este último practicante religioso también se le conoce como el “wisiratu” (guardián de la lluvia); un sacerdote superior muy cercano a la corte del Dios supremo y es la máxima autoridad política y religiosa, por lo general este rol es desempeñado por los hombres más ancianos de la comunidad.
Existe un fuerte debate entre los investigadores, sobre si puede una mujer obtener un cargo de “wisiratu” en la sociedad Warao, por lo general, quienes ocupan cargos religiosos son los hombres, pero esto no implica que las mujeres no puedan ocuparlo también. De hecho, se sabe que en algunas comunidades ha habido mujeres que se desempeñan en actividades religiosas. El asunto está determinado por la edad de la mujer, cuanto más vieja es más posibilidades tiene de ejercer cualquier cargo religioso, pues ha dejado de menstruar. Para los Warao, la menstruación trae sobre ellas fuerzas antagónicas al poder religioso.         

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