Los Warao presentan respeto hacia algunos animales, por lo que poseen criterios que rigen la selección de los animales que se comen y los que no. Al respecto, investigadores han señalado que algunas comunidades de esta etnia aborigen consumen carnes y otros no, este factor está relacionado con las reservas religiosas y su relación con los animales.
En este sentido, la caza y el consumo de carne están regulados por el tamaño del animal y la edad de la persona que los caza o los come. Cuanto más pequeño es el animal, menor es el tabú que gira a su alrededor y cuanto más joven es la persona, menor es el efecto que tendrá el tabú sobre ella. Mientras que los más jóvenes pueden comer prácticamente todo, los más viejos van mostrando restricciones. Los Warao que ocupan cargos religiosos son los más disciplinados en cuanto al consumo de animales.
Antes de comenzar a practicar la agricultura, la palma de moriche era el árbol de la vida de los Warao, pues de ella se obtenía la materia prima para casi todo lo que necesitaban. Del moriche extraían y extraen madera para casa y curiaras, fibra para los chinchorros, cestería, techo para las casas. Los Warao extraían el alimento básico de su dieta diaria: la fécula de la palma llamada “yuruma”, “ohidu aru”, y el corazón del cogollo, conocido como palmito, la cual era complementada con la pesca del “morocoto” o la “guabina”, la recolección de miel y la cacería de roedores como la lapa, el chigüire, el acure, entre otros.
La extracción de la fécula del moriche, es un trabajo complejo y laborioso; una vez derribado el tronco de la palma, estos indígenas obtienen una harina a partir de un corte en la corteza, donde se procede a desmenuzar su interior fibroso con un implemento llamado “azuela”, de esta masa fibrosa se saca el almidón que hará lugar a la torta de “yuruma” con la cual preparan una especie de pan, servida con pescado la fécula del moriche recibe el nombre de “najarowito”, la comida de esta etnia puede ser conseguida gran parte del año y ha suplido a los Warao una dieta abundante y balanceada durante milenios. Además, el moriche proporciona larvas llamadas “yomo” obtenidas del tronco del moriche que se comen fritas, hervidas o crudas, y que producen una sustancia grasa que también consumen.
El moriche produce también una savia dulzona y pegajosa llamada “mojobo”. La pulpa de las frutas del árbol de la vida se remoja durante más de una semana en el barro en una margen del río antes de ser comida,, o es envuelta en hojas de plátano para luego preparar bebidas, en ocasiones endulzan las semillas con miel.
A pesar de la sedentarización por la agricultura extensiva, los productos silvestres siguen formando parte de su dieta, como lo es el caso de los frutos del moriche que son consumidos directamente o procesados, cuando están maduros, los Warao elaboran la pasta (pulpa sin semilla), y después de amasarla y fermentarla preparan una bebida de sabor amargo llamado carato. Asimismo, la pulpa es envuelta en hojas de platanillo que a su vez, es colocada en listones de madera cuyos extremos son amarrados dándole a la pasta una forma fusiforme que se conoce como queso de moriche. Esto permite que se conserve por largo tiempo hasta que adquiere un sabor ácido, y posteriormente puede mezclarse con agua, se cuela y adiciona azúcar o papelón con la cual obtienen una bebida refrescante que según los Warao es un excelente digestivo y laxante. De igual forma, aún se mantiene el consumo de jobo, purgo, carapa, guayabo, seje, aguacatillo, manirote, guamo, entre otros.
Un hecho característico es que dentro de su dieta han incorporado el caracol asado y el cangrejo, así como también cultivan en pequeños canteros el ají dulce, ají picante y la caña de azúcar; se ha observado que algunos pobladores indígenas fermentan el jugo de la caña para elaborar licor.
Actualmente, los Warao continúan con la explotación de los morichales, conservando su uso y consumo como una tradición. Sin embargo, con la introducción a la zona del ocumo chino, este nuevo cultígeno llamado “ure”, forma parte de su dieta complementado con algo de pescado rayado, laulau o una pieza de cacería.
La yuca amarga también juega un papel importante, con ella preparan el casabe y el Kasiri que lo beben mucho en diversos festejos como las cangrejadas en la barra del Orinoco, la caza de iguanas o los mare-mare Warao que son fiestas en las que resalta una música ejecutada por violines fabricados por los propios Warao.
El sitio de preparación de los alimentos es un fogón hecho en el piso de la vivienda, el mismo es elaborado con una mezcla de barro y arcilla, el cual usan como base para proteger el piso de la vivienda que en su totalidad es elaborado en madera de especies autóctonas, esté tiene una variante que consiste en hacer el mismo fogón, pero sobre una mesa rustica. La preparación de los alimentos es exclusividad de las mujeres, mientras los hombres se reúnen a esperar, una vez preparados los alimentos la primera persona en recibirlo son los ancianos, seguido de los niños, posteriormente los jóvenes y los adultos.
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