Beatriz Carrera Maldonado
La migración es un tema inherente a la vida de los pobladores de Zacatecas, un estado binacional. Para el 2004 y de acuerdo a investigaciones periodísticas se habían marchado 700 mil personas en medio siglo, “quienes junto con sus descendientes rozan la cifra de dos millones” en Estados Unidos, más las 11 mil personas (en aquel entonces) que van y vienen cada año (Amador, 2007:17).
El fenómeno migratorio comenzó hace 130 años y de acuerdo a datos oficiales, en el 2004, eran más las personas originarias que vivían fuera del Estado que las que radicaban en Zacatecas (Amador, 2007:25). De acuerdo a investigaciones de Moctezuma (2009:13), en el 2005 la tendencia al despoblamiento se incrementó, ya que 42 municipios de Zacatecas presentaban esa característica, mientras que en el 2000 y con referencia a 1995, sólo eran 34.
En esencia, uno de los factores que despertaron el interés por las condiciones de las mujeres de migrantes en sus comunidades de origen y definirlo como el objeto de estudio de esta investigación fue precisamente la escasa información sobre el tema, ya que los estudios sobre el fenómeno migratorio se enfocan básicamente a los migrantes y en menor medida a sus comunidades de origen, en general, y de manera particular en sus mujeres.
Lo anterior propició un análisis para conocer cómo sortean las mujeres de migrantes la adquisición de la jefatura de hogar durante la ausencia de sus maridos y las implicaciones que ello conlleva, así como analizar la autonomía femenina que adquieren o pierden las esposas de los migrantes a la partida de sus esposos.
Aunado a la información recabada por Ariza (2007:469-470), referente a los resultados de la producción mexicana sobre género y migración, Mummert (1988:281) ha señalado que “se ha prestado poca atención al papel de la mujer en el proceso migratorio (…) ya sea como mujer acompañante migrante o como mujer migrante trabajadora, ésta representa una pieza clave en la estrategia familiar de la reproducción social”. La misma autora también afirma que la mujer al quedarse en la comunidad de origen, funciona como jefa de su familia por la ausencia del esposo, lo cual la convierte en una pieza vital en la estrategia de la reproducción social, además funge como la administradora del patrimonio familiar y, en caso de ser necesario, generar los ingresos requeridos para la manutención.
Este tipo de cambios produce modificaciones en los patrones a través de las generaciones. Así, tanto las mujeres que se van como las que se quedan, desempeñan nuevos papeles; por ejemplo, las que se quedan adoptan las tareas que los varones dejaron de hacer debido al proceso migratorio (Mummert, 1988).
Las transformaciones también se viven en el área de la investigación, en el ámbito de los estudios de familia, el interés no se dirige ahora a explorar sólo la forma en la que esas unidades domésticas se integran de manera funcional a la economía y logran su reproducción social, sino también se procura (Ariza, 2007:471):
Describir las situaciones de tensión y conflictividad desencadenadas por el proceso migratorio en el seno de la vida familiar como espacio armónico e igualitario, crítica que fue ganando cuerpo a medida que avanzaba el desarrollo de los estudios de género. En vista del carácter históricamente masculino de la migración mexicana a Estados Unidos, son muchas las investigaciones que se centran en las consecuencias –materiales y afectivas- de los desplazamientos migratorios de los hombres sobre las mujeres que se quedan y las formas en las que ellas negocian su situación con los cónyuges ausentes y los parientes que permanecen en el lugar de origen (Faggetti, 2000; Marroni, 2000; D’Aubeterre, 2000a).
Al respecto, Guerrero (2007a:1) cita al Conteo 2005 y señala que Zacatecas en ese tiempo tenía una tasa de emigración de 8.1 por cada mil habitantes, cuando el promedio nacional era de 2.0, lo cual ubicó al estado en el segundo sitio de esa categoría. Por lo cual el fenómeno migratorio tiene un fuerte impacto en las mujeres zacatecanas, esposas de migrantes, situación que implica que ellas se conviertan en jefas de facto, asuman nuevos roles y se responsabilicen por completo del cuidado de sus hijos. Por este tipo de situaciones y la escasa bibliografía referente a los efectos de la migración en la comunidad de origen, se elige el describir y analizar las condiciones de las mujeres de migrantes que se quedan en las comunidades de origen, algunas de ellas bajo el amparo de sus suegros y otras tantas en su propio espacio o vivienda.
El objeto de estudio fue centrado en las condiciones económicas y familiares de las mujeres de migrantes que se han quedado en sus comunidades de origen, las viudas blancas, los roles que representan, en qué solicitan aprobación y en qué no es necesaria. Las actividades que desarrollaban antes de la partida de su esposo y cómo cambian ante su ausencia, las condiciones de la familia así como de la comunidad.
Se consideró como objetivo general el describir y analizar las condiciones económicas y familiares de las mujeres que se quedan en su comunidad de origen, en relación a la migración masculina.
De manera específica se pretendió describir las actividades económicas y familiares de las mujeres, antes y después del evento migratorio de los esposos, así como el conocer de qué manera sortean las estrategias de sobrevivencia en las comunidades de origen de migrantes, por parte de las mujeres que se quedan, para ellas y los miembros de su hogar.
Desde el punto de vista metodológico, es una investigación de carácter cualitativo, en la cual se busca identificar las condiciones económicas y familiares de las mujeres de migrantes en su comunidad de origen. En esta investigación, se tiene como propósito ilustrar el caso de Minillas, Genaro Codina, Zacatecas; pero no generalizar los resultados del trabajo de campo por haberse utilizado metodología de tipo cualitativo.
Para este estudio, se eligieron ese tipo de métodos, ya que acorde a Dizon-Añonuevo (2002:2-3) se tiene la creencia de que los asuntos relativos a la migración, su costo, así como las perspectivas de reintegración son temas esenciales de la investigación cualitativa.
La autora señala que estos estudios han adoptado la idea de que su problemática debe ser entendida primero y sobre todo desde la perspectiva de sus protagonistas. Esto es cómo es afectada la gente de manera directa, las sensaciones y visiones de los temas de investigación. Además porque la migración y la reintegración son problemáticas cargadas de emociones, por tanto los métodos cualitativos deben ser empleados para evidenciar esas percepciones y emociones.
Para el desarrollo de esta investigación se realizaron entrevistas semi- estructuradas a mujeres, esposas de migrantes, que se quedaron en sus comunidades de origen, con el propósito de conocer las características de las condiciones económicas y familiares en que se encuentran.
Con base en algunas de las preguntas de Arnaiz (2005:8-15) se estructuró la guía para el trabajo de campo, para entrevistar a las esposas de migrantes, la cual se divide en cuatro partes: Descripción de las condiciones de la casa, la información recabada en este apartado se utilizó para describir condiciones económicas. Previo al fenómeno migratorio, en esta sección se cuestiona sobre los motivos para migrar y cómo estaba conformado su hogar antes de la partida del esposo, se involucran condiciones económicas y familiares. Al momento de la migración de su esposo, con esta parte de la guía se obtuvieron también aspectos de las condiciones económicas y familiares, útiles para describir cómo se encontraba la familia durante la ausencia del marido, además de las expectativas que tenían del fenómeno migratorio y si se cumplieron o no, quiénes apoyaron a la entrevistada en esta etapa y también quiénes no estuvieron de acuerdo con la actividad migratoria. Después del fenómeno migratorio, es la parte final de la entrevista y se utilizó para conocer el proceso de reintegración, cómo fue, además de las condiciones actuales de la familia y recabar datos sobre las remesas, su uso e incluso qué hizo la entrevistada para mantener a sus hijos mientras las recibía. A su vez, se diseñó otra guía de preguntas para aplicarla a las madres de los migrantes y se integró con 18 preguntas, referentes a las condiciones en las que migró, las causas, el tiempo que tardó en enviar remesas, su uso y la comunicación.
Se realizaron cinco entrevistas a mujeres de migrantes, a dos de ellas también se les preguntó respecto a la migración de sus hijos y a dos señoras más sólo sobre la migración de sus hijos, ya que sus esposos no migraron estando casados, en total fueron siete.
Zacatecas pertenece a la región tradicional migratoria de México y de acuerdo a Guerrero (2007a:53), Genaro Codina no está exento del fenómeno migratorio, pertenece a la región dos, la cual –en su totalidad- capta una cuarta parte de las remesas de los hogares zacatecanos (Guerrero, 2007b:6). Este municipio presenta una migración internacional masculina del 90 por ciento, además tiene un bajo porcentaje de migración femenina internacional (5.2) y el porcentaje de migrantes internacionales que no regresan a su hogar es del 80.3 (SIMIZ, 2006).
En cuanto al crecimiento promedio anual, Genaro Codina tenía una tasa de 0.1 en 1995, para el siguiente quinquenio era visible el despoblamiento ya que el municipio presentó cifras negativas (-0.7); no obstante para el 2005 la población total era de 7,639 personas, mientras que en 1990 la cifra era de 8,209. La tasa para el ciclo 2000-2005 fue de -1.88 (Moctezuma, 2009:14)
Se eligió la comunidad de Minillas por tener un alto grado de marginación, lo cual permite que haya desplazamientos fuera de la comunidad y por ende viajen a Estados Unidos. Algunos investigadores consideran a la migración como una forma de paliar la pobreza; sin embargo en una comunidad de muy alto grado de marginación no hay flujo de efectivo, lo que les impide salir de la comunidad. Cabe mencionar que la carretera estatal llega al entronque que lleva hasta la comunidad de Santa Teresa, la cual está a 200 metros de la orilla de la carretera y a 2.1 km de la comunidad Ojo Seco, la cual está entre Santa Teresa y Minillas, la última se ubica a 6 kilómetros de Santa Teresa y se llega a ella por terracería, es el camino rural 244.
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