..hice algunos intentos en la Biología aplicando una teoría más o menos reciente, la del caos, gracias a la cual pude entender fenómenos tan variados...
El viajero científico, Carlos Chimal.
En Oaxaca han existido, y existen, diversas opiniones que han tratado de explicar su problemática socioeconómica. Las explicaciones hasta ahora utilizadas pueden clasificarse en deterministas y sistémicas.
De las primeras, argumentos socorridos han sido los relativos al determinismo demográfico o geográfico, es decir, que el crecimiento “acelerado” de la población y la áspera geografía oaxaqueña han dificultado su propio desarrollo. Oficialmente se reconocen por ejemplo, dos explicaciones inmediatas a los problemas del desarrollo en Oaxaca: la primera tiene que ver con el propio proceso histórico del estado, en el cual la formación social se ha caracterizado por la articulación de formas modernas de producción con una amplia diversidad de organizaciones tradicionales (16 grupos étnicos), pulverizados todos en el territorio del estado. La segunda está relacionada con el problema de la accidentada orografía estatal, misma que ha dado origen a una gran variedad de regiones, subregiones y regionalizaciones (Moguel 1979), las cuales por su topografía accidentada se considera que dificultan no sólo la integración física y cultural de la entidad, sino también las acciones en materia educativa, política y económica, representando así un obstáculo para su desarrollo (Digepo 1999).
Otros argumentos socorridos han sido los relativos al determinismo demográfico, geográfico y de la pobreza; los cuales suponen que el crecimiento “acelerado” de la población y también la áspera geografía oaxaqueña han dificultado su propio desarrollo (Acevedo-Restrepo 1991). A este razonamiento se han incorporado argumentos como el del círculo vicioso de la pobreza, en los cuales se propone que el problema del desarrollo se reduce a que los oaxaqueños son pobres precisamente por su pobreza. Aquí se han realizado explicaciones directamente sobre la base de conceptos como el de “marginalidad” o “mínimos de bienestar” para explicar la situación del sistema regional (Maldonado 1989: 42-43; Roblero 1995: 27-30;Nava 1995: 11-23). Sin embargo, la realidad nos dice que a pesar de que el crecimiento poblacional se ha reducido, incluso ha mejorado la comunicación geográfica en los últimos años y se han inyectado recursos a las comunidades, el nivel de desarrollo relativo de Oaxaca no mejora o lo hace muy lentamente.
Por eso cotidianamente se recurre a otras explicaciones, como la del dualismo. Ejemplos de éste es la adaptación del paradigma de Bonfil del “México Profundo”y el “México Imaginario”(Bonfil: 1994: 45), el cual originalmente pretende combatir prejuicios como el que sugiere que el indio, componente fundamental del “México Profundo”, es flojo, primitivo, ignorante, si acaso pintoresco, pero siempre el lastre que impide a México ser el país que “debería”. En el pasado este “dualismo” ha retomado otras discusiones de la ciencia social mexicana, como la de los “campesinistas y descampesinistas” (Stavenhagen 1977; Feder 1977). Los primeros argumentaron que el capitalismo puede refuncionalizar el trabajo campesino para su propia acumulación. Los “descampesinistas” por el contrario, señalaron que dado que los pequeños productores no podían incorporarse plenamente al orden capitalista, entonces éste constantemente generaba estrategias para erradicarlos. Cook y Binford (1995: 36-37) recurren como posible explicación a los nuevos mecanismos de acumulación desarrollados en las últimas décadas a través de los pequeños productores, en los cuales ésta tiene lugar mediante la extracción de valor excedente del trabajo asalariado, en el que se incluye a los operadores de la pequeña producción de mercancías (talleres artesanales, pequeñas empresas). En resumen, la visión dualista en Oaxaca, supone que el sector moderno y el sector tradicional se contraponen, o mantienen relaciones de dominación que dificulta el desarrollo de los oaxaqueños, fundamentalmente los más pobres. Explicaciones como éstas cotidianamente llegan a la conclusión extrema que es necesario “eliminar” uno de ambos sectores para asegurar el desarrollo (más probablemente el sector tradicional), lo cual termina por hacer imprácticas sus sugerencias.
Recientemente han aparecido otras explicaciones más “modernas” acerca de la problemática oaxaqueña, no ajenas al “reduccionismo”. Una de ellas se relaciona con la crítica a la política económica (Miguel 1998), sea ésta nacional o estatal, cuyas repercusiones, se supone, han sido desfavorables a Oaxaca, por ineficiencia administrativa, por equivocación de los programas gubernamentales, por quedar este estado marginado de las decisiones del centro del país, o por insuficiencia y mal manejo de los recursos destinados al desarrollo. Otro punto de vista incorpora el tema del crecimiento como explicación del proceso de desarrollo en nuestro estado (GCEO 1998). Su aplicación en Oaxaca posee versiones aparentemente sencillas como la de asegurar que si la economía crece cada año a tasas más aceleradas, se tendrán cada vez mejores niveles de desarrollo; hasta versiones más elaboradas como la de favorecer el “sistema de mercados”, o incluso el crecimiento del “sistema de ciudades” de Oaxaca para acelerar la dinámica de su economía moderna, y sobre todo tradicional. La experiencia enseña que como economía, Oaxaca ha logrado niveles de crecimiento aceptables en el pasado y recientemente, sin embargo, no ha bastado el crecimiento por sí mismo, pues en ocasiones éste, en lugar de contribuir al mejoramiento de su desarrollo, ha acentuado las desigualdades regionales y sociales; e incluso ha llevado a la destrucción de sus recursos naturales debido a que el crecimiento exige un uso más intensivo de los mismos para poder llevarse a cabo.
Aquí sin embargo conviene distinguir las aportaciones de quienes han incorporado la visión sistémica a la explicación del desarrollo en Oaxaca. Autores como Diskin y Cook (1975) enseñan que el “sistema de mercados” es una teoría que explica el intercambio existente entre el "centro” y el resto de las regiones de Oaxaca, y que ésto es lo que da vida a la economía de esta entidad. Otra visión sistémica relativamente reciente se relaciona con el desarrollo sostenible (Pueblos Mancomunados 1996), que pretende explicar el desarrollo como un conjunto de acciones de tipo económico, social, cultural y político que interrelaciona a los empresarios, gobierno y población con su entorno natural. Su aportación más destacada hasta la fecha es que rescata la posibilidad de emprender un proceso de desarrollo desde la región, preservando sus recursos, y propiciando la participación de todos los sectores sociales.
La incorporación de la “teoría de sistemas” como metodología del análisis del desarrollo de Oaxaca heredada de algunos estudios como los señalados, es que en resumen, como señalara Diskin-Cook (1975: 302), se enfoca a la relación entre proceso y forma permitiendo incluir datos diacrónicos y sincrónicos de una amplia gama de perspectivas disciplinarias. La ventaja del enfoque sistémico es que permite evaluar mejor el comportamiento de la complejidad, pues es una herramienta que conduce a una visión más integral del sistema regional.
Con respecto a esto último, durante los últimos 30 años el estudio de los fenómenos sistémicos, multivariables y complejos, ha entusiasmado a los investigadores, lo que ha llevado a muchos a ver un futuro en la aplicación de la complejidad. Las teorías y las tecnologías de la información han desempeñado un papel central en la asignación de un valor positivo a lo complejo. Esta percepción está en la nueva valorización de los desórdenes y el caos, porque permite que éste sea concebido como generador de información (Hayles 1998: 25-28).
Precisamente, en este capítulo se analizan los aspectos conceptuales involucrados en la complejidad, y en particular de la “Teoría del Caos (Tcaos)” aplicados al contexto regional. También se efectúa una reflexión referida al tema del desarrollo. Como se sabe, el concepto “desarrollo” sugiere la propiedad de las sociedades modernas de crecer, tanto económica, como social, cultural, política y ambientalmente. Y aunque cabe señalar que las expectativas creadas por este concepto no han encontrado una comprobación plena en las denominadas regiones en "vías de desarrollo" o de "economías emergentes" como las de América Latina, éstas aun transitan en busca de los medios o factores para acelerar su propio desarrollo. En el presente capítulo se reflexiona sobre estos temas, con la intención de evaluar el impacto que la complejidad puede proporcionar en la conceptualización del desarrollo de regiones concretas como las de Oaxaca.
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