Otro método lo constituye la adaptación del “índice de Davies” para el manejo de los desórdenes, cuyo proceso se describe a continuación:
1) Partiendo de la selección de los desórdenes correspondientes (desempleo, problemas legales, analfabetismo, etcétera), se calcula el coeficiente Li
Li = 100/Ti ----(1)
donde Li es el coeficiente del desorden i considerado, y Ti es el total de elementos de esa desorden dentro de la región.
2) Se calcula el peso de cada desorden, es decir:
li = ni*Li ---(2)
donde li representa el peso de cada desorden, Li coeficiente del desorden i, y ni el valor absoluto del desorden i seleccionado.
3) Finalmente, se calcula el índice de los desórdenes basándose en la siguiente ecuación:
C = ∑(li) ---(3)
Por ejemplo, si en una región se seleccionan algunos desórdenes, cuyas características son las siguientes:
Con dicha información se obtienen los resultados del Índice en construcción:
Se definen los siguientes rangos de caos: Alto (Megacaos); Medio (Macrocaos), Bajo (Microcaos), Sin significancia (Desórdenes o Atractores de caos aislados) para definir la magnitud de los desórdenes considerados. La escala del Cuadro No. 1.3 resume esta propuesta.
La escala puede aplicarse según la siguiente regla. El valor máximo de los desórdenes (Imáx) de la región analizada se iguala al valor del nivel de caos (N) considerado el máximo posible por el investigador (según su experiencia), y los demás valores (Xi) se deducen por regla de tres a partir de los valores de los índices que se desea estandariza (Vi), al igual que su significado, de tal manera que los nuevos valores de los índices Xi serán igual a:
Xi = (N*Vi) / Imáx
Posteriormente según la escala anterior, se determina el nivel de caos correspondiente a cada Xi obtenida.
Los niveles de caos obtenidos se pueden asociar a otros indicadores como la centralidad o el desarrollo, según se indica a continuación:
Las sincronizaciones descritas quedan a criterio del investigador, el cual determinará si las mismas son válidas para la región analizada.
La visión metodológica de la complejidad proporciona la visión de una región que cambia permanentemente, cambio que puede ser turbulento e impredecible en su magnitud y en su manifestación temporal. En este proceso los “atractores” y “activadores de caos” juegan un papel preponderante, pues actúan como reguladores del comportamiento armónico o inarmónico del sistema regional. Efectuando una analogía puede decirse que el atractor corresponde al escenario -a lo estático-, y el activador al actor -a lo dinámico-, de la trama socioeconómica. Ambos se requieren para originar el caos, ya que un activador sin atractor no tiene sentido, pero pueden existir atractores esperando un activador para manifestarse, pues un “atractor de caos” es un conjunto de desórdenes económico-sociales arraigados, que pueden llegar a operar o no en el sistema económico-social del cual depende, dificultando su operación normal. Se entiende por “activador de caos” el agente o conjunto de agentes dinámicos de carácter económico, social, político, cultural o ambiental que tienen la propiedad de poner en acción un atractor de caos. Los atractores son resultado de la acumulación de experiencias, situaciones, conocimientos y actitudes consecuencia de la interacción de la sociedad, la economía, la cultura, la ecología y el territorio de las propias regiones. Se convierten en “sistemas referentes” para ser puestos en operación por los “activadores de caos” de la propia región. A través de los atractores y activadores en interacción, las regiones confirman su carácter complejo, oscilante entre el orden y la inarmonía.
El desarrollo puede verse afectado por los problemas de las regiones, cuando éstos aparecen como “turbulencias sociales” (TS). Las TS constituyen conjunto de desórdenes que aparecen repentinamente en una región, articulando los “atractores y activadores de caos”, dificultando la actividad normal del sistema económico-social, y que pueden ocasionar el deterioro de la economía.
Las TS se obtienen clasificando los atractores y los activadores de caos, los cuales pueden obtenerse a través de bancos de datos hemerográficos sistematizados (en los análisis subsecuentes se emplean los correspondientes al periodo 1998-2003 en Oaxaca). La condición para aceptar la presencia de los “atractores y activadores” de caos es que se manifiesten reiterativamente durante el periodo considerado. La información a tomar en cuenta puede derivar de la clasificación de los eventos periodísticos más importantes, catalogada en subsectores de la región (ecológico-ambiental, social, político y cultural), para posteriormente con las frecuencias de los sucesos hemerográficos, deducir el tipo de problemas que al ser repetitivos, pueden considerarse “atractores y activadores” de caos en la región de estudio. Es en esta etapa donde interviene el “método interpretativo” o hermenéutico por parte del investigador, pues es necesaria la interpretación cualitativa de los sucesos analizados para determinar cuando un problema social se convierte en un “atractor” o un “activador” de caos. Con la aplicación paralela del razonamiento de la Ciencia Estadística a esta información, se deducen las interpretaciones que permiten analizar el comportamiento de las TS en la región. De manera particular, los atractores poseen una probabilidad de manifestación en la región. Si en una región se detecta una determinada cantidad de atractores, se puede generar un determinado tipo de caos. La tabla del Cuadro No. 1.5 sugiere como valorar la manifestación de los atractores de caos en la región.
La probabilidad indicada en el cuadro equivale a la certidumbre de aparición de los atractores de caos, y aproximadamente se determina en base a la relación:
Probabilidad = 1/ Número de atractores
(la figura 1.6 esquematiza la relación entre el número de atractores y su probabilidad de aparecer en la región).
El tipo de caos a generar determina la magnitud del impacto de los atractores en caso de ser activados, y nuevamente quien analiza la región puede determinar si la tabla refleja la problemática que posee la región analizada. De no ocurrir así, el analista puede determinar la magnitud del caos por él analizada, y ajustar la magnitud del mismo a su experiencia y conocimiento.
Por lo que respecta a los “activadores de caos”, éstos deben determinarse en función de los grupos políticos, líderes, instituciones, en fin, organizaciones sociales existentes para determinar los atractores existentes, pues al igual que los “atractores”, los activadores de caos tienden a ser más específicos de cada región, microregiones y localidades.
Por lo que respecta a los “receptores de caos”, éstos se refieren a la población en general, al medio ambiente regional, y las ciudades en general, pero también debe especificarse el impacto del caos en la población específica considerada, ya que cada tipo de caos impacta con una magnitud diferente a los diversos actores sociales de la región.
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