Mientras más complejo o especializado sea un sistema, más frágil será, más posibilidades tiene que alguna de sus partes deje de funcionar y esto tiende a provocar desórdenes en las actividades o ejecuciones del resto del sistema. Esta cualidad refleja la vulnerabilidad que la complejidad proporciona a las regiones.
El “efecto mariposa” de la “metodología de la complejidad”, es decir, que el aletear de una mariposa en el Sur de México puede provocar una tormenta en todo el país, refleja esta cualidad de la complejidad, pues la estabilidad, la resistencia, la capacidad de sobrevivencia y preservación aparentemente más consistentes en los sistemas complejos, en realidad son mas frágiles, pues cualquier cambio no previsto en ellos puede desestabilizar parcial o totalmente una región, es decir, generar “heterostasis”. La vulnerabilidad continuamente es puesta a la luz por los eventos humanos y los naturales, como los problemas de tráfico, los apagones de energía, los daños a las redes informáticas, los actos vandálicos, los sismos, las sequías, los incendios, etcétera, los cuales pueden ocurrir en una situación de aparente aislamiento, pero que finalmente terminan desquiciando ciudades, regiones o países lejanos.
La vulnerabilidad es producto de la dependencia económica y tecnológica, de los desastres naturales a que están expuestas las regiones, así como de la interacción que establecen entre sí las ciudades, las regiones y los países, y esta vulnerabilidad puede incluso acelerar la extinción de la diversidad, porque puede llegar a destruir permanentemente el hábitat o medio ambiente original de las regiones.
Las propiedades de conflicto, caos y vulnerabilidad tienden a proporcionar la imagen de la región como un sistema que bajo cualquier circunstancia difícil tiende a desmoronarse. Sin embargo, la realidad muestra que las regiones son sistemas complejos sujetos a deterioro o a cambios graduales o a veces bruscos, pero que solamente se colapsan cuando son sometidos a condiciones extremas o totalmente fuera de su contexto. Las regiones complejas han desarrollado la propiedad de “auto-regularse” para adaptarse y sobrevivir a los cambios y circunstancias a las cuales se enfrentan. Lo anterior sugiere que la “autoregulación” es una propiedad que demuestra que las regiones son sistemas “homeostáticos” que generan “neguentropía” (entropía positiva) a partir de la actuación del caos. La “homeostasis” de la región es el proceso que se opone a la “heterostasis”, y por el cual las regiones mantienen las condiciones necesarias internas en armonía para asegurar su actividad cotidiana esencial. Esta capacidad de “autorregulación” asegura la sobrevivencia de las regiones al caos, y deviene porque el caos genera mecanismos de defensa u orden en las regiones (a veces en forma de reservas económicas, reafirmación de valores sociales, participación política, etcétera), que les permiten enfrentar las contingencias.
Los esquemas metodológicos no complejos comparten el supuesto de “reversibilidad”. Este supone que las cualidades originales o deseables de la región son "algo" que puede sufrir alteraciones ocasionales, pero que con determinadas medidas o acciones de regeneración se puede recuperar el estado original de la región. Bajo este supuesto se pueden destruir o perder recursos naturales, flora, fauna, cultura u otras creaciones humanas, considerando esta perdida como algo temporal.
La complejidad plantea que si en la región existen desórdenes, atractores, activadores y receptores de caos que modifican continuamente su armonía, o que se manifiestan en conflictos que alteran su diversidad, ésta, al igual que las estructuras originales, se puede perder total o parcialmente, es decir, su perdida no es algo temporal. Sin embargo, el límite de la irreversibilidad lo es la capacidad de adaptación o transformación que poseen las regiones, pues la irreversibilidad va mostrando los senderos de las nuevas cualidades, características o propiciando la presencia de una nueva diversidad en la región. En la realidad cotidiana de las regiones, la irreversibilidad se manifiesta como un cambio climático, aparición o desaparición de nuevas especies biológicas, creación de nuevas ciudades que alteran el equilibrio ecológico, etcétera; al mismo tiempo que estos procesos van generando nuevas formas y estructuras que obligan a todos y al todo a adaptarse al cambio para sobrevivir: la irreversibilidad da paso a la adaptabilidad para mantener la sobrevivencia.
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