14.4. Bases para el diseño de políticas públicas desde la perspectiva de la complejidad
Desde el punto de vista de las políticas públicas, una razón para entender la existencia, crecimiento e impacto de los desórdenes en los espacios geográficos analizados, puede ser que en el México moderno el desarrollo se ha entendido como el intento intencionado de homogeneizar, “globalizar” el país en su conjunto, tomando como medio la economía y el estilo de vida occidental, lo cual ha implicado impulsar la "homogeneización" que sustenta la economía moderna, pero también ha significado la destrucción y pérdida de los recursos naturales, de la cultura, y de los conocimientos ancestrales, las bases de la “diversidad” en las regiones como las del Sur-sureste mexicano. Desde finales del Siglo XIX que este país ha intentado incorporarse al desarrollo moderno occidental, en sus regiones se ha presentado el conflicto entre "lo artificial" (la economía) y "lo natural" (lo pluriétnico, multicultural y biodiverso). Hoy en día la economía está contra la diversidad en México debido a la: a) falta de una política que conjugue los aspectos económicos con los naturales y culturales; b) subvaloración de la biodiversidad, multiculturalidad y plurietnicidad; c) sobrevaluación de la homogeneidad y la especialización; y d) porque gradualmente es reducido, artificialmente, el espacio de la diversidad natural y cultural del país.
Esto exige generar opciones que permitan aprovechar las oportunidades que derivan de las políticas públicas nacionales y globales, pero a partir de la definición de un proyecto político incluyente que promueva una amplia participación social, que descarte o minimice la sincronización del caos en el proceso de desarrollo, y que evite su repercusión desfavorable en la biodiversidad y multiculturalidad de la región. Lo anterior sugiere que si lograran disminuirse las turbulencias sociales a través de políticas públicas orientadas a resolver los problemas sociales, políticos, culturales y ambientales, en el mediano y largo plazos aumentaría el crecimiento económico, el desarrollo, y la competitividad de las regiones de México en general, y de Oaxaca en particular.
Las transformaciones caóticas de las regiones son un indicador que las mismas no han sido, ni son estáticas. Al contrario de lo que comúnmente se piensa, este comportamiento indica su capacidad de adaptación a los cambios provenientes del exterior. Como lo prevé la teoría, la presencia del caos es un indicador, no necesariamente bienvenido, de las transformaciones complejas producto de la interacción inarmónica de las estructuras socioeconómicas y ambientales de esta región.
El control del caos se antoja dificultoso por su carácter a-causal. Ha quedado señalado que aunque pueda preverse su aparición, se desconoce del mismo a) el momento de su aparición; b) el lugar donde se manifestará; c) su magnitud. Hipotéticamente un conocimiento detallado de sus atractores pueden facilitar el control al que se hace alusión. El Cuadro A resume los posibles tipos de control a que pueden someterse los atractores.
De los tipos de control solamente el “Tipo 2 total” tiende a anular el atractor. El “Tipo 1” incrementa el caos; y el “Tipo 2 parcial” lo único que hace es mitigar los efectos del caos. Socialmente, el “Tipo 1” puede ser utilizado por políticas públicas que consideran la incertidumbre y la inestabilidad como formas que pueden facilitar el logro de sus objetivos. El “tipo 2 parcial” puede ser utilizado por políticas públicas en situaciones que por incapacidad o por actitudes paternalistas actúan con paliativos para minimizar los estragos del caos. Finalmente, el control “tipo 2 total” puede ser utilizado por políticas públicas cuyo interés es lograr el desarrollo armónico de la región. Esta combinación de opciones indica que las políticas públicas no solo tienden a generar bienestar, sino también desórdenes (Cuadro A).
Los cambios básicos que requiere una planificación derivada de las políticas públicas tendientes a controlar el caos, y orientada al control de los desórdenes en Oaxaca se destacan en el Cuadro B. Como se observa, la esencia del cambio consiste en lograr una “planificación preactiva-interactiva”, es decir, el diseño de los planes es con la intención de adelantarse a los acontecimientos, y en los mismos deben participar todos los sectores de la sociedad, aportando los usuarios parte de los recursos que requerirá su ejecución. Este tipo de acción de las políticas públicas puede denominarse “planificación armonizadora”.
14.5. Reflexiones finales
La aplicación de la metodología de la complejidad, y en particular de la Tcaos en la Ciencias Regional amerita una crítica, la cual se relaciona con el maniqueísmo al cual puede conducir su conceptualización. El dualismo implícito que implica su manejo: orden-desorden, lo bueno-malo, lo favorable-desfavorable o lo armónico-inarmónico, pero ¿acaso es mejor seguir construyendo conceptos que siempre suponen que la realidad es perfecta, que el orden posee una probabilidad favorable del 100%?, ¿es más completa una teoría del orden perfecto o una teoría del orden-caos?. La actuación humana, al final de cuentas, parece orientada cotidianamente a alcanzar lo "favorable", o al menos evitar "lo desfavorable". La metodología de la complejidad no hace más que reflejar esta dualidad, pues paradójicamente, es un instrumento para visualizar la armonía a través de la detección de la inarmonía.
Otra crítica a la aplicación de la “metodología de la complejidad” en la Ciencia Regional es: ¿cómo puede medirse el caos?, ¿no acaso lo que se mide es el orden?. Todavía más, ¿cómo evitar o planear el caos?, pues efectivamente, los instrumentos analíticos de moda, como la “Estadística” o la “Planeación”, están hechos para medir o entender el orden de la realidad. Solamente por añadidura en éstas se entiende que lo que no es orden es desorden. Pero ¿no el saber que se aproxima un desastre natural, por ejemplo un huracán, puede servir para salvar lo más precioso aunque no se sepa con exactitud que es exactamente lo que será destruido?. Ciertamente, para mejorar las propuestas de la metodología de la complejidad se requiere desarrollar nuevos instrumentos analíticos. Por esta razón, los resultados estadísticos de la presente investigación, independientemente de la calidad de la información que utilizan, pueden ser cuestionados. Pero al final de cuentas lo que aportan los mismos son tendencias cualitativas: lo cuantitativo solamente es una referencia, no una exactitud en el estado actual de la Ciencia Regional.
Por consiguiente, conviene incorporar la complejidad como concepto analítico en las investigaciones regionales en las cuales interese:
Es decir, las posibles funciones “positivas” que pueden atribuirse al caos en los sistemas regionales, son las siguientes:
Una función “negativa” que debe atribuirse al caos es que puede permitir la adaptación de la “región” (el sistema) al propio caos: Oaxaca es un ejemplo de esto. El caos ha permitido la adaptación de la región a la pobreza, al desempleo, a la destrucción ambiental, a los desórdenes sociopolíticos, es decir, al propio caos, creando una cultura a favor del desorden, incluso en detrimento del propio bienestar de los habitantes de la región.
Por eso conviene recalcar que lo importante para el análisis regional es entender (y enfrentar) las consecuencias del caos, sean éstas favorables o desfavorables, pues el caos no es el fin del análisis regional, sino sólo un medio (un instrumento) para entender, interpretar y comparar el comportamiento (situación) de las regiones. La presencia del caos es un indicador que en la región existe una interacción inarmónica entre los diversos grupos, clases y estructuras sociales, y entre éstos y el entorno natural.
Para la complejidad y su variante la Tcaos, las regiones son sistemas adaptativos, en constante interacción y adaptación a los cambios provenientes del exterior y a sus propios cambios. No son sistemas estables que permanentemente encuentren la armonía. En el Sur-sureste de México, y Oaxaca, los referentes empíricos utilizados demuestran que la región es la concreción espacio-temporal de la unidad e interacción de la diversidad, siendo precisamente su mayor riqueza su complejidad étnica, cultural, social, ecológica, y aun de su economía.
En resumen, puede decirse que la complejidad expresa un instrumento conceptual alternativo para el conocimiento de la región, y básicamente induce a conceptualizar la región y sus lugares centrales como el contexto espacio-temporal de las fuerzas productivas y sociales que tienden a promover el bienestar de su población, y que para lograrlo generan “atractores complejos” de bienestar y caos, cuya interacción determina el espacio vital de la diversidad, para asegurar la transformación y adaptación de la región al contexto supraregional del cual forma parte.
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