“A veces el sentido común es insuficiente para equilibrar
una lógica deficiente”
John M. Keynes
Siguiendo el análisis de Hermann Max, entiéndese por método “la realización de una serie de reglas o pasos para la resolución de un problema o la realización de una tarea”.
La idea del método se encuentra asociada con el orden, y en general se pretende suprimir la incertidumbre y el azar.
El método científico es, entonces: “el procedimiento ordenado que se sigue para hallar, construir y enseñar ... el conocimiento de las ciencias”, habiéndose ya señalado que el método, junto con los conceptos y los sistemas constituyen los componentes básicos de las mismas. Es atribuible a Descartes su fundamentación filosófica.
Resulta además evidente que “el método está condicionado en gran medida por la naturaleza de los fenómenos y las leyes que los rigen. Por eso cada campo de la ciencia o de la práctica elabora sus métodos particulares”.
Los métodos son entonces los instrumentos procedimentales de construcción y divulgación de las ciencias, ya que lo que resulta imprescindible en la etapa de la construcción, se revela como igualmente apto al momento de su divulgación o enseñanza.
El docente en ejercicio de su profesión trabaja simultáneamente con dos órdenes de ciencias: su saber de base (en este caso, las Ciencias Económicas) y la Didáctica.
Asumiendo que la Didáctica es en sí una ciencia instrumental, y su cometido es mediatizar en la forma más adecuada y eficiente los contenidos de la ciencia de base que se pretende enseñar, la piedra angular de la tarea será entonces la compatibilización de los métodos de ambas disciplinas en el proceso de transposición didáctica (TD).
Seleccionada una de las dos estrategias didácticas genéricas (Transferencia o Construcción de conocimientos), los métodos estarán explícita o implícitamente presentes en la labor del docente, constituyendo su correcta elección el factor determinante del mayor o menor éxito de la misma.
Resulta oportuno señalar que el conjunto de métodos (los de la ciencia de base y los que provienen de la vertiente didáctica) estarán presentes en forma combinada: alternativa, simultánea o secuenciadamente, según el criterio del docente, quien realizará su elección conforme a las características de cada unidad didáctica (UD); siendo éste un concepto operativo muy importante, volveremos oportunamente sobre el tema, una vez desarrollados los diferentes métodos científicos de ambas disciplinas.
Siendo la economía una ciencia relativamente joven, sus métodos específicos se encuentran en desarrollo; los actualmente vigentes han evolucionado a partir de otros campos del conocimiento y, por supuesto, desde la epistemología general de las ciencias; la elección de uno u otro dependerá del criterio y la formación del profesional, sea su rol el de docente o investigador.
El docente de ciencias económicas puede mejorar notablemente su práctica a partir del conocimiento de la metodología, injustamente infatuada al presente, o que al menos no suele recibir la necesaria atención.
Como se ha señalado precedentemente, los métodos más relevantes en la docencia de las ciencias económicas son los mismos que se utilizan en la investigación:
Existen además tres enfoques usuales para el tratamiento de los temas: el conceptual, el histórico y el instrumental (enfoques metodológicos), además de una variedad de enfoques heterodoxos.
Otros autores prefieren simplificar (¿obviar?) el tema; así, Boland señala que las propuestas metodológicas fundamentales se reparten entre Descriptivismo (Samuelson) e Instrumentalismo (Friedman); y Dugger a su vez habla de Neoclásicos e Institucionalismo.
El método inductivo constituye por lo general el primer abordaje del problema- objeto de estudio (inclusive en los niveles de la preciencia): una situación, hecho o fenómeno que por sus características o importancia concita el interés del observador o investigador.
Considerado en su perspectiva histórica, el inductivismo aplicado a la interpretación de la economía estuvo presente en el análisis de los mercantilistas, claro que sin la pulcritud metodológica que hoy le solicitamos al pensamiento científico, sino fundamentalmente como una exposición justificatoria de los hechos económicos desde un enfoque empírico- realista.
La inducción es la formulación de un principio general a partir del fenómeno estudiado; en un primer paso consiste en elevar casos particulares a leyes de carácter empírico; implica extender la conclusión a la totalidad de los fenómenos del mismo tipo. Frecuentemente se parte de hipótesis presentes en la mente del investigador.
Lo inductivo trabaja entonces de lo concreto a lo abstracto; se revela como un método muy útil a los efectos didácticos, mediante el cual puede captarse el interés de los educandos a través de la presentación de situaciones o hechos suficientemente llamativos relacionados con la temática que se está desarrollando.
El riesgo más inmediato es generalizar a partir de unos pocos hechos particulares. La enunciación de una ley económica requiere de un desarrollo formal mucho más estricto.
Deducir implica recorrer el camino inverso a la inducción: es ir de lo abstracto a lo concreto.
La deducción nos permite afirmar que dadas ciertas condiciones, se producirá determinado resultado; implica la posibilidad de proyectar intelectualmente el presente al futuro.
El método deductivo es esencial para nuestra disciplina, ya que uno de los requerimientos básicos que la sociedad realiza al profesional de ciencias económicas es la predicción sobre la evolución de la situación (económica) considerada.
Surge con los economistas clásicos: Smith y Malthus fueron sus precursores (aun cuando no rechazaron la inducción como parte del análisis), alcanzando su máximo exponente en Ricardo.
El método deductivo ya no abandonaría la economía, la cual se considera en la actualidad como “una ciencia hipotético-deductiva”, señalándose que sus deducciones coincidirán con los hechos en ausencia de causas perturbadoras.
A finales del siglo XIX, el pensamiento económico se reencauzará incorporando con fuerza arrolladora el pensamiento matemático a través del análisis marginal, el cual estuvo representado por tres corrientes principales: la Neoclásica de Cambridge (de la cual fueron prominentes autores Marshall y Jevons); la Matemática (Walras, Pareto) y la Psicológica Austríaca (Menger).
La deducción crece desde la lógica, permitiendo formular nuevos principios a partir de los ya conocidos, principios que deberán convalidarse o refutarse a través de su comprobación empírica.
El método deductivo correctamente aplicado le permite al docente transitar un terreno relativamente seguro, pero resulta conveniente matizarlo con ejemplos a efectos de descomprimir la exigencia intelectual que implica su exposición prolongada.
Plausiblemente el mayor riesgo de su aplicación es quedarse en el marco teórico, sin compromiso o anclaje con la realidad; nada resulta más desmotivador para el estudiante de cualquier nivel que la confrontación permanente con deducciones estériles o prácticamente inútiles.
De allí que lo inverso resulte igualmente cierto: señalar la utilidad actual o futura de los instrumentos conceptuales desarrollados contribuye en forma singular a nutrir adecuadamente el componente motivacional en los alumnos.
Comprensiblemente, debe haberse calibrado en forma correcta el nivel teórico alcanzado por el grupo con el cual se está desarrollando este método.
Tornamos a señalar que la didáctica navega entre dos márgenes u orillas igualmente peligrosas: el pragmatismo ciego y el teoricismo errático; sólo es posible avanzar a favor de la corriente evolutiva, cuidando de no quedar atrapado en sus peligrosos márgenes.
Analizar consiste en descomponer el todo en sus partes integrantes, es decir sus componentes, a los efectos de tratar de conocer más profundamente la naturaleza del fenómeno estudiado, sus causas y efectos, así como lo específico del funcionamiento de las partes.
El análisis permite aumentar el bagaje de conocimientos positivos que constituyen el basamento de toda ciencia, y en particular permite establecer y enseñar teoría económica.
Como señala adecuadamente H. Max, el método analítico es igualmente aplicable tanto al objeto de estudio concreto como al abstracto.
Observación, descripción, examen crítico y taxonomía o clasificación son etapas del desarrollo y la aplicación del método analítico; posteriormente, puede procederse a la comparación con otros fenómenos vinculados.
Si la progresión anteriormente señalada se ha desarrollado adecuadamente, tendremos la posibilidad de entender y explicar el fenómeno estudiado, es decir, habremos avanzado sólidamente en su comprensión.
La síntesis suele trabajarse como la inversa del análisis (análogamente a la forma en que la integración de funciones matemáticas es el proceso inverso de la derivación), vale decir la reconstrucción de la situación original disociada en el análisis; pero no es ésta la variante más provechosa del método.
La síntesis no es meramente la operación inversa del análisis, ya que el todo es siempre mayor que la suma de las partes. Si se logra una nueva categorización del fenómeno, decimos que se ha operado una síntesis productiva.
La síntesis implica una comprensión holística, es decir integral, del fenómeno a partir de su reconstrucción, pero esta operación hubiese resultado imposible sin el análisis previo. Normalmente se expresa en un resumen conclusivo del o de los fenómenos estudiados.
La operación de síntesis tiene como consecuencia lógica y necesaria la conclusión del investigador y del didacta.
Este método, propio de la mecánica, ha evolucionado considerablemente en nuestro campo.
La estática analiza como dados los elementos presentes en una situación; considera el status actual de estos elementos, sin desconocer que obviamente esta situación se modificará en el tiempo.
La estática es como una visión congelada del momento; así, tolerando la analogía, un balance es la fotografía del patrimonio de una empresa en un momento determinado. De su comparación con otra “fotografía” puede el experto extraer valiosas conclusiones.
El valor de este método se potencia entonces a través de este simple procedimiento, que denominamos “estática comparativa”; los modelos más simples en economía se fundamentan en esta técnica.
Este método es útil y eficazmente comprensible, y a partir de su simplicidad ayuda al estudiante a comenzar a familiarizarse con los conceptos abstractos de nuestras disciplinas.
Así como la estática nos remite de alguna forma a la noción de equilibrio, el método dinámico conlleva la idea de desarrollo, el movimiento de un proceso económico hacia el equilibrio o el desequilibrio a partir de una situación inicial.
Dado que es el movimiento lo que caracteriza a la economía, el método dinámico intenta identificar y comprender las causas que originan los cambios y las consecuencias de dichos cambios.
Si el método estático puede ser comparado con la foto de un suceso o fenómeno económico, el método dinámico puede a su vez compararse con una película del mismo.
Como categorías de análisis (más que como metodologías), lo coyuntural y lo estructural remiten al abordaje que se realiza de la temática económica.
Dado que lo que caracteriza a la economía es el movimiento, resulta crucial la comprensión de la naturaleza y las características de este movimiento, que no es precisamente lineal.
En efecto, toda economía presenta períodos de expansión y contracción recurrentes denominados “ciclos”.
Lo coyuntural introduce el factor tiempo, tomando en cuenta en el análisis la situación en un momento determinado en referencia a una economía o a un sector de la misma.
La consideración de la tendencia modifica en forma fundamental nuestra perspectiva de los temas, enriqueciendo en forma notable su comprensión.
En efecto, si observamos una magnitud absoluta correspondiente a un fenómeno, 10 % por ejemplo, para el índice de desempleo, tal magnitud nos ofrece escasa información con respecto al mencionado fenómeno. Nuestra interpretación puede variar notablemente si los valores correspondientes a los períodos de tiempo inmediatamente anteriores son, por ejemplo, 12 % y 11 %, que si dichos valores son 8 % y 9 % respectivamente.
Lo estructural nos remite a las condiciones concretas y objetivas de una economía, la tecnología disponible, la distribución geográfica de sus industrias y recursos naturales, etc.
La modificación del componente estructural de una economía no puede realizarse en el corto plazo.
Schumpeter señaló tres abordajes para el análisis económico: conceptual, histórico y técnico-matemático. Como hemos señalado precedentemente, las categorías del análisis son igualmente útiles a los efectos didáctico-expositivos.
La adopción de un enfoque por el profesor no excluye necesariamente a los otros, con los cuales puede complementarse adecuadamente cuando las circunstancias expositivas lo ameriten.
El abordaje conceptual remite a la aplicación de los instrumentos disponibles de la teoría económica en el tratamiento de los temas (por cierto que su aplicación debe quedar subordinada al nivel y desarrollo de conocimientos de la clase).
Este abordaje está firmemente anclado en los métodos analítico y deductivo descritos precedentemente; se caracteriza por su solidez (cuando existen los fundamentos teóricos adecuados).
El enfoque histórico requiere del empleo de una de las denominadas ciencias auxiliares de la economía, en decir la historia.
Una variante más evolucionada del inductivismo resurgió con la Escuela Histórica Alemana en la segunda mitad del siglo XIX; esto fundamentalmente como una reacción al pensamiento abstracto de los clásicos. Sin desconocer la importancia que el análisis comparativo de los hechos históricos de la economía puede tener en la formación profesional, son hoy por hoy muy pocos los autores que sustentan la vigencia de este método como fundamento exclusivo de su trabajo.
La utilidad del enfoque histórico reside en las características propias de las ciencias sociales, que ante la imposibilidad de la experimentación controlada o de laboratorio encuentra una herramienta alternativa en la analogía con otras situaciones presentes o pasadas, de la misma o de otras economías. Su referente es el método analítico.
Aunque la totalidad de las condiciones que caracterizan a una economía son irrepetibles (situación que tomará debidamente en cuenta el analista), resulta especialmente útil la evaluación de las consecuencias de la aplicación de las medidas de política económica que se aplicaron y los resultados que de ellas se derivaron.
El enfoque técnico-matemático conlleva a la utilización de diferentes herramientas técnico-conceptuales: contabilidad, estadísticas, y una amplia gama de instrumentos matemáticos que intentan aportar información, o bien aportar datos para la ratificación o rectificación de las hipótesis previas del analista.
Este instrumental puede ser de gran utilidad para el docente, quien deberá prevenir al alumno acerca de los peligros en el uso discrecional de los mismos.
Las sociedades humanas son contextuales, y su sentido histórico, sus medios, sus fines, su bagaje cultural varían con las circunstancias del espacio y el tiempo y la transformación de los valores. Aunque sus actividades (incluido el desarrollo de sus ciencias) no pueden realizarse sin método, no parece razonable concebir la existencia de uno de alcances y validez universales en casi ningún campo científico.
El sueño de Comenio, su didáctica magna, aplicable en todas las circunstancias y a todos los individuos de todo tiempo y lugar es sólo eso: un sueño nacido del exceso de optimismo. En nuestro tiempo, la idea de un método único en la didáctica carece de adherentes. En la actualidad, las posturas oscilan entre: a) la aplicación estricta e inflexible del método didáctico y b) la absoluta prescindencia del mismo.
El método en la didáctica contiene tres referentes irreductibles: el educador, el educando y el contenido. Dadas las muy singulares características del proceso de enseñanza-aprendizaje, el método científico presenta inevitables diferencias con el método didáctico: el primero busca la creación de nuevas verdades o la comprobación de las ya establecidas, y el otro las “redescubre” en el proceso de aprendizaje; asimismo, el grado de exactitud y perfeccionamiento existente en las ciencias resulta impensable en la didáctica.
Existen, sin embargo, algunos principios didácticos de notable sencillez y aplicabilidad, que pueden facilitar la labor docente:
♣ Ir de lo conocido a lo desconocido
♣ De lo cercano a lo lejano
♣ De lo fácil a lo difícil
♣ De lo simple a lo complejo
Estos principios resultan absolutamente compatibles con la pluralidad metodológica de las Ciencias Económica; en síntesis, estamos de acuerdo con “que el método didáctico no es ni alternativo, ni diferente, inferior o superior o subordinado al de la ciencia de base que se enseña; es simplemente el tratamiento que se da a esta materia para que el alumno la elabore y asimile en su aprendizaje”.
Los métodos analítico-sintético e inductivo-deductivo deberán, pues, “moldearse” para su adaptación al contexto didáctico en que se apliquen, de acuerdo con el nivel académico, la madurez del educando, el criterio del docente, etc.
Por último, queremos señalar el valor de la conclusión en la operación de síntesis didáctica (conclusión y recapitulación si se quiere amplificar virtudes), lo cual opera como un poderoso instrumento motivacional y de afianzamiento de los contenidos desarrollados en clase.
El método “impregna” la estrategia al punto que frecuentemente hace referencia a las “estrategias metodológicas”, los cual es – a nuestro criterio- un error, ya que el método es uno de los componentes de la estrategia (ver al respecto el capítulo 5: Estrategias Didácticas…).
Citamos los que entendemos son los más relevantes en la actualidad; para un análisis más detallado consultar a H. Max, obra citada. Puede también consultarse al respecto la excelente obra de Gómez López, Roberto: “Evolución Científica y Metodológica de la Economía”, en Internet, en el sitio www.eunet.net.
Véase al respecto a R. Gómez López, obra citada. Allí el autor señala que la ruptura entre economía positiva y normativa subyace a la más notable entre Neoclásicos y Post Keynesianos; sin embargo, estas divisiones están , a mi criterio, más cerca de la noción de paradigmas que de propuestas metodológicas.
Quiero citar a modo de ejemplo un párrafo de John M. Keynes: “La ley psicológica fundamental en que podemos basarnos con entera confianza , tanto a priori partiendo de nuestro conocimiento de la naturaleza humana como de la experiencia, consiste en que los hombres están dispuestos, por regla general y en promedio, a aumentar su consumo a medida que su ingreso crece, aunque no tanto como el crecimiento de su ingreso” (obra citada, pág. 106).
La inducción se potencia por el refinamiento de los instrumentos de recolección de datos utilizados.
El método deductivo debe establecer un correcto maridaje con el principio de adecuación del método didáctico, con el cual deberá ensamblarse (el tema será ampliado en “Métodos didácticos”).
Quiero citar el caso de la alquimia como el antimétodo didáctico: en efecto, el principio (¿anti?) didáctico de la alquimia se sintetizaba en: “obscurum per obscurius, ignotum per ignotius”, esto es (explicar): “Lo oscuro por lo más oscuro, lo desconocido por lo más desconocido”; C.G. Jung (en Psicología de la Alquimia, Plaza & Janes Editores, Barcelona, 1972) señala que en principio, la naturaleza del método alquímico, tan opuesto a las tendencias de iluminismo, llevaron a la división (de la alquimia) entre la hermética y la química. La primera, desprovista de su base empírica se extinguió rápidamente; la segunda se relanzó adoptando una metodología científica moderna.
“No nos olvidemos de que el método científico ha llegado a un nivel de formalización y sistematización que no siempre han alcanzado los sujetos que están llevando a cabo su proceso de aprendizaje”. Sanjurjo y Vera: obra citada.
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