1.2. La educación de la sexualidad en los adolescentes.
La educación de la sexualidad durante la adolescencia se convierte en uno de los contenidos de prioridad de la etapa a ser atendidos debidamente por los dos sistemas que más influyen en su formación: la familia y la escuela; corresponde a la familia el papel protagónico y a la escuela la función de orientar a padres y madres para el ejercicio de sus roles familiares durante esta etapa del ciclo de vida familiar.
La educación de la sexualidad de la joven generación y en particular de la adolescencia, comienza con la sensibilización de los propios educadores y padres, en la interiorización de la necesidad de prepararlos con efectividad para enfrentar cada vez de manera más independiente esta trascendental área de su vida.
Esta preparación ha de empezar mucho antes a las primeras eyaculaciones o las primeras menstruaciones. ¡Hay que empezar desde el principio! , por tanto, lo sensato es que padres y madres o personas adultas se sienten absolutamente capaces de preparar a sus hijos para este proceso. Pero, por las mismas, han de ser capaces de pedir ayuda a otras personas o profesionales.
La educación tradicional, está centrada principalmente en el maestro y la enseñanza de las materias escolares, desatendiendo la personalidad de los adolescentes, las nuevas tendencias educacionales humanistas se caracterizan por centrarse en la persona del educando, en sus características, necesidades y problemas y tratar de ayudarlos en la realización de las tareas propias de su edad para su desarrollo integral, por lo que se hace necesario ayudar a los adolescentes a conocerse así mismos como primera tarea de la edad. (Torroella. G. 2008)
En este sentido, la principal ayuda que pueden y deben dar a los adolescentes los adultos que le rodean (padres, maestros, amigos), es asumir hacia ellos actitudes de simpatía, aceptación, aprobación, apoyo, estimación y respeto, lo que constituye la condición básica para la formación de un concepto y valoración de sí mismo, sano, positivo y favorecedor de su desarrollo personal.
También deben ayudarlo a desarrollar su conciencia crítica y reflexiva para inducirlos a explorarse a sí mismos, auto observarse y a conocer sus intereses, aptitudes, sus fortalezas y deficiencias para aprovechar aquellas, superar estas y desarrollar sus potencialidades. En una frase: para que sepan quiénes son.
También resulta indispensable tener en cuenta, que los conocimientos acerca de la sexualidad humana se ofrezcan de acuerdo con las características propias de cada edad, con cientificidad y sistematicidad, lo que presupone que las distintas agencias educativas (familia, escuela, comunidad, la sociedad en general) influyen con la suficiente y necesaria preparación y responsabilidad consciente al respecto, como dijera A. Makarenko, “la educación de la sexualidad como la educación en general del individuo recaba la participación de la sociedad en su conjunto” (Makarenko.A, 1977, 88).
Debemos enfatizar que esta preparación no es un rol que le corresponda solamente a la familia, sino a todos los agentes de socialización del ser humano, por lo que concordamos con autores que estudian el tema, donde refieren que cada agente socializador debe asumir la responsabilidad que le corresponde.
La preparación para los cambios biológicos es tarea de la familia, pero también de la escuela, que desempeña la función rectora dentro del proceso, siendo necesario que realice todos los esfuerzos con vista a garantizar el cumplimiento efectivo de la educación que le corresponde. Pero tampoco podemos olvidar que este proceso solo tendrá éxito en la medida en que intervengan de forma armónica y mancomunada todos los factores sociales. (Castellano. B. 1995. 194).
De esta manera todo lo que se haga para que así sea, redundará en beneficio de niños y niñas, sería bueno facilitar los puentes para que unos y otros, unas y otras puedan hablar entre sí familias y profesionales, para saber qué abordan, cómo lo hacen, con qué dificultades se encuentran y, lo que es más importante, para ofrecerse mutuamente colaboración.
Es evidente que la familia no puede ser ajena a esta preparación, en realidad no debe ser ajena a ninguna de los aspectos relacionados con la educación. La tarea es proponer y facilitar que en las aulas se trabaje en este sentido, por supuesto, informándose y colaborando con la misma.
Esta meta conlleva a la sensibilización de los propios educadores y educadoras en la interiorización de la necesidad de preparar a los adolescentes con efectividad para que puedan enfrentar de manera cada vez más independiente esa trascendental área de su vida.
A lo largo de los siglos, y aun hoy, con todas las transformaciones que trae consigo la revolución sexual, históricamente nuestra sexualidad ha sido formada en la cultura del no, la prohibición, la represión, el miedo, el silencio, los sermones moralizantes y la incomunicación. (González. A. 2008)
En los adolescentes, a pesar de las muestras evidentes de su marcada sexualización por naturaleza y por la estimulación que al respecto ejercen sus iguales y los propios adultos, ha recibido históricamente todo tipo de sanciones, castigos, represiones, dirigidas a evitar la degeneración física y mental producida por sus inquietudes sexuales, o peor aun por las prácticas eróticas solitarias o de pareja inherentes a los cambios propios del desarrollo de su personalidad y su esfera psico sexual.
La adolescencia es esencialmente una "prueba" por la que pasa el joven y su familia, ya que él entra en ese período de la vida donde se hace inminente el encuentro con el otro sexo , esta etapa constituye una fase indudablemente difícil, de gran vulnerabilidad, que requiere atención especial.
Pero que, de ninguna manera, se debe considerar, por sí misma, como una etapa de crisis, rebeldía y rompimiento social; por el contrario, la propia historia del género humano demuestra que no han sido pocos los logros y triunfos, los aportes que ellos y ellas han brindado al crecimiento de la sociedad a lo largo de los siglos.
Dr. Pedro García Valdés se refirió a la necesidad de preparar adecuadamente con énfasis en el papel que juegan la familia y la escuela, cuando dijo:
“... que en el hogar como en la escuela es necesario reconocer que es donde se plantean los problemas sexuales en los niños y son los padres, los maestros los que no deben continuar dándoles la espalda a esos problemas, porque son ellos los que deben orientarlos y dirigirlos, porque los niños son el soporte sólido de la juventud y la simiente hermosa del progreso y el bienestar de los pueblos...” (Citado por Shilling, Ay V, Martín-Viaña, 1990,36-37).
1.2.1 Programas que se llevan a cabo para contribuir a una adecuada preparación en la adolescencia.
En Cuba se llevan a cabo diferentes programas para contribuir al pleno desarrollo de las nuevas generaciones, dentro de las que encontramos, crecer para la vida, salud para la vida, crecer en la adolescencia y por una sexualidad responsable y feliz.
En la década del 90 comienzan estos programas de educación, dirigidos a disminuir los índices de aborto y embarazos, también se crea el proyecto de educación sexual para una sexualidad responsable y feliz, estos programas de educación tienen gran importancia, pues resulta evidente su repercusión social.
Estos programas se ponen en práctica a nivel nacional, tanto en el Ministerio de Educación como en el Ministerio de la Salud. Estas instituciones surgen con el fin de organizar y dirigir coordinada y científicamente el proceso de educación de la sexualidad, el Ministerio de Educación (MINED), que por su parte comienza a actuar con objetivos específicos de trabajo en esta dirección.
Después de la celebración del Primer Congreso de Educación y Cultura en 1971,que señaló la necesidad del trabajo de la educación de la sexualidad; del Segundo Congreso de la Federación de Mujeres Cubanas ( FMC) en 1974 y del Primer Congreso del Partido en 1975, que lo convierte en política del Partido y del Estado al plantear en sus Tesis y Resoluciones “Sobre el pleno ejercicio de igualdad de la mujer” que “... parte de esta educación, que ha de impartirse en el hogar y la escuela... debe ser una educación de la sexualidad adecuada a cada etapa de la vida del niño”(1975;601).
Y señala también: “las limitaciones de padres y maestros para dar contestación o abordar muchos temas de elemental contenido pedagógico y psicológico para la adecuada educación de niños y jóvenes, sobre todo lo relativo a temas sexuales...”.
Además plantea: “… que para dar respuesta a estos problemas es necesario el desarrollo de un plan que debe abarcar todos los aspectos tendentes a lograr una educación integral a lo largo de todas las edades, preparando a maestros y padres, otras instituciones como el Ministerio de Salud Pública (MINSAP), FMC, Ministerio de Cultura y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), están involucrados en la educación de la sexualidad de las nuevas generaciones.
En consideración a todo lo expuesto anteriormente el Programa Nacional de Educación para la Sexualidad se propone los siguientes objetivos para esta etapa de la vida:
1. Desarrollar una actitud crítica, reflexiva y creativa hacia los conceptos, valores y modelos relativos a la vida sexual de pareja y reproductiva, que permitan asumirla de forma enriquecedora y superar los mitos, estereotipos y prejuicios tradicionalmente ligados a estas esferas.
2. Propiciar la construcción individual y colectiva de patrones, normas y estrategias de comportamiento que permitan regular de forma auténtica y responsable la vida sexual, atendiendo a las necesidades propias y del contexto social.
3. Contribuir al desarrollo gradual de las incipientes relaciones eróticas y espirituales de pareja de manera efectiva, a fin de potenciar y consolidar el sentimiento de masculinidad o feminidad y de crear las bases para una sólida y responsable constitución de la futura familia.
4. Promover una nueva imagen corporal gratificante en la que el autoerotismo y la masturbación se conciban como una vía inocua de satisfacción sexual que se enriquecerá al asociarse a las relaciones de pareja.
5. Estimular, a través del conjunto de actividades con el grupo de coetáneos en la escuela y la comunidad, el ejercicio de modos de relaciones entre los sexos basados en la equidad, el respeto y la colaboración.
6. Propiciar la delimitación y comprensión de los límites entre la vida sexual y reproductiva, a fin de prepararlos para el disfrute pleno de la primera, evitando los riesgos y consecuencias del embarazo, la maternidad y la paternidad precoces.
7. Promover el conocimiento, la auto aceptación profunda y auténtica de la propia sexualidad, reforzando así la autoestima y el desarrollo de la personalidad.
La autora de esta tesis considera que a pesar de la existencia de diferentes programas para la educación en niños y jóvenes, aún continúan existiendo deficiencias en los conocimientos, desde el punto de vista de la poca preparación de padres y maestros para abordar estos temas, además de la existencia de prejuicios arraigados, que no permiten hablar con claridad sobre los cambios biológicos que ocurren con la llegada de la adolescencia.
Por eso se hace necesario educar a los adolescentes no solo para la vida en pareja, para las relaciones interpersonales, sino también para enfrentar los cambios biológicos, lo que favorece el desarrollo de la personalidad, y es necesario influir de modo más intenso en la preparación de las nuevas generaciones, para enfrentar todos los cambios y adquisiciones en la etapa de la adolescencia.
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