Los estudios acerca del proceso de la globalización, han sido un tema de análisis muy frecuente durante la década del 80' y, aparecen como aspecto central en la agenda de los 90' y del presente siglo XXI. Esta cuestión ha sido discutida desde diferentes enfoques marcados por consensos, pero también por profundas discrepancias en torno a la búsqueda de alternativas de desarrollo para enfrentar el fenómeno, debido a la existencia de diversas experiencias en distintas regiones y países. En unos países las estrategias de desarrollo para enfrentar el proceso de globalización generaron expectativas frustradas, en cambio otras regiones experimentaron un desarrollo exitoso mostrando la posibilidad de combinar lo nacional con lo internacional preservando un desarrollo propio. Estas han sido las causas por las cuales el proceso de globalización se tiende a identificar con múltiples significados.
Uno de los grandes inconvenientes que ha atravesado este variado debate de significados de la globalización, es que en la mayoría de los estudios se ha presentado con un carácter predominante su dimensión económica, relegándose a un segundo plano su aspecto cultural y social, no siendo tomados adecuadamente por quienes asumen, y ejecutan las decisiones en el plano nacional e internacional. Cuestión que ha sido sobre todo más arraigada en los países subdesarrollados, lo cual se hace muy evidente a través de los altos niveles de desigualdades sociales existentes. Tal concepción al prestar escasa atención a la importancia de la dimensión cultural de la globalización y del desarrollo social en sí mismo, ha conducido a una notoria simplificación del proceso. Esto ha traído como consecuencia una reducción de las posibilidades de actuar con éxito en el contexto de la globalización. Esta apreciación conduce a plantear un importante tema a tratar, referido a la manera en que la globalización cultural y el desarrollo social interactúan y se determinan mutuamente en el marco de la era digital.
El debate más reciente en el marco planteado está relacionado con las proposiciones que se están realizando desde una la visión que considera la dimensión de la globalización digital como un nuevo medio de interacción para el desarrollo social. A lo que corresponden interrogantes tales como ¿Responde este enfoque al contexto de los países latinoamericanos? ¿Es coherente con su actual desarrollo social? Ante estas interrogantes habría que reflexionar y alertar en un debate como el que aquí se presenta sobre varias cosas:
Primero, que la expresión era digital se ha acuñado también desde una orientación teconologicista, que prevalece sobre todo en las esferas de poder que se erigen desde las grandes Empresas Transnacionales de la información. Ello sin embargo, no debe llevar a mutilar las grandes potencialidades sociales que acompañan los medios que conforman la era digital. Segundo, es importante reconocer de antemano, que las consecuencias de estos desarrollos tecnológicos, hasta ahora no han beneficiado a la mayor parte de la humanidad. Por lo que a la brecha histórica social y económica entre países desarrollados y subdesarrollados se añade actualmente, la brecha digital. Esta brecha digital, en la versión más divulgada, aunque de forma peyorativa, es vista como una cuestión de existencia de computadoras, cables y «conectividad», cuando esencialmente se trata de un problema mayor: el salto tecnológico dado por los países capitalistas desarrollados, y las transnacionales sustentadas en ellos es de tal magnitud, que toda perspectiva de acortar la brecha por parte de los demás países resulta prácticamente imposible bajo el actual orden económico y social internacional existente.
Tercero, tal como se presenta oficialmente, la era digital estaría llamada a ponderar la historia mundial, sobre todo aquellas tendencias que tienen que ver con las tecnologías e infraestructuras digitales, y eventualmente, en el mejor de los casos, con aperturas tangenciales al entorno social de los usuarios por el nivel de sociabilidad que desarrolla la RED. Su utilidad, por lo mismo, no radica tanto en lo que puede explicar, sino en descubrir también lo que se puede propagar y, a la vez, ocultar a través de ellas, por ello comprender el funcionamiento de la era digital es esencial para la práctica política.
Cuarto, ahora se trata de resaltar el deslumbramiento que han provocado las Tecnologías de las Información y las Comunicaciones (TIC) y sobre todo la telefonía móvil y la Internet, las cuales se han convertido en la cara más bonita y amable de la globalización. En el discurso propagandístico de la denominada sociedad digital, es muy común escuchar que con las TIC, llegarán tiempos mejores para la convivencia social y democrática, cuando a lo que asistimos es más bien a una degradación de las formas de participación.
Quinto, algunos autores atribuyen la concentración en la industria cultural a la "convergencia digital", cuyos resultados borran las barreras antes existentes entre disímiles medios (radio, televisión, prensa escrita) e incluso entre diferentes sectores (telecomunicaciones, informática y comunicación de masas), reduciendo textos, imágenes y sonido a un solo soporte digital: el bit.
Esta explicación es improcedente e insuficiente. La fuerza motriz de la actual concentración mediática y cultural es la búsqueda incesante de ganancias. Lo que impulsa a las grandes empresas a salir de sus marcos nacionales hacia la conquista de los mercados globales es el afán de obtener las mayores ganancias en el menor tiempo posible, sin meditar sobre los medios que han de emplear para conseguir sus fines.
Desde que los inversionistas descubrieron que la información y el entretenimiento es un nicho que puede rendir grandes ganancias, han canalizado grandes capitales a la industria cultural y comunicacional. Muchos de quienes se apropian de cadenas de televisión, editoras y distribuidoras de libros, portales de Internet, nada tienen que ver con la profesión del periodismo o con los ámbitos culturales o artísticos.
Ellos provienen de áreas como la distribución del agua potable y el medio ambiente (como la francesa Vivendi), de la industria nuclear (la General Electric es dueña de NBS/News) y del negocio del armamento (como el grupo francés Lagardére) o son políticos populistas y oportunistas que se valen de "los medios" para alcanzar el poder político y económico (el caso más emblemático es el del derechista italiano Silvio Berlusconi).
A partir de los 5 argumentos antes explicados, en este ensayo se plantea una pregunta que es central a lo largo de todo su desarrollo. ¿Cuáles son y cómo enfrentar los desafíos socio-económicos, políticos, éticos, culturales e ideológicos que plantea la globalización en la era digital?
Participar en el debate de esta pregunta, es más relevante si se interioriza que en las condiciones actuales, es prácticamente imposible que un país y sus localidades territoriales puedan convivir al margen de lo que sucede en el contexto mundial. Lo que de hecho, tampoco debería practicarse tal concepción en una abrupta exposición de los integrantes de la nación a los "ajustes culturales" que involucra el proceso de globalización cultural en la era digital, sobre todo si se considera que la visión predominante en el mundo de hoy es la neoliberal, con las consecuencias implícitas de un hecho como este.
A partir de las ideas anteriormente planteadas, este ensayo pretende ofrecer una valoración sobre los retos socio-económicos, políticos, éticos, culturales e ideológicos de la globalización en la era digital, de manera que ello permita repensar los componentes del desarrollo social en este marco. Se toma como supuesto básico para todo el análisis, la dimensión social de la ciencia y la tecnología, entendiendo esta como las condicionantes sociales del cambio científico-tecnológico (...) o bien como las consecuencias de dicho cambio. Es central en todo el balance que se realiza el enfoque de la tecnociencia concebido por autores como Nuñez Jover como, "un proceso social en íntima imbricación correlacional con los valores culturales, políticos y económicos".
Una de las ideas características de este enfoque, es que la ciencia no se puede reducir a los científicos ni la tecnología a los tecnólogos, sino que ambas forman parte de complejas redes, junto con otros agentes y entornos simbólicos, materiales, sociales, económicos, políticos y ambientales.
En este ámbito de interrelaciones sociales expresadas, se observa que la tecnología modela la cultura; mientras que la ciencia aporta una base epistemológica a la tecnología; por otra parte, la ciencia como epistemología presupone lo tecnológico. Ello trae como resultado que la relación ciencia-tecnología, orienta y modifica los hábitos de los seres humanos en la cultura contemporánea. La idea es que: "Al cambiar el desarrollo de la capacidad productiva, cambian también las relaciones sociales y las leyes que la rigen". Este ensayo pretende contribuir desde la perspectiva marxista al debate sobre la globalización cultural en la era digital, un tema relativamente poco estudiado en Cuba. En este sentido intenta llenar parte del vacío, que desde lo cognitivo existe en la bibliografía cubana en cuanto a la polémica relacionada con la dimensión social de la era digital.
El avance y la importancia de esta presentación podrían estar en la posibilidad que brinda el debate que se ofrece, sobre las tendencias que se desarrollan en la era digital, para la reformulación de las nociones del desarrollo, considerando las políticas, programas y proyectos de diversa índole. Sobre todo pensando en enfrentar los retos que plantea la globalización digital, observando nuevos conceptos y categorías que se manejan en este contexto. Para ello se toma como criterio básico, el rol de la cultura como herramienta para la acción, a partir de la siguiente valoración:
"La cultura está situada en el sistema nervioso central de la civilización, desempeña en la historia social el papel sintetizador que en la vida juega el metabolismo humano. En la cultura hacen síntesis los elementos necesarios para la acción, el funcionamiento y la generación de una vida cada vez más amplia". Por consiguiente, "es innegable que uno de los mayores retos para la cultura del siglo XXI está en comprender, valorar y manejar culturalmente la proliferación de las innovaciones tecno-científicas".
De lo antes planteado se deriva que este estudio podría ser objeto de diversas aplicaciones, entre ellas las de carácter docente, en ese sentido esta investigación pudiera representar una modesta contribución en cuanto a la introducción del tema en la práctica social. La búsqueda de espacios en la sociedad global, por la que está atravesando Cuba y Latinoamérica, exige el seguimiento y entendimiento constante de las transformaciones que se suscitan en el mundo actual, y del pensamiento que las explica, no sólo en su dimensión tecnológica y científica, sino sobre la naturaleza social del fenómeno, a través de su cabal comprensión por parte de cada uno de los miembros de la sociedad que participan en la toma de decisiones.
Los cambios ocurridos en la sociedad actual, los nuevos peligros y avances a escala mundial de algunos desarrollos, el rol de la ciencia y la tecnología como elementos estratégicos en la toma de decisiones, motivan cada vez más los estudios en ciencia y tecnología, su planificación y evaluación. Por ello la comprensión de las complejas interacciones de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad, se convierte en un hecho cada vez más necesario, si se pretende que de manera constante, las personas tengan que tomar decisiones, adoptar actitudes responsables frente al desarrollo científico-tecnológico y las consecuencias derivadas de este. En general este ensayo procura ir más allá de los ámbitos puramente universitarios, tendiendo a satisfacer en los distintos niveles, la curiosidad y anhelo de conocimientos de los amplios sectores populares. En la concepción filosófica y pedagógica de José Martí, esto significa formar al hombre en una cultura que le permita "flotar en su época", "prepararlo para la vida". La divulgación del tema que se presenta es relevante, a los efectos de la lucha política e ideológica que enfrenta América Latina y Cuba, lo cual requiere de un seguimiento constante, de aquellos procesos que indican modificaciones en el mecanismo de funcionamiento de la sociedad global contemporánea, en lo socio-económico, político, ideológico, ético y cultural.
Es conveniente esclarecer que la reflexión sobre el tema, no deviene, sólo como un ejercicio de importancia académica, sino como, una cuestión relevante para la práctica política, pues no hay práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria, lo que en el pensamiento marxista-leninista se traduce en que una buena teoría es una buena práctica.
Atendiendo a los aspectos planteados, este examen cuenta con ocho partes que son fundamentales en el logro de las respuestas a las preguntas y al objetivo planteado para el desarrollo de las valoraciones que aquí se brindan. En la parte I, se presentan las principales tendencias que caracterizan el entorno internacional, definiendo algunas de las características, que permiten delinearlo en términos del objeto de estudio que sirve de marco de referencia en esta argumentación.
En la parte II, se esbozan diferentes enfoques referidos a la globalización cultural, presentando una valoración crítica de los aspectos que hasta ahora han servido de base para enunciarla. En este sentido se aporta un criterio de base para su fundamentación en el marco de la era digital. La idea central que se sigue en este acápite es la de establecer las relación entre globalización, cultura y desarrollo.
La parte III del ensayo se concreta en descubrir las características de la digitalización y sus efectos socio-culturales, siendo notable la idea de que se está produciendo un cambio trascendente en la manera de pensar las variables del desarrollo cultural en el marco de la digitalización. En esta dirección en la parte IV se presenta una argumentación acerca de las modificaciones que se han producido en la esfera del trabajo, siendo central el advenimiento de la categoría: Teletrabajo.
En la parte V, se presentan argumentos acerca de las bases estructurales con que cuenta el entorno cibercultural, en ello es relevante el balance que se realiza en cuanto a sus efectos socio-económicos y políticos. En la parte VI se aporta el análisis más reciente vinculado a las propuestas relacionadas con la dimensión ideológica de la globalización digital.
En la parte VII, se exponen algunas ideas acerca de cómo enfrentar los retos de la globalización cultural en la era digital. Tal apreciación se realiza pensando en los retos que tiene ante sí el desarrollo social en el marco de los países de América Latina y el Caribe. Finalmente la parte VIII del ensayo, se dedica al análisis de la ética entre la ciencia y la tecnología en el contexto de la era digital. En ello es notable el debate que se plantea en torno a incorporar a los diversos sectores de la población como promotores culturales de actitudes éticas en el marco de la era digital.
Una precisión que a juicio del autor de este ensayo resulta importante dejar planteada, es que en las líneas que aquí se presentan, no se trata de dejar un estudio totalmente acabado; sólo se pretende delinear un tema que por su importancia y actualidad para la práctica del desarrollo social debería ser permanentemente replanteado. En esta dirección el sentido de estas notas es motivar al lector interesado al desarrollo de actuales y futuras reflexiones sobre el tema, de manera que estas contribuyan a repensar de manera permanente el desarrollo social en sus interacciones con la globalización cultural en la era digital.
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