No es posible hablar de los cambios culturales que se producen en la cibersociedad, si no se valoran las bases socio-económicas y clasistas que la caracteriza. Un hecho que escenifica este entorno, es la heterogeneidad que lo caracteriza. Lo cual va desde la disparidad en el acceso a la red hasta el elevado control que tienen allí las grandes empresas transnacionales de la información. Esto indudablemente requiere de un análisis. Ello es cada vez más urgente si se consideran las múltiples premisas existentes en el contexto global que indican la necesidad de incluir en las políticas de desarrollo sostenible -(particularmente en los países subdesarrollados)- la dimensión cultural de la globalización. Desde el punto de vista de las contradicciones que emergen, como resultado del despliegue de las fuerzas productivas asociadas a prácticas neoliberales, que afectan el desarrollo sostenible en su dimensión cultural, el proceso de globalización en la era digital, está ligado a las consecuencias que genera la ley general de la acumulación capitalista. En este sentido, está impactando de forma heterogénea los componentes de la sociedad global y local en su contenido socio-económico y clasista. Ello se expresa en las siguientes tendencias:
• El predominio de las industrias electrónicas de comunicación sobre las formas tradicionales de producción y circulación de la cultura, tanto de elite como popular. • El incremento del consumo cultural privado y a domicilio (radio, disco, televisión, video, Internet) que desplaza el consumo de los equipamientos públicos (teatros, cines, bibliotecas, casas de cultura y salas de conciertos). • Disminución del papel de las culturas locales, regionales y nacionales vinculadas a territorios e historias particulares, en beneficio del aumento de los mensajes generados y distribuidos a través de los circuitos transnacionales.
• Redistribución de responsabilidades entre Estado e iniciativa privada respecto a la producción, financiamiento y difusión de los bienes culturales, que generan transformaciones en el contenido y los mensajes produciendo un cambio en los patrones de consumo masivo.
• En el plano de las tecnologías de información y reestructuración de mercados Asia, África y América Latina, apenas cuentan con el 2% de los satélites, el 5% de las computadoras y el 15% de medios de difusión. Ninguna de las 3000 redes interactivas que trasmiten el grueso de la información mundial sobre datos y servicios ha sido creada o es operada por un país subdesarrollado.
• El quinto por ciento más rico de la población mundial, tiene el 74% de todas las líneas telefónicas, en tanto que el quinto más pobre sólo tiene el 1,5%; Suecia, EEUU y Suiza tiene más de 600 líneas telefónicas por mil habitantes. Camboya, el Chad y el Afganistán tiene un teléfono por cada mil habitantes.
• En el año 2001, los países de altos ingresos, con sólo el 15% de la población mundial, poseían el 55% de las líneas telefónicas fijas, el 65% de los teléfonos móviles y el 74% de los usuarios de Internet, mientras que los restantes, con el 85% de la población, poseían el 45% de las líneas telefónicas fijas, el 35% de los teléfonos móviles y el 25% de los usuarios de Internet, siendo la asimetría notablemente mayor en el caso de los países de ingreso bajo, donde vive el 60% de la población del planeta.
• A este panorama se añade la existencia en los países subdesarrollados de 1 200 millones de analfabetos de los cuales 965 son mayores de 15 años, y 130 de ellos son niños entre 6 y 11 años que carecen de escuela, sin contar con una cifra de más de 2 000 millones de subescolarizados todos los cuales no tendrán nada que hacer en un mundo interconectado.
• La mayoría de los bienes y mensajes que se reciben en cada nación no se han producido en su propio territorio, no surgen de relaciones peculiares de producción, ni llevan en ellos códigos que los vinculen con regiones delimitadas. Estos proceden de un sistema transnacional de producción y difusión de la información de bienes y servicios desterritorializado. Por ejemplo, se calcula que aproximadamente el 70 % de las películas difundidas por la televisión, las salas de cine y los videoclubes en Argentina, Brasil, México y Venezuela, provienen de Estados Unidos.
• En el resto de los países de latinoamericanos, la presencia de las culturas nacionales en las propias pantallas es aún más baja, se ve muy poco de otros países latinoamericanos, y es mínima la capacidad de comunicar a los demás la propia cultura, lo cual está determinado por la existencia de problemas financieros que impiden crear una infraestructura cultural para el desarrollo.
• En el plano editorial esto se expresa en que no hay un mercado común editorial latinoamericano, lo que se produce en un país es absolutamente desconocido en los demás. La mayoría de las editoriales latinoamericanas se limitan a sobrevivir y apenas alcanzan el territorio nacional.
Dicotomía entre la producción y el consumo en el ámbito cultural La dicotomía existente entre la distribución, el consumo y la pobre producción propia de los países subdesarrollados en general es el resultado de varios factores:
En primer lugar, el carácter subordinado de los gobiernos identificados con concepciones de las fuerzas hegemónicas que se enraízan en la globalización neoliberal, que subestiman la importancia de las políticas culturales en el plano nacional. Segundo, las tendencias hacia la focalización de los objetivos de la "alta cultura occidental" en detrimento de la cultura de masas. Tercero, la privatización de las radios, canales de televisión y otros circuitos de difusión masiva, que perecieron frente al empuje privatizador, con el resultado de que ello tiende a implicar un rediseño de sus programaciones, en no pocos casos con una fuerza importadora acentuada. El resultado es el desempeño de mecanismos que responden a las estructuras expoliadoras de recursos en todos sus niveles.
Cuarto, las grandes empresas privadas transnacionales (de Estados Unidos fundamentalmente, pero también TELEVISA y REDE GLOBO), se dedican desde hace décadas a los medios de comunicación más rentables y de mayor influencia.
Estos han logrado así una intensa penetración en la vida familiar y se convierten en los principales organizadores del entretenimiento y la información masiva. Por otra parte, las acciones culturales de los organismos internacionales y las impulsadas por foros de cooperación gubernamentales, reproducen a escala latinoamericana la concepción de los Estados, que priorizan la "alta cultura occidental", el patrimonio monumental y folclórico. El resultado es que tiende a proliferar una falsa cultura universal contraria a la memoria histórica acumulada por la región. Quinto, los esfuerzos desplegados por Organizaciones No Gubernamentales, artistas y comunicadores independientes, que movilizan recursos culturales y desarrollan festivales, exposiciones y talleres, redes de programas audiovisuales alternativos, revistas y libros en los que se documenta y fomenta el desarrollo cultural; no pueden actuar como sustitutos de lo que los Estados no hacen. Estos grupos independientes casi nunca llegan a los escenarios "massmediáticos" para influir sobre los hábitos culturales y el pensamiento de las mayorías.
Sexto, la situación es aún más dramática en el campo de las tecnologías avanzadas y las "autopistas de la comunicación y la información": satélites, computadoras, fax, Internet, etc. La subordinación de los países latinoamericanos se agudiza en la misma medida que se reducen los mecanismos e instrumentos de protección a la producción doméstica de bienes y servicios frente a la competencia extranjera, así como también por la eliminación de los reducidos subsidios que existen para apoyar el desarrollo tecnológico local.
El reto cultural de la globalización es que una mayor dependencia cultural y científica en las tecnologías comunicacionales de punta, hace más vulnerable a las naciones latinoamericanas y caribeñas frente a los capitales transnacionales y las orientaciones culturales generadas fuera de la región.
Internet el nuevo desafío
Un desafío cultural de la globalización que es trascendente, es aquel referido a los servicios de INTERNET, cuyo despliegue se expresa con fuertes limitaciones lingüísticas, debido a que en este nuevo espacio cultural más del 95% de los documentos situados se manejan en inglés, lo cual es una manifestación de la invasión cultural regida por las redes norteamericanas.
A lo anterior se suma que el 65% de las transmisiones de radio del mundo, el 85% de las llamadas telefónicas internacionales, el 90% de los datos almacenados en 100 millones de computadoras en el mundo están en inglés, esta es también la lengua fundamental del comercio, las investigaciones científicas y los mercados globales. El efecto de este monopolio cultural idiomático es la tendencia a la desaparición de las herencias culturales de idiomas, debido a la ausencia de políticas de preservación y al impacto de los medios audiovisuales.
Por consiguiente, se impone el dominio cultural apocalíptico de las grandes empresas transnacionales, a través de la colonización de los espacios culturales e imposición de valores y normas culturales de actuación en la producción, la distribución, el cambio y el consumo propias de países desarrollados.
¿Fin del libro?
En este ambiente de apocalipsis también esta emergiendo el criterio de que estamos ante una nueva época que implica el fin de las formas de leer o lo que se denomina como el "FIN DEL LIBRO", ello está sustentado en las novedosas posibilidades que crean las técnicas de la computación y su despliegue a través de Internet, dando lugar a un mayor sentido de síntesis, rapidez y sentido práctico.
Según Microsoft -la mayor empresa informática del mundo dirigida por Bill Gates- el futuro no pertenece a los libros de papel. Esta empresa ha decidido invertir sus profundos recursos a favor de los libros digitales y su distribución por Internet. Tal criterio no toma en cuenta que el libro como material físico cuenta con una cultura milenaria que ha sido básica en la formación del hombre, de otra parte, no relaciona los impactos de la ley del desarrollo económico, tecnológico y cultural desigual que predomina en la llamada "sociedad global". Sin embargo, si habría que advertir que la producción editorial digitalizada en CD ROM permite mantener siempre viva la expresión del libro. El reto es que la entrada de las últimas tecnologías en las editoriales supone la revolución más importante de las últimas décadas en la edición. Son procesos aún incipientes que cambiarán sustancialmente no sólo el paisaje editorial, sino también los gustos sociales.
El reto es que, la irrupción tecnológica está afectando al mundo editorial, transformando la relación de los lectores y de los autores con los libros. Ese cambio, que acercará más rápidamente el libro al lector y modificará sus gustos, no ha hecho más que empezar. Las novedades más apasionantes que explican la redefinición del libro referidas al último invento (el libro a la carta, permite obtener un ejemplar personalizado en 10 minutos; el on-line, leerlo en Internet, y el electrónico, conservarlo en un CD) implican varias preguntas: ¿Es un libro ese algo que circula por el espacio y se puede leer? ¿O un disco donde podemos consultar, ver imágenes, imprimir? Para los editores, proveedores de contenidos, todos son libros, independientemente del soporte y distribución, pero coinciden en que el libro exige una redefinición. Ya la gigante Microsoft ha lanzado al mercado la nueva versión de su tecnología conocida como "Microsoft Reader", una aplicación que promete hacer la lectura de textos digitales -ya sea en computadoras personales, portátiles o agendas sofisticadas- tan fácil y cómoda como la lectura de una blanca hoja de papel. La empresa con sede en Seattle ofrece este programa de forma gratuita y de forma inmediata.
Según Richard Brass, vicepresidente de Microsoft para Desarrollo Tecnológico, esta nueva forma de presentar textos digitales es comparable con el Ford modelo T, que aunque no fue el primer automóvil comercializado en Estados Unidos si que revolucionó la industria y termino por arrinconar al caballo como principal medio de transporte personal. Además de la nueva versión del "Reader", Microsoft ha formalizado también una alianza comercial con Barnes & Noble (barnesandnoble.com), la mayor cadena de librerías en Estados Unidos. Las dos compañías piensan abrir en Internet la primera gran tienda exclusivamente dedicada a libros electrónicos, cuyos clientes tendrán la posibilidad de grabar miles de títulos en ingenios electrónicos u obtener una sola copia de impresora.
Claro que hay otras tendencias que el lector interesado en este debate sobre el "fin del libro" debería conocer por el alto sesgo que tiene el componente político-ideológico. Por mucho tiempo el libro fue considerado como un bien cultural que permitía la expresión de la diversidad del pensamiento y la transmisión del conocimiento a las nuevas generaciones.
Lo anterior está cambiando, por el hecho de que la lógica puramente mercantil se va imponiendo en la industria del libro que ahora está dominada por algunas gigantes, para los cuales, el libro es un elemento más en su estrategia de control total de la cadena de la información.
Hasta hace 20 años las tasas de rentabilidad en la industria del libro eran del 3% al 5%, hoy, estas grandes empresas exigen tasas superiores al 10%. El resultado de esto es que "la lógica de la rentabilidad tiene una gran influencia en la naturaleza de los libros publicados. Algunos libros no se publicarán porque no son rentables Otros no lo serán porque son demasiado innovadores. Pero la mundialización del libro no se traduce solamente en la dictadura de la rentabilidad. La injerencia de los servicios de marketing, combinada con la capacidad de influencia de las multinacionales en la promoción y difusión del libro, conduce a prácticas de manipulación del "consumidor de libros". Las lecturas de los aspectos planteados podrían ser múltiples, sin embargo en todo este debate es central la manipulación a que está siendo sometido el libro en la era digital, con elementos de socialización y de apropiación a la manera capitalista, generando elementos de desigualdad en su distribución a conveniencia de los grandes oligopolios transnacionales.
Educación en el ámbito digital: nuevas preguntas Otro de los grandes retos culturales que involucra la globalización es su impacto en los sistemas de educación, ello se pone de manifiesto, en como con el uso de las comunicaciones celulares crea la posibilidad de participar en una clase virtual en cualquier lugar del mundo. En este ámbito cultural el sistema educativo para una sociedad de la información tiende a ser independiente con respecto a la distancia. Por lo que un resultado podría ser que la educación llegara a ser un servicio internacional, en lugar de un servicio nacional.
El efecto es que el estudiante no tendrá que asistir a clase junto a personas que se agrupan simplemente porque viven en la misma área. Por el contrario, será posible compartir las actividades escolares con personas que tienen los mismos intereses en una materia, incluso aunque vivan en el extremo opuesto del planeta. Según autores, la liberación de la educación de los límites de espacio, podrían desaparecer muchas restricciones de tiempo, facilitando como ideal instructivo que la gente aprenda a su propio ritmo. El concepto de un entorno de aprendizaje virtual hace que esto sea posible.
Las actividades instructivas asincrónicas como leer, hacer ejercicios y deberes individuales y acceder a las bases de conocimiento no tienen por qué depender de instituciones que abran durante unas horas determinadas. Se espera que cuando no haya necesidad de que los profesores y alumnos vayan a un lugar físico para educarse, se reducirá la necesidad de impartir la educación en tramos fijos y en espacios de tiempo establecidos. Los estudiantes y profesores pueden mantener horarios y calendarios flexibles. Todos los estudiantes pueden tener su propio horario, y una escuela virtual podría estar abierta durante 24 horas todos los días. El efecto es que los estudiantes y sus profesores podrían estar desperdigados por todo el mundo. Estas tendencias con la enorme brecha digital que caracteriza a la sociedad global, no llegan actualmente a la mayor parte de la sociedad. Sin embargo, el tener acceso a la tecnología es de importancia crítica, pero el acceso debe ser más que meramente físico. Las computadoras y las conexiones son insuficientes si la tecnología no se utiliza eficientemente porque no está al alcance del poder económico de las personas; si la población no sabe como utilizarla; cuando se desalienta a la gente para que no la utilice; o si la economía local no puede sostener su uso.
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