De acuerdo a la mecánica de suelos, se han establecido sistemas de clasificaciones de los suelos, como por ejemplo el AASHTO. En estos sistemas de clasificación se consideran, en general, suelos de tipo granulares (gravas y arenas) y limosos-arcillosos, dentro de los cuales existen subdivisiones que están relacionadas con el tamaño de las partículas del suelo, el límite líquido, índice de plasticidad e índice de grupo. Desde el punto de vista edafológico, dichas clasificaciones determinan la textura de los horizontes del suelo cultivable.
Esta clasificación reviste singular importancia en el movimiento de tierra preciso para llevar a cabo la explanación de un terreno, ya que una vez efectuada, la capa superior del suelo ya rectificada de acuerdo al nivel de proyecto de la subrasante, debe tener una capacidad resistente mínima aceptable (requerimiento geotécnico) para soportar las cargas transmitidas desde la superficie del solar o parcela, o bien para cumplir ciertos requerimientos texturales o granulométricos desde el punto de vista edafológico si se trata de un campo de cultivo.
Considerando la clasificación AASHTO se acepta que cumplen esta condición los suelos clasificados como A-1, A-2, A-3, y además los que explícitamente recomiende el laboratorio oficial correspondiente.
En general se clasifican los suelos según propiedades mecánicas similares. El vigente Código Técnico de la Edificación (REAL DECRETO 314/2006, de 17 de marzo, por el que se aprueba el Código Técnico de la Edificación. BOE nº. 74 de 28/3/2006 (págs. 11.816–11.831) define como suelo la parte de la corteza terrestre formada por materiales que pueden ser disgregados en partículas individuales por la acción del agua.
Según la legislación española, se realiza la clasificación de los terrenos de cimentación en consideración a su comportamiento frente a las cargas de cimentación, y a los efectos de determinar las presiones admisibles que pueden soportar. En cualquier caso, por su interés también a los efectos del presente libro, haremos una descripción sucinta de la misma. De este modo, se clasifican los terrenos naturales en: rocas, terrenos sin cohesión, terrenos coherentes y terrenos deficientes. La mayor parte de los suelos naturales están compuestos por una mezcla de dos o más de estos elementos, aunque también puede encontrarse en su composición un porcentaje variable de materia orgánica o restos vegetales (descompuesta o en proceso de descomposición). Respectivamente:
1. Rocas. Se clasificará como "roca" el material constitutivo de aquellas excavaciones que deban efectuarse en formaciones geológicas firmemente cementadas, mediante el uso imprescindible, sistemático y permanente de explosivos legalmente autorizados; los materiales que no cumplan con esta condición, se clasificarán como terreno de cualquier naturaleza. Las rocas son, pues, formaciones geológicas sólidas, con notable resistencia a la compresión. Se agrupan en:
Los terrenos formados mayoritariamente por estratos rocosos son muy resistentes a la compresión, como ya se ha dicho, y en caso de no presentar la roca en cuestión fisuras o estratificación, resultan ser, sin duda alguna, los más adecuados para soportar las cimentaciones de cualquier tipo. En el estudio de los materiales rocosos se debe distinguir claramente entre el comportamiento de las propiedades geomecánicas de la roca matriz, que se obtienen por medio de los pertinentes ensayos, y el del medio rocoso, que suelen incluir significativas discontinuidades en su estructura.
2. Terrenos sin cohesión. Son terrenos formados fundamentalmente por áridos de grano grueso: grava, arena y limo inorgánico, pudiendo contener arcillas en cantidad moderada. Predomina en ellos la resistencia debida al rozamiento interno. La distribución granulométrica de los suelos de grano grueso se determina mediante tamizado. Se clasifican en:
A estos efectos, se denominarán los áridos, según el tamaño de sus granos, como sigue:
3. Terrenos coherentes. Son terrenos de grano fino formados fundamentalmente por arcillas, que pueden contener áridos en cantidad moderada. Al secarse forman terrones que no pueden pulverizarse con los dedos. Predomina en ellos la resistencia debida a la cohesión. La distribución granulométrica de los suelos de grano fino se determina por lo general, por sedimentación. Según su consistencia y su resistencia a la compresión en estado natural no alterado, se clasifican en:
4. Terrenos deficientes. Son terrenos en general no aptos para la cimentación de construcciones aunque sí pueden serlo perfectamente para otros usos: agrícolas, forestales, espacios verdes, etc. Entre ellos se encuentran los siguientes:
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