Luis Joaquin Ducon Fonseca
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A partir de la década del 70, con el gran desarrollo logrado por los países asiáticos, primero con el desarrollo de Japón y luego con el despegue espectacular de los denominados tigres asiáticos se hace perentorio, para Latinoamérica fijar su mirada en el fenómeno económico social y político que está ocurriendo en Asia, en especial porque hace pocos años en los países asiáticos tenían un desarrollo equivalente al de Latino América y surge la pregunta de qué ha fallado de nuestra parte y qué se puede aprender de lo que está sucediendo en este lugar del mundo.
Pero más allá, de conocer el fenómeno en este mundo interdependiente, como lograr integrarnos con este polo de desarrollo.
Hadi Soesastro* 2001 dice: “La tarea de construir puentes entre el Este de Asia y América Latina constituye un gran desafío. A pesar de los avances tecnológicos, especialmente en las áreas de comunicaciones e informática, la geografía un ancho mar separa al Este de Asia y América Latina. Ésta afirmación supone que la idea de los puentes es acercar a las dos regiones a través de un contacto más estrecho entre los pueblos”.
Desde la perspectiva del Este de Asia, este redescubrimiento coincide con la búsqueda de la identidad regional del Este de Asia, región que ve la importancia de redefinir su lugar en la arena internacional. En atención a los dramáticos cambios en el entorno internacional, ésta tarea se ha vuelto fundamental, ya que ningún país puede aspirar a enfrentarlos por sí solo.
Los países, las naciones y las economías han participado en el movimiento de formación de acuerdos regionales con el fin de unificar sus fortalezas y recursos. En el proceso ASEM, ha emergido “de facto” una agrupación asiática.
Un proceso que involucre al Este de Asia y América Latina a través de FOCALAE (Foro de Cooperación del Este de Asia y América Latina) también puede ayudar a fortalecer al Este de Asia. Esto es así porque esta vinculación inter-regional puede tener una agenda muy estimulante.
El Este de Asia y América Latina se están redescubriendo mutuamente por dos razones principales:
a. Ambas regiones enfrentan los mismos problemas y desafíos, originados en las dinámicas internas de las respectivas sociedades y en factores externos globales; y
b. A raíz de lo anterior, las regiones pueden compartir sus experiencias de carácter interno y lo que es más importante, pueden desarrollar una alianza estratégica para enfrentar conjuntamente el proceso de globalización.
La globalización está en marcha, las economías de Asia y Latino América pueden complementarse, Asia necesita de materias primas para mantener sus producciones y a su vez necesitan mercados para sus productos, (19)
A través del desarrollo de esta alianza, los actores del Este de Asia pueden mejorar sus oportunidades de manejar exitosamente los problemas de la globalización. No es posible enfrentar estos problemas cerrando las economías y las sociedades; de hecho su fundamento esencial para lograr el desarrollo, es sus economías abiertas.
Especialmente en el mundo en desarrollo, las presiones desde el interior de las sociedades para la adopción de políticas anti-globalización son muy fuertes, debido a la percepción, ampliamente compartida, que las sociedades en desarrollo son perdedoras en este proceso. La coalición internacional de fuerzas anti-globalización se ha fortalecido considerablemente, y ha interferido en diversas cumbres globales sobre temas de la globalización.
Estas cumbres son blanco de protestas porque se perciben como encuentros destinados a que los países ricos y desarrollados puedan forzar cambios en los países en desarrollo que sólo benefician a los países ricos.