BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

FUNDAMENTOS TEÓRICOS PARA UNA GESTIÓN TURÍSTICA DEL PATRIMONIO CULTURAL DESDE LA PERSPECTIVA DE LA AUTENTICIDAD

Laritza Guzmán Vilar y Gelmar García Vidal



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1.2.1 Del patrimonio cultural al desarrollo de productos turísticos culturales

El patrimonio cultural - en su calidad de conjunto de recursos patrimoniales culturales - es concebido como el punto de partida de todo el proceso que lleva hasta la concepción y el desarrollo del producto turístico cultural, y su consecuente conversión en oferta.

Al atender la relación patrimonio cultural - productos turísticos culturales es necesario destacar la existencia de factores que condicionan (impulsan o anulan) el efecto de atracción turística del patrimonio; entre ellos se citan los siguientes: el producto complementario (servicios turísticos como restaurantes, hoteles, comercios, etc.); la accesibilidad externa e interna; y la imagen que proyecta la ciudad o territorio (De la Calle, 2002).

Con relación a este aspecto es posible destacar que “el disponer de recursos auténticos es condición necesaria, el que sean atractivos será condición suficiente. Necesitaremos valorar los recursos, convertirlos en productos, “adecentarlos” para que sean conocidos, vendidos, consumidos, disfrutados, extendidos, vividos” .

Reconociendo estas exigencias Chias (2003) y Tresserras (2006), coinciden al considerar que el proceso de estructuración de los productos turísticos culturales y su posterior conversión en oferta, se erigen sobre la base de la existencia previa de los productos culturales, que resultan de la acción de la gestión cultural sobre los recursos patrimoniales.

Es por ello que (Chias, 2002) define por Producto Turístico Cultural a “…la propuesta de viaje fuera del lugar de residencia habitual, estructurada desde productos y ofertas culturales a las que se incorporan servicios turísticos (transporte, alojamiento, guías de viaje, etc.)” . En tal sentido Moreno Delgado (2008) esclarece acerca de que la visión de la gestión turística derivada de la gestión cultural cuando aquella opera en el contexto de la cultura, es la regla y no la excepción, lo cual no impide negar la existencia del consumo cultural como un proceso generado por la creación e iniciativa desde la actividad turística (Chias, 2003).

Al precisar los requerimientos que comprende la conversión de la oferta cultural en productos turísticos culturales, como resultado del proceso de gestión del turismo cultural, Tresserras (2006) expone los siguientes elementos: atractividad; accesibilidad; participación; formación; rentabilidad y sostenibilidad.

Los autores comparten la opinión de Moreno Delgado (2008) y (Serra; Pujol, 2001) de que la autenticidad y la identidad también son los elementos básicos para el diseño de productos turísticos culturales, tributando, ambos, al aprovechamiento social del patrimonio “articulado bajo un marco conceptual común (como criterio clave de interpretación) y una unidad de presentación como un gran museo abierto, auténtico - habitado o no - con muchas cosas que hacer y experimentar” . Para que lo anterior se haga efectivo, se señala como una necesidad, que la unidad temática y conceptual expresada a través de la interpretación patrimonial, sea capaz de integrar el espacio físico donde se ubican las aportaciones culturales y que han sido percibidas aisladamente como un “rompecabezas”, de manera que se perciban por el visitante “como un gran tapiz que muestre de forma clara y ordenada sus significados” .

De acuerdo a lo referido en el párrafo anterior se patentiza la importancia de lo simbólico, del componente emocional que debe caracterizar a la propuesta de valor que presenta el producto turístico cultural a la demanda turística, en este caso por la vía de las múltiples sensaciones y vivencias gratificantes que puede proporcionar a los turistas la interpretación del patrimonio, factor que se convierte en garantía de la calidad de las experiencias buscadas por los viajeros.

Moreno Delgado (2001) considera que las apreciaciones comentadas acerca de la naturaleza y contenido de los productos turísticos culturales, aportan matices interesantes al análisis teórico del tema y constituyen una guía para la acción en el esfuerzo por impulsar la creación de este tipo de ofertas turísticas. Así, como resultado de la reflexión sobre las mismas y a partir del polifacético marco teórico esbozado hasta aquí que “encuadra” el contenido de esta cuestión, se asume en este trabajo por producto turístico cultural al “conjunto de componentes tangibles e intangibles basados en los recursos patrimoniales culturales, los cuales resultan accesibles a los viajeros visitantes a través de la armonización de la gestión cultural y turística, siendo generadores de beneficios en forma de experiencias con sentido para un público específico, de manera tal que se garantice la sostenibilidad económica y ambiental de los factores que intervienen en su prestación” .

No obstante las dificultades existentes para recoger estadísticamente el impacto que ha significado el interés de la demanda turística por el disfrute del patrimonio cultural – provocadas entre otros aspectos por la ambigüedad que significa definir esta modalidad turística ante las tendencias predominantes en el comportamiento de los turistas-, el turismo cultural ha sido señalado como una de las actividades de mayor crecimiento en los últimos años dentro del turismo mundial (Moreno Delgado, 2008; Richards, 2001 y 2003; Hosteltur, 2005b), lo cual hace que hoy se le vea como una forma de hacer turismo, que ha dejado de ser una oferta secundaria para presentarse como una opción pujante dentro del sector. Sin embargo Richards (2003) plantea que “…los estudios realizados sobre el turismo cultural no han avanzado al mismo ritmo que el mercado…”, y más adelante apunta: “…la diversificación del turismo cultural exigirá más conocimiento y profesionalidad a la industria turística. Hay indicios de que esto ya está sucediendo; en Europa han proliferado los operadores turísticos especializados en turismo cultural, y en Estados Unidos la mayoría de los Estados han nombrado funcionarios especializados en esta rama de la industria. No obstante, es necesario facilitar información más estructurada y coherente sobre el mercado, para ayudar a los nuevos profesionales del turismo cultural a comercializar este sector” .


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