BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Economía y Ciencias Sociales

POLÍTICAS PÚBLICAS DE EDUCACIÓN SUPERIOR INTERCULTURAL Y EXPERIENCIAS DE DISEÑOS EDUCATIVOS

Eduardo Andrés Sandoval Forero y otros




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¿El uso de las lenguas originarias en la educación es un problema?

Con el subsistema de educación indígena, en un inicio se tenía la idea de que al darle atención educativa a las comunidades indígenas serviría como un medio para su desarrollo en todos los aspectos, siendo estos: salud, educación, alimentación, etc., pero tal parece que esto no ha funcionado por muchos motivos, entre ellos, podemos cuestionarnos: ¿qué sucede dentro de un salón de clase? ¿El maestro bilingüe ha cambiado su forma de ser? ¿Su forma de trabajar para con sus alumnos? ¿En qué han fallado los planes y programas o es que no los hay? ¿El uso/desuso de la lengua indígena en el desarrollo de los contenidos educativos ha sido un problema? ¿El nivel de profesionalización del docente ha sido un obstáculo para el desarrollo de la lengua indígena para con sus alumnos?

Estas y muchas interrogantes pudieran surgir con respecto a la labor que desarrolla el maestro bilingüe dentro de su quehacer docente. A pesar de que se ha avanzado en este proyecto educativo de manera cuantitativamente, no se ha reflejado en el aspecto teórico sobre lo que es la educación indígena bilingüe bicultural en la práctica, al contemplar una educación diferenciada para con las comunidades indígenas con sus propios contenidos educativos/escolares y tomar en cuenta la profesionalización del docente bilingüe.

Entonces podemos preguntarnos: ¿qué es lo que ha fallado? ¿Qué hace falta para que realmente haya una educación indígena para afianzar el desarrollo de las comunidades indígenas? ¿Adónde se pretende llegar con esta modalidad educativa?

Uno de los objetivos de algunas instituciones encaminados a la atención de los indígenas es el uso de la lengua materna en el proceso de la enseñanza y el aprendizaje, para que se cumpliera con el nombre que se le dio con lo de educación bilingüe, en este sentido, el maestro tendría que desarrollar sus actividades haciendo uso de la L1 o en forma bilingüe según el grado de dificultad o de bilingüismo que tuviera la comunidad de referencia y por ende, de los alumnos atendidos.

De igual manera con el término de bicultural tendría que enseñar los conocimientos filosóficos, la cosmovisión, la concepción del mundo y la vida de los grupos étnicos en primer lugar y posteriormente los conocimientos universales o la cultura occidental. Pero han transcurrido muchos años y lo que se veía como un proyecto para sacar del subdesarrollo de las comunidades nativas con sus lenguas originarias, han quedado sólo en eso, en proyecto.

La política indigenista del Estado

La política indigenista que ha implementado el Estado ha tenido diferentes denominaciones que va desde la integración, asimilación, castellanización, participación e incorporación, siendo este último el que ha prevalecido y se sigue practicando en la actualidad, acción que tiene sus orígenes desde la década de los años 30s si no es que muchos años atrás.

Con la creación del INI (1948) ahora CDI, incluyó algunos aspectos a desarrollar para la atención de los indígenas en el aspecto educativo, siendo estos algunos puntos: quien debería atender a las mismas comunidades sería un promotor de la propia comunidad, trabajar como maestro hablante de la lengua indígena y el español, utilizar la lengua indígena como vehículo de instrucción y traducción de algunos textos como apoyos didácticos en lengua indígena.

A partir de ahí, se han creado diferentes instituciones para la atención de los indígenas y de esta manera abatir el mal llamado “problema indígena”, tales como: las Casas del Pueblo, que por su limitado alcance que tuvieron en ésa época les llamaron las escuelas de “peor es nada”, la Casa del Estudiante Indígena, Departamento de Asuntos indígenas, Servicio Nacional de Promotores Culturales y Maestros Bilingües, Dirección General de Educación Extraescolar en el Medio Indígena, así como la Dirección General de Educación Indígena en 1978.

Ahora, gracias a los estudios de investigación, avances tecnológicos y científicos, han acuñado un nuevo término, el de la llamada interculturalidad, tal vez un poco más apropiado si tomamos en cuenta sobre la relación que existen entre los grupos sociales, tales como el respeto, la convivencia, además de los aspectos políticos, económicos, culturales y sociales, o sea en todos los sentidos.

En algunas instituciones gubernamentales empiezan a preocuparse sobre la situación en que vivían las comunidades indígenas y tratan de enfocar su mirada hacia estas gracias a las investigaciones realizadas por los estudiosos de la antropología culturalista, considerando además una filosofía individualista, una pedagogía ilustrativa, en donde se había dado cuenta de que utilizaban una tecnología rudimentaria y para justificar el proyecto del estado aduciendo que la población indígena eran inferiores y habría que “ayudarlos” en su desarrollo.

Durante más de 500 años se ha tratado de exterminar al indígena de cualquier forma, mediante los diferentes proyectos o programas implementado por el estado, tales como: la asimilación, incorporación y otros, ello es, su exterminio social y cultural; pero también es cierto y digno de reconocer que sin que los indígenas hayan implementado algún proyecto ya sea de tipo formal o informal, están presentes todavía, esto es que “ha habido una resistencia cultural sin la necesidad de programas específicos educativos y lingüísticos”, (RIOS 1993:203) tomando solamente la educación que se ha venido desarrollando en la familia o educación comunitaria han logrado sobrevivir. Pero, ante el escenario que se presenta a nivel nacional y mundial, los grupos étnicos ya no pueden permanecer indiferentes ante estos sucesos, ahora piden, exigen y además denuncian la forma de cómo viven, esto es que “las luchas más viejas en este continente son las de los pueblos indios, que no por eso son menos válidos…” (GONZALEZ 2005:21) para tal efecto, tiene que haber una forma de conciencia étnica a fin de defender lo suyo.

Se hablaba entonces de una desigualdad social y paralelamente a esto de una diferencia cultural, que no quiere decir que se trata de una inferioridad cultural como lo manejaban algunos intelectuales criollos, como Rafael Ramírez cuando se dirigía a los maestros: “…si tú, para enseñar nuestra ciencia y nuestro saber, les hablaras en su idioma, perderemos la fe que teníamos, porque corres el peligro de ser tú el incorporado. Comenzarás por habituarte a emplear el idioma de los niños, después irás tomando sin darte cuenta, las costumbres del grupo social étnico a que ellos pertenecen, luego sus formas interiores de vida…” (AGUIRRE citado por RÍOS 1993:99).


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