APUNTES SOBRE LA CIBERCULTURA Y LA ALFABETIZACIÓN DIGITAL POSMODERNA
Germán López Noreña
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Ya elaborada la anterior semblanza de la aparición de la televisión y algunas de sus implicaciones en la cultura de la sociedad en general, y en más o menos, los treinta años posteriores a la segunda conflagración mundial; nos dedicaremos a lo cultural en relación con el acaecimiento de la Internet y su incidencia en la gestación de nuevos paradigmas culturales . Ahora, como ya se dijo en páginas anteriores y ¿Cómo hacerlo? ¿Qué variables sociales indagar? En fin, serían muchos cuestionamientos a responder.
Reconocida la complejidad de la anterior tarea a abordar, dejémonos guiar por el trabajo de Elisenda Ardebol (2003) de la Universitat Oberta De Catalunya, quien propone en aras de gestar un marco conceptual coherente para examinar la diversidad de discursos que se dan en la cibercultura y unas herramientas de análisis para una aproximación cultural a la misma, empezar por intentar observar cuales son los usos dados a este concepto que encontramos en nuestra vida cotidiana, sin intentar valorarlos o juzgarlos según encajen o no en una definición dada de cultura.
Y Al mismo tiempo –plantea la autora-, el intentar para ver si es posible ordenar las distintas aproximaciones y estudios sobre la cibercultura situándolos en el marco general de la antropología social, y cartografiarlos en función de las distintas corrientes teóricas sobre la cultura.
Es así como la investigadora, en la delimitación de su propuesta de investigación, nos presenta cuatro estrategias básicas en la aproximación cultural al estudio de la cibercultura. Siendo ellas:
a) La cibercultura como modelo cultural agruparía aquellas perspectivas teóricas y metodológicas que buscan definir la emergencia de un nuevo modelo cultural vinculado al crecimiento de las tecnologías de la comunicación y de la información, aunque a veces también incluyen el desarrollo de la inteligencia artificial y a la biotecnología. Esta estrategia de investigación se centraría en estudios empíricos orientados hacia el análisis del cambio social estructural con el objetivo de identificar el alcance de estas transformaciones en todas las esferas de la sociedad (modos de producción, relaciones sociales y mundos simbólicos). El énfasis residiría en los aspectos evolutivos y adaptativos de la cultura, siendo el objetivo detectar la dirección de una transformación cultural generalizada y a una escala macrosocial.
b) La cibercultura como la aparición de nuevas formas culturales en y a través de Internet aglutinaría aquellas estrategias de investigación centradas en el estudio de los aspectos culturales vinculados a la interacción social mediada por ordenador. En este sentido, el concepto de cibercultura haría referencia a los rasgos culturales que caracterizarían a las comunidades virtuales y que emergerían a través de la interacción en línea. El análisis cultural se centra en este caso en una perspectiva interaccional y sistémica, en el cual lo importante no es definir un nuevo modelo cultural sino describir y caracterizar la cultura específica surgida en la red.
c) La introducción del relativismo cultural y de la interculturalidad en el concepto de cibercultura hace referencia al estudio de la interacción en línea teniendo en cuenta el marco cultural y los contextos locales frente a la tendencia de pensar la cibercultura como un todo homogéneo que puede explicarse sin tener en cuenta las realidades offline. En este caso, el concepto de cultura se utiliza, no para generar un modelo explicativo del cambio social o para describir un orden interno, sino que cuestiona la independencia cultural de los mundos virtuales y la misma posibilidad de establecer un modelo general válido a escala mundial (enfoque microsocial).
d) La cibercultura como producto cultural supondría analizar los usos y significados sociales que damos a la cibercultura y a otras manifestaciones culturales a las cuales le añadimos el prefijo ciber-. En este sentido, la cibercultura sería una categoría emic, un concepto problemático como instrumento analítico, a no ser porque éste es usado por los propios actores y, por tanto, solo útil en cuanto parte del estudio de las prácticas sociales por las cuales toma sentido. Sería una aproximación cultural que haría énfasis en los aspectos simbólicos como generadores de orden y sentido (antropología simbólica o interpretativa).
Luego, ya aprehendida la anterior cita, la que nos presenta un complejo conjunto de aspectos y variables a indagar y a teorizar, en aras de gestar con rigor epistémico la lectura e inteligibilidad de la cibercultura desde la cultura, me es posible afirmar:
A manera de conclusión, sobre este capitulo dedicado al evanescente y complejo problema de la aproximación cultural al concepto epicentro de esta sección del libro, es pertinente dejar en claro que la discusión teórica apenas se inicia; siendo necesario el consolidarse en lo posible un marco teórico sólido que esclarezca, un problema presente pero paradójicamente del futuro.
Situación ya iniciada por estudiosos del campo, como por ejemplo, siendo entre otros:
Sherry Turkle, quien en su libro: La Vida En La Pantalla. La Construcción De La Identidad En La Era De Internet (1995), elabora una muy buena argumentada descripción de las nuevas subjetividades emergentes en el hombre posmoderno, producto de la implosión de las nuevas tecnologías digitales, y a su vez aborda el problema de la identidad en el ciberespacio llamado por Morse (1998) “The Nonplace” (el lugar inexistente).
Mark Dery, en su escrito: Velocidad De Escape. La Cibercultura En El Final De Siglo (1998), plantea que para lograr una efectiva descripción de la cultura contemporánea, se hace necesario abordar todo un conjunto de fenómenos subculturales como la “ciberdelia”, el “ciberpunk”, el “arte cibernetico”, el “ciborg”, e incluye la “robocopulación”.
Román Gubern, en su obra El Eros Electrónico (2000), nos presenta desde las perspectivas biológica y antropológica, una propuesta para la descripción de los efectos emocionales del impacto de las NTIC:
Gubern hace una distinción entre el hombre moderno y su antepasado cazador, la cual es tanto de tipo físico como de tipo cultural. Una de las observaciones que ofrece Gubern es que el cuerpo del hombre empieza a tener dificultades funcionales en relación con las exigencias de su entorno y asegura que las tecnologías de la comunicación y la información están modificando nuestras vidas, afectando el plano físico, intelectual y emocional; y propone por eso presentar al actual "Homo-informaticus" desde la perspectiva de una evolución de las culturas humanas.
La intención de Gubern es profundizar en los cambios culturales que han sido impuestos al hombre al haber tenido que avanzar en un camino de progreso racional y tecnológico; un escenario en el que las herramientas informáticas resultan muy determinantes, y en el que, a la vez, se generan nuevas realidades y nuevas estrategias culturales para el hombre moderno. Gubern también se detiene en fenómenos como la extensión de la pornografía, los usos amorosos del correo electrónico, la aplicación sexual de las imágenes digitales, así como en lo que él llama el ideal claustrofílico y sus servidumbres. En últimas, el libro de este autor es más una advertencia y una crítica que una promoción de la cibercultura.
En realidad, si se sigue citando autores, es altamente probable continuar observando en ellos, nuevos enfoques y nuevas posturas teóricas, alrededor de cómo ya se dijo, la niñez del fenómeno contemporáneo, La Cibercultura; por ende percibiéndose la ausencia –auque aparentemente suene redundante el volver a enunciarlo- de un marco teorético consolidado sobre esta cuestión.
Cultura y Cibercultura, Compleja Relación A Dilucidar
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