BIBLIOTECA VIRTUAL de Derecho, Econom�a y Ciencias Sociales

APUNTES SOBRE LA CIBERCULTURA Y LA ALFABETIZACI�N DIGITAL POSMODERNA

Germ�n L�pez Nore�a




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5.1.1.2 Aspectos Generales De Lo Virtual y la realidad

Ya enunciados algunos pormenores del concepto lo real, enrut�monos en lo virtual, y para ello comencemos pregunt�ndonos �Qu� es lo Virtual? Entonces iniciemos presentando la definici�n de este concepto presentado por la RAE en su edici�n ya citada en el presente volumen:

(Del lat. virtus, fuerza, virtud).

1. adj. Que tiene virtud para producir un efecto, aunque no lo produce de presente, frecuentemente en oposici�n a efectivo o real.

2. adj. Impl�cito, t�cito.

3. adj. F�s. Que tiene existencia aparente y no real.

Ahora, Norbert Wiener (1998; P�g. 64) el gran matem�tico fundador y padre de la Cibercultura escribi� que �[�] el pensamiento de cada �poca se refleja en su t�cnica�. Por cierto, apreciaci�n que hoy en d�a en los tiempos de globalizaci�n, cobra gran vigencia con la implosi�n de las nuevas tecnolog�as de la informaci�n, siendo el caso especifico de Internet. Las variables tiempo y espacio, fundamentales en el an�lisis de la realidad han sido mediatizadas gracias a la emergencia de las nuevas tecnolog�as.

No es un sofisma el que en un primer momento la parafernalia digital de la que dispone la humanidad ha cambiado las formas de acercarnos, comunicarnos y de ver la realidad.

Tambi�n es cierto que los referente virtuales no son solamente en lo comunicacional. Su espectro se ha ensanchado a lo pol�tico, lo econ�mico y lo social. Espacios no materiales en los que se crea un nuevo contexto de referencia en donde sus c�digos hegem�nicos revierten lo cl�sico e induce a un nuevo tipo de din�mica b�sica para movernos en ellos, siendo certera la apreciaci�n de Levis (1997; P�g. 27) cuando nos dice que la �[�] tecnolog�a inform�tica transforma no s�lo nuestras vidas, sino tambi�n el imaginario en el cual vivimos�:

Los signos y los sistemas de representaci�n en general han convertido a los seres humanos en una especie radicalmente diferente al resto de la vida animal; cuando se trata de calificar al ser humano, y ver lo espec�fico de su animalidad, el lenguaje aparece siempre como el rasgo diferenciador y propio de lo netamente humano. Y el lenguaje (y con �l la inmensa variedad de sistemas de representaci�n de la que los seres humanos hacemos uso) no s�lo nos ha proporcionado una segunda naturaleza vinculada a lo racional y lo abstracto, sino tambi�n una realidad virtual presente en un sinf�n de manifestaciones y sistemas que, de modo amplio y general, denominamos cultura. Porque lo peculiar del lenguaje y los sistemas de representaci�n es su proyecci�n, su ir m�s all� de lo que es aqu� y ahora, su virtualidad.

�Qu� significa ser virtual? Por un lado, lo virtual parece oponerse a lo real: lo real es, y lo virtual simula ser real sin llegar a serlo. Lo real existe, es aqu� y ahora, y lo virtual se proyecta hacia el futuro. Esto no significa que lo virtual no sea tambi�n aqu� y ahora, y no sea en alguna medida. Esta �ltima vaga afirmaci�n quiere poner de relieve que lo propio de los sistemas de representaci�n es que vinculan de manera indisociable lo real, lo que ser�a su parte f�sica y captable, el soporte, el veh�culo de transmisi�n, el significante en la terminolog�a de F. de Saussure; y lo virtual, lo que ser�a la parte inmaterial, abstracta, el significado o sentido. De tal forma que, como se�alaba U. Eco (cfr. Eco 1981, p. 70), un signo no es �nicamente una entidad f�sica (esto es cierto s�lo del significante); pero tampoco �nicamente una entidad abstracta (lo cual es cierto del significado); el signo es una entidad peculiar, compleja, que transmite un sentido a trav�s de algo perceptible que funciona como su transmisor. La virtualidad caracter�stica del signo y de la representaci�n se recoge en una de las m�ltiples definiciones de signo que elabor� C.S. Peirce, al mantener que es algo que est� en lugar de otra cosa (cfr. Peirce, CP 2.228). Ya simplemente a partir de esta concepci�n de los signos, y de los sistemas de representaci�n en que se organizan, es obvio que su complejidad y potencialidad es con mucho superior a lo catalogado como real. Junto a la f�sicidad y perceptibilidad de lo real, los sistemas de representaci�n incorporan un nivel m�s: el de la inteligibilidad, la significatividad, la creatividad o el juego. Todos ellos elementos fundamentales y configuradores de nuestra naturaleza racional. Frente a la concreci�n de lo real, lo virtual es recreaci�n, proyecci�n, imaginaci�n.

(Mar�a Ux�a Rivas Monroy; 2008)

El hombre en el siglo XXI, percibe la realidad como un hibrido de lo material y lo inmaterial es decir un mundo virtual, que a decir de Mart�n Barbero (2000; P�g.1) la tecnolog�a hoy en d�a nos remite m�s que a maquinas electr�nicas, a una nueva modalidad de percepci�n. El hombre est� inmerso en estos tiempos posmodernos en una nueva revoluci�n de la sociedad de mayor complejidad que lo que fue la aparici�n de la imprenta, la televisi�n y la inform�tica.

El homo sapiens logra ciertos niveles de dominio de lo natural, para luego avanzar en el dise�o de lo urbano, y estar en este momento en la construcci�n del entorno virtual (Echeverr�a; 1999 y 2000). Entorno, sin duda alguna de mayor complejidad, en el que el hombre como raro esp�cimen biol�gico de la naturaleza decodificador de s�mbolos, potencia d�a a d�a esta capacidad (Castells; 1997: P�g. 52)

Pero entonces pregunt�monos �Hasta donde llega lo real y empieza lo virtual, y viceversa? �Cu�l es la realidad de lo virtual? �Es posible hablar de virtualidad en la realidad? Complejos cuestionamientos necesarios a esclarecer del que probablemente, en rigor a la verdad , llegaremos �nicamente a algunos niveles de acercamiento a los mismos, esto en raz�n de lo difuso de los conceptos centrales en ellos: realidad y virtualidad.

Lo Real De Lo Virtual

www.tecnolives.com/.../

Inicialmente, antes de argumentar sobre las posibles aproximaciones a las respuestas de las preguntas planteadas en el p�rrafo que le antecedi� a �ste, es menester mencionar que ya vimos en p�ginas anteriores, como el inter�s por la realidad de la vida cotidiana y la naturaleza de lo real se remonta al abstruso pensamiento filos�fico de la antigua Grecia. Posmodernamente la aparici�n de la Internet y la ya consabida proliferaci�n de referentes virtuales, ha conllevado a plantearnos complejos cuestionamientos nuevamente sobre el tema de la naturaleza de lo real. Y son preguntas que en t�rminos generales van orientadas hacia la �entidad� de lo virtual, lo real de la realidad virtual, y las posibles relaciones de lo virtual con el mundo material y sensible.

De lo que, entre otros, autores como (Braudillard, 1981; Doel y Clarke, 1992; L�vy, 1995; Prouxl y Latzko-Toth, 2000), se han centrado en caracterizar y singularizar lo virtual frente a lo real. Otros como (Dubey, 2001; Jones, 2003; Lockard, 1997; Robin, 1996; Turkle, 1997), sus esfuerzos acad�micos han estado orientados a indagar la autenticidad de lo virtual frente a lo real, en la perspectiva de las relaciones sociales. Constituy�ndose todos ellos con sus producciones escritas producto de su praxis investigativa, en fieles exponentes de la densa literatura existente sobre estas tem�ticas; pero en las que es de f�cil observaci�n la ausencia de un consenso sobre ellas:

[�] pese a la abundante bibliograf�a, no existe acuerdo un�nime a la hora de caracterizar la naturaleza de lo virtual. En cualquier caso, se puede intentar una definici�n que la describa como la generaci�n tecnol�gica de un entorno de percepciones y experiencias en el que es posible la interacci�n, es decir, es posible modificar el entorno en funci�n de los est�mulos y de las respuestas que se van produciendo. No obstante, hay muchas voces cr�ticas respecto a lo que se est� presentando (y vendiendo) como RV, pues por lo general no cumple ninguna de sus condiciones: no es intuitiva, no suele haber interactividad y no funciona a tiempo real (Woolgar, 2005: 71).

Por lo que se refiere a naturaleza de los �objetos virtuales� que pueblan Internet (un videojuego, un Chat, una p�gina web o, mejor a�n, un blog, una wikipedia o un espacio como Youtube) es notoria su falta de entidad y su escasa autonom�a. Es muy dif�cil la distinci�n entre el producto (lo que ser�a el �objeto�), los productores y la tecnolog�a que lo hace posible, as� pues, es vano caracterizar un objeto virtual como una entidad independiente del proceso de su producci�n y de los actores y tecnolog�as que lo producen. De hecho, lo que caracteriza la revoluci�n tecnol�gica actual no es el car�cter central del conocimiento sino la aplicaci�n de ese conocimiento a los aparatos de generaci�n de conocimiento y procesamiento de la informaci�n y comunicaci�n en un c�rculo de retroalimentaci�n acumulativa entre innovaci�n y usos (Castells, 1998: 58). En este c�rculo, creadores, usuarios y tecnolog�a pueden llegar a confundirse.

Por ejemplo, en una etnograf�a sobre un objeto virtual (la creaci�n de una especie de Chat con avatares), A. Wittel, C. Lury y S. Lash aprendieron que �un objeto virtual no puede ser rastreado igual que muchos otros objetos porque no existe como objeto singular y de alg�n modo original (ni siquiera como prototipo), sino que existe simult�neamente en una multitud de copias y en muchos lugares f�sicos (pantallas de ordenador). La producci�n de un objeto digital no es un proceso lineal que consta de diferentes fases temporales, sino un proyecto, una interacci�n compleja y flexible, es decir, heter�tica, de tareas y empresas� (Woolgar, 2005: 209)

(Francesc N��ez Mosteo; 2008: P�gs. 210-211)

Ya recorrido los anteriores elementos de la naturaleza de lo virtual, entonces volvamos sobre los cuestionamientos planteados sobre la realidad y lo virtual, Ubic�ndonos en las dos primeras preguntas relacionadas con los l�mites de lo real y lo virtual, y sus posibles relaciones. En ese sentido retomando las aproximaciones a la definici�n de la RAE en lo que ata�e a virtual, citadas al inicio de este apartado en del libro y, la que nos induce a pensar sobre lo no material, lo impl�cito, lo t�cito, a lo de no existencia y aparente. Es decir a un �ah� para lo real, y un �como estar- afuera- de-ah� para lo virtual (Francesc N��ez Mosteo; 2008).

Es decir una realidad referida a lo que �es�, y lo virtual a lo aparente, a lo fantasmal a un tipo de espejismo de la realidad. �Sin embargo, no nos encontramos exactamente ante una �alucinaci�n consensual�, como se�alar�a Gibson en su obra, sino ante la disoluci�n estructural de los l�mites del concepto mismo de realidad como afirma Edgar G�mez. Lo virtual no es una alucinaci�n, no necesita de nuestra autorizaci�n para existir. Lo virtual, al igual que lo real, est�n ah� y, existe en la medida en que su aparici�n es fruto de la construcci�n deliberada y consciente, de un nuevo espacio en el que desarrollarnos como humanos. Como dice Edgar G�mez: �podemos dudar de la realidad, pero no de la virtualidad� �l basa su afirmaci�n en la idea de que la

virtualidad al ser resultado de nuestra voluntad constructiva no puede ser cuestionada en estatus de real pero, la realidad si. La "realidad" pasa a ser un concepto duro que se resquebraja por su misma dureza, mientras que la virtualidad es un concepto blando por su propio car�cter artificial. �Lo real es lo dado, mientras que lo virtual es lo creado� (Edgar G�mez, 1989).�

Aproximaciones, que contrastadas con los diferentes sentidos con que se ha asumido la idea de realidad, enunciadas por Fernando Miguel P�rez Herranz (2009; P�g. 3-4), quien fundamentado en autores como Santo Tomas, Duns Scoto, Ockham, Kant y Whitehead nos lleva a preguntarnos sobre el c�mo modula lo virtual a lo real, y siendo los sentidos citados: esencia (substancia) / existencia (actualidad); perfecci�n (plenitud) / imperfecci�n; apariencia / potencia (dynamis) /posibilidad; experiencia / actividad / efectividad; lo com�n (distributivo) de los objetos / la graduaci�n (atributiva) de los seres; etc., sentidos todos que se unifican en un concepto que podr�amos llamar �realidad a la antigua�.

Si lo anterior nos lleva a mirar la modularidad de lo virtual a lo real en la perspectiva de los diferentes sentidos con la que se ha asumido la �realidad a la antigua�, debemos entonces preguntarnos por el c�mo encarar la �realidad contempor�nea�, y m�s a�n la �realidad a la posmoderna� mediada y saturada por las NTIC. Lo cierto es que ya se han dado pasos al respecto. Los primeros esbozos del afrontar el encaramiento mencionado se plasma en los albores del siglo XX desde la Fenomenolog�a significado en el esfuerzo de Husserl por ir a las cosas mismas, y la L�gica y el lenguaje, la productividad� (P�rez Herranz; 2009).

Entonces, en aras de escribir sobre los limites entre la realidad y lo virtual, o mejor de lo segundo que en t�rminos de N��ez Mosteo es el �como estar-afuera-de-ah�, pregunt�monos, y tratemos de responder �Es lo virtual algo nuevo y propio de los tiempos posmodernos? �Sin duda alguna la respuesta es no! Podr�amos decir relativamente en cierta manera que es el mismo vino en odres nuevos, la NTIC.

No obstante reconocer la existencia de un gran volumen de material escrito tanto a nivel cuantitativo como cualitativo que da cuenta de esta cuesti�n, veamos la apreciaci�n dada por Michel Serres , en algunos apartados de una entrevista que se le realiz� por el diario Le Monde de Par�s el 18 de Junio de 2001, titulada Lo Virtual Es La Misma Carne:

Las nuevas tecnolog�as son demasiado antiguas en sus objetivos y demasiado novedosas en sus realizaciones. Tal como ocurri� con la escritura y la imprenta, ellas afectar�n la mayor parte de las pr�cticas sociales.

�Numerosos fil�sofos denuncian los peligros del desarrollo de lo virtual a trav�s de Internet y de las t�cnicas num�ricas. Estigmatizan la p�rdida de contacto con lo real y la alteraci�n de las relaciones sociales. �Cu�l es su reacci�n ante tales cr�tica �.

Michel Serres En Diciembre De 2005

http://es.wikipedia.org/wiki/Michel_Serres

Tomemos el caso de Madame Bovary quien se aburre en Normand�a mientras su marido est� ocupado visitando pacientes en el campo. La mayor parte del tiempo ella hace el amor m�s en la imaginaci�n que en la realidad. Es completamente virtual. Madame Bovary es la novela de lo virtual. Yo tambi�n estoy en lo virtual cuando leo Madame Bovary o cualquier otro libro. Entonces, si bien la palabra �virtual� fue creada por las nuevas tecnolog�as, naci� con Arist�teles. La modernidad del t�rmino es s�lo aparente.

�Todas las palabras latinas en �or� han dado lugar a palabras francesas en �eur�: horreur (horror), honneur (honor)... �Con excepci�n de una! �Cu�l? La palabra amor. De Amor viene amour. �Por qu�? Parece que fue inventada por los trovadores de lengua occitana cuando part�an a las cruzadas. Se trataba entonces de cantar a las princesas lejanas. Es como si el amor hubiera sido inventado por y para lo virtual. Bussy-Rabutin dijo: �La ausencia es al amor lo que el viento es al fuego, ella apaga el peque�o y enciende el grande�. Desde que somos hombres somos animales de lo virtual. Mientras estoy hablando, una parte de mis pensamientos se refiere a lo que debo hacer enseguida, otra parte a mis cursos de Stanford, otra se recuerda de mi �ltimo viaje a Sur�frica [...] Todas nuestras tecnolog�as son frecuentemente de lo virtual.

�Qu� caracter�sticas distinguen lo virtual �nuevo� de ese virtual tradicional?

�Casi ninguna! Se dir� que los j�venes est�n a toda hora en lo virtual y que van a languidecer... No obstante, todos en nuestra generaci�n nos enamoramos alguna vez de estrellas de cine que tan solo abraz�bamos en im�genes. Lo virtual es la misma carne del hombre. Una vaca no est� en lo virtual. Est� comiendo en su cuadrado de hierba...

Por el contrario, desde el siglo VI antes de Cristo, cada vez que un ge�metra dibujaba un c�rculo o un tri�ngulo en el suelo, agregaba lo siguiente. ��Cuidado, esta figura no est� all�, no se trata de eso, esa no es la real o verdadera! (EDUTEKA: que la figura geom�trica del c�rculo o del tri�ngulo no es lo mismo que su representaci�n material, obedece a una vieja tradici�n cultural que Plat�n, Arist�teles y Euclides convertir�n en precepto te�rico). �D�nde est� entonces la real? No se sabe. Incluso se invent� en la �poca un firmamento de ideas enteramente virtual. El mundo de las matem�ticas es real, pero es real con un estatuto preciso; un estatuto de ausencia.

-As� que todo esto no le parece nada nuevo�

Por supuesto. Se pueden distinguir aquellos argumentos �en contra� extremadamente cl�sicos (de los cuales no nos damos cuenta hasta qu� punto son viejos y repetitivos), de unos argumentos rar�simos que efectivamente son muy modernos. Entre las cr�ticas m�s recalcitrantes, encontramos por ejemplo la cantidad enorme de informaci�n que no podremos digerir. A este respecto, siempre me gusta citar la siguiente frase de Leibniz: �Esta horrible cantidad de libros impresos que todos los d�as llega a mi mesa, seguramente me conducir� a la barbarie mas no a la cultura�. Leibniz dec�a esto en el siglo XVII refiri�ndose a la imprenta y a las bibliotecas. Nadie ha le�do toda la Biblioteca Nacional de Par�s ni la del Congreso de Washington. Pero s� las ha le�do el sujeto colectivo que llamamos �nosotros�; la humanidad. No existe un solo libro que no haya sido le�do por alguien.

Convendr�a que quienes manipulan tales argumentos super-cl�sicos conocieran al menos un poco de historia, un poco de historia de las ciencias y las t�cnicas y un poco de filosof�a. Ello los tranquilizar�a inmediatamente. Dicho de otra manera, las nuevas tecnolog�as tienen dos caracter�sticas. Son demasiado antiguas en sus objetivos y alcances, y extraordinariamente nuevas en sus realizaciones.

Pues bien, el establecer las topolog�as de lo virtual es en verdad supremamente complejo, en lo relacionado a definirlo, delimitarlo y encuadrarlo entorno a ciertos l�mites. Mucho m�s a�n cuando lo virtual, en muchas situaciones se concibe como lo inmaterial. Siendo la caracter�stica predominante en esta categor�a el no ser posible cristalizarla espacialmente. Sin embargo, te�ricos como (Deleuze, 1992; Derrida, 1996; L�vy, 1999) , concept�an que lo virtual no es lo opuesto a lo real sino a lo actual; y se concreta en actualizaciones.

Gilles Deleuze

liberdadepalestina.blogspot.com/2009/03/gille...

Luego, tiene lo virtual �una realidad plena, en tanto que virtual� (Deleuze, 1969, 1992). De esa forma, la realidad no es la otra cara de lo virtual, sino de lo actual, porque �virtualidad y actualidad s�lo son dos maneras de ser diferentes� (L�vy, 1995, 1999: 17). Desde este enfoque, vinculando lo virtual con lo espectral, Jacques Derrida (1995, 1996) formula algunas preguntas relacionadas sobre: ��Qu� es un fantasma?, �qu� es la efectividad o la presencia de un espectro, es decir, de lo que parece permanecer tan inefectivo, virtual, inconsistente como un simulacro? �Hay ah� entre la cosa misma y su simulacro una oposici�n que se sostenga?�

Jacques Derrida, piensa de la anterior oposici�n el no ser sostenible, porque ese espectro ostenta tanto poder como irrealidad. Es decir puede ser una alucinaci�n y a su vez un simulacro, pero es �virtualmente m�s eficaz que lo que tranquilamente se denomina una presencia viva�. Entonces, tanto, la virtualidad, como la pantalla, siempre posee una estructura de �aparici�n desapareciente�.

�Pero qu� hay de lo virtual en la categor�a de lo posible? Dejemos, entonces que sea V�ctor Silva Echeto en su articulo Tipologias De La Virtualidad: Comunicaci�n, Subjetivaci�n y Poder quien nos proporcione algunos elementos de la respuesta a este cuestionamiento, citando a L�vy: �Tambi�n lo virtual se distingue de lo posible. Esta categor�a ya est� constituida pero se mantiene en el �limbo�. La misma se constituir� sin que nada cambie en su determinaci�n y en su naturaleza. �Es un real fantasmag�rico, latente. Lo posible es id�ntico a lo real: s�lo le falta la existencia� (L�vy, 1995, 1999: 18). Lo posible, por tanto, en su realizaci�n no implica ninguna creaci�n, no produce, ni innova, tampoco implica unas ideas ni unas formas. En conclusi�n, la diferencia entre lo real y lo posible es puramente l�gica��.

Para finalmente el mencionado autor concluir: �Mientras lo posible es est�tico y ya est� constituido, lo virtual son un conjunto de fuerzas que acompa�an a un acontecimiento. Para ello requiere un proceso de resoluci�n que se lo aporta lo actual. Lo virtual necesita ser inventado en cada momento, requiere de fuerzas creativas que lo revitalicen. �Por un lado, la entidad lleva y produce sus virtualidades: un acontecimiento, por ejemplo, reorganiza una problem�tica anterior y puede ser objeto de interpretaciones diversas�. Por otro lado, lo virtual constituye la entidad: �las virtualidades inherentes a un ser, su problem�tica, el v�nculo de tensiones, presiones y proyectos que las animan, as� como las cuestiones que las motivan constituyen una parte esencial de su determinaci�n� (L�vy, 1995, 1999: 18)�.

En aras de dejar ya en esta secci�n del escrito, el tema de las complejidades de lo real y lo virtual, reconociendo que m�s que el lograr el anhelado esclarecimiento de esta tem�tica, han surgido como producto de lo abstruso del tema, un gran n�mero de cuestionamientos; abordaremos sucintamente lo actual, en articulaci�n con lo virtual, como elemento trascendental en el an�lisis de esta cuesti�n.

Hay quienes como Pierre L�vy (1999, 1995), sostienen que ella �la actualizaci�n-, es la soluci�n a un problema cuando dice el ser �[�] una soluci�n que no se conten�a en el enunciado�. Lo que induce a pensar la actualizaci�n como creaci�n, es decir �es la invenci�n de una forma a partir de una configuraci�n din�mica de fuerzas y finalidades. No implica la asignaci�n de una realidad a un posible o la elecci�n entre un conjunto de posibilidades predeterminadas, sino que produce cualidades nuevas, implica la transformaci�n de las ideas, una verdadera conversi�n que, por contrapartida, alimenta lo virtual. En resumen, mientras lo real se asemeja a lo posible, en cambio, lo actual no se asemeja a lo virtual sino que le responde.� (Silva Echeto).

L�vy, en lo relacionado a la virtualidad, y notoriamente influenciado por el pensamiento de Deleuze, presenta un enfoque novedoso de ella al asignarle y considerarla din�mica, lo que en la perspectiva de lo social est� dotada de l�neas de fuerzas que generan tensiones, es decir le da matices y car�cter performativo :

Son, por tanto, acciones que se producen en la propia emisi�n. De ah� puede se�alarse que �son t�cnicas performativas, d�ndole a Austin no ya la verdad de una parte de los enunciados �remitiendo los constativos a su provincia-, sino la verdad como tal del primado de la actividad de enunciaci�n sobre cualquier otro decurso de la experiencia� (Viscardi, 2004a).

Pierre L�vy, por tanto, define a la virtualizaci�n �como el movimiento inverso a la actualizaci�n� (1995, 1999: 19). La virtualizaci�n, por tanto, no implica ninguna desrealizaci�n, es decir, ninguna transformaci�n de un conjunto de posibles en realidades, sino que es una �mutaci�n de identidad�, un desplazamiento del �centro de gravedad ontol�gico del objeto considerado�. En vez de definirse por la soluci�n que le aporta la actualizaci�n, se concibe como un campo problem�tico.

Mientras que la direcci�n de la actualizaci�n va de un problema a una soluci�n, la virtualizaci�n pasa de una soluci�n dada a otro problema. As�, �la virtualizaci�n hace m�s fluidas las distinciones instituidas�, incrementa el grado de libertad �y profundiza un motor vac�o� (L�vy, 1995, 1999: 20). La virtualidad, de esa forma, no es desrealizante porque no es el paso de una realidad a un conjunto de posibles, sino que implica tanta irreversibilidad en sus efectos e indeterminaci�n en su esfuerzo como la actualizaci�n. En resumen, la virtualidad es uno de los principales vectores de la creaci�n de realidad.

(V�ctor Silva Echeto)


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