APUNTES SOBRE LA CIBERCULTURA Y LA ALFABETIZACIÓN DIGITAL POSMODERNA
Germán López Noreña
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John B Thompson (2002; Pág. 190) después de realizar un recorrido histórico por el concepto de cultura, propone la concepción antropológica descriptiva de ella. A decir de él, la definición descriptiva de cultura se encontraba presente en esos primeros autores de la antropología decimonónica.
El interés principal en la obra de estos autores (que abordaba problemáticas tan disímbolas como el origen de la familia y el matriarcado, y las supervivencias de culturas antiquísimas en la civilización occidental de su tiempo) era la búsqueda de los motivos que llevaban a los pueblos a comportarse de tal o cual modo. En esas exploraciones, meditarente, o entre la tecnología y el resto del sistema social.
En este sentido y en la perspectiva teórica de John B. Thompson -de quien toma junto con B. Tylor, elementos para su definición descriptiva de cultura-, uno de los etnólogos que sembró el germen de este tipo de definiciones fue Gustav Klemm. Este último en sus diez volúmenes de su obra Allgemeine Cultur-Geschichte der Menschheit (1843-1852), propende e intenta mostrar el desarrollo progresivo de la humanidad a través del análisis de elementos tangible e intangibles como la tecnología, las costumbres, el arte, las herramientas ,y las prácticas religiosas.
E. B. Tylor, etnólogo británico, dijo: "La principal tendencia de la cultura desde los orígenes a los tiempos modernos ha sido del salvajismo hacia la civilización." (1995:43).
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Las investigaciones de Klemm no fueron desechadas y calaron muy bien en esos tiempos, en el que se trabajaba por forjar y dar rigor epistémico a una disciplina científica en ese campo, que estaba emergiendo. Expresión de ello, lo fue en el año 1871, la publicación del trabajo de Edward B. Tylor Primitive Culture, en el que presenta una de las aproximaciones a la definición de cultura de mayor aceptación, y la que ha su vez ha suscitado críticas significativas que han dinamizado todo un ejercicio de tentativas de mejoramiento de la misma. La que textualmente dice:
[…] aquel todo complejo que incluye el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho, las costumbres, y cualesquiera otros hábitos y capacidades adquiridos por el hombre. La situación de la cultura en las diversas sociedades de la especie humana, en la medida en que puede ser investigada según principios generales, es un objeto apto para el estudio de las leyes del pensamiento y la acción del hombre.
(Tylor, 1995: Pág. 29)
Sin duda, el gran aporte de Tylor, se centraba básicamente en erigir el estudio y la investigación de la cultura en una perspectiva científica y sistémica. Sin embargo, presentó dos falencias protuberantes. La primera consistió en que el gran antropólogo, en el concepto socializado en su obra ya mencionada, omite el carácter humanista e histórico del proceso de la cultura. La segunda, se da al afirmar en su obra Primitive Culture "un primer paso para el estudio de la civilización consiste en diseccionarla en detalles, y clasificar éstos en los grupos adecuados" (Tylor, 1995:33).
En la anterior apreciación emitida por Tylor al establecer la mera recopilación de “detalles” como elemento suficiente para el conocimiento de una cultura y después establece un orden de gradación, estableciendo si es o no es civilizada, permite entrever una concepción excesivamente laxa, la que en ningún momento dan cuenta de las complejidades subyacentes en el concepto de cultura. Alrededor de las críticas al concepto de cultura de Tylor, citemos la de Gilberto Giménez (2005), quien escribe:
[…] Este concepto deliberadamente holístico, elaborado para pensar todas las formas de alteridad – incluidas las de las sociedades llamadas “primitivas” -, sirvió como punto de referencia obligado del prolongado debate sobre la cultura entablado en la antropología norteamericana hasta mediados del siglo XX.
Pero el concepto tyloriano de cultura se inscribe en un contexto teórico evolucionista – propio del clima intelectual de la época – que en cierto sentido cancela su historicidad. En efecto, Tylor considera que la cultura está sujeta a un proceso de evolución lineal según etapas bien definidas y sustancialmente idénticas por las que tienen que pasar obligadamente todos los pueblos, aunque con ritmos y velocidades diferentes. El punto de partida sería la “cultura primitiva” caracterizada por el animismo y el horizonte mítico.