Alberto Solares Gaite
solaresgaite@yahoo.es
La integración entre países es uno de los fenómenos más importantes de la realidad internacional contemporánea, particularmente en su dimensión regional, actualmente considerada como una plataforma necesaria para la inserción de los países en la economía global.
En un escenario internacional tan dinámico, complejo y globalizado, parece que la necesidad de unidad y complementariedad entre países, especialmente entre los menos desarrollados, es una de las pocas opciones válidas para ubicarse mejor en el contexto internacional y para su propio desarrollo.
No obstante y si bien casi todos coinciden en la importancia, trascendencia e incluso en la necesidad histórica de la integración para nuestros países, ello se mantiene en gran medida sólo en el discurso y la retórica. En la experiencia concreta, la integración en nuestra realidad es aún un hecho poco conocido, poco difundido y hasta incomprendido. En general, en nuestros países es un tema marginal en la atención estatal, en las políticas nacionales, en la academia y en la formación de una cultura respecto a su problemática. Al contrario, se enfrenta una tendencia a desvalorizar o considerar desactualizado el concepto.
La integración es un fenómeno diverso pero integral, implica aspectos económicos, políticos, jurídicos, sociales, culturales, constituyendo una verdadera concepción filosófica acerca del desarrollo y el destino común de los países que se integran. Nuestro análisis, sin embargo, tiene un sesgo más institucional y jurídico por ser estas dimensiones las menos exploradas en este tipo de procesos, aunque no dejamos de lado una visión panorámica de las otras dimensiones de la integración, como la económica y la política.